domingo, 6 de abril de 2014

De lo que sí me acuerdo

El Mundo del País Vasco. Miltxi

Yo tampoco recordaba que esta semana se han cumplido 5 años desde el pacto entre el PP vasco y el PSE-PSOE, que hizo posible que Euskadi tuviera un Lehendakari no nacionalista. Y resulta mi olvido criticable porque de aquella firma se derivó algo tan cercano como que fui miembro del Parlamento Vasco durante una legislatura inolvidable.

Olvidé la fecha, cierto, pero no olvido las cosas importantes que pasaron a partir de aquel momento. Y de las que tuve la suerte de ser testigo.

A mi sí me gustó, y mucho, el pacto entre los populares y los socialistas vascos. Me gustó porque, de entrada, sacó al país del callejón ciego al que lo había arrastrado el anterior lehendakari. De eso hay quien se ha olvidado pero yo me acuerdo.

Y me acuerdo también de cómo reventaron las costuras de una sociedad acomodada a la rutina, sorprendida, incómoda, desazonada, que se consideraba a sí misma democráticamente superior a las de su entorno pero que no digirió fácilmente el relevo democrático producto de una nueva mayoría parlamentaria.

En medio de aquella “desazón” recuerdo bien que destacó la reacción desaforada del nacionalismo vasco, que consideró tan intolerable la nueva mayoría, que hizo falta que alguien de dentro pusiese cordura para evitar que al Lehendakari López le negasen los jeltzales el tratamiento propio de su cargo. La cara oculta del nacionalismo institucional, democrático y prudente asomó entonces, justo mientras gobernaban dos diputaciones siendo minoría en ambas. De eso también me acuerdo yo.

Como me acuerdo bien el asesinato de Eduardo Puelles, antiguo compañero del Instituto, y de cómo la voz del Lehendakari condenando a sus asesinos se notó aquella vez que no salía de su boca sino de su corazón.

Recuerdo también cómo la democracia decidió no avergonzarse de sí misma y se ocupó de retirar las amenazas y las bravatas que eran “decoración” habitual en las calles del País Vasco. De eso también me acuerdo y, por supuesto, de quienes se escandalizaron por considerar aquello una provocación.

No me olvido tampoco del día en que escuché cómo un nacionalista nos dijo desde la tribuna del Parlamento (estará en el acta) que a quien “objetivamente” perjudicaba ETA era al nacionalismo. Mientras hablaba, a todos los parlamentarios no nacionalistas nos esperaban en la puerta nuestros escoltas. Eso no lo voy a olvidar.

Es larga la lista de recuerdos, buenos y malos, de aquella legislatura. Pero tal vez el peor fue comprobar cómo la vasca se mostró claramente como una sociedad partida, en la que muchísima gente partidaria de cambios radicales e inmediatos reprochó -decepcionada- al Gobierno de López su supuesta inacción mientras otros muchísimos partidarios de no tocar absolutamente nada clamaban alarmados por la práctica desaparición de la Euskadi misma si se tocaba la boina a los ertzainas.

Desde luego lo bueno que siempre recordaré de aquella legislatura vasca fue el momento en que la democracia venció a ETA y terminó, por fin, con el principal problema que los vascos hemos tenido en toda nuestra historia. Un final que estoy seguro que se prolongará, como pasa con todas las convalecencias, pero cuyo momento clave se produjo en aquel momento.

Así que, aunque tenga mala memoria para fechas y cumpleaños, como es el caso, no quiero que me pongan en la lista de los olvidadizos, sino de los encantados por haber participado con alguna responsabilidad en aquella mayoría parlamentaria que, sin faltarle errores, sirvió para levantar algunos tabúes, destapó algunas hipocresías y evitó algunos males que otros olvidadizos sí parece que han borrado cuidadosamente de su memoria.

domingo, 23 de marzo de 2014

Cuántos Suarez hay hoy?

Foto EFE
Procurador en las Cortes franquistas, Gobernador Civil de Segovia, Director General de Radiotelevisión Española, Consejero Nacional y después Ministro Secretario General del “Movimiento”. Suarez era, sin ninguna duda, un hombre del “régimen”. Sin embargo aquel hombre fue el líder innegable de una transición inequívoca, decidida y vertiginosa hacia la democracia parlamentaria, esa de la que su “régimen” abominaba solo un poco menos que del comunismo.

Fue aquel hombre el que puso en marcha una amnistía, disolvió el “Movimiento Nacional” que tan bien conocía, legalizó los partidos y sindicatos de izquierda, singularmente al PCE, recibió al exiliado Tarradellas en Moncloa, ganó las primeras elecciones democráticas, presentó la primera candidatura oficial para el ingreso de España en la entonces Comunidad Económica Europea, constituyó las Cortes Constituyentes y firmó los Pactos de la Moncloa. Una enumeración casi jadeante de cambios y decisiones profundas.

Pero sobre todo tuvo la osadía de desmontar el régimen al que él mismo pertenecía porque estaba convencido de que era eso lo que había que hacer y lo hizo. Por si fuera poco en unas condiciones económicas, y no solo económicas, terribles.

Como si fuera una broma del destino, Suarez ha fallecido justo cuando el sistema que él echó a andar hace aguas de forma evidente. Cuando la ciudadanía, más ruidosa que la de entonces pero igualmente deseosa de cambios, reclama una renovación profunda de la política, una revisión del propio régimen democrático de la transición.

No voy a comparar la legitimidad de los políticos electos de hoy con la de los que formaban el núcleo del régimen de Franco pero nadie me negará que el alejamiento entre la ciudadanía y el sistema político es extrañamente similar hoy y entonces.

Sabiendo que fue desde dentro de la estructura del Estado desde donde Suarez impulsó aquel cambio, no puedo evitar pensar que tal vez en algún escaño actual, despacho oficial o sede de partido esté esa persona atrevida, resuelta y capaz de impulsar una renovación de la política que hoy, como entonces, nos hace tanta falta. Aunque también soy consciente de que la historia no se repite y de que lo que en un régimen autoritario podía ser impulsado por una persona, en democracia necesita de muchas cabezas distintas. Habrá que empezar a buscarlas, rápidamente. Porque seguro que las hay.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Tres cuartos de pollo


Es bien conocido el ejemplo de que si yo me como un pollo y usted ninguno, la estadística dirá que el consumo por persona es de medio pollo…y no faltarán quienes deduzcan de ese dato que todos estamos razonablemente alimentados.

