martes, 19 de diciembre de 2023

Vox no se equivoca. Ha encontrado la debilidad del PP

 Tiempo de lectura: 3:15 min


Antigua división territorial de España

Vox ha encontrado la gran debilidad del PP y la está manejando con éxito. Se trata de la ideología de nuestra derecha o, mejor dicho, de su falta de ideología. Uno de mis amigos geniales acuñó una frase perfecta para definir esta carencia tan generalizada: “La gente de derechas no sabe que es de derechas, cree que es normal”.


En efecto, es habitual ver a personas, por supuesto que normales, legítimamente conservadoras que sienten íntimamente que lo que ellas mismas piensan no son opiniones políticas discutibles, como lo son todas, sino obviedades incontestables. Son personas convencidas de que las decisiones solo son “políticas” cuando se alejan de sus propias creencias, mientras ven como neutras y evidentes las que se ajustan a su ideología; esa que creen no tener. Asombra que eso mismo se escuche también a altos líderes de nuestra derecha, que a menudo presumen de gobernar “sin condicionantes ideológicos” y otras expresiones parecidas, sin duda continuadoras de aquella célebre: “usted haga como yo y no se meta en política”, que decía Franco.


Creer que no hace falta ideología para gobernar es una debilidad enorme del PP porque le impide presentar un proyecto de país. Se sabe lo que no quieren: a Sánchez y pagar impuestos, pero es imposible saber qué es lo que sí quieren para España, aparte de mandar ellos. No ayuda a imaginarlo que cuando han gobernado mantuvieran todas aquellas libertades públicas, derechos y decisiones contra las que clamaban escandalizados desde la oposición. Todo lo contrario: se divorcian, mantienen el aborto, se casan con sus parejas homosexuales, suben los impuestos como nadie…


Por eso Vox no se equivoca cuando les reprocha su inanidad. Vox sabe bien cuál es su ideología. Vox sí sabe lo que hacer con la violencia machista, con el aborto, con las autonomías, con la memoria histórica, con las zonas urbanas de bajas emisiones, con el calentamiento global y con los inmigrantes no cristianos. Va abiertamente contra todo lo que íntimamente ha incomodado siempre a las gentes de la derecha. Normal que a esas personas el aroma de las cosas que dice Vox les resulte confortablemente familiar y hasta estimulante. Como quien abandonó la pasión para hacer una vida “normal”, cómoda y razonable, pero aburrida, sin sal, y de pronto un día se encuentra con la sonrisa y los ojos de aquel amor de su juventud. Esa es la enorme debilidad del PP; que una buena parte de su gente se entusiasme con su ideología que ya creía olvidada, al reconocerla en Vox.


A falta de un proyecto para España, el PP pensó haber encontrado su filón en la indiscutible destreza de Pedro Sánchez para generar rechazo hacia su persona. El problema es que con eso solo no basta; hace falta una alternativa más concreta y visible que el simple: “acabar con Sánchez”. Anunciar el apocalipsis semanal y el fin del país con media España de vacaciones, con las tiendas a rebosar en navidades o con el Ibex 35 disparado no resulta creíble y apostar por la descalificación y el insulto es una batalla que tendrán siempre perdida porque en esa competición colgar a un presidente de los pies siempre será más impactante que simplemente llamarle hijo de puta.

lunes, 6 de noviembre de 2023

De dónde viene el viento?

 Tiempo de lectura: 1:45 min


La sociedad no es un motor sino más bien un viento, algo que no podemos comprar y que, además, es cambiante, inestable e incontrolable. Como el viento, tiene sus rachas, sus calmas, sus remolinos y, a veces también sus huracanes destructivos.


Este fin de semana ha hecho muchísimo viento; tanto que mis amigos no pudieron sacar sus pequeños veleros. No tuvieron que escuchar de JM, el monitor, la pregunta constante: “¿de dónde viene el viento?”.


Quien navega ha de hacerse esa pregunta constantemente, porque es el viento y ninguna otra cosa lo que le hace moverse y su atención ha de ser permanente para reaccionar con rapidez y habilidad ante sus cambios de dirección e intensidad y prever las rachas mirando su rastro en el agua.


