viernes, 6 de noviembre de 2009

EiTB, de sagrario a servicio



Se ha dicho, seguramente con razón, que uno de los elementos clave o, como se dice ahora, emblemáticos de la autonomía vasca era EiTB. Era de esperar, por tanto, que todo lo que se hiciera o dejase de hacer en la radiotelevisión pública vasca fuese mirado con lupa por unos y por otros. Y efectivamente así ha sido.

Como Director General se escogió cuidadosamente a un profesional sin relevancia partidista y no, como hasta entonces, a un dirigente del partido gobernante. No sirvió de mucho. Alberto Surio empezó a recibir críticas desde el momento mismo en que se hizo público su nombre, antes incluso de ser designado por el Parlamento Vasco.

Quedó claro desde el principio que el nacionalismo no iba a consentir, y así está siendo, que nadie osara tocar el sagrario de su poder mediático. Si la presencia de un socialista al frente de la Ertzaintza molestaba en la intimidad, la pérdida de la dirección del ente era más de lo que algunos podían soportar. EiTB corría el peligro de perder su utilidad como herramienta de extensión de la cosmovisión nacionalista y como reservorio de su ideario.

Para ser justo hay que decir que obviamente EiTB es, y siempre ha sido, mucho más que eso pero también es cierto que tal visión partidaria ha estado fuertemente arraigada en la opinión de muchas personas, dentro y fuera del ente. Arraigada entre los ciudadanos de sentimiento nacionalista y, paradójicamente, también entre los que no lo somos.

Con unas posiciones tan marcadas es lógico que prácticamente todo en EiTB (cada cambio, cada titular, cada invitado y hasta cada borrasca) sea interpretada por los fieles de siempre casi como un sacrilegio, mientras que los otros siguen escuchando decepcionados el mismo lenguaje filonacionalista que cada día nos informa de lo que pasa en el Departamento francés de los Pirineos Atlánticos pero jamás en Castro Urdiales o en Villarcayo, que están llenos de vascos.
Así, mientras unos denuncian cualquier cambio como “intolerable” dirigismo ideológico otros sienten que el cambio simplemente no ha llegado a la EiTB. Es lo que tienen las esencias, que no admiten el matiz.

Ni tampoco la realidad. Porque el dilema de fondo al que se va a enfrentar la radiotelevisión vasca no es ese. Definitivamente EiTB no va a volver a ser una televisión al servicio de ninguna construcción ideológica; porque no es esa la intención de sus responsables ni la de quienes les apoyamos, pero, sobre todo, porque no puede. Porque es el propio escenario audiovisual el que está cambiando a toda velocidad. La entrada de los canales temáticos con la TDT ya está suponiendo una atomización de las audiencias que desde 2008 ha hecho sufrir duramente a nuestro primer canal, por ejemplo.

EiTB va a tener que cambiar porque va a enfrentarse a un panorama audiovisual diferente en el que tendrá que reencontrar su espacio como televisión de servicio público, no cambiando un relato político de fondo por otro relato político, que sería absurdo y suicida, sino diseñando contenidos que le permitan encontrar su hueco propio dentro de la auténtica selva de opciones y de ofertas en que ya se ha convertido el dial. Una selva que va a más.

El viejo modelo de televisión pública generalista no podrá vencer en volumen a las cadenas privadas, mucho más ágiles a la hora de captar las audiencias y los ingresos publicitarios que las acompañan, liberadas como están de la “servidumbre” de la calidad en sus contenidos, a la que, sin embargo, ninguna televisión pública puede renunciar.
Será imposible, o muy muy difícil, que ETB (ni ninguna televisión pública) pueda competir en el mercado de los grandes acontecimientos mundiales con las cadenas de pago y que serán las únicas que podrán aportar y rentabilizar las cantidades astronómicas de los derechos de emisión.
La muy polémica pero ya decidida eliminación de la publicidad en Televisión Española, en línea con la posición europea, augura un escenario más difícil todavía para las radiotelevisiones públicas del continente y en ese juego tendrá que pelear la que tenemos los vascos.
En definitiva la dirección de EiTB, pero también los profesionales de esa casa, todos, tienen delante un reto profesional nuevo y decisivo. Cuanto antes se terminen las polémicas caseras e interesada que todavía distraen su atención mejor, porque a la radio-televisión vasca no le van a faltar las dificultades. Convendría, pues, que desde la política no añadiéramos otras nuevas y, en cambio, ayudásemos a encontrar soluciones para que EiTB encaje mejor los cambios que se avecinan. No sea que, como en el viejo cuento, de tanto mirarnos el dedo olvidemos que señala a la luna.



1 comentario:

Anónimo dijo...

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