Más tarde, si en una crisis a mí me quitan un cuarto del pollo y usted se muere por fin de hambre, como cabía esperar, el dato estadístico aún mejorará y el resultado será que habremos pasado a consumir tres cuartos de pollo por barba porque usted, simplemente habrá desparecido del cómputo y su ausencia disimulará mi propia pérdida. Albricias, dirán entonces los mismos de antes.

Los mismos de antes y también El Correo de Bilbao que hoy dedica parte de su portada y una amplia información a resaltar que el costo salarial ha aumentado en España y más aún lo ha hecho en Euskadi. Reconozco que la información en sí está bien trabajada pero, como seguirla requiere cierta atención y criterio, la propia página se acoge a la facilona deducción de que tanta queja y reivindicación laboral es contraria a la realidad. El propio Banco de España, nada sospechoso de veleidades sindical-revolucionarias, advierte de que esta estadística está falseada por la asoladora realidad de que ahora tenemos más de 6 millones de muertos laborales que ya no cuentan. Pero esa advertencia, tan incómoda para la demagogia antisindical, se ignora cuidadosamente al opinar.

Si usted es de los que aún trabaja y cobra en torno a los 2.409 euros mensuales de retribución media en Euskadi, que es lo que la estadística nos descubre, o de los 1.996 euros de la media española, debe saber que bastará con que se vayan al paro (se mueran salarialmente) otro milloncito de quienes cobran menos de eso para que le puedan bajar a usted su propio sueldo y que, sin embargo, la estadística reflejará un notorio incremento en los costes salariales. No faltará entonces algún “pollo” que, como hoy, se lo restriegue para que no se queje porque, supuestamente, habrán subido los sueldos. Y lo peor es que lo hará en contra de la demagogia, que ya es el colmo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Menos humos!

Verán que cuatro de las cinco fotos que acompañan a este texto son en blanco y negro. Ciertamente la poco higiénica costumbre de fumar en lugares públicos estaba más extendida antaño. Ha sido la propia sociedad la que ha ido evolucionando hacia costumbres más sanas y respetuosas con el aire ajeno. De ahí la antigüedad de estas imágenes.

Seguramente fruto de ese cambio social, los legisladores pudieron establecer hace unos años prohibiciones de fumar en lugares públicos que hubiesen sido imposibles en los tiempos en que se tomaron algunas de estas fotos.

Aunque soy poco radical, también en esto, me parece muy bien que la ley evite que los fumadores dañen la salud ajena, la de las personas que no fuman o de las que un bendito día decidimos no seguir haciéndolo, como yo mismo. Pero no debemos olvidar que la única razón admisible para prohibir el consumo de un producto dañino, sin duda, pero legal, en un espacio público es preservar la salud no del fumador sino de las personas que le rodean.

Viene todo este rollo a la intención que parece que hay ahora de prohibir el uso de unos extraños adminículos llamados cigarrillos electrónicos, que parece que no emiten hacia el ambiente que rodea al usuario ninguna sustancia nociva. Se ve que una vez prohibido el tabaco en espacios públicos alguien ha pensado en que "ya puestos" vamos a prohibir también cualquier cosa que se le asemeje.

Es evidente que nuestra concepción de lo que es la democracia se ha debilitado mucho, en todos los sentidos. Las libertades individuales suenan casi a egoísmo, hasta el punto de que las voces justicieras y redentoras, también en todos los sentidos, parecen sentirse ahora con fuerza para "ya puestos" reclamar prohibiciones dirigidas a otras malas costumbres, la de estos cigarrillos... y otras. ¡Que miedo me da ese sendero de virtud!

Médicos como aquellos que te recibían fumando en la consulta (en los tiempos en que se tomaron algunas de estas fotografías) andan por ahí diciendo, seguramente con toda razón, que "vapear" nicotina es también muy malo para la salud de quien lo hace y que no le ayuda al síndrome de abstinencia ni a dejar el tabaco y que, aunque menos que la planta, algunos componentes bien venenosos ya tienen los chismes esos. Bueno ¿y que?

Reconozco a estas personas toda la autoridad para expresar esas certezas médicas pero de ellas no se deduce ninguna razón para prohibir en público una actividad que únicamente perjudica a quien libre y conscientemente la ejerce. No dudo que sea hábito muy malo para el "vapeador" y aceptaría de muy buen grado que estos profesionales solicitasen clara y rotundamente su prohibición total (en público y en privado) como pasa con otras drogas. Pero mucho ojo cuando hablamos de lo que se puede o no se puede hacer en el espacio público. Porque desde el punto de vista de la libertad la única pregunta válida para su prohibición, absolutamente la única es: ¿contamina el aire que respiran las demás personas? No les he leído ni una sola línea que diga que es así, por lo que no me queda otro remedio que pensar que se trata de una cruzada, de otra más, en favor de la rectitud y las buenas costumbres.

Pues mucho ojo. No sé usted pero yo, cuando alguien se siente legitimado para prohibirnos algo "por nuestro bien", no puedo evitar que se me vengan a la memoria, amenazantes como espectros zombies, todos los ataques a la libertad que en la historia de la humanidad han sido, desde los perpetrados por la Santa Inquisición hasta las purgas falangistas o las reeducaciones al disidente del comunismo real.

La lista de las actividades inadecuadas o reprobables es tan larga como la imaginación humana y tan peligrosa como ella. La democracia y el derecho que trajo consigo vinieron precisamente a limitar y regular el poder que puede ejercer el Estado en nombre de la sociedad, fijando claramente sus límites y dejando libre al ciudadano para seguir sus propias costumbres y hábitos mientras no perjudique a los demás, y eso incluye tanto lo que les parezca bien a sus vecinos como lo que les parezca mal. Si tiene usted alguna duda de en dónde está esta frontera que hoy se quiere traspasar con tanta ligereza pregunte a cualquier no cristiano, a cualquier homosexual, a cualquier mujer. Ellos y ellas le explicarán.


La democracia y la bolsa de hielo

La democracia es un sistema de gobierno alternativo a cualquier forma de tiranía. Apuesta por la inteligencia colectiva en lugar de por la genialidad individual. Su gran arma es la estadística, que confirma que sus resultados a largo plazo son incontestablemente mejores. Por tanto es el mejor sistema de gobierno pero no es el sistema perfecto. La perfección no está al alcance del ser humano.

