sábado, 26 de noviembre de 2022

Odio a Pedro Sánchez

 Tiempo de lectura 2:10 min


Feijóo ya tiene su slogan para las campañas electorales del año próximo. Si a Ayuso le bastó una sola palabra: LIBERTAD para lograr convertir en votos la mala leche que todos teníamos por no poder salir a la calle por la pandemia, el moderado Feijóo va a necesitar tres: ODIO-A-SÁNCHEZ. El resto del folleto puede estar tan en blanco como lo estuvo el de la Presidenta de la Comunidad de Madrid.

Tras sus intervenciones en el Senado, que pusieron de manifiesto una sorprendente poca preparación en asuntos de economía, crecimiento e inflación y visto que no manda tanto en el PP como para poder tomar decisiones propias sobre el Consejo General del Poder Judicial, Feijóo ha decidido plegarse, dejarse llevar por la toxicidad del ambiente de la derecha de Madrid y apartar cualquier mensaje que no sea el de odio a su contrincante: “convertiremos la indignación en votos” -ha dicho- “sanchismo o libertad”, “Entre Sánchez y España… España”. Ya tiene hecha la campaña.

Es habilidad de un político saber surfear la ola popular, subirse a un sentimiento colectivo que le empuje hacia el éxito, pero también debe tener la capacidad de liderar a la propia sociedad, de transmitir mensajes, propuestas, opciones y alternativas para mejorar la vida. Ganar las elecciones para hacer, no solo para deshacer.

Si Feijóo se olvida de liderar y todo el esfuerzo lo dedica a acrecentar las olas de indignación de los suyos necesitará mucha munición para hacerlo y los combustibles de la rabia son siempre la exageración, el insulto, la mentira y el desprecio por el diferente que, convenientemente alimentado deviene en odio. Ha dicho Feijóo: "¿Os imagináis qué podría ser aguantar cuatro años más?" [A Pedro Sánchez en la Moncloa] Un mensaje muy peligroso porque la alarma artificialmente inflada termina presentando como una catástrofe intolerable que pueda gobernar quien gana las elecciones o quien obtiene más apoyos en una democracia.  Lo vimos en el Capitolio o sea que no es política-ficción. Si el único mensaje de la derecha moderada en España va a ser el del odio a Sánchez, como parece, nuestra democracia tiene un problema muy serio. 


sábado, 19 de noviembre de 2022

¿De qué sirve saber dónde está España?

Hace unos días me pasaron un vídeo de esos pretendidamente simpáticos en el que las víctimas del entrevistador eran jóvenes que ignoraban, entre risas, conceptos fundamentales de geografía y de otras materias. Como el objetivo evidente era burlarse de los chicos y chicas, la pieza había sido sin duda editada y seleccionadas las respuestas erróneas más espectaculares y divertidas, claro está. 

Pero yendo un poco más allá pensé si esos conocimientos que los mayores damos por indiscutibles lo son de verdad en un mundo que ya es tan distinto al nuestro.

Hoy parece que no es ningún problema viajar a México y no saber situarlo en el mapa. Tener orígenes familiares en otro país, pero ignorar dónde está este e incluso dónde está España o estar a punto de entrar en la universidad y no saber señalar Japón en un mapa. Nada debe estar lejos si se puede volar a Marruecos por 10 euros, a Sicilia por 15 o al Báltico por 33 (comprobado ahora mismo) por lo que es natural que viajar no tenga para esos jóvenes el significado casi de aventura que podía suponer para nosotros.

Décadas cuestionando si tales o cuales conocimientos servían o no para algo útil parece que han desembocado, por fin, en un mundo realmente muy distinto al de las generaciones anteriores. Tras la mezcla de sorpresa, hilaridad e indignación que nos causa ese video, conviene preguntarnos ¿y si el universo de estos jóvenes fuese así de diferente? ¿Y si los estándares de conocimiento de hoy fuesen otros?

Yo confieso que no sé editar un video para TikTok, no soy capaz de crear hashtags, he tardado años en saber que se podía mencionar a alguien en WhatsApp y aún me cuesta entender que un avatar es un personaje ficticio y no una anécdota real. Si me preguntasen en la calle por estas destrezas, tal vez la víctima del cachondeo general sería yo.



miércoles, 16 de noviembre de 2022

Ayuso está en su pleno derecho a gobernar la Sanidad de Madrid

   Tiempo de lectura 2:30 min


Al construir el Estado democrático y constitucional los españoles decidimos que muchos e importantes servicios públicos, entre ellos la Sanidad, se gestionarían desde los Gobiernos autonómicos y que, por lo tanto, serían responsabilidad de sus dirigentes a los que -recordemos- elegimos nosotros en las urnas.

