viernes, 24 de febrero de 2012

El llamador automático

La pieza con botones del frente era lo más. ¡Un control remoto!

Si tiene cierta edad tal vez recuerde aquellos grandes contestadores automáticos, provistos de dos cintas magnetofónicas paralelas, que adornaban las casas de personas modernas y activas; aquellas que no querían perderse ni una llamada ni un negocio.

Pues el martes fui víctima de un artilugio similar pero de funcionamiento opuesto: Era un llamador automático. Un chisme que me llamaba él a mí, como si se tratase de un absurdo traído al mundo real desde el otro lado del espejo de Alicia.

Sonó el teléfono en casa y al descolgar una grabación me retuvo indicándome, entre otras extravagancias, que estaba hablando con mi asesor de telecomunicaciones. Eso dijo: “mi asesor”. Esperé unos momentos y una teleoperadora se presentó preguntándome con quién estaba hablando. Naturalmente mi respuesta fue preguntar con quién estaba hablando yo, ya que no sabía que hubiese contratado ningún asesor de telecomunicaciones personal. Pero la única respuesta fue que me iba a explicar -a la hora de comer- unas supuestas ofertas en telefonía.

La maquinita diabólica que me había llamado no era, por supuesto, una creación onírica de Lewis Caroll, sino que tenía la función, bien pedestre, de asegurarle a la operadora que al otro lado de la línea había ya alguien esperándola antes de ponerse ella misma al teléfono. De esta forma su empresa ganaba tiempo a base de hacérmelo perder a mí. Parece increíble pero fue tal y como lo cuento.

Dicen que la buena educación es la grasa que hace que la sociedad no chirríe, que alivia los roces, evita conflictos y es lo que impide que, en última instancia, nos matemos unos a otros. Puede que no sea tanto pero es seguro que para vender algo la primera condición es no despreciar al cliente, que no nos hagan ver que su tiempo vale más que el nuestro.

Lo peor de esas prácticas es que se aprovechan innoblemente de la buena educación de la gente, que nos impide mandar a paseo a una teleoperadora que no tiene culpa. Consciente de ese abuso yo sí lo hice, y con toda rotundidad. Pobre chica.

Publicado en Danok Bizkaia el 24 de febrero

martes, 21 de febrero de 2012

Agua sucia


Nuestra flamante ministra de Empleo, Fátima Bañez, ha dicho, en relación con las nuevas normas que abaratan el despido y precarizan los empleos, que “marcarán un antes y un después”. Seguro que tiene razón, cada minuto de nuestra vida marca un antes y un después. Un tópico, obviamente indiscutible.

Lo que ninguna ministra me discutirá a mí es que a partir de ahora va a ser más fácil despedir a quien tenga un empleo, que quien lo pierda se llevará a casa menos dinero con el que sobrevivir antes de encontrar otro y también que será más fácil que quien mantenga su trabajo vea sus condiciones alteradas a peor de un día para otro, le guste o no.

Dicen unos que esta reforma facilitará el dinamismo empresarial y, por consiguiente, la creación futura de más empleos. Otros auguran lo contrario: menos dinero, menos dinamismo y más pobreza. El tiempo colocará a cada cual en su sitio, pero lo que es seguro es que, de entrada, lo que va a brotar es lo peor de nuestro tejido empresarial. Del mismo modo que siempre que se abre una válvula lo primero que sale es el agua sucia, esta reforma va a permitir que las empresas más oscuras ¡ay! lo tengan a huevo.

Se despedirá más, se pagará menos, se maltratará a los que queden y habrá menos dinero para las empresas medianas y pequeñas en las que usted y yo compramos. Lo que ahorren éstas en sueldos lo perderán en ventas.

La pregunta no es si tal cosa va a ocurrir sino cuánto tiempo va a durar y a cuántas familias se llevará esta reforma por delante. Se puede ser competitivo vendiendo miseria más barato que nadie o creando productos valiosos para personas que puedan pagarlos, pero es que a un país empobrecido solo le queda la primera opción: la del agua sucia.


Publicado en Danok Bizkaia el 17 de febrero de 2012

domingo, 12 de febrero de 2012

Morirse es muy natural

Caroline Lowell era una mujer australiana que durante mucho tiempo luchó para lograr que las mujeres pudieran parir en su casa, lejos de los ambientes hospitalarios. Hace unos días murió precisamente en su casa, de una hemorragia durante el parto. Tenía 36 años.

Se extiende la costumbre de no vacunar a los niños y leo que solo en Madrid durante 2011 se diagnosticaron 588 casos de sarampión, muchos más que los 29 del año anterior. La tos ferina ha pasado allí de 1,56 casos por cada 100 mil habitantes a 5,5 (un incremento de más del 250%). Cierto es que muere poca gente de parto en casa o de estas enfermedades, que se consideraban prácticamente erradicadas, pero también es cierto que esa estadística no consolará a los familiares de la señora Lowell ni a los de los demás fallecidos.

