Me refiero a la reiterada costumbre que en los últimos tiempos están mostrando las urnas (o sea, los votantes) de desmentir con rotundidad todas las previsiones “razonables” que se hacen en torno a los posibles resultados de cualquier elección o refrendo.
Es como si, de pronto, se hubiera producido una rebelión contra los pronósticos, contra los listos, contra los denostados expertos. O puede que simplemente lo que pasa es que hay ahí una sociedad que se mueve, que cambia a un ritmo mayor que el que la opinión publicada es capaz de entender y seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario