viernes, 25 de enero de 2013

Ponte en pelotas


Foto Claudio Peri
Escuchaba estos días en la radio a algunos periodistas sorprendidos y aparentemente molestos por la cada vez más habitual costumbre de desnudarse en público como protesta o reivindicación de todo tipo de cosas, sean éstas graves o minúsculas, justas u opinables, mundiales o de barriada.

Inexplicable extrañeza la de aquellos opinadores, cuando resulta evidente que los propios medios de comunicación acuden a estas “manifestaciones” como polillas a la luz y reservan espacios de portada a asuntos que ignorarían del todo si no se viera ahí una teta.

Nadie debería sorprenderse de que la gente aproveche el voyerismo de periódicos y televisiones para hacer más rotunda y visible cualquier reivindicación mediante el simple y eficacísimo método de ponerse en pelotas. Porque sucede, además, que son los medios quienes establecen, mediante su atención, la notoriedad de las cosas: lo que existe y lo que no, lo que es importante y lo prescindible. Por supuesto, los protestadores nudistas lo saben perfectamente y lo aprovechan para generar hacia su causa un plus de legitimidad, que en realidad se sostiene solo en que, efectivamente, han salido en la prensa.

Feministas ucranianas protestan contra el Papa enseñando las tetas durante el Ángelus y son noticia en todo el mundo. Los bomberos de Bilbao se pagan sus olimpiadas mostrando bíceps y chocolatinas. No sé cuántos políticos italianos conoce usted pero seguro que recuerda a Cicciolina. Unas madres valencianas reivindican el autobús escolar para sus vástagos fotografiándose para un calendario erótico. Incluso un político catalán se hizo un cartel tal y como su madre lo parió (sin duda aludiendo a la necesaria transparencia en política).

Los medios de comunicación dicen que son público pero en verdad son actores y muy principales. Les gusta decir que se limitan a reflejar la realidad pero no es verdad, La modifican y transforman seleccionando lo que importa y lo que no. Esas personas saben perfectamente lo que los medios compran y se limitan a vendérselo. Cuando se trata de tetas y culos el éxito está asegurado. No cabe extrañarse. Al fin y al cabo les dan lo que tanto quieren. Es la demanda la que crea la oferta.

Así que ya sabe usted, si quiere quejarse de algo, de lo que sea, póngase en pelotas delante de una cámara y verá cómo el resto lo hará, ella sola, la máquina mediática.

Publicado en Danok Bizkaia el 25 de enero de 2013

jueves, 24 de enero de 2013

Ay Suiza, patria queridaaa!

Parece mentira lo absolutamente actual que resulta esta grabación de 1976. Es evidente que las tradiciones más profundas no cambian.

sábado, 19 de enero de 2013

¡No hay derecho!


Cuando una sentencia no alcanza la severidad que la percepción social requeriría o cuando un castigo se aplica a alguien cercano y popular, ésta suele ser la expresión más utilizada: ¡No hay derecho!

Parece mentira que una sociedad en la que la educación es universal y en la que la cultura ha avanzado como nunca antes lo hizo, siga vigente con tanto ardor la reivindicación de que la Ley pierda su carácter de norma racional, equilibrada, rigurosa y previsible para convertirse en una simple vía a través de la que se legitime la simpatía o antipatía popular que cada reo despierte. Una especie de autopista pública por la que puedan discurrir sin trabas un día la indignación y la venganza y tal vez otro día el olvido, la justificación o el aplauso.

Si el delito juzgado es notorio, o si lo es el delincuente, la administración de Justicia se ve sometida a una gran presión social, mediática y aun política para que se olvide de engorrosos procedimientos y aplique rápidamente al extraño la ley de la horca o el perdón honorable al nuestro. Así pasa que sin importar lo que diga la Ley, o incluso mintiendo sobre lo que dice, unos quieran a sus presos en casa porque ¡no hay derecho! y otros muchos quieran que a esos mismos presos se les nieguen lo que tienen todos los demás porque ¡no hay derecho!.

Pues resulta que es precisamente cuando tales cosas suceden cuando “no hay derecho”. Y no lo hay porque es entonces cuando el derecho muere para ser sustituido por la justicia del Cadí, por la decisión moral del momento, por la condena o absolución a voleo, sin otro procedimiento que el grito, el espectáculo y el titular.

Lo peor es cuando la mal llamada “alarma social” se maneja por los poderes públicos para que la Ley de Lynch les ayude descaradamente a la colecta de apoyos políticos. Un ejemplo es esa cosa que han llamado “prisión permanente revisable” pero que en realidad podría llamarse “cadena perpetua para delitos que generen titulares de letras muy grandotas”.

La limitación de la arbitrariedad y la prohibición de que un juez improvise para contentar a su público son conceptos que se generalizaron en el Siglo XVIII, pero parece que van pasando de moda y que solo los muy rancios, como yo, los valoramos. Puede ser pero ¡ojo!, si es usted partidario de esa justicia casi televisiva de hoy, tenga mucho cuidado en caerle siempre simpático a todo el mundo porque si un día tiene un problema no podrá contar con la independencia de los tribunales ni con las “anticuadas” garantías procesales. Y podrá decir entonces ¡No hay derecho! Porque, efectivamente, ya no lo habrá.



viernes, 11 de enero de 2013

Pensiones y confusiones



Empezamos 2013 con muy pocas esperanzas pero con muchos cambios. Uno de los más notables que estrenamos es la nueva regulación en materia de pensiones.

Por supuesto que es un tema controvertido, como para no serlo, pero con objeto de no añadir confusión a la polémica hay que evitar expresiones que mueven al error. Porque precisamente en relación con las pensiones es habitual que se haga “como si” nuestras aportaciones de hoy fuesen lo que nos asegurase una pensión proporcional el día de nuestro retiro. Y eso no es así.

Conviene recordar que el nuestro es un sistema de solidaridad y que el dinero de las cotizaciones de cada trabajador de hoy NO se guarda para el futuro sino que se usa INMEDIATAMENTE para pagar a los jubilados de ahora. Porque tanto insistir en lo de las cotizaciones corremos el peligro de olvidar lo fundamental. Cuando alguien reclama “es mi dinero” deberíamos aclararle que es su derecho pero no su dinero, que éste ya se gastó en su día, seguramente pocas horas después de que lo aportase.

Por tanto la jubilación que usted y yo cobraremos, si es que cobramos alguna, vendrá del dinero que ENTONCES estén aportando los trabajadores en activo. Si son muchos y bien pagados tendremos pensiones mejores que si son pocos y maltratados. De eso dependerá.

La auténtica inversión no son nuestras cotizaciones de hoy sino el esfuerzo que hagamos para que los niños y los jóvenes tengan oportunidades, derechos, tengan la mejor formación posible, que hablen idiomas y se muevan por el mundo. Nuestra prosperidad de jubilados (incluida la de quienes tienen planes privados) vendrá de la mano de la inversión en investigación que se haga hoy para que mañana nuestra sociedad sea innovadora, competitiva y boyante en lugar de pobre y atrasada.

Nuestra ruina en la vejez la traerán la injusticia de hoy, la ignorancia, la desigualdad, el abuso, los sueldos de salario mínimo que ahora propone la patronal, la destrucción de derechos y la competitividad basada en la miseria de los trabajadores, que es como empezamos el nuevo año.

Seguramente la cantidad que cada cual reciba cuando se jubile se calculará atendiendo a lo que en su día aportó pero no hay que olvidar que un porcentaje alto de nada es exactamente lo mismo que un porcentaje bajo de nada.


Publicado en Danok Bizkaia el 11 de enero de 2012