El enorme éxito de la ciencia, de la tecnología y de una medicina accesible nos ha hecho creer que la buena salud es no solo algo normal sino también fácil, y pronto hemos olvidado el dolor, el sufrimiento y la muerte que fueron lo natural durante milenios de historia de la humanidad, hasta que llegó en nuestro auxilio la ciencia con sus técnicas y sus "venenos".

Lo que sí percibimos con claridad son los inconvenientes de los fármacos y de la tecnología médica, tan avanzada que a menudo nos abruma y parece que nos robase el control sobre nueva propia vida. Hay un recelo lógico y por eso nos apuntamos enseguida a las terapias llamadas naturales o alternativas.

Seguramente el parto en casa es muy natural y desarrollar tus propias defensas enfrentándote a una enfermedad con toda su virulencia intacta es también natural pero que las mujeres y sus bebes mueran en los partos y los niños fallezcan de enfermedades contagiosas siempre ha sido de lo más natural. Siempre. Y no necesitan irse a la antigüedad: basta que pregunten a las abuelas. Ellas les dirán.

El riesgo cero no existe. Sólo vivir es arriesgado y las personas deben poder elegir su opción pero -eso si- con información, asumiendo los riesgos, sin engañosas seguridades, aceptando que la naturaleza no siempre se pone de nuestra parte y que morirse es una cosa de lo más natural.

Publicado en Danok Bizkaia el 10 de febrero de 2012

jueves, 9 de febrero de 2012

El fin de una excepción


El Parlamento Vasco ha aprobado hoy, por fin y con un consenso completo, el dictamen que pondrá fin a algunas situaciones de privilegio para los políticos instauradas en el tiempo de la transición.

Hace 31 años se establecieron unas condiciones especiales para las personas que se dedicaban a la política, privilegios que tenían por objeto compensar la situación en que se encontraban algunos políticos que habían desarrollado su tarea en el exilio o en la clandestinidad y que, como consecuencia, no habían generado derecho a pensión alguna. La Ley acudió en ayuda de estas personas cuyo concurso era entonces simplemente imprescindible para construir la democracia. Por otra parte, la política se presentaba en aquel momento como una nueva actividad abierta, necesitada de profesionales competentes a los que la vida pública de la recién estrenada democracia les iba suponer sin duda la amputación brusca, y acaso irreversible, de sus carreras laborales.

Aquellas previsiones, que de suyo eran coyunturales, se acabaron convirtiendo en un privilegio al consentirse su permanencia pasado aquel momento de excepcionalidad. Sin embargo, resultó mucho más cómodo mantenerlas que suprimirlas y pasaron gobiernos uno tras otro sin que nadie se metiese en ese jardín. El resultado fue que tales privilegios contribuyeron finalmente a echar más leña al nada inocente fuego del desprestigio de la política, llegando a escucharse auténticas leyendas urbanas sobre unas condiciones tan escandalosas como falsas que tendríamos de por vida los miembros del Gobierno o del Parlamento.

Por fin, con el primer Gobierno Vasco que preside un Lehendakari socialista y con el impulso decidido del PSE en el Parlamento se ha instado la supresión de tales privilegios de forma que las excepciones sean eso, excepciones, como las que corresponderán exclusivamente a los ex Lehendakaris.

Para reparar esa injusticia se han cometido, inevitablemente, otras, ya que personas que tenían derechos legalmente reconocidos y sabiéndolo habían actuado en consecuencia, los perderán, pero tales casos no pueden justificar la existencia de una situación tan poco presentable, que aleja además a los políticos de la calle.

Los altos cargos del Gobierno de Patxi López serán los primeros que ya no tendrán aquel blindaje cuando dejen de serlo y su situación será las que les corresponda entonces según su vida laboral, exactamente igual que el resto de contribuyentes. Del mismo modo los parlamentarios nos equipararemos también al resto de los ciudadanos, recuperando el derecho, que hasta ahora no teníamos, de cobrar desempleo como todos los demás cotizantes y que era, por cierto, lo único que nos diferenciaba.

Hace unas semanas los parlamentarios socialistas -solo nosotros- hicimos pública nuestra declaración de bienes e ingresos, lo que en mi caso concitó bastante choteo de mis amigos sobre mi “penosa” situación patrimonial.