No es fácil. Los motores nos han malacostumbrado a pensar que podemos decidir cuándo, hacia dónde y a qué velocidad avanzamos en el agua, en la carretera y en la vida misma; que lo único que importa es el combustible y la potencia que podamos pagar. Este espejismo de control total no se aplica a la navegación a vela y tampoco a la sociedad, que no es un motor que nos pertenece, sino más bien un viento, algo mucho más poderoso, que no podemos comprar y que, además, es cambiante, inestable e incontrolable. La sociedad humana tiene -como el viento- sus rachas, sus calmas, sus remolinos y, a veces también sus huracanes destructivos. 


Navegar a vela, aprendiendo a depender de unas fuerzas incontrolables e invisibles que podemos utilizar con respeto y habilidad para llegar al destino escogido, sería un buen entrenamiento para cualquiera que quiera estar en política. Aprender a llevar el timón y orientar las velas no para dejarnos llevar por el viento sino para aprovechar esa fuerza, que en absoluto dominamos, para dirigirnos al objetivo serviría de mucho a la hora de entender que, además de practicar la humildad, en la política también hay que estar todo el tiempo preguntándose ¿de dónde viene el viento?


lunes, 18 de septiembre de 2023

Contra las expulsiones

  Tiempo de lectura: 2:45 min


Antiguos dirigentes del PSOE ignoran que quienes hoy les aplauden tanto, en el fondo siguen pensando de ellos lo mismo que pensaron siempre.


Para todo hay que valer. En efecto, para cualquier actividad conviene tener unas aptitudes concretas que faciliten el éxito. Los seres humanos nos adaptamos a todo, pero algunas destrezas vienen al pelo para según qué actividad, desde el deporte hasta la gestión empresarial o la reparación de relojes. Pasa también en la política.

 

Un político debe ser una persona inteligente, cabal, trabajadora, valiente y honesta pero también conviene que tenga otros rasgos de personalidad que resultan virtudes para alcanzar el poder: ambición, mucha confianza en sí mismo y habilidad para estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Tales gracias, que ayudan enormemente a alcanzar y mantener el poder, devienen en defectos cuando este se pierde: la ambición se convierte en frustración, la autoconfianza en sobrevaloración de uno mismo frente los demás, mientras que la destreza para acomodarse a su nueva ubicación suele ser incompatible con la humana vanidad. Felipe González lo expresó como nadie en aquella metáfora de los expresidentes como jarrones chinos.

 

La derecha ha sido muy hábil a la hora de arropar calurosamente y utilizar a exlíderes socialistas. A cambio de dejarse usar conscientemente (porque la ingenuidad no está entre los defectos de los expolíticos) éstos logran regresar, siquiera por un rato, a primera línea y reciben el calor mediático y el aplauso de quienes en otro tiempo los despreciaron y los insultaron sin piedad.

 

La destreza de quienes así manipulan a los expolíticos socialistas, combinada con el miedo de estos a quedar olvidados, hace que antiguos dirigentes del PSOE lleguen a perder de vista que quienes hoy les aplauden tanto, en el fondo siguen pensando de ellos lo mismo que pensaron siempre, solo que ahora no les resultan tan temibles como cuando mandaban y, en cambio, sí útiles para la causa de debilitar a quien mande en el PSOE. Antes ellos mismos, hoy otros.

 

Un partido no es un ejército. Los ciudadanos tienen derecho a saber que dentro hay pensamientos discrepantes y para que se vea conviene que de vez en cuando salgan a la luz. Manejar la indudable dificultad que supone la gestión de los ex y sus comprensibles defectos, otrora virtudes, debería ser una tarea más dentro de los partidos democráticos, no una molestia incómoda. 


Sea por táctica política o por humanidad, mejor tener disidentes incómodos dentro que entregarlos como munición al adversario. De otro modo a los ex solo les quedará la salida que les brinda la derecha, que para mantener el falso cariño que dice tenerles les exigirá un endurecimiento creciente de sus críticas hasta la expulsión, que es la cumbre exitosa para quienes al día siguiente los desecharán como herramientas inútiles.



sábado, 3 de junio de 2023

Hasta podrían votar al PSOE

 Tiempo de lectura: 1:35 min

Andan estos días los lideres de la izquierda transformadora enfrascados en la tarea de transformar su propia tradición y avenirse a acordar una única candidatura que presentar a las inminentes Elecciones Generales del 23 de julio. Pablo Iglesias ha dicho en relación con la necesidad de esa unidad ante las urnas que: "Si no hay acuerdo, yo creo que la gente nos corre a gorrazos".

