lunes, 30 de diciembre de 2013

Multazo a las teles


Hubo un tiempo en que los políticos aún no monopolizaban para ellos solos todo el odio ciudadano, como ocurre ahora. La inquina estaba entonces más repartida y los terroristas, las grandes corporaciones, las constructoras, la banca y otras entidades, como las cadenas de TV, contaban con sus propias cuotas de antipatía popular. A estas últimas se les reprochaba en público la pésima calidad de una programación que, sin embargo, se seguía privadamente de forma mayoritaria.

En respuesta a tales críticas las cadenas establecieron en 2004 un código de autorregulación en el que prometían no ofrecer contenidos “perniciosos” para la infancia en las horas en que se suponía que los menores veían la tele. Se le llamó “horario protegido” y hace poco aquella iniciativa pasó de ser una declaración de buena voluntad a contemplarse en la nueva Ley de Comunicación Audiovisual.

Vista la destreza de nuestros chicos y chicas con el mando, su acceso constante a internet y su asombroso conocimiento de todas las novedades, hablar de un horario infantil a estas alturas suena bastante falso y tan anacrónico como la familia “Telerín” animando a los pequeños a acostarse. Sin embargo, la Ley es la Ley y la Comisión Nacional de la Competencia acaba de multar a dos grandes grupos televisivos con 2 millones de euros por vulnerar ese pretendido horario infantil. Lo más curioso es que se les castiga por un caso concreto en medio de un mar de incumplimientos cotidianos.

En 2004 les recuerdo que no había más cadenas que las grandes y una de pago, resultado de la fusión de dos anteriores. No había ni TDT, ni temáticas ni, por supuesto, cadenas de dibujos animados las 24 horas el día. La tele aún se veía en el salón de casa, ni en el ordenador ni en el teléfono y menos aún en la tablet.

Sin embargo en muy pocos años nuestras casas y nuestros bolsillos se han llenado de pantallas, los horarios se han ido al garete y las normas que entonces se crearon se han revelado perfectamente inútiles. No debería extrañarnos: ocurre siempre que queremos sustituir la civilidad, el respeto y el sentido común por la Ley y la sanción, pero es algo a lo que en España parece que tenemos auténtica adicción. ¿Aprenderemos? Lo dudo.



viernes, 20 de diciembre de 2013

Implacables


Ese fue adjetivo, bien tajante, que en noviembre escogió el portavoz del Gobierno Vasco para mostrar su firme determinación de evitar que Cantabria pudiese saltarse las normas europeas de la libre competencia y concediera ayudas de Estado a empresas para que se ubicasen allí, en vez de aquí: “Seremos implacables”, dijo.

Europa denomina “ayudas de Estado” a las que puedan recibir las empresas de parte de cualquier Administración Pública y que les supongan ventajas sobre las empresas competidoras de otros lugares. Tales ayudas están prohibidísimas y por eso mismo adoptan toda clase de formas y subterfugios que traen de cabeza a los inspectores europeos.

Sin embargo todas son idénticas en una cosa: en la enorme popularidad y aceptación que tienen allí en donde se ofrecen. Es humano que nos guste recibir apoyo cuando estamos mal y, sin duda, la popularidad de quien nos lo da se incrementa mucho cuando lo hace, lo que electoralmente resulta muy tentador.

Desde aquellas clásicas vacaciones fiscales (cuánto arte en el nombre y cuántos problemas después) hasta el último susto que nos a traído de Europa -vaya por Dios- un socio del Athletic, pasando por el sector naval, un intento en Edesa, coches eléctricos y hasta por algún otro equipo deportivo local…la trayectoria vasca es casi la de un “parque de atracciones” de las ayudas de Estado, y siempre, como digo, con la aquiescencia y el aplauso popular más entregados.

Ya se sabe que los viejos cocineros devienen en avispados frailes así que los gobernantes de Cantabria pueden estar tranquilos porque nunca encontrarán mejor vigilante de la legalidad de su iniciativa que las Instituciones Vascas. Implacables ellas.

Menos mal que el nuevo San Mamés se ha salvado del expediente del socio Almunia porque, como todo el mundo sabe, no lo va a usar solo el Athletic sino que todos y todas vamos a poder disfrutar de sus instalaciones deportivas…¿verdad que sí?





Publicado en Danok Bizkaia el 20 de diciembre de 2013

NOTA añadida el 11 de enero de 2014: No ha habido que esperar ni un mes para que las instituciones vascas (tan implacables ellas) se presten generosas a ofrecer ayudas de Estado sin que nadie abra la boca salvo, en todo caso, para exigirlas cuanto antes. Me entra la duda de si el capitán Renault no sería vasco-francés.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Marx en Algorta


En 1852, en su obra “El 18 de Brumario” Karl Marx escribió que los hechos históricos siempre se repiten dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa.