Por tanto no debemos confundir la democracia, como pasa a menudo, con cosas como:
  • Certezacracia
  • Verumcracia
  • Verdadverdaderacracia
  • Iustitiacracia
  • Benditocracia
  • Communicatiocracia
  • Bienestarcracia
  • Miderechocracia
Y menos aún con:
  • Loqueyodigocracia (que también pasa a menudo)
(La bolsa de hielo está indicada contra las hinchazones y sobrecalentamientos cotidianos. Imprescindible para reflexionar con claridad. Manténgase al alcance de los adultos)

jueves, 27 de febrero de 2014

Monumento a Sísifo


En mi barrio hay un gran bulevar y en él, alguien diseñó un riachuelo artificial por el que el agua discurre saltarina, de escalón en escalón, hasta desembocar en una bonita alberca final. El rumor resulta agradable y, además, los servicios municipales mantienen tanto el estanque como el riachuelo impecablemente. Tres o cuatro veces al mes los operarios, vacían completamente el agua del sistema, limpian a conciencia las hojas y restos del fondo, y dejan todo como los chorros (nunca mejor dicho) del oro. Y ahí está el problema.

Aunque la limpieza es muy frecuente, en pocos días -horas incluso cuando hace viento- ese monumento a Sísifo vuelve a llenarse de restos, de hojas, ramitas, algún papel… que cubren el agua y, a las pocas horas, también el fondo.

Me apena ver el zafarrancho que montan operarios tan eficaces a sabiendas del poco tiempo que va brillar su esfuerzo así que he llegado a la conclusión de que no se trata de un elemento decorativo más sino que, a sabiendas de que iba a ser un barrio con muchas parejas jóvenes, alguien pensó que le venía al pelo un monumento a Sísifo, que es el patrono pagano de las personas con hijos pequeños y adolescentes.

La mitología griega asigna a Sísifo el castigo de empujar una gran piedra hasta la cumbre de un monte, desde donde ésta volvía a rodar hasta la base. El condenado debía así repetir el enorme e inútil esfuerzo una y otra vez, eternamente, como pasa en el estanque y con bastante probabilidad en muchas de las viviendas que se asoman a él.

lunes, 24 de febrero de 2014

Audiencia y notoriedad, a toda costa

Tal vez eran actores bien maquillados y falte el desmentido
También Mercedes Milá pretendió disfrazar su programa de “experimento sociológico” cuando no era otra cosa que voyerismo televisado, y del cutre. Con el tiempo y la inestimable ayuda de las bandas de chonis y macarras cuidadosamente seleccionados para gloria tan efímera, la realidad se impuso, el programa se trasladó al ya atestado barrio de “mierda con audiencia” que todas las teles tienen y las pretendidas veleidades científicas de los primeros días se esfumaron.

Lo mismo ha pretendido Évole con su engaño sobre el 23F. Cuando la TV exige cada día un espectáculo mayor y cuando la rebeldía vende tanto, la realidad puede no ser capaz de sostener tan agotador maratón y, en ese caso, se opta por inventársela. El periodismo de investigación se trastoca así en periodismo del “imagínate que” y cuando al final hay que explicar que todo era falso, no queda otro remedio que poner en marcha la patraña del supuesto experimento sociológico-mediático, para tapar el desatino profesional y moral montado para conseguir audiencia, anunciantes y…dinero. Eso es todo.

Bueno, todo exactamente no. Porque el engaño de la Sexta no es tan inocente como el de Mercedes Milá, que solo quería blanquear la mala conciencia de su audiencia cotilla. La simulación de una conspiración relacionada con el 23F se ha hecho sabiendo perfectamente que se riega en campo fácil, abonado. A sabiendas de que, a estas alturas de deterioro de la credibilidad de las instituciones del Estado, cualquier cosa mala que se diga de ellas, sea falsa, cierta o mediopensionista será aplaudida con entusiasmo y rebotada sin cuento. Si, como toda buena mentira, se apoya en datos o imágenes ciertas para manipularlas convenientemente el riesgo para el impostor resulta mínimo y se convierte en nulo si se cuenta, además, con la inagotable vanidad de políticos y protagonistas reales de aquel momento, dispuestos a decir lo que haga falta para verse por un día en pantalla.

Hasta ahora el periodismo de calidad tenía muchos enemigos, como los profesionales sectarios, que se creen sus propias mentiras, los falsarios que mienten a sabiendas y lo hacen a pecho descubierto, tratando de engañar y enredar a la opinión pública para su causa pero veo que aparece un nuevo enemigo: el que inventa lo que muchos quisieran que fuese cierto y lanza la bola para correr a esconderse en el "burladero de la experimentación", pero que lo que busca es, de entrada su propia notoriedad, por supuesto, y después saber hasta dónde llegó la mentira que lanzó; hasta dónde es de tonta la gente  de la que vive y a la que, evidentemente, desprecia. Solo espero que el autobús que lleva al barrio de la basura aún tenga plazas libres. Seguro que sí.



viernes, 21 de febrero de 2014

¿Estética policial?


Todo blanco, en perfecto orden, inmaculado, ni rastro de grasa protectora o del barro que se supondría inherente a algo recién sacado de algún bidón enterrado.
Presidido por el cuadro que la República Española encargó al genial artista malagueño, el silencioso vídeo que hemos visto hoy, tras una intensa campaña de generación de expectativas, no sé si muestra la mitad, unas pocas o todas las armas que le quedan a ETA, pero lo que sí muestra es, desde luego, muy poca imaginación a la hora de diseñar una estética propia.
A falta de ella se ha tirado de lo que más se conoce que, paradójicamente, son las imágenes que suelen enseñar la Policía y la Guardia Civil cuando decomisan alijos de drogas o de armas como esas mismas. Incluso está el inevitable logotipo sobre la mesa. ¡Que paradojas! Solo faltan los fajos de billetes.






miércoles, 19 de febrero de 2014

Europa necesita mentiras

Carlomagno visto por Durero
El Europarlamento que saldrá de las elecciones de mayo será el primero que tendrá potestad para elegir directamente al Presidente de la Comisión Europea, que hasta ahora era propuesto por el Consejo Europeo (formado básicamente los Jefes de Estado o de Gobierno de cada país).

