Atentos que viene la modernidad. Vosotros –incautos- creíais que la innovación era cosa de las empresas y del lenguaje de los políticos pero no. Está arrasando en las cosas más cotidianas. Ya no es solo mi portero automático.
Este fin de semana estuve en un edificio (emblemático por supuesto) en el que para tomar el ascensor primero tienes que indicarle a qué planta vas tocando una pantalla interactiva en la que, con varias pulsaciones, vas acotando los pisos hasta llegar al deseado.
Una vez hecha la selección, el sistema te dice cual de los varios ascensores deberás tomar. Dentro de la cabina no hay botonera.
Me recordó la impresión que tuve cuando entré por primera vez en una de esas hamburgueserías en las que pagas antes de que te sirvan.
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1 comentario:
GOROS si es que es verdad...ni tu ni yo estamos hechos pa salir del pueblo, somos unos clasicos...siempre me rio con tus escritos me alegran el momento
un saludo
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