Ninguna de las de “El Libro” es una religión de paz. Todas ha sido, o son, más o menos belicosas con “el infiel”. Más belicosas, y aun salvajes, cuando han podido y menos cuando las circunstancias o la propia sociedad no se lo ha permitido. Es la sociedad, que evoluciona y en la que inevitablemente se integran sus propios fieles, la que arrastra a las religiones hacia la tolerancia, pero nunca de buen grado.
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Matanza en la noche de San Bartolomé, de François Dubois, Museo Cantonal de Ginebra |
Las religiones monoteístas no evolucionan
motu proprio, las hace evolucionar la sociedad que busca ser más libre. De eso hablo en mi artículo de esta semana
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