viernes, 17 de julio de 2015

Tsipras y las malditas sirenas

Ulises y las sirenas Herbert James Draper (1909)
Bien se ve que el primer ministro Tsipras conoce los clásicos. Hace unos días me refería yo al mito de Escila y Caribdis, el monstruo y el remolino, como símbolo de la difícil elección entre dos males a la que se enfrentan los nuevos políticos y citaba en particular a la alcaldesa de Madrid.

El dirigente griego ha leído también la historia de Odiseo y, como aquel, decidió hacerse encadenar al mástil de un referéndum tras tapar cuidadosamente con dignidad y patriotismo los oídos de su pueblo.

Convertirse en prisionero de su propia tripulación le serviría, como al héroe, para poder escuchar la melodía de las peligrosas sirenas europeas y de la Troika sin caer en la tentación de ceder a sus horrendas pretensiones. “Os oigo, pero no puedo moverme porque, como veis, mi tripulación -que no os escucha- me tiene atado al mástil”, tal y como hizo el de Ítaca. Solo que las sirenas de Artemisa, al verse vencidas, se arrojaron a las aguas y se ahogaron pero en absoluto ha ocurrido lo mismo con los acreedores de Grecia.

La evidente maniobra para no caer en la tentación de aceptar las exigencias europeas, y de paso afearles la conducta a quienes tanto exigían a su país, quiero pensar que contaba de fijo con que, por mucho que piaran, los líderes europeos nunca aceptarían de verdad el "Grexit", que jamás permitirían la salida del Euro de ninguno de sus miembros, pasase lo que pasase.

Quiero pensar -insisto- que Tsipras creía contar con esa carta en la negociación. Se equivocó, ciertamente, pero prefiero pensar que fue un error de cálculo, comprensible en momentos de tanta dificultad y tensión. Porque a lo que no doy crédito es a que un político tome la decisión de levantar a su pueblo para que se manifieste en referéndum contra una decisión a sabiendas de que al final habrá de adoptarla. Me resultaba increíble que no tuviese plan B y ahora me asombra comprobar que, efectivamente, no lo tenía.

Aunque bien pensado tal vez sí lo tuviese: Que hubiera ganado el “Si” de tal modo que, él, viéndose desautorizado, hubiera podido dimitir, marcharse a su casa como un héroe sin cargar para siempre con el baldón de ser quien obligó a su país a pasar por esas Horcas Caudinas que se le imponían. Comprendo que suena raro pero es que todo lo que está pasando en torno a Grecia suena raro y lo que hace Tsipras, lo que más.

Finalmente se ha derretido la cera con la que había tapado los oídos de los suyos y ahora todo el mundo ha podido escuchar la desoladora melodía de las sirenas económicas de Europa. Y, lo peor de todo, comprobar que no hay ningún otro son al que bailar.

Si no ha sido justo ocultar la auténtica verdad a su pueblo, tampoco lo sería disimular que la situación de desastre a la que ha llegado la economía griega tiene mucho que ver con quienes le precedieron y, sobre todo, con ese capitalismo de burbuja, miope, bravucón, codicioso e irresponsable que aquí hemos sufrido con el ladrillo y en Grecia con… todo.

Los grandes y admirables pensadores del liberalismo clásico no me parece que tengan nada que ver con este neofeudalismo del capital que nos asola y que puede acabar, si no le ponemos remedio, con el otro gran sueño de otros grandes hombres: el de Europa. Me pregunto qué leen los grandes responsables de la economía hoy ¿Juego de tronos?

Como Tsipras, conviene que no olvidemos la literatura clásica porque se ha demostrado que las sirenas de hoy, mitad humanas mitad fondos de inversión, siguen siendo seres muy peligrosos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Has mendionado uno de los grandes problemas de la Europa actual: ¿qué es Europa? ¿la que se ideó en los 70? ¿la que se adaptó a la globalización en los 80? ¿la que empezó a sucumbir en los 90? ¿la que murió en los 00? ¿o la que estár resurgiendo, ajena a cualquier objetivo pasado, en los 10´s?
El tema es que, podría ser, que Grecia esté pasando por lo que le espera a los PIGS, con algunas diferencias por el tamaño.
Recomiendo recordar esto que dijo la señora Merkel: «España es mi zorra»

Carlos Gorostiza dijo...

¡Hay tantas Europas! ¿verdad?. ¡Tanta variedad ideológica en Europa! Pero sobre todo nos cuesta tanto entender organismos que no se ajusten al concepto de Estado-Nación que estamos ante una considerable dificultad. El año pasado publicaba algo respecto a las que creo que son dificultades en la construcción de una comunidad europea de ciudadanos. Es esto: http://mirandoalasmusaranas.blogspot.com.es/2014/02/europa-necesita-mentiras.html