Entre los europarlamentarios se va afianzando la costumbre de votar según su grupo ideológico y no según su nacionalidad. De hecho los socialdemócratas de toda Europa han señalado ya que su candidato único es el alemán Martin Schulz, actual Presidente del Parlamento. Los conservadores no han sido tan rápidos y andan tanteando el suyo; suenan Jean-Claude Juncker (luxemburgués), Vladis Dombrovskis (letón) y Michel Barnier (francés), de momento.

Es importante que las instituciones europeas vayan dejando atrás la costumbre de que cada uno vaya allí a hablar de su país (como hacía Francisco Umbral con su libro) y sigan avanzando francamente hacia un funcionamiento más globalmente europeo.

Es una lástima que este momento tan fundamental para la Unión Europea coincida con un tiempo de percepción tremendamente negativa y de desafección de la ciudadanía respecto a las instituciones comunes. Si en España estamos a ver cómo les atizamos bien a nuestro Gobierno y a nuestra oposición en las ya inminentes urnas azules, en otros países, que creíamos más civilizados que nosotros, crece enormemente la influencia de los partidos xenófobos, ultraderechistas y, desde luego, nada europeístas.

Parece claro que a la Unión Europea no le falta voluntad de seguir adelante pero tampoco le faltan problemas. La crisis no ayuda nada a la hora de conseguir la adhesión ciudadana, desde luego, y hay riesgo serio para la Unión, que no parece capaz de mantenernos en el top de la influencia internacional, como creímos que iba a pasar siempre. Porque la fortaleza percibida de la Unión Europea ha venido mucho de la mano del bolsillo, un poquito de parte de la razón y prácticamente nada ha conseguido del corazón o de la emoción de los europeos.

Esta última es, a mi juicio, una carencia grave. Comprendo que a un proyecto como el de la Europa unida, liderado en general por personas de amplia cultura, es difícil adherirle una mitología de esas que resultaron tan útiles para crear las naciones en su momento. Se hace cuesta arriba a estas alturas ponerse a inventar patochadas historicistas como las que nos enseñaron en nuestras escuelas nacionales a todos los europeos cuando éramos niños y niñas. (Ojo, no crean que salvo a las nacionalidades sin Estado, que compiten ventajosamente en ese ranking del ridículo, no crean.)

¿Quién no conoce la bonita historia de Arturo de Camelot, mito de la Inglaterra unificada, con espada mística y todo, que señala mágicamente al “auténtico” Rey de “toda Inglaterra”?. ¿Cómo no recordar al avispado Rodrigo, tan eficaz vendiendo el servicio de su tropa mercenaria a reyes grandes y pequeños, moros o cristianos, que acaba, sin embargo transmutado en el Cid, héroe legendario de una imaginaria cristiandad hispana.

¿Quién puede resistirse a la belleza del cantar de gesta de Roland, delfín de una protofrancia soñada y muerto por esos ásperos vascones en Roncesvalles?. Pero aunque la Edad Media da muchísimo juego por la más difícil refutación de lo inventado, otros episodios, bien marinados en el jugo patriótico, también cumplen aseadamente su papel de construcción legendaria de la nación: La propia Revolución Francesa, tan francesa ella como la Résistance en la que debieron participar todos los ciudadanos galos menos Pétain. O esa Guerra de la independencia tan nuestra, que expulsó heroicamente a los franceses y con ellos también la esperanza de salir de la tiranía absolutista en la que nos sumergimos entusiastas al grito de ¡vivan las caenas!”

La lista de mitos, exageraciones, abusos, olvidos interesados, invenciones cuidadosas y mentiras puras y duras resultaría interminable pero todas cumplen la importante función de crear la falsa quimera de que cada nación es algo natural y previo a nosotros, algo a lo que nos deberíamos acomodar y que deberíamos “sentir” como propio. Así es como se han construido siempre los sentimientos de pertenencia nacionales: mintiendo.

Precisamente este año se cumplen 100 años de la Primera Guerra Mundial, en la que enarbolando esas banderas patrias tan bien inventadas, millones de jóvenes europeos murieron en las trincheras, asfixiados con gas venenoso o reventados por un obús. En todo caso para nada. La historia real de Europa no es pacífica y algunos de sus episodios más crueles están demasiado cerca para olvidarlos así, de hoy para mañana.

Por si fuera poco la ciudadanía europea está entre las más cultas y no va haber forma de hacerle tragar con las ruedas de molino que sí colaron cuando se fue construyendo la mitología nacional de cada uno de los Estados. Seguro que sería posible encontrar a alguien que nos demuestre el natural hermanamiento secular entre la romería del Rocío y la Oktoberfest pero habrá quien se ría y así no vamos a ningún lado.

Poner al déspota Carlomagno como ejemplo de construcción europea y dar un premio con su nombre fue una buena mentira pero no parece que haya cuajado. Una pena, con lo bonito que es Aquisgrán. (Aachen, Oche, Aken, Aquisgranum)

No va a quedar otro remedio que hilar mucho más fino. Tal vez la cultura, más transnacional, nos pueda ayudar: los grandes autores, músicos, científicos y artistas europeos podrían servir para ir construyendo un cuidadoso relato, falso sin duda, pero útil para la cimentación del gran espacio continental único que tanta falta nos hace. Tampoco hay que descartar la ayuda que puede venirnos de los jóvenes, que gracias a programas de intercambio estudiantil han podido alcanzar un buen conocimiento de otros países y personas, bien profundo a veces.

En definitiva que, además de seguir avanzando en su construcción institucional, la fría, razonable y burocrática Unión Europea no debería descuidar la necesidad de un emocionante storytelling de si misma. Hace mucha falta y no debería ser imposible conseguirlo. Con menos y con peores mimbres se han construido los 28 cestos que la componen ahora.

Sobre las verdades que, en mi opinión, también necesita Europa, hablaremos otro día.




sábado, 15 de febrero de 2014

El pensamiento traidor

Galileo Galilei
“Eso que dices puede ser cierto pero solo contribuye a minar la moral y a debilitar la estrategia”

Bastantes veces he escuchado esa idea expresada de una u otra forma. Por mi experiencia, yo la he padecido en foros políticos pero supongo que pasará lo mismo en religión, en fútbol y en todos aquellos entornos en donde un grupo humano desea alcanzar colectivamente alguna meta.

