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Por si alguien no es consciente, recordaré que en Euskadi no hay un Parlamento sino cuatro. Está el Parlamento Vasco y están la Juntas Generales de los tres…territorios históricos (qué susto, a poco tecleo “provincias”).
Con la transición llegó a Euskadi la ola de la recuperación de estructuras políticas históricas, que se vinculaban a un supuesto mejor ejercicio democrático de tiempos pasados. Así, la Ley de Territorios Históricos consagró una estructura territorial poderosa en torno a las renovadas Diputaciones Forales, gestoras del también recuperado Concierto Económico.
Las Diputaciones, controladas por sus propios parlamentos (las Juntas Generales) se han ido consolidando como herramientas potentes y valiosas en el gobierno del territorio. Es posible que las cosas se pudiesen haber hecho de otra forma (teniendo en cuenta la poca extensión y el escaso número de habitantes de Euskadi) pero en su día se decidió atenerse a las instituciones tradicionales y finalmente éstas se han convertido en administraciones efectivas.
Pero todas las monedas tienen dos caras y ésta también.
Leo que la creación del mayor centro tecnológico privado de investigación aplicada de España y el quinto de Europa, tiene problemas no por la complejidad de fusionar ocho empresas punteras en investigación y tecnología -algo que sería de comprender- sino por el ejercicio de aldeanismo pacato de las Diputaciones que pelean entre ellas para que la sede esté en su propio territorio, hasta el punto de que por esa razón se ha llegado a paralizar (de momento) la fusión.
El centro se va a denominar Tecnalia Research & Innovation, que en inglés quiere decir “investigación e innovación”. No puede haber más contraste entre la definición de los objetivos de la nueva entidad y las dificultades que está encontrando con nuestras tradicionales instituciones forales, que deberían apoyar esta iniciativa en lugar de pelear por la placa. Teknalia Tradition & Parochialism, podría ser un nombre más ajustado a la situación en que se encuentra esta iniciativa por el momento.
Si nuestra importante estructura foral para lo que va a servir es para paralizar proyectos punteros y de futuro acogiéndose a un territorialismo antiguo y ramplón, estamos aviados.
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