Conocía los líquidos magnéticos, que adaptan su forma a los campos a los que se les somete. La primera vez que los vi me pareció una curiosidad científica, una forma asombrosa de la materia. Pero hoy he visto a esos ferrofluidos cobrar vida y convertirse en arte a través de la imaginación y la destreza de la artista japonesa Sachiko Kodama. Impresionante.
También conocía los “strandbeest”, esos monstruos amables, algo inquietantes y no menos asombrosos del holandés Theo Jansen, un estudioso del movimiento que también se supera en audacia e imaginación.
Visita muy recomendable a la muestra “Artfutura XXI, Repasando el futuro” en la Alhóndiga Bilbao que hace precisamente un repaso a los 21 años de este festival, en el que las nuevas tecnologías son la herramienta de la creatividad y del arte.
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