Cuando la Presidenta de la Comunidad de Madrid toma una decisión lo hace, por tanto, respaldada por toda la legitimidad democrática que le ha puesto en su cargo. Precisamente en uso de su autoridad, de su competencia y de su libertad, Ayuso y su equipo decidieron reducir la inversión en Sanidad pública cuanto pudieron. Lo hicieron conscientemente y como resultado de una ideología política concreta y con un proyecto político que los madrileños, por cierto, votaron masivamente.

Tener una Sanidad Pública universal y gratuita o tener otro tipo de Sanidad es una decisión plenamente política. No se puede, por tanto, hablar de “despolitizar” la Sanidad cuando se ven las consecuencias no deseadas de las medidas absolutamente políticas (y absolutamente legítimas) que se tomaron por parte del Gobierno de Ayuso. 

Es una trampa evidente pretender que otras instituciones serían responsables del funcionamiento de la Sanidad Pública en Madrid o en otras comunidades autónomas. El objetivo inocultable de quienes tal cosa sostienen estos días en tertulias y artículos es tratar de diluir la responsabilidad de la presidenta que tomó unas decisiones políticas concretas, pudiendo haber tomado otras.

Se puede protestar, por supuesto, de hecho así lo hicieron muchos miles de personas el domingo. Pero nadie puede negar a Ayuso su derecho a hacer lo que ha hecho, porque, además, ella nunca ha engañado; siempre se ha mostrado abiertamente recelosa hacia lo público y firme partidaria de lo privado, que para los de su ideología es lo que funciona mejor.

Así que no vale ahora, cuando las consecuencias de lo decidido le estallan a una en la cara (y a los pacientes en su salud) pretender esconder las responsabilidades inherentes al cargo señalando la obviedad de que en otros territorios también hay problemas, pero ignorando cuidadosamente que en otras comunidades las decisiones sobre la Sanidad han sido otras, muy diferentes, y que Madrid es la autonomía que ha tomado la decisión política de ser la que menos invierta de España en su sistema sanitario, siendo la más rica. La decisión es, por tanto, plenamente suya: de la Presidenta y las consecuencias son también responsabilidad suya.


jueves, 10 de noviembre de 2022

La heroica militancia socialista de Madrid

  Tiempo de lectura 2:30 min


Tras la última debacle electoral del PSOE en la Comunidad de Madrid parecía que el partido había caído al fin en la cuenta de que el coaching de candidatos no funcionaba y, no solo eso, sino que también bloqueaba los procesos internos de liderazgo dentro del PSOE de Madrid, que otras federaciones territoriales del partido desarrollan con normalidad. Una normalidad siembre conflictiva por supuesto ya que se trata del poder, pero normalidad al fin.

Al PSOE de Madrid, en cambio, se le mantenía encerrado en un bucle vicioso en el que la irrupción de figuras impuestas por la dirección nacional impedía la aparición de sólidos líderes locales y justamente esa misma falta obligaba a inventar para cada elección candidatos y candidatas a golpe de imagen mediática y de encuestas.

Todo esto parecía que llevaba camino de reconducirse y en parte así ha sido con el liderazgo de Juan Lobato en el ámbito de la Comunidad y la creación del PSOE de Madrid Ciudad, como un órgano unitario de acción política que pudiera presentarse ante la sociedad como algo más que las 22 agrupaciones socialistas de los distritos de la capital.

Pero no ha podido ser. Los procesos de generación de liderazgo son siempre complejos, casi nunca pacíficos y desesperadamente lentos, más en una sociedad tan acelerada y tan poco afecta a la paciencia como la actual. Y, claro, los nervios electorales han vuelto a hacer mella en la dirección del PSOE. Las encuestas que tengan quienes las tengan, parece que apuntan a que el indudable tirón del partido en Madrid se podría “desperdiciar” y ante tal “peligro” -vuelta la burra a los trigos- de nuevo se va a hacer lo de siempre. Quizás con la única diferencia de que esta vez el proceso ha resultado tan largo y tan notorio que hasta ha contado con algunas notas ridículas.

La candidata, que mujer parece que va a ser la tapada, seguramente tendrá formación y méritos más que suficientes, ni merecerá ni tendrá críticas internas y contará seguro con la lealtad de los militantes socialistas de la capital que tratarán de auparla a la alcaldía con la fuerza que tiene el partido con la estructura más potente de España y de Madrid. Pero alguna vez tendrá que desaparecer la maldición de que la indudable importancia política de la capital del reino condene a sus militantes socialistas a subordinarse a unas expectativas tan exigentes como las que muchas familias imponían tradicionalmente a sus hijos primogénitos y que tan infelices les hacían.