miércoles, 25 de noviembre de 2020

Laminar a Alfonso Alonso para después esto?

Ahora que Casado dice que  “Estamos en otra etapa”, que se aleja de Vox y de los de Arrimadas para ser la casa común de la derecha cuesta no recordar que Alfonso Alonso no solo dijo siempre lo que ahora ha dicho Casado de Vox sino que también se resistió con firmeza a que el pacto con Ciudadanos en Euskadi se hiciese a la medida de la opinión madrileña de entonces. 

Ambas firmezas le costaron su carrera política, sin que le sirvieran los años de servicio a su partido, en el Parlamento Vasco, en el Congreso, en el PP nacional, en el Gobierno de Rajoy y en una alcaldía de Vitoria para la que no necesitó pactar con la izquierda abertzale, como sí hizo su compañero Maroto, voz que clama hoy contra pactos indignos desde su escaño en el Senado.

Ahora que ya no se lleva escuchar a aquellos cuyo tiempo pasó y lo que mola es que decidan los jóvenes a quienes toca mandar, la nueva generación de Génova prefirió un PP vasco con tintes heroicos y desdeñó la posibilidad de tener en Euskadi un partido útil. El precio electoral que pagaron fue alto, pero aún queda mucho por pagar.

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miércoles, 18 de noviembre de 2020

Qué mal entendemos la estadística, y qué bien lo del pecado

Al principio de esta segunda ola de la pandemia, cuando empezaron los primeros brotes en Euskadi, un probo ciudadano compartía con el periodista que le entrevistaba su asombro porque en un merendero se hubiera producido un brote: “este es un sitio de familias -decía- no de contagio”. Encantador. 


Cuando en Madrid se desató la segunda ola, los responsables políticos se hartaron de decir que era cosa de los jóvenes y de sus fiestas descontroladas. Estos días vemos a los hosteleros protestar afirmando, con toda razón, que ellos “no tienen la culpa” y que no merecen que se les cierre.

Ni las familias del merendero, ni los jóvenes, ni los hosteleros tienen la culpa; claro que no. De hecho nadie tiene la culpa, al menos nadie que merezca el castigo de enfermar o de que le arruinen el negocio. ¿Entonces? Si no tienen culpa, ¿por qué se les castiga?.

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miércoles, 11 de noviembre de 2020

Dime que me quieres, Joe Biden

Casi siempre que ha empezado algo nuevo lo he hecho pensando: "a ver lo que duro" y casi siempre también ha durado mucho más de lo que imaginé al principio.

Supongo, y confío, en que pasará lo mismo con esta nueva aventura que comienzan Igor Marín, Xabier Salvador y su equipo en Crónica Vasca, el nuevo diario digital en Euskadi. Experiencia, honestidad y ganas no les faltan. 

Hoy acaba de salir su primer número y me alegra estar en este proyecto, que me obliga volver a escribir mis columnas. Esta es la primera.


Dime que me quieres, Joe Biden


71 millones de americanos han votado a quien les dijo que les quería. Es mucha gente que comparte el ruego de doña Concha Piquer y que por encima de la verdad valoraron la calidez del mensaje y el estilo gamberro de Trump. 

Sería absurdo para el nuevo presidente copiar las mentiras y los exabruptos de Trump, como sí hacen otros líderes en todo el mundo y en España, por supuesto, pero lo que no puede descuidar, ni él ni su flamante y mestiza vicepresidenta, es la idea de que los sentimientos de las personas mueven las sociedades más que los informes de los economistas y de los 'think tanks'. "Ten misericordia de mi corazón, dime que me quieres -Joe Biden- dímelo, por Dios".

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