Asombra la capacidad de muchas personas inteligentes para rechazar de forma rotunda, y a veces airada, las reflexiones ingratas. Y no lo hacen porque duden de que sean ciertas sino, precisamente, porque sospechan que, en efecto, lo son. Ya se sabe que el peor traidor es quien señala el punto débil que realmente tenemos.

Se trata de una mezcla de la natural ceguera voluntaria para no ver lo que se empecina en no encajar en nuestra realidad con un cierto voluntarismo prodigioso que no conocería límites ni barreras y cuyo ilusorio blindaje habría que mimar no acercando a él ninguna peligrosa vacilación.

No me gusta nada esa actitud, pero lo que me resulta especialmente irritante es que ocultar la verdad molesta se justifique casi siempre apelando a la necesidad de hacer “pedagogía” (de παιδιον, paidos – niño en griego)

Estoy siempre encantado de aprender cosas nuevas pero no acepto que se me trate como un ser inferior o inmaduro. No solo eso, sino que, además, creo que lo que más nos hace aprender y avanzar es justamente hacernos preguntas incómodas. Muy pequeña ha de ser la mente de aquel a quien no le quepa la menor duda.

Me ha salido una oportuna reflexión para hoy, que es el 450 aniversario del nacimiento de Galileo Galilei.

sábado, 8 de febrero de 2014

Permanezcan atentos a sus pantallas


ETA aplica el manual de las campañas de generación de expectativa y anuncia "aportaciones significativas" en un comunicado que publicará hoy.
¡Cuánto mejor para Euskadi si se hubiesen dedicado al marketing!

jueves, 6 de febrero de 2014

La izquierda mágica


La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. ¿Qué gigantes? dijo Sancho Panza.


En España no se investiga…Los recortes están expulsando a los científicos…Nuestras universidades no están en los rankings de las excelentes…

Cuando escucho quejas como éstas pienso siempre si no estaremos apostando contra nuestro propio futuro. Porque yo también creo que nada es más rentable que la ciencia. Pero también confieso que no sabría decir cuánto de cierto hay en esta alarma y cuánto de esa costumbre hispana de ignorar y despreciar lo que sí se tiene, para así alimentar ese increíblemente prestigioso complejo de inferioridad colectivo, envuelto en ropajes de chulería. Ese en el que nos complacemos en enlodarnos desde tiempos de Larra o Blanco White.

Lo que resulta evidente es que la contradicción tiene excelente prensa entre nosotros:
  • Somos una potencia en fabricación de aerogeneradores eólicos pero no hay ubicación para ellos que nos parezca buena y en todos los casos propuestos nace la plataforma popular anti-molinos que denuncia el “impacto visual” de las grande hélices. Hasta tal punto es así de que estamos “expulsando” de España a las compañías que los fabrican.
  • No hay europeos con más smartphones que los españoles pero los movimientos que promueven el pánico anti-antenas con un gorro de papel de aluminio en la cabeza logar una credibilidad pública para la que un investigador científico necesitaría al menos el Nobel.
  • Tenemos –todavía- una excelente sanidad pública pero la despreciamos a menudo por no incluir entre sus coberturas la homeopatía, el reiki, las flores de Bach… (rellénese la línea de puntos al gusto)
  • Competimos en todo el mundo con una industria ferroviaria excelente pero lo más izquierdoso y guay es oponerse a las líneas de alta velocidad. ¿Cuánto mejor las autopistas, verdad?
  • No queremos que falte la electricidad en casa, porque se nos caería la red wifi de la que ¡vaya! abominamos en el colegio de los niños, pero no aceptamos ni los molinos eólicos, ni el fracking, ni las nucleares, ni las térmicas, ni las de ciclo combinado, ni…
  • Desconfiamos de las investigaciones genéticas, que quizás sean lo más asombroso de los últimos cien años, hasta el punto de prohibir y aun destruir, las semillas modificadas que pronto necesitaremos para comer sin asolar completamente el planeta.
  • Los nuevos movimientos sociales, justamente enfrentados a deterioro económico y político, acogen como parte de su cambio a los antivacunas, que hablan arrobados de energía vital y autocuración, pero que en realidad amenazan con traernos de nuevo el dolor y la muerte que creímos dominados para siempre.
Lo peor es que detrás de esa ceguera “popular y fresca” pero incapaz de distinguir la tecnología de la magia (como ya nos avisó Arthur C. Clark) hay una corriente social profunda y, por eso mismo alarmante, que mueve no solo a esos movimientos, sino que contamina a buena parte de la sociedad y, sin duda a buena parte de la izquierda de siempre, salvo contadísimas excepciones.

Los izquierdistas de antaño no dudaron un momento de que la libertad vino de la mano de la ciencia y de la cultura, porque así fue. Ni tampoco olvidaron jamás que las herramientas de la tiranía eran justamente la superstición y la ignorancia. El abuelo que luchó para que a su barrio llegase la luz eléctrica no entendería hoy qué hace su nieto twitteando en el móvil un mensaje contra la vacuna que a él le permitió escapar de la polio, por ejemplo. Hoy, sin embargo, quien se resiste a la marea de todo lo que suene a alternativo contra la ciencia “oficial”, es visto como un reaccionario, cuando no como un sicario a sueldo de escondidos poderes en la sombra.

La gran paradoja es que la magia, que ha sido la herramienta más eficaz de la historia para oprimir a los hombres, ha conseguido entrar en la mente de millones de personas sinceramente preocupadas por construir un mundo más justo y mejor. Y lo ha hecho como un troyano, escondida precisamente en los productos y cachivaches que su enemigo secular, la ciencia, nos ha proporcionado a todos para hacernos más sanos, más fuertes, más felices pero…por lo que se ve, no más listos.


Si ha llegado a leer has aquí tal vez es que le ha interesado así que aprovecho para recomendarle a gente más inteligente que yo

http://naukas.com/

miércoles, 5 de febrero de 2014

La utopía y la bolsa de hielo




Si no tienes utopía no sabrás hacia dónde caminar.
Pero si solamente aceptas la utopía misma no darás un solo paso.


(La bolsa de hielo está indicada contra las hinchazones y sobrecalentamientos cotidianos. Imprescindible para reflexionar con claridad. Manténgase al alcance de los adultos)


jueves, 30 de enero de 2014

Si bebes, no conduzcas

Arantza Quiroga. Presidenta del PP vasco. Foto ABC
Las personas de la actual dirección del PP vasco están sufriendo una enorme injusticia. Tienen toda la razón Arantza Quiroga y los suyos en que nadie tiene derecho a dales lecciones de dignidad frente al terrorismo. Ni siquiera sus antiguos compañeros.

