Leo con disgusto y decepción un comunicado del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en el que se acusa a “unos cuantos privilegiados” de tener escolta «por una cuestión de distinción social o por disponer de un vehículo 'gratis total'» en contraposición al riesgo efectivo que corren las casas cuartel de la Guardia Civil.

Comprendo y comparto la indignación que han causado los últimos atentados contra la Guardia Civil que han costado la vida a Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá y que pretendían también matar a guardias, maridos, esposas e hijos de éstos en Burgos. Pero me parece que aprovechar estos momentos de indignación para criticar a otras víctimas menos cercanas al cuerpo es demagógico, innoble e indigno de ninguno de los sindicalistas que a lo largo de mi vida he conocido hasta ahora. Alguno de ellos policía también.
Los que habéis leído mis opiniones en este blog habréis deducido enseguida que soy uno de esos “privilegiados” a los que se refiere el comunicado. No era así hace unos meses pero la vida da vueltas y nos pone ante nuevos retos y responsabilidades.
Los firmantes del comunicado del SUP saben muy bien lo que significa tener que vivir siempre escoltado, claro que lo saben. Y saben también perfectamente que no faltan personas que piensan -en efecto- que tener escolta es un chollo. Porque lo saben y porque saben que decirlo tendrá su público es por lo que han utilizado deliberadamente un argumento tan injusto como hiriente.
Si el SUP o algunos de sus dirigentes supiera, como se deduce de su comunicado, dónde está la línea de seguridad que separa a los “privilegiados” con escolta de los verdaderamente amenazados, deberían hacerla pública. Yo espero y deseo estar en el lado de los innecesariamente protegidos, se lo aseguro, pero la información que indecentemente insinúan tener pero que no facilitan podría haber salvado otras vidas, como la de mi compañero Isaías Carrasco, que renunció a su escolta cuando abandonó la concejalía de Mondragón y quiso así dejar de ser un “privilegiado”. Una pena que los firmantes de ignominioso comunicado del SUP no hubiesen estado allí entonces para decirle que se equivocaba, que él seguía en el lado malo de esa raya que aparentan conocer.
Nunca he creído que para ser policía haya que ser de derechas pero comprendo que mucha gente lo piense, sobre todo al ver a un sindicato cuyos dirigentes han estallado en críticas al Gobierno solo cuando éste ha sido de izquierdas mientras estuvieron bien callados ante los gobiernos anteriores, que mantuvieron a sus afiliados incluso en peores condiciones de las que ahora denuncian como intolerables.