No se sabe a qué gente se refiere Iglesias. Desde luego que no será la que ya les ha negado el voto, que es muchísima y que les ha dado el gorrazo con la propia papeleta electoral el pasado 28 de mayo. 

Ocurre que a menudo se olvida que los votantes no pertenecen a nadie, que aunque tengan ideología, sentimientos y, desde luego, que haya un pequeño número de militantes siempre entregados a su causa (poquísimos en relación con la población en general), la realidad es que la inmensa mayoría de quienes van a las urnas y, por tanto, quienes quitan y ponen Gobiernos, escogen entre las opciones que se les presentan aquella que les inspira más confianza en general (o menos desconfianza, si prefiere usted ser pesimista)

La idea de que a tal o cual partido “le corresponde” un segmento de gente o de cargos electos es tan falsa como ofensiva hacia los electores, a los que considera peones de los listísimos líderes. A la vista está que no es así y que partidos como Ciudadanos, que llegó a aspirar a mayorías de Gobierno, ha desaparecido del mapa político. De hecho, si atendemos a sus resultados últimos, Podemos podría ser el nuevo Ciudadanos.

Lo importante es que las personas que acuden a votar no son prisioneras de nadie y sí son, por el contrario, libres de decidir lo que hacen con su voto. De forma que si hay acuerdo entre Podemos y SUMAR, pues mejor, pero si no lo hay, tampoco se hundirá el mundo de la izquierda porque los votantes -insisto- no “le pertenecen” a nadie y tendrán otras opciones, incluso podrían votar al PSOE, oiga. ¡Vaya usted a saber!



domingo, 14 de mayo de 2023

La paz era esto


 Tiempo de lectura: 2:12 min


Tomo prestado este titular del libro de Eduardo Mateo, publicado en 2016 por la Fundación Fernando Buesa y el Instituto Valentín de Foronda, porque me quiero limitar a recordar la obviedad de lo ya dicho por otros con mayor profundidad.
La paz consiste en poder hacer vida normal sin miedo; en que a nadie lo maten por pensar diferente y por defender sus ideas. Solo eso y nada más que eso. Parece una simpleza, suena a bien poca cosa, pero es una enormidad en comparación con lo que pasaba en Euskadi hasta hace 12 años.
Hacer vida normal no quiere decir que quienes mataban desaparezcan, menos aún que cambien de opinión, o de sentimientos, o que se arrepientan públicamente (lo que en todo caso será una elección moral de sí mismos). 
Pasa el tiempo. Los que asesinaron salen de la cárcel cuando cumplen sus condenas y ese día están ahí, en la calle, incluso en una lista electoral. Ya sé que es duro, pero es así. La vida normal no es el advenimiento de un paraíso del amor entre los hombres. Es solo la vida normal. 
“O bombas o votos” era la elección que el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba imponía a los partidarios de ETA. José María Aznar también se mostró partidario de que las ideas que no compartía en absoluto se defendieran con las armas de la política: “Tomar posesión de un escaño siempre es preferible a empuñar las armas”. Entonces todo el mundo entendía la evidencia de que la democracia era capaz de acoger incluso las ideas más repugnantes a la propia libertad mientras no fueran defendidas mediante la violencia.
Mejor haríamos en no despreciar ahora el valor de lo que la democracia española consiguió (y a un altísimo precio) pretendiendo que la paz sea algo más que lo muchísimo que es.
ETA duró tanto tiempo porque tuvo mucho apoyo social. Con más o con menos entusiasmo y con altibajos, miles de personas en Euskadi apoyaron, comprendieron, justificaron, aceptaron o simplemente miraron para otro lado. Pretender que una sociedad marcada durante décadas por la violencia terrorista quedaría convertida con la llegada de la paz en algo radicalmente diferente y ajeno a todo aquello o es una ingenuidad o es una manipulación interesada.

lunes, 8 de mayo de 2023

Tendría que haber habido una pandemia mundial


 Tiempo de lectura: 1 min

El Gobierno de Pedro Sánchez ha batido el récord de Reales Decretos Ley. Es el que más ha enviado a las Cortes para su convalidación. No se lee otra cosa en la prensa de la derecha confesa y en alguna que dice ser independiente.

