Es posible que en poco tiempo tengamos el dudoso honor de retirar la calificación de parque natural a las Tablas de Daimiel.
A la sequía -esta sí- pertinaz, causada no por la voluble naturaleza sino por la mano del hombre hay que añadir ahora la repetición de un fenómeno que no deja de ser dramáticamente curioso; la combustión de la turba que forma el inmediato subsuelo de las tablas.
Un desastre en toda regla. Posiblemente el final definitivo del primer parque humedal de España.
La primera vez que oí hablar de la turba fue de joven en aquel bachillerato en el que creo que aprendí algunas de las cosas más importantes que aún sé. Mi libro lo describía como un tipo de carbón que se forma en zonas inundadas. Más tarde supe que se usa también para filtrar el agua del whisky en la highlands escocesas, lo que tiene su aquel.
Han pasado décadas pero aún recuerdo vivamente un viaje a Daimiel con un grupo de amigos aficionados a la ecología, en plena Semana Santa. Recorrimos entonces las lagunas en unas barcas planas y alargadas como las que hoy descansan sobre la tierra seca. Vimos patos, fochas, garzas y aún puedo ver a una cigüeñuela que, rebuscando en el limo, parecía posar orgullosa ante nuestros binoculares y nuestras cámaras.
Me duele imaginar aquella laguna hoy seca y ardiendo en sus entrañas. Y también yo me quemo un poco por dentro.
No sé si comprenderemos alguna vez los ciclos de nuestro mundo ni tampoco si seremos capaces de asumir nuestra responsabilidad como seres inteligentes que dicen que somos pero en las Tablas de Daimiel algo se ha hecho mal, muy mal.
Foto publicada en http://apudepa.blogia.com/
1 comentario:
Estuve en Daimiel en 2004 y aún había agua en las lagunas...
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