La peste ISO

En la Edad Media el más devastador enemigo de la humanidad fue la peste negra, que causó la muerte a un tercio de la población de Europa. Aquello tuvo consecuencias terribles en el desarrollo de la sociedad y retrasó cualquier avance económico, político y social.

Ahora, en el siglo XXI, creo que el gran enemigo de la humanidad moderna son los "procedimientos de calidad" que, bajo la excusa de la excelencia, matan la creatividad, obligan a destinar esfuerzos a tareas inútiles, disuaden a quienes quieren mejorar las cosas de verdad e impiden destinar las neuronas a aquello para lo que realmente las tenemos.

Tal vez exagere y no sea para tanto. Tal vez se trate solo de otra burbuja más, como la inmobiliaria o la financiera que, como éstas, un día bendito estallará por fin y nos demos cuenta entonces de la imaginación que hemos perdido, de la creatividad desperdiciada, de la emoción abortada, de las iniciativas aplastadas, de la felicidad huída y de los miles de horas y de toneladas de papel desperdiciadas para dar de comer a los sacerdotes de la ISO.

Seguramente tampoco esta vez podremos valorar el daño causado pero lo que sí podremos hacer será recuperar de verdad la calidad en el trabajo. Y en la vida.


martes, 28 de enero de 2014

La marea blanca y la bolsa de hielo

La marea blanca ha sido un movimiento cívico valioso, que ha conseguido hacer visible que, afortundamente, hay muchísima gente en España que conoce y valora la sanidad pública. Pero el dique que ha parado las pretensiones privatizadoras del Gobierno de la Comunidad de Madrid ha sido una de las instituciones del denostado Estado: El poder judicial.

(La bolsa de hielo está indicada contra las hinchazones y sobrecalentamientos cotidianos. Imprescindible para reflexionar con claridad. Manténgase al alcance de los adultos)

lunes, 20 de enero de 2014

El PSOE se hace republicano


La decisión del PSOE de hacer en noviembre elecciones abiertas para la elección de candidato a Presidente de Gobierno puede significar una auténtica revolución en la política española y, desde luego, lo será en el Partido Socialista. A poco que la cosa funcione y los ciudadanos se animen a participar, el voto de los propios militantes se convertirá automáticamente en muy minoritario en relación con el peso del de los simpatizantes. Ocurrirá así aun sin necesidad de acercarse a las cifras de franceses o italianos que participaron en las elecciones primarias de sus correspondientes partidos socialistas. Se abre de este modo una interesante incertidumbre.

Tanta, que el secretario de Organización socialista, Oscar López, ya ha dicho que no sabría definir las expectativas socialistas de cómo pueda la ciudadanía reaccionar y lo ha hecho apelando, con razón, a la novedad absoluta de este procedimiento para la designación del candidato o candidata.

No sé si son los mejores tiempos para pedir a la ciudadanía una implicación en la vida de los partidos. La cosa puede acabar como un sano revulsivo que ilusione a la gente y la movilice al ver que se atiende, por fin, a la tan reclamada transparencia, pero también puede convertirse en una ocasión propicia para abofetear a la política en general. Los socialistas habrán dado la cara, ciertamente, pero para que se la partan.

De lo que pocos hablan es de que este proceso abre un nuevo escenario dentro del propio PSOE. Hasta ahora se había dado por hecho que quien controlase el partido era automáticamente el candidato y, si los electores le daban la mayoría, era también Presidente del Gobierno.

El PSOE siempre ha manifestado su vocación republicana. Sin embargo en sus estructuras internas reproducía, con paradójica similitud, la estructura de poder del Reino de España, con un Presidente del Partido, ciertamente electo pero sin poder real: (Rubial, Chaves, Griñán) y un Secretario General que era quien, mejor o peor, gobernaba efectivamente el PSOE (González, Almunia, Zapatero, Rubalcaba) cargo que, en su caso, compatibilizaba con La Moncloa.

Las primarias implantadas ayer van a suponer la creación a partir de ahora de dos poderes dentro del PSOE: Por un lado el que ostentará, y con gran legitimidad si todo sale bien, la persona que encabece el cartel socialista y, por otra parte, el poder que corresponda al Secretario General que dirija el Partido en la sede de Ferraz por decisión del congreso interno que le haya elegido.

Dos poderes reales y efectivos, elegidos independientemente uno del otro es, justamente, lo que caracteriza a los regímenes republicanos occidentales (Presidente y Primer Ministro) y es un modelo que cuenta con muchos partidarios dentro del PSOE pero, curiosamente, fue ayer mismo cuando el propio partido estrenó internamente esa estructura. ¿Se habían dado cuenta?


sábado, 18 de enero de 2014

Gamonal es la frontera

RTVE

Los recientes sucesos del barrio de Gamonal, en Burgos, han provocado una considerable perplejidad; de un lado por haberse producido en una ciudad de las que se perciben como tranquilas y poco dadas a la algarada y de otra parte por el asombroso motivo de la protesta: la regeneración y mejora urbanística de una calle. ¿Quién puede negarse? Pues precisamente los propios vecinos. ¿Y por qué una protesta tan virulenta y unánime?

Pues seguramente porque Gamonal es una frontera, como muchas otras que hay en España. ¿Qué clase de frontera? Una muy terrible, la que separa a las personas ya excluidas de las que aún aguantan. Esa frontera. La frontera del miedo.

La gente siempre quiere que sus hijos vivan mejor de lo que vivieron sus padres y se esfuerza mucho por conseguirlo. Mientras ha habido empleo muchas familias trabajadoras fueron mejorando su situación. El acceso a la vivienda en propiedad se percibía como un seguro. Como la certeza firme a partir de la que construir la esperanza de que la familia mejoraría. Conseguido ese primer objetivo los siguientes pasos variaban según los sueños de cada cual. Había quien, por fin, adquiría ese coche o ese pequeño apartamento playero; cosas que su familia no había podido tener nunca. Otros optaban también por darles a sus hijos una educación superior de la que ellos habían carecido, con la esperanza legítima de su promoción social y bien conscientes de que el salto definitivo a la clase media de la siguiente generación vendría de la mano de su preparación académica.

