viernes, 22 de febrero de 2013

Aquí había una tienda

Foto Rafael Lafuente (El Comercio)

En mi barrio había una tienda de fotografía, una cafetería, una tienda de ropa y una agencia de viajes. Todas en 50 metros. Ahora hay 4 persianas, algunas personas más en el paro y varios comerciantes arruinados.

La semana pasada este periódico informaba de que Euskadi ha perdido 7.000 empresas y 17.000 autónomos desde el comienzo de la crisis. El presidente de los empresarios vascos se hacía eco de unos datos escalofriantes según los cuales el tejido productivo vasco se está muriendo.

viernes, 15 de febrero de 2013

¡Matadlos a todos!

Cátaros expulsados. Miniatura S. XIV

El 21 de julio del año 1209, las tropas al servicio del Papa Inocencio III conquistaron la ciudad de Béziers, una de las sedes de los herejes cátaros. Informado el inquisidor y Legado Papal, Arnaldo Amalrico, de que entre los prisioneros había tanto herejes como católicos, dicen que contestó ¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos! Entre 7.000 y 10.000 personas fueron asesinadas y el Papa, por cierto, no dimitió.

Cuando en medio de la tormenta política actual escucho o leo a algunos (pocos) opinadores recordar que la gran mayoría de los políticos son gente honrada, que nunca han cogido un euro y que se han esforzado dignamente, me parece que estoy ante algo tan cierto como lo es también que la sociedad no está ya para andar con distingos y parece más partidaria de aplicar, en sentido figurado -espero-, la expeditiva solución de aquel cisterciense.

La indignación es un excelente caldo de cultivo para la ira, que por naturaleza es un sentimiento poco dado al matiz. Por eso nadie gana más en medio de este huracán que todo lo mezcla y todo lo arrolla que aquellos que efectivamente robaron, ya que su beneficio será para ellos solos pero la culpa y la vergüenza la compartirán a partes iguales con los honrados, que siempre fueron más. Como siempre, en medio de ese río revuelto quienes más ganan son al fin quienes más pescaron.

Porque lo indudable es que somos todos los demás quienes perdemos. El dinero, siempre público al fin y al cabo, que sirvió para que los corruptores pagasen a los corruptos ya lo hemos perdido, pero a este paso vamos camino de perder también la capacidad de regeneración de nuestra vida política.

Porque seguro que va a ser muy difícil que las personas honradas que hay en la política se animen a aguantar el chaparrón que les cae, pero será imposible que otras nuevas y valiosas se atrevan a meterse en medio de la escabechina…sobre todo si conocen el episodio histórico de los cátaros.

La justa indignación de una ciudadanía arruinada y abusada puede desembocar con peligrosa probabilidad en el desembarco de algún salvador o salvadora, que haga política diciendo que no la hace y que, desde luego lo que no hará será democracia; eso sí que no. Y, ¡ojo! que los "cirujanos de hierro" antes los imponían los ejércitos pero hoy lo hacen los mercados. No sé qué es peor.

Publicado en Danok Bizkaia el 15 de febrero de 2013



viernes, 8 de febrero de 2013

Empresaurios

Serie TV Dinosaurs

Dícese de aquella clase dirigente de la economía que medró en medio de los privilegios y protecciones que le ofrecía una dictadura jurásica que hubo en España hace ya bastante tiempo pero tal vez no el suficiente. Grandes, abusadores, incapacitados para toda innovación o modernidad, codiciosos del beneficio inmediato, destructores incansables del medio ambiente y aun de la salud de sus propios sectores empresariales, nada produce más terror en estos seres que la libre competencia, a la que temen como a un asteroide catastrófico.

Nacieron con el virus del estraperlo incrustado en su ADN y de aprovecharse directamente del hambre de nuestros abuelos con el tiempo se construyeron, a base de ventajismo, enormes empresas capaces de parasitar otras partes menos obvias y más rentables de nuestra riqueza, de la de todos.

¿Se imagina usted al gran constructor llegando al chalet de su exclusiva urbanización privada compungido, contrito, para explicarle entre sollozos a su santa, que tal o cual concejal, político, funcionario.... le ha obligado a soltarle un sobre lleno de dinero si quería optar a tal o cual obra pública? Yo no me lo imagino, y seguramente usted tampoco. Veo más bien a un orgulloso empresaurio, satisfecho de la operación que hoy ha llevado a cabo con el pringao ese del concejalillo -¡que me come en la mano oye!- al que por unos miserables miles le he sacado un contrato que se van a morir de envidia esos hijoputas del club de golf. ¿A que así sí se lo imagina usted mejor, verdad? Yo también.

Lo que no se puede negar es que son listos como el hambre, precisamente el mismo hambre de sus vecinos a costa de la que se hicieron ricos sus abuelos franquistas. Tan listos son que sus nombres aparecen en listas pero nadie les señala. Condena la opinión pública, con razón, al que comía en su mano pero nadie dice nada de ellos, nadie les reclama el 35% de impuesto de sociedades por aquellos millones desembolsados. Nadie habla de cárcel. Han conseguido que, estando en el puñetero medio del lodazal, nadie parezca verlos. Ellos sí que saben.

Estos días leía a un directivo de una importante empresa vasca decir que la suya nunca entró al “juego de las comisiones”. Efectivamente tiene razón, para quienes sí lo hicieron era un juego, un juego trucado, por supuesto, en el que solo podían ganar, y en donde los auténticos empresarios y todos los demás ciudadanos solo podíamos perder. Qué listos son, los hijoputas.

Publicado en Danok Bizkaia el 8 de febrero de 2013

viernes, 1 de febrero de 2013

El balón pinchao



En 1997 se inició la llamada “guerra del fútbol”, en la que las entonces nacientes televisiones de pago pelearon por hacerse con algo que animase a miles de personas a empezar a pagarles dinero en un país absolutamente acostumbrado a que la TV fuera gratuita. Tal vez no fuera tanto lo que iban a ganar como el convencimiento de que quien perdiese el fútbol simplemente moriría, como así ocurrió. El fútbol era la llave del negocio.