Lo que resulta más llamativo es que esto, que se presenta como demostración del “abuso intolerable del sanchismo”, se ha venido afirmando con desde los primeros meses en los que Sánchez llegó a la Moncloa cuando, por supuesto, ni tiempo había habido para que se superase la marca de los anteriores presidentes. Se ve que no hacía falta que se llegase a lo que ahora sí ha ocurrido para que el escándalo se desatase. Entonces lo criticable era el ritmo, ahora ya es el número.

Los Reales Decretos Ley son una figura que permite al Gobierno aprobar leyes sin que estas tengan que pasar previamente por el parlamento. Bien es cierto que han de ser votadas y avaladas en todo caso por las Cortes antes de que pasen 15 días de su aprobación, pero no lo es menos que suponen una facilidad muy grande para el Gobierno, que “se ahorra” tener que esperar a la larga tramitación de las cámaras para que entren en vigor. Puesto que son una solución excepcional y en buena medida esquivan el debate parlamentario, la Constitución establece que solo pueden utilizarse en caso de “extraordinaria y urgente necesidad”.

Así que para que pudiera entenderse este record de Reales Decretos Ley que ha aprobado el Gobierno de Sánchez tendría que haber habido… no sé… algo así como una pandemia mundial, quizás un volcán, o una guerra, o tal vez una crisis energética en Europa ¡qué se yo!. Tendría que haber ocurrido alguna cosa excepcional y gravísima para que se justificase que el Gobierno haya superado en 10 (diez) los 127 Reales Decretos Ley aprobados por Aznar o en 8 (ocho) los 129 de Felipe González. Arriba pueden verse los números del escándalo.

miércoles, 3 de mayo de 2023

Los fiscales a los que no gusta la democracia deberían disimular mejor

 Tiempo de lectura 2:20 min



A las personas nos pasa lo mismo que a las motos vespa tradicionales: que si las dejas caer siempre lo hacen hacia el lado donde tienen el motor, el derecho. Por supuesto que ni las scooters ni nosotros estamos pensados para dejarnos caer, sino para mantener el equilibrio todo el tiempo, pero cuando lo perdemos se nota enseguida el lado por el que cargamos. A mí también.

Algo así les ha pasado a los miembros de la conservadora Asociación de Fiscales, que invitaron el pasado 18 de abril a Alberto Núñez Feijóo a una cena que ha levantado cierta polvareda. Más allá del ruido electoral lo más llamativo del evento, en mi opinión, fueron ciertas afirmaciones hechas por alguno de tales altos funcionarios pronunciadas al calor de sentirse entre adeptos, como la fiscal que dijo que el problema más grave, a su juicio, era que “las proposiciones de ley que se presentan y se tramitan a través de enmiendas donde los deseos de los grupos minoritarios se convierten en ley” escandalizada, al parecer, porque diputados elegidos para hacer leyes se atrevan nada menos que a hacer leyes según establece el reglamento de la cámara, algo inaudito según su parecer.

En su defensa diré que esta fiscal, que por cierto ha ocupado altísimas responsabilidades, no es la única persona que cree que una ley propuesta por los diputados del Congreso es poco menos que un subterfugio para escaparse de los informes consultivos que sí son obligatorios cuando las leyes las propone el Gobierno. Estamos tan acostumbrados a que el Gobierno sea quien legisla realmente y a considerar el trabajo del Parlamento poco menos que como un trámite, vistoso pero trámite al fin, que ya a algunos les parece hasta tramposo que el Legislativo se atreva a legislar por sí mismo y, como se ha visto, casi un escándalo que diputados “minoritarios” se atrevan a ejercer de diputados presentando enmiendas e influyendo en las Leyes, que es justamente para lo que les votaron y para lo que existen las Cortes.

