Interior del Transcantábrico de FEVE |
Este no es un término nuevo en el imaginario nacionalista pero últimamente ha reverdecido, a raíz de la debilidad de ETA y de la consiguiente adaptación del mundillo abertzale a las nuevas circunstancias.
El término busca reforzar una supuesta ilegitimidad original e irrevocable de la democracia española, extremo que desde el inicio de la transición todo el mundo nacionalista siempre ha mantenido con más o menos intensidad, a despecho de la evidentísima consolidación de la democracia española, de su aceptación general por los ciudadanos y de su innegable y merecido reconocimiento internacional.
Nada de esto tiene valor para quienes siguen parados en la estación de la ruptura democrática de allá por los años 70 del siglo pasado; esperando a ver si sale un tren con el vagón de primera clase que creen merecer. Para estos grupos la democracia solo será auténtica cuando ellos se integren en el sistema siempre, por supuesto, con la preeminencia que supuestamente les correspondería, sin pararse en menudencias como el voto popular y otras excusas.
De esta forma, deslegitimando la democracia, se legitima indirectamente a quienes han luchado contra ella por cualquier medio, incluso desde el terrorismo de ETA. Ésta es la madre del cordero del concepto “proceso democrático”: blanquear la actuación de ETA, que quedaría de esta forma legitimada por haberse enfrentado a una falsa e impostora democracia. En lo que se ha sabido de las conversaciones de Argel se vio la obsesión de los etarras por tratar de imponer un relato que los excusara de asesinos y los elevase a luchadores por la libertad.
A nada que se dediquen unos segundos a reflexionar sobre esta mandanga y a contrastarla con la realidad de décadas de democracia en España la cosa queda sumida en el ridículo más completo pero la realidad jamás ha sido obstáculo para la mente de los fanáticos.
El término “proceso” tiene además otra connotación irrenunciablemente ventajosa para ese mundo. Es una palabra que evoca un cambio paulatino y progresivo en el que la decisión sobre si se habría llegado o no al final correcto y adecuado les correspondería en exclusiva… a ellos mismos, convertidos así en árbitros y jugadores de esa partida delirante que ya dura más de cuatro décadas, lo mismo que la dictadura de Franco. ¡Qué pereza!
2 comentarios:
Pereza también nos empieza a causar que los diarios de la derechona española (esos que no sabéis hacer frente) ya empiezan con la cantinela de los integrantes de Bildu y su posible (vaya palabreja habéis inventado) "contaminación".
Se refieren los inquisidores a Aitziber Ibaibarriaga como sobrina de Txabi Etxebarrieta, primer miembro de ETA muerto (1968) y de Martín Garitano, periodista de GARA y subdirector de EGIN.
Y se quedan tan tranquilos, oye.
Creo que Aitziber ni había nacido cuando los sucesos de 1968.
De esta forma, tampoco podría ser candidata la esposa del difunto Mario Onaindia, ni Teo Uriarte, compañeros clandestinos de Txabi, ni muchos otros, ni hijos, ni primos, ni hermanos, ni sobrinos de "este" o "aquel".
Y es el comienzo, qué sopor..
Ruego al PSE que ponga un poco de orden en este tema, que ya es de locos.
Tengamos unas elecciones democráticas, acordes a los nuevos tiempos, y que dejen a BILDU hacer sus propuestas, como a los demás.
Bildu gara bildu, ta bilduko gara, ea posible den zuengatik ere!
"Bildu gara, bidu"
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