La monumental estación de Canfranc, en su tiempo la segunda más grande de Europa, cerrada desde 1970. Hoy recibe algunos trenes regionales desde Zaragoza. |
Las cuentas del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, suelen ponerse como ejemplo de chulería, mala administración y de un reprochable poco cuidado en el gasto por parte de quien administra dinero ajeno, auténtico “pecado nefando” de nuestros días.
A mí, por el contrario, me gusta la actitud a contrapelo de aquel militar que con un ejército menor que el de sus enemigos, peor abastecido y armado, fue capaz de vencer a quienes recibían de sus monarcas suministros mucho más generosos. Pero lo más admirable fue su valentía de decirle al soberano a la cara lo que sus economistas no sabían o -peor- no se les había ocurrido calcular: el valor del Reino de Nápoles.
Algo parecido está pasando ahora con el Tren de Alta Velocidad, al que no le han faltado nunca detractores. Estos días hemos sabido que a ellos se han sumado destacados economistas que, como es su obligación, hacen las cuentas y las previsiones a largo plazo y apuntan cosas que, al menos a mí, me resultan incomprensibles como por ejemplo que las líneas del AVE nunca serán rentables. Siempre me pregunto ¿rentables en comparación con qué?
Los economistas de Fernando el Católico no respondieron a la pregunta de cuánto valía el reino recién ganado y los de hoy se dejan también muchas preguntas sin responder. Ahí van algunas. Ojo que, tal y como dicen hacer ellos, las formulo pensando a largo plazo:
- ¿Y si el que hoy llamamos TAV dentro de unos años es simplemente “el tren” porque nadie aceptará entonces tiempos de viaje más largos? ¿Cuál sería el precio de no tener tren?
- El transporte aéreo es ahora excelente y bien barato, lo que hace dudar de la conveniencia del tren ¿alguien puede asegurarme que siempre será sostenible un transporte aéreo tan barato?
- Cuando se habla de retorno económico ¿Por qué nadie hace la cuenta entre el retorno económico por uso (que es cero) y los costos de construcción, ampliación y mantenimiento de las autovías? ¿No será que nos gusta mucho conducir?
- Hablando de autopistas y autovías, tan caras ellas (en el sentido de queridas y demandadas) ¿No generan el mismo efecto túnel con el que se señala acusadoramente al tren? Yo aún recuerdo los viajes de 7 horas y pico a Madrid, tan largos que te daban para el amaiketako de morcilla en Burgos y el cordero en Sepúlveda o Aranda. Es una pena pero yo ya casi no paro, y no consumo ¿y usted?
- Ya metidos en este oscuro y maléfico efecto túnel que comparten el AVE y las autopistas, se denuncia la injusticia de que las zonas no servidas por el AVE quedarán fuera de la dinámica económica y, por tanto, empobrecidas. Ciertamente. ¿Queremos formar parte de ellas?
Estoy muy dispuesto a ser convencido pero, por favor, no nos olvidemos una vez más de incluir “el valor del Reino de Nápoles” (en este caso todo lo que el tren comporta). Porque es seguro que a quien no le salió nada rentable la guerra y en particular la batalla del río Garellano (un nombre tan bilbaíno) fue a los franceses, que la perdieron.
Publicado en eldiarionorte.es el 11 de mayo de 2015
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