Dudo mucho que estas decisiones vayan a tener alguna repercusión en los ruidosos círculos de opinadores públicos y privados tan aficionados al veneno, pero creo que son gestos razonables y transparentes que resultan obligados. Y espero que con el tiempo, contribuyan a recuperar entre la inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas cabales el prestigio y el respeto que la actividad política merece. El tiempo lo dirá.

viernes, 3 de febrero de 2012

Televisión, internet y encuestas

El Gobierno Vasco ha realizado un interesante estudio sobre medios de comunicación. Leyéndolo con un poco de atención destaca la extraordinaria penetración de Internet como medio de comunicación, no muy por detrás de la antes omnipotente televisión, a la que la web pisa los talones como medio de referencia en general. La red, es, de hecho el principal medio que los encuestados para formarse y aprender cosas (42%) muy por encima de la propia televisión (27%).


Fuente: Irekia - Gobierno Vasco

Es una tendencia que va a más y que está revolucionando profundamente el entorno de los medios de comunicación audiovisual con muchas e importantes consecuencias que se harán evidentes más pronto de lo que creemos. El consumo audiovisual ya no es lo mismo que el consumo televisivo. Internet ha destruido para siempre el monopolio de la tele y los viejos tiempos no volverán.

Pero no me resisto a señalar otros datos estupendos que facilita la encuesta. A saber: los cuatro tipos de programas preferidos por las personas que ven la televisión son estos:
  • Los informativos, que los prefiere el 55%
  • El cine, con un 36% de adeptos
  • Las series y comedias que gustan al 25% de los televidentes
  •  Y los programas culturales y documentales, que es lo que gusta al 25%
jejeje, que risa me está dando...
Luego viene ¡nada menos que 10 puntos por debajo de los documentales!....el fútbol, seguido en el mismo porcentaje, por los demás deportes.
...jua jua jua...
Casi lo mismo que el fútbol (dos puntitos menos) los vascos decimos que apreciamos los programas de debate, entrevistas, tertulias culturales o políticas.
...me parto...¡casi lo mismo que el futbol!
Entre el cero y el tres por ciento es lo que nos gustan –decimos a los encuestadores- los magazines de la tarde y los realitys.
(Tengo que parar un momento porque las carcajadas me impiden teclear con tino).
Recuperado el aliento sigo viendo datos y compruebo que mientras TVE1 es considerada mayoritariamente de bastante calidad (45%), Tele 5 arrasa en las categorías de poca (35%) y ninguna calidad (28%). No solo eso sino que es, con enorme diferencia (25 puntos sobre la siguiente), la ganadora en la pregunta “canal que menos me gusta”. Nada de particular si no fuera porque dos páginas antes esta cadena cuya calidad se califica de forma casi infamante ha quedado nada menos que segunda en el ranking de canal preferido y no demasiado lejos de la ganadora, que es la 1 de TVE.
Lo cierto es que la encuesta es realmente interesante, con datos también sobre radio y prensa, y merece la pena verla pero es que las cosas que dice la gente sobre la televisión son de traca y no me he resistido a comentarlas.

El espejismo de lo importante

Si usted se está molestando en leer esto, cosa que le agradezco de corazón, probablemente es porque le gusta estar informado. Es probable que a estas horas haya escuchado ya algún informativo en la radio o en la tele. Hace usted muy bien en escuchar o leer noticias, considerar opiniones y formarse la suya propia.

Pero recuerde que no es lo mismo estar al corriente de la actualidad que estar informado. La actualidad es una realidad que otros escogen por nosotros y nos sirven bien cocinada, pero no es “La Realidad”. Nos pasa que de tanto ver y escuchar en todos los sitios las mismas cosas, las mismas ideas, los mismos eslóganes, se nos forma el espejismo de que lo que nos narran es lo que pasa, lo único relevante que pasa. Pero no es así. Hay mucho más mundo que el que nos cuentan porque la función del periodista es escoger y, por consiguiente, desechar. Y en esa selección lo notorio, lo espectacular y lo dramático parte siempre con ventaja, aunque no sea en verdad lo importante. No olvide nunca eso y verá las noticias con un desapego más sano.

Si le han entregado este periódico en la escalera del metro, piense que lo que usted hará hoy, junto con lo que harán las personas que le acompañaban en su mismo tren, es -seguro- bastante más importante que casi todo lo que ocupará las portadas o los noticiarios. Sepa que aunque lo cotidiano solo alcance la categoría de noticia cuando hace ruido es, sin embargo, lo que verdaderamente mueve todo: lo que hace usted y la gente que le rodea.

Por supuesto le recomiendo que no pierda el interés por la actualidad, pero del mismo modo que no puede haber un partido del siglo cada quince días (por mucho que vociferen los comentaristas deportivos) tampoco cada día tiene que ser testigo de un acontecimiento histórico; y menos mal. Que tenga un buen día.

Publicado en DANOK Bizkaia el 3 de febrero de 2012