Que España sea una democracia, podrá gustarles más o menos a algunos de nuestros más altos funcionarios públicos y desde luego que son libres de no creer en el sistema parlamentario, pero al menos, atendiendo a sus responsabilidades, deberían no manifestarlo públicamente con tanta obscenidad. Por simple decoro, ¡oiga!

lunes, 24 de abril de 2023

La Fox acaba de invertir 787 millones de dólares

  Tiempo de lectura 2:50 min

Fox es una cadena televisiva americana que percibió que había un sector social y, por lo tanto, un nicho de mercado que no estaba siendo convenientemente atendido por las demás cadenas (ABC, CBS y NBC). Vio que había hueco libre y decidió ir a por él. Algo perfectamente legítimo para el responsable de vender un producto cualquiera: Ahí fuera hay un público que quiere un producto concreto y no otro y nosotros se lo vamos a ofrecer.

Seguramente la información no debería ser un producto cualquiera, pero lo es. Nadie lo ha entendido tan bien como el equipo de directivos que comanda Rupert Murdoch.

Fox ha sido noticia estos días porque ha llegado a un acuerdo para evitar un juicio en el que se iba a hacer pública su descarada utilización de bulos que la propia cadena sabía que lo eran. Sin embargo, el proceso, finalmente suspendido por el acuerdo judicial, ha dado suficientes pistas de cómo la cadena mentía a sabiendas, con plena conciencia de ello pero con un irreprochable objetivo comercial: mantener a su lado a ese público que no quería saber la verdad, sino que alguien corroborase en la televisión las mentiras del presidente saliente sobre una victoria que solo estaba en sus delirios. En los suyos y en los de ese público que la Fox buscaba retener a cualquier precio.

Finalmente el precio ha sonado un poco alto y los medios que todavía creen en el periodismo se han hecho eco del supuesto castigo con considerable satisfacción. Sin embargo esos 787 millones habría que ponerlos en relación con lo que habría podido perder la empresa si hubiera permitido escapar a su querido y mimado público hacia cadenas que compiten con ella mintiendo con aún mayor descaro e intensidad. 

Hace unos días escuchaba en Madrid a Marty Baron, ex director del Washington Post y del Boston Globe que hablaba de polarización y reconocía que el público de la Fox cree firme y sinceramente que lo que dicen Trump y la cadena Fox es la verdad y que el resto de medios formarían parte de una suerte de conspiración. 

La dicotomía que tenemos delante es si considerar la información como un derecho o como un producto. Cuando se escoge esto último, y así lo hizo la Fox, que la información sea verdad o mentira es perfectamente irrelevante, lo que importa es que guste, que se siga y que la cadena facture. El propio Murdoch no lo pudo expresar mejor cuando dijo: “No es rojo o azul, es verde”, en referencia al color de los billetes de dólar y desdeñando los colores de los contendientes políticos.

Disgustar a un cliente nunca es buen negocio y Murdoch lo ha captado perfectamente. Es mucho mejor considerar el oneroso acuerdo como una inversión o como un peaje que probablemente sus espectadores verán incluso como un ataque a los “valientes” que dijeron la verdad, esa en la que creen, la que es falsa pero la única que están dispuestos a comprar. Y la Fox a venderles.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Un villancico de hace cinco siglos

La ciudad sueca de Upsala está curiosamente vinculada a la música renacentista española. La razón es que a principios del siglo XX apareció en la biblioteca de su universidad el único ejemplar conocido de un libro editado en Valencia en 1566 que es una recopilación de villancicos españoles. Aquel conjunto de "Villancicos de diversos autores, a dos, y a tres, y a quatro, y a cinco bozes, agora nuevamente corregidos”, como dice el título del libro, pasó a conocerse como “El cancionero de Upsala”.

Como cada Navidad, traigo una pieza de música antigua y esta vez vuelvo a tirar del cancionero de Upsala con este Riu Riu, una canción que cantaban gentes de hace más de 500 años, con vidas y sueños difíciles de imaginar para nosotros pero que seguramente en el fondo no eran tan diferentes. Hacían música.


Felices Navidades



viernes, 2 de diciembre de 2022

La crispación vende

 Tiempo de lectura 2:10 min

Claro que sí. Y se trata precisamente de vender o, mejor dicho, de venderse, de tener éxito en uno de los mercados más difíciles y exigentes: el durísimo mercado de la atención.