Millones de familias compraban bienes y servicios y de esta forma se generaba una apariencia de prosperidad (bien regada, por cierto, por la incomprensible pero evidente burbuja). No solo era así sino que esa estrategia vital se promovía y era percibida como muy positiva. Los Gobiernos se vanagloriaban de la marcha del consumo y hubo algún ministro que aplaudió el desaforado precio de las viviendas como síntoma de la incontestable prosperidad de España.

Tanto éxito no permitía ver que había millones de familias que para poder seguir ese ritmo presentado públicamente como “lo normal” estaban haciendo uso de toda su capacidad económica absolutamente al límite. No había margen de maniobra alguno y cuando llegaron el paro o el recorte, o ambos, se vieron al borde del abismo. Precisamente ese límite social, esa frontera de vértigo, se ha hecho estos días realidad física y tangible en el barrio de Gamonal.

No hablo de gente que no pueda pagar la calefacción, que ya ha traspasado la frontera maldita, pero sí de quienes aguantan el coche en la calle pero no podrían pagar un garaje. Del drama de quienes han tenido que hacer regresar a sus hijos de aquella universidad a la que llegaron con la esperanza y el orgullo de las generaciones anteriores de su propia sangre metidas en la maleta junto al ordenador.

En la protesta de Gamonal han estado, seguro, trabajadores con sueldos mermados que hace meses cerraron con llave el pequeño adosado en el Mediterráneo sin saber si cuando regresasen lo harían de vacaciones o para entregar las llaves.

Gamonal ha sido, en fin, el chillido rabioso de la esperanza que se ahoga en miles de barrios y en millones de hogares que bordean esa frontera. Eso ha sido. A muchos nos ha sorprendido el escenario y el motivo concreto del estallido, un bulevar, pero en algún sitio tenía que saltar la chispa. Quienes siguen sin entenderlo es porque aún no se han dado cuenta de que lo que está pasando es mucho más grave que un disturbio con policías y sirenas.

sábado, 11 de enero de 2014

El PNV acude en auxilio de los radicales… y de sí mismo


Dice el PNV que su convocatoria conjunta de una manifestación hoy en Bilbao es una reacción excepcional ante una situación excepcional. Ciertamente su concurso de última hora en este asunto es una actitud que no concuerda con el distanciamiento que los jeltzales venían manteniendo con el lío de los presos desde que ETA anunció su cese.

También es verdad que esa excepcionalidad ya no lo es tanto si miramos un poco más lejos: Lizarra 1998 no está olvidado y los casos en que el PNV ha sumado sus fuerzas a las del nacionalismo vasco radical han menudeado a la largo de décadas. En el fondo es innegable que por debajo de siglas y estrategias de cada momento, el nacionalismo vasco comparte, y compartirá, un imaginario sentimental común sobre el que se construye cada una de las posiciones diferentes que lo sustentan.

La manifestación prohibida y la reconvocatoria de hoy son, en efecto, un momento excepcional, porque existía el peligro cierto de que los jeltzales quedasen marginados dentro del universo común abertzale. El PNV ha querido evitarlo aun a riesgo de poder abandonar temporalmente una cierta centralidad política. No es raro. Llevan en esa táctica desde que Bildu entró en las instituciones y me inclino a pensar que, siempre desde su punto de vista, Ortuzar y los suyos han acertado ya que en este momento la mala situación de los partidos no nacionalistas hace que no haya nadie en Euskadi que le pueda disputar al PNV el segmento electoral del centro político, por lo que este movimiento táctico no le costará caro.

Solo ocurriría lo contrario si la demostración de hoy se convirtiese un punto de inflexión en relación con el cierre del terrorismo, como sin duda sueñan sus convocantes originales, pero tal cosa es muy improbable. Ya verán cómo la de hoy será una más de las ya muchas y muy multitudinarias concentraciones promovidas por el mundo de Batasuna/Bildu/Sortu/EH/… todas ellas con buenos resultados mediáticos pero nada más. Episodios como el de hoy o como el que protagonizaron el pasado día 4 en Durango unos presos cansados y derrotados, tendremos muchos de ahora en adelante, a lo largo del que seguramente será largo e incómodo tiempo en que los vascos tendremos que ir pasando nuestra propia resaca sociológica del terror.

Lo que no ofrece dudas es la excelente cintura política del PNV, que le ha permitido una jugada como ésta en la que no solo impide el monopolio de Bildu sobre los sentimientos abertzales sino que, además, se adorna a sí mismo con la pátina de “hermano mayor” que saca las ardientes castañas del fuego a otros “irresponsables” miembros de la familia cuando estaban a punto de quemarse.

Pero como nunca la dicha es completa, algunos peligros sí se vislumbran a lo lejos: Para el PNV que su insistencia en acudir a todo lo que suene a abertzale le haga derivar a largo plazo hacia donde no le conviene ir, tal y como le está pasando al PP nacional con su particular “Tea Party”. Para el PP vasco, que su ya débil posición propia desaparezca fagocitada por las torpezas del Gobierno de España y para el PSE PSOE, que una exacerbación diaria de la agenda nacionalista le deje sin discurso mediático y, por tanto, en tierra de nadie. Iremos viendo.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Multazo a las teles


Hubo un tiempo en que los políticos aún no monopolizaban para ellos solos todo el odio ciudadano, como ocurre ahora. La inquina estaba entonces más repartida y los terroristas, las grandes corporaciones, las constructoras, la banca y otras entidades, como las cadenas de TV, contaban con sus propias cuotas de antipatía popular. A estas últimas se les reprochaba en público la pésima calidad de una programación que, sin embargo, se seguía privadamente de forma mayoritaria.

En respuesta a tales críticas las cadenas establecieron en 2004 un código de autorregulación en el que prometían no ofrecer contenidos “perniciosos” para la infancia en las horas en que se suponía que los menores veían la tele. Se le llamó “horario protegido” y hace poco aquella iniciativa pasó de ser una declaración de buena voluntad a contemplarse en la nueva Ley de Comunicación Audiovisual.

