El Lehendakari Ibarretxe dijo ayer en Televisión Española que la violencia terrorista hace “un daño enorme a la sociedad vasca”, dijo también que es parte del “lado irracional” de la vida para reiterar después que su ejercicio “es una irracionalidad supina, completa, total”.
No puedo estar de acuerdo. La violencia que ejerce ETA está dirigida, eso sí, a dañar a toda la sociedad vasca pero tiene unos destinatarios “privilegiados” que no son en general los miembros del partido de Ibarretxe.
El terrorismo nacionalista trata de amenazar a todos, efectivamente, pero empieza por los no nacionalistas y deja en paz, de momento, a los nacionalistas. Se persigue y se mata a líderes importantes, como Fernando Buesa, pero también a militantes de base sin significación, como Isaías Carrasco.
El resultado es que toda la oposición a Ibarretxe, desde su líder Patxi López, hasta el último concejal socialista del pueblo más perdido de la Euskadi profunda, tienen que tumbarse en el suelo a mirar bajo el coche y vivir cada día de su vida acompañados de dos personas armadas y vigilantes.
Todo esto le parece a Ibarretxe irracional. A mí, por el contrario, me parece totalmente racional, incluso me parece que es una estrategia excelente: muy bien pensada, muy bien ejecutada y que sin duda tiene muchas e importantes consecuencias. Ahí van unas pocas
- Disuade a muchas personas de acercarse a los partidos constitucionalistas, debilitándolos.
- Expulsa del país, y por tanto del censo electoral, a votantes no nacionalistas que se hartan de llevar una existencia tan incómoda.
- Genera miedo suficiente para que la gente procure evitar la cercanía con personas que se significan como no nacionalistas.
- Impide que los políticos no nacionalistas puedan ejercer normalmente tareas de relación y captación de voto.
- Sirve de aviso a votantes nacionalistas que pudieran tener la tentación de solidarizarse con sus vecinos amenazados.
- Contamina la ideología nacionalista en general, fagocitándola e hipnotizando a sus partidarios más superficiales con la engañosa eficacia de la violencia.
ETA no es, contra lo que dice Ibarretxe, un signo de irracionalidad, sino un grupo inteligente, que tiene como objetivo estratégico alcanzar el poder, a poder ser en un país aislado, y que se dedica a extender el miedo entre sus adversarios de forma extraordinariamente eficiente.
Creo que Ibarretxe confunde irracionalidad con inmoralidad. Las dos palabras son negativas pero significan distintas cosas. Inmoral es lo que se hace ejerciendo el mal y despreciando del bien. Irracional es lo que se hace sin reflexión y, normalmente, con pocas posibilidades de éxito. La diferencia ineludible es que el principio moral es previo, es básico, es de donde debe partir cualquier actividad humana, por eso se dice “principio” y su valor no puede equipararse jamás al de ninguna estrategia, buena o mala, eficaz o inútil, racional o irracional.
Confío en que Ibarretxe condene el método de ETA para conseguir sus fines políticos nacionalistas por inmoral y no por irracional.
1 comentario:
Hola, Carlos, y gracias por tu visita a nuestro blog eleccionesvascas2009.blogspot.com. Ahora que te has estrenado en él, te esperamos de vuelta. Un cordial saludo.
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