Que tenemos más información que nunca es tan cierto como que nunca hay tanta agua disponible como cuando una inundación se lleva el pueblo. De hecho, se ha fabricado el término “infoxicación” justamente para significar la toxicidad que produce la abundancia extrema de información. 
En medio del barullo que nos rodea tratar de lograr un poco del preciado y escaso tiempo de atención de cualquier público requiere posiciones rápidas y sobre todo notorias. El motivo por el que sean notorias da igual, lo importante es que lo sean. 

Cuando los periodistas de opinión reprochan el espectáculo que ha dado tal o cual persona en el hemiciclo del Congreso, la critican y se lamentan durante un buen rato del deterioro de la calidad que suponen los exabruptos de ese diputado o diputada para la vida parlamentaria y hasta para la democracia, seguramente tienen razón pero no hacen otra cosa que haberle comprado el producto informativamente irresistible que les ofreció y colocarle durante unos minutos de oro en el centro de la atención del lector o espectador. Todo un éxito para el criticado, que puede incluso librarse así del crudelísimo anonimato, que es el auténtico infierno para un cargo político.

Si, además, las brutalidades sirven para cohesionar a los propios y molestar a los ajenos, mejor que mejor, porque esa polarización alimentará nuevas crispaciones en un juego en el que el protagonista se habrá convertido en actor relevante. A partir de ahí solo queda echarle imaginación para que la próxima burrada sea más gorda aún, las críticas en los medios de comunicación más acervas, más generalizadas y, sobre todo, más largas. Que duren muchos minutos porque cada segundo de atención cuenta, y cuesta.

“Hay que conseguir que hablen de uno, aunque sea bien”, era un antiguo y cínico aforismo que retrata con sorna la nula importancia que tiene en realidad el motivo por el que un personaje público se hace famoso en relación con el inmenso valor de su pura presencia en el candelero público. Por eso la crispación sirve y se usa, porque vende.

sábado, 26 de noviembre de 2022

Odio a Pedro Sánchez

 Tiempo de lectura 2:10 min


Feijóo ya tiene su slogan para las campañas electorales del año próximo. Si a Ayuso le bastó una sola palabra: LIBERTAD para lograr convertir en votos la mala leche que todos teníamos por no poder salir a la calle por la pandemia, el moderado Feijóo va a necesitar tres: ODIO-A-SÁNCHEZ. El resto del folleto puede estar tan en blanco como lo estuvo el de la Presidenta de la Comunidad de Madrid.

Tras sus intervenciones en el Senado, que pusieron de manifiesto una sorprendente poca preparación en asuntos de economía, crecimiento e inflación y visto que no manda tanto en el PP como para poder tomar decisiones propias sobre el Consejo General del Poder Judicial, Feijóo ha decidido plegarse, dejarse llevar por la toxicidad del ambiente de la derecha de Madrid y apartar cualquier mensaje que no sea el de odio a su contrincante: “convertiremos la indignación en votos” -ha dicho- “sanchismo o libertad”, “Entre Sánchez y España… España”. Ya tiene hecha la campaña.

Es habilidad de un político saber surfear la ola popular, subirse a un sentimiento colectivo que le empuje hacia el éxito, pero también debe tener la capacidad de liderar a la propia sociedad, de transmitir mensajes, propuestas, opciones y alternativas para mejorar la vida. Ganar las elecciones para hacer, no solo para deshacer.

Si Feijóo se olvida de liderar y todo el esfuerzo lo dedica a acrecentar las olas de indignación de los suyos necesitará mucha munición para hacerlo y los combustibles de la rabia son siempre la exageración, el insulto, la mentira y el desprecio por el diferente que, convenientemente alimentado deviene en odio. Ha dicho Feijóo: "¿Os imagináis qué podría ser aguantar cuatro años más?" [A Pedro Sánchez en la Moncloa] Un mensaje muy peligroso porque la alarma artificialmente inflada termina presentando como una catástrofe intolerable que pueda gobernar quien gana las elecciones o quien obtiene más apoyos en una democracia.  Lo vimos en el Capitolio o sea que no es política-ficción. Si el único mensaje de la derecha moderada en España va a ser el del odio a Sánchez, como parece, nuestra democracia tiene un problema muy serio. 


sábado, 19 de noviembre de 2022

¿De qué sirve saber dónde está España?