Algo así ha sucedido en Getxo. Resulta que ahora que por fin nos veíamos libres del terrorismo real, han “secuestrado” la imagen del sireno que adornaba el muelle del Puerto Viejo de Algorta. Han pintado en su lugar una gran interrogación y en un video han exigido a los poderes públicos condiciones políticas para la “liberación” de la obra. Los Robin Hoodes costeros exigen también que se repartan retoños de árboles autóctonos entre la población y todo ello lo reclaman mediante una escenografía típicamente terrorista, aunque más cercana al Yihadista que a nuestro terrorismo autóctono.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Ha molestado

Foto Fernando Bustamante. La información de Alicante

Leo que algunos responsables televisivos se han sentido ofendidos porque crezca la sospecha de que pudieran estar preparando algún programa especial llevando a sus platós a Miguel Ricart, recién liberado tras 21 años en prisión por el crimen de las niñas de Alcàsser.

“La pregunta es insultante”, ha protestado ya alguno de los responsables de ese tipo de programas. Niegan que quieran dar “minutos de gloria a un asesino temido y repudiado” y alguno hay que se ha preguntado indignado: “¿por qué hay esa imagen de que los reporteros de TV van con un talonario detrás?”. La respuesta es bien simple: Porque hay reporteros de TV que van con un talonario detrás. Justo por eso mismo. Y además con un talonario que se usa a menudo para comprar la presencia y las palabras, ciertas o falsas (que eso da lo mismo) de cualquiera que genere el suficiente escándalo como para que les compense la audiencia; auténtica diosa pagana de la TV, a cuya voracidad insaciable se sacrifican la honestidad, la calidad, la decencia y lo que haga falta. Así que lo del dinero es lo de menos.

Hay tantos precedentes de indignidad en este tipo de programas (incluido alguno relacionado con ese mismo crimen) que no comprendo que puedan ahora extrañarse de que se les ponga bajo sospecha. Es sabido que a Ricart y a otros delincuentes se les ha seguido y perseguido, micrófonos y cámaras en mano, para obtener declaraciones, así que no faltan motivos para esa sospecha. Incluso, ya puestos, quién sabe si no habrá sido la misma reacción ciudadana lo que ha abortado el previsto bombazo.

Sea o no así lo que no es de recibo son sus protestas.  Son esas personas que, para oprobio de esa profesión se hacen llamar periodistas, las que han creado la idea de que cualquier acusación, sospecha, revelación, duda…se apoye en datos, en suposiciones o en meras imaginaciones delirantes de cualquier lunático gritador es susceptible de ser emitida para millones de personas y debatida públicamente durante horas. Quienes nos han acostumbrado a ver como normal que la reputación de cualquiera sea destripada en sus programas no son los más adecuados para protestar ahora, cuando sobre ellos recaen sospechas sobre si tenían o no previsto pasarse de la raya también esta vez.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Barakaldo desaparece


Tenemos menos hijos. Los jóvenes dejan de serlo sin conseguir la casa que todo casado quiere. El arroz se les va pasando mientras su confianza en el futuro se acompasa con sus salarios -es decir- cae. O tal vez solo sea que las series de TV terminan demasiado tarde. ¡Vaya usted a saber! Por si fuera poco la crisis golpea con dureza a los fértiles inmigrantes, que se nos van. Algún idiota se alegrará de ello.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó hace días un estudio en el que se confirma la tendencia: De seguir el camino que llevamos, y nada apunta a que cambie, Euskadi habrá perdido en sólo diez años la población actual de Barakaldo y de Basauri juntas (unas 143.800 personas).

En su inolvidable canción “Mayo”, Imanol cantaba “ha muerto ya Barakaldo” pero se refería a la contaminación, no a la población. Ni él ni nadie podía imaginar entonces que llegase a ser casi cierto. De hecho nunca se había dado tal situación, salvo en la Guerra Civil o en la epidemia de gripe de 1918, 1919.

En toda España la población disminuirá en 2.600.000 personas y la tendencia no podrá ser ya revertida por los nuevos nacimientos puesto que se prevé también una dramática disminución de las personas entre 20 y 49 años. Imagine, por ejemplo, que Euskadi y la Rioja fuesen un desierto, o tal vez un bonito parque natural, pero en todo caso sin vida humana. Uff.

Obviamente la caída de población estará repartida pero asusta imaginar por un momento el silencio, los cristales rotos, los coches abandonados, los árboles colonizando fachadas y edificios, el polvo que ya nadie barre levantado por el viento en calles desiertas y oscuras.

No será una peli catastrófica de ciencia-ficción pero tampoco ningún cuento de hadas. Menos gente son menos bocas pero también menos manos, menos cerebros, menos imaginación, menos cultura, menos riqueza. Siempre hemos dado por hecho que seguiríamos creciendo, estábamos a otros problemas pero no a éste. Sin embargo ahora sabemos que a las muchas incertidumbres que nos asaltan deberemos añadir otra que nunca creímos posible pero con la que tendremos que apañarnos. Solo una recuperación económica que vuelva a traernos rápidamente nuevos inmigrantes podrá parar esta caída.

Me pregunto por qué esta noticia tan importante ha pasado por los medios con tan poco ruido. Que si, como cantaba el tango: 20 años no es nada, 10 son aún menos.