Vista la destreza de nuestros chicos y chicas con el mando, su acceso constante a internet y su asombroso conocimiento de todas las novedades, hablar de un horario infantil a estas alturas suena bastante falso y tan anacrónico como la familia “Telerín” animando a los pequeños a acostarse. Sin embargo, la Ley es la Ley y la Comisión Nacional de la Competencia acaba de multar a dos grandes grupos televisivos con 2 millones de euros por vulnerar ese pretendido horario infantil. Lo más curioso es que se les castiga por un caso concreto en medio de un mar de incumplimientos cotidianos.

En 2004 les recuerdo que no había más cadenas que las grandes y una de pago, resultado de la fusión de dos anteriores. No había ni TDT, ni temáticas ni, por supuesto, cadenas de dibujos animados las 24 horas el día. La tele aún se veía en el salón de casa, ni en el ordenador ni en el teléfono y menos aún en la tablet.

Sin embargo en muy pocos años nuestras casas y nuestros bolsillos se han llenado de pantallas, los horarios se han ido al garete y las normas que entonces se crearon se han revelado perfectamente inútiles. No debería extrañarnos: ocurre siempre que queremos sustituir la civilidad, el respeto y el sentido común por la Ley y la sanción, pero es algo a lo que en España parece que tenemos auténtica adicción. ¿Aprenderemos? Lo dudo.



viernes, 20 de diciembre de 2013

Implacables


Ese fue adjetivo, bien tajante, que en noviembre escogió el portavoz del Gobierno Vasco para mostrar su firme determinación de evitar que Cantabria pudiese saltarse las normas europeas de la libre competencia y concediera ayudas de Estado a empresas para que se ubicasen allí, en vez de aquí: “Seremos implacables”, dijo.

Europa denomina “ayudas de Estado” a las que puedan recibir las empresas de parte de cualquier Administración Pública y que les supongan ventajas sobre las empresas competidoras de otros lugares. Tales ayudas están prohibidísimas y por eso mismo adoptan toda clase de formas y subterfugios que traen de cabeza a los inspectores europeos.

Sin embargo todas son idénticas en una cosa: en la enorme popularidad y aceptación que tienen allí en donde se ofrecen. Es humano que nos guste recibir apoyo cuando estamos mal y, sin duda, la popularidad de quien nos lo da se incrementa mucho cuando lo hace, lo que electoralmente resulta muy tentador.

Desde aquellas clásicas vacaciones fiscales (cuánto arte en el nombre y cuántos problemas después) hasta el último susto que nos a traído de Europa -vaya por Dios- un socio del Athletic, pasando por el sector naval, un intento en Edesa, coches eléctricos y hasta por algún otro equipo deportivo local…la trayectoria vasca es casi la de un “parque de atracciones” de las ayudas de Estado, y siempre, como digo, con la aquiescencia y el aplauso popular más entregados.

Ya se sabe que los viejos cocineros devienen en avispados frailes así que los gobernantes de Cantabria pueden estar tranquilos porque nunca encontrarán mejor vigilante de la legalidad de su iniciativa que las Instituciones Vascas. Implacables ellas.

Menos mal que el nuevo San Mamés se ha salvado del expediente del socio Almunia porque, como todo el mundo sabe, no lo va a usar solo el Athletic sino que todos y todas vamos a poder disfrutar de sus instalaciones deportivas…¿verdad que sí?





Publicado en Danok Bizkaia el 20 de diciembre de 2013

NOTA añadida el 11 de enero de 2014: No ha habido que esperar ni un mes para que las instituciones vascas (tan implacables ellas) se presten generosas a ofrecer ayudas de Estado sin que nadie abra la boca salvo, en todo caso, para exigirlas cuanto antes. Me entra la duda de si el capitán Renault no sería vasco-francés.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Marx en Algorta


En 1852, en su obra “El 18 de Brumario” Karl Marx escribió que los hechos históricos siempre se repiten dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa.

Algo así ha sucedido en Getxo. Resulta que ahora que por fin nos veíamos libres del terrorismo real, han “secuestrado” la imagen del sireno que adornaba el muelle del Puerto Viejo de Algorta. Han pintado en su lugar una gran interrogación y en un video han exigido a los poderes públicos condiciones políticas para la “liberación” de la obra. Los Robin Hoodes costeros exigen también que se repartan retoños de árboles autóctonos entre la población y todo ello lo reclaman mediante una escenografía típicamente terrorista, aunque más cercana al Yihadista que a nuestro terrorismo autóctono.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Ha molestado

Foto Fernando Bustamante. La información de Alicante

Leo que algunos responsables televisivos se han sentido ofendidos porque crezca la sospecha de que pudieran estar preparando algún programa especial llevando a sus platós a Miguel Ricart, recién liberado tras 21 años en prisión por el crimen de las niñas de Alcàsser.

“La pregunta es insultante”, ha protestado ya alguno de los responsables de ese tipo de programas. Niegan que quieran dar “minutos de gloria a un asesino temido y repudiado” y alguno hay que se ha preguntado indignado: “¿por qué hay esa imagen de que los reporteros de TV van con un talonario detrás?”. La respuesta es bien simple: Porque hay reporteros de TV que van con un talonario detrás. Justo por eso mismo. Y además con un talonario que se usa a menudo para comprar la presencia y las palabras, ciertas o falsas (que eso da lo mismo) de cualquiera que genere el suficiente escándalo como para que les compense la audiencia; auténtica diosa pagana de la TV, a cuya voracidad insaciable se sacrifican la honestidad, la calidad, la decencia y lo que haga falta. Así que lo del dinero es lo de menos.

Hay tantos precedentes de indignidad en este tipo de programas (incluido alguno relacionado con ese mismo crimen) que no comprendo que puedan ahora extrañarse de que se les ponga bajo sospecha. Es sabido que a Ricart y a otros delincuentes se les ha seguido y perseguido, micrófonos y cámaras en mano, para obtener declaraciones, así que no faltan motivos para esa sospecha. Incluso, ya puestos, quién sabe si no habrá sido la misma reacción ciudadana lo que ha abortado el previsto bombazo.

Sea o no así lo que no es de recibo son sus protestas.  Son esas personas que, para oprobio de esa profesión se hacen llamar periodistas, las que han creado la idea de que cualquier acusación, sospecha, revelación, duda…se apoye en datos, en suposiciones o en meras imaginaciones delirantes de cualquier lunático gritador es susceptible de ser emitida para millones de personas y debatida públicamente durante horas. Quienes nos han acostumbrado a ver como normal que la reputación de cualquiera sea