Hace unos días me pasaron un vídeo de esos pretendidamente simpáticos en el que las víctimas del entrevistador eran jóvenes que ignoraban, entre risas, conceptos fundamentales de geografía y de otras materias. Como el objetivo evidente era burlarse de los chicos y chicas, la pieza había sido sin duda editada y seleccionadas las respuestas erróneas más espectaculares y divertidas, claro está. 

Pero yendo un poco más allá pensé si esos conocimientos que los mayores damos por indiscutibles lo son de verdad en un mundo que ya es tan distinto al nuestro.

Hoy parece que no es ningún problema viajar a México y no saber situarlo en el mapa. Tener orígenes familiares en otro país, pero ignorar dónde está este e incluso dónde está España o estar a punto de entrar en la universidad y no saber señalar Japón en un mapa. Nada debe estar lejos si se puede volar a Marruecos por 10 euros, a Sicilia por 15 o al Báltico por 33 (comprobado ahora mismo) por lo que es natural que viajar no tenga para esos jóvenes el significado casi de aventura que podía suponer para nosotros.

Décadas cuestionando si tales o cuales conocimientos servían o no para algo útil parece que han desembocado, por fin, en un mundo realmente muy distinto al de las generaciones anteriores. Tras la mezcla de sorpresa, hilaridad e indignación que nos causa ese video, conviene preguntarnos ¿y si el universo de estos jóvenes fuese así de diferente? ¿Y si los estándares de conocimiento de hoy fuesen otros?

Yo confieso que no sé editar un video para TikTok, no soy capaz de crear hashtags, he tardado años en saber que se podía mencionar a alguien en WhatsApp y aún me cuesta entender que un avatar es un personaje ficticio y no una anécdota real. Si me preguntasen en la calle por estas destrezas, tal vez la víctima del cachondeo general sería yo.



miércoles, 16 de noviembre de 2022

Ayuso está en su pleno derecho a gobernar la Sanidad de Madrid

   Tiempo de lectura 2:30 min


Al construir el Estado democrático y constitucional los españoles decidimos que muchos e importantes servicios públicos, entre ellos la Sanidad, se gestionarían desde los Gobiernos autonómicos y que, por lo tanto, serían responsabilidad de sus dirigentes a los que -recordemos- elegimos nosotros en las urnas.

Cuando la Presidenta de la Comunidad de Madrid toma una decisión lo hace, por tanto, respaldada por toda la legitimidad democrática que le ha puesto en su cargo. Precisamente en uso de su autoridad, de su competencia y de su libertad, Ayuso y su equipo decidieron reducir la inversión en Sanidad pública cuanto pudieron. Lo hicieron conscientemente y como resultado de una ideología política concreta y con un proyecto político que los madrileños, por cierto, votaron masivamente.

Tener una Sanidad Pública universal y gratuita o tener otro tipo de Sanidad es una decisión plenamente política. No se puede, por tanto, hablar de “despolitizar” la Sanidad cuando se ven las consecuencias no deseadas de las medidas absolutamente políticas (y absolutamente legítimas) que se tomaron por parte del Gobierno de Ayuso. 

Es una trampa evidente pretender que otras instituciones serían responsables del funcionamiento de la Sanidad Pública en Madrid o en otras comunidades autónomas. El objetivo inocultable de quienes tal cosa sostienen estos días en tertulias y artículos es tratar de diluir la responsabilidad de la presidenta que tomó unas decisiones políticas concretas, pudiendo haber tomado otras.

Se puede protestar, por supuesto, de hecho así lo hicieron muchos miles de personas el domingo. Pero nadie puede negar a Ayuso su derecho a hacer lo que ha hecho, porque, además, ella nunca ha engañado; siempre se ha mostrado abiertamente recelosa hacia lo público y firme partidaria de lo privado, que para los de su ideología es lo que funciona mejor.

