
(Útil para las mujeres)
En la entrega anterior hice referencia a la dificultad que muchos hombres tenemos para entender los colores y ponerles nombre. Contrariamente a la a menudo insultante destreza con que vosotras los manejáis. Apunté entonces que algunos añadíamos a esa dificultad casi sensorial la incapacidad para comprender qué colores de ropa combinan entre sí y cuáles no. Sospecho que existe un amplio abanico de posibilidades (de hecho, me temo que existe) pero también soy consciente de que hay colores que no combinan en absoluto por muy variables que sean el gusto o las preferencias de las personas. Y ahí está el problema.
Ese conocimiento (ese know how, que diría un consultor) me resulta completamente ajeno. Como no es una disciplina reglada que se pueda estudiar en un libro ni hay clases para aprender a maridar ropa, las personas como yo, que somos legión y casi todos tíos, nos vemos como náufragos perdidos en un proceloso mar de colores, texturas, cuadros, rayas, etc.
En la entrega anterior hice referencia a la dificultad que muchos hombres tenemos para entender los colores y ponerles nombre. Contrariamente a la a menudo insultante destreza con que vosotras los manejáis. Apunté entonces que algunos añadíamos a esa dificultad casi sensorial la incapacidad para comprender qué colores de ropa combinan entre sí y cuáles no. Sospecho que existe un amplio abanico de posibilidades (de hecho, me temo que existe) pero también soy consciente de que hay colores que no combinan en absoluto por muy variables que sean el gusto o las preferencias de las personas. Y ahí está el problema.
Ese conocimiento (ese know how, que diría un consultor) me resulta completamente ajeno. Como no es una disciplina reglada que se pueda estudiar en un libro ni hay clases para aprender a maridar ropa, las personas como yo, que somos legión y casi todos tíos, nos vemos como náufragos perdidos en un proceloso mar de colores, texturas, cuadros, rayas, etc.