No sabemos cuánto durará esta carrera de pozos electorales, pero tanto hablar de peores resultados empieza a resultar cansino, además de redundante. En algún momento habrá que dejar de esperar a que regrese el cómodo bipartidismo, acostumbrarse y empezar a jugar con el nuevo tablero político que, elección tras elección, insiste en quedarse.
En mi artículo de esta semana en VozPópuli muestro mi extrañeza porque se presente como algo excepcional e histórico lo que cada día es más normal, salvo que sigamos haciendo las cuentas con la regla del bipartidismo, claro.
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