Así que no vale ahora, cuando las consecuencias de lo decidido le estallan a una en la cara (y a los pacientes en su salud) pretender esconder las responsabilidades inherentes al cargo señalando la obviedad de que en otros territorios también hay problemas, pero ignorando cuidadosamente que en otras comunidades las decisiones sobre la Sanidad han sido otras, muy diferentes, y que Madrid es la autonomía que ha tomado la decisión política de ser la que menos invierta de España en su sistema sanitario, siendo la más rica. La decisión es, por tanto, plenamente suya: de la Presidenta y las consecuencias son también responsabilidad suya.


jueves, 10 de noviembre de 2022

La heroica militancia socialista de Madrid

  Tiempo de lectura 2:30 min


Tras la última debacle electoral del PSOE en la Comunidad de Madrid parecía que el partido había caído al fin en la cuenta de que el coaching de candidatos no funcionaba y, no solo eso, sino que también bloqueaba los procesos internos de liderazgo dentro del PSOE de Madrid, que otras federaciones territoriales del partido desarrollan con normalidad. Una normalidad siembre conflictiva por supuesto ya que se trata del poder, pero normalidad al fin.

Al PSOE de Madrid, en cambio, se le mantenía encerrado en un bucle vicioso en el que la irrupción de figuras impuestas por la dirección nacional impedía la aparición de sólidos líderes locales y justamente esa misma falta obligaba a inventar para cada elección candidatos y candidatas a golpe de imagen mediática y de encuestas.

Todo esto parecía que llevaba camino de reconducirse y en parte así ha sido con el liderazgo de Juan Lobato en el ámbito de la Comunidad y la creación del PSOE de Madrid Ciudad, como un órgano unitario de acción política que pudiera presentarse ante la sociedad como algo más que las 22 agrupaciones socialistas de los distritos de la capital.

Pero no ha podido ser. Los procesos de generación de liderazgo son siempre complejos, casi nunca pacíficos y desesperadamente lentos, más en una sociedad tan acelerada y tan poco afecta a la paciencia como la actual. Y, claro, los nervios electorales han vuelto a hacer mella en la dirección del PSOE. Las encuestas que tengan quienes las tengan, parece que apuntan a que el indudable tirón del partido en Madrid se podría “desperdiciar” y ante tal “peligro” -vuelta la burra a los trigos- de nuevo se va a hacer lo de siempre. Quizás con la única diferencia de que esta vez el proceso ha resultado tan largo y tan notorio que hasta ha contado con algunas notas ridículas.

La candidata, que mujer parece que va a ser la tapada, seguramente tendrá formación y méritos más que suficientes, ni merecerá ni tendrá críticas internas y contará seguro con la lealtad de los militantes socialistas de la capital que tratarán de auparla a la alcaldía con la fuerza que tiene el partido con la estructura más potente de España y de Madrid. Pero alguna vez tendrá que desaparecer la maldición de que la indudable importancia política de la capital del reino condene a sus militantes socialistas a subordinarse a unas expectativas tan exigentes como las que muchas familias imponían tradicionalmente a sus hijos primogénitos y que tan infelices les hacían.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Un desfile estupendo

 Tiempo de lectura 1:30 min


Acabo de ver enterito el desfile de la fiesta nacional por la televisión. Como un niño, claro que sí, como un niño. Admirado por esos tipos que se han lanzado desde un avión para caer justo donde lo tenían previsto, llevando una bandera de 50 metros cuadrados, (como mi piso, incluida la terraza) que le resistía al principio al paracaidista a desplegarse. Que apuro.

He reconocido los modelos de aviones que me aprendí en mis viejos tiempos de soldado raso en la base aérea y me he dado cuenta, otra vez, de la fuerza que tienen los ritos y los símbolos para los seres humanos, yo incluido.

Por supuesto que no han faltado los taconazos, los sables, la cabra de la legión, los vivas al Rey y los gritos contra el presidente del Gobierno, que cuando es socialista forman ya parte del propio rito, como ha recordado oportunamente el locutor.

Ahora que los Estados se asemejan sobre todo a máquinas burocráticas de ofrecernos servicios y seguridades (lo que no deja de ser su obligación) ver a tanta gente joven y no tan joven desfilando con uniformes actuales y de época, algunos hasta con sombreros napoleónicos y otros con viejos Mauser, me ha parecido que realmente es un derecho de los militares, que un día puedan exhibirse a la antigua manera, con sus correajes, su música y sus tradiciones a la vista, ya que el resto del año a esos mismos soldados les mandamos por el mundo con uniformes mucho más discretos, a jugarse la vida en trabajos arriesgados, difíciles y de los que la mayoría de españoles prefiere saber poco.

Hoy era especialmente su día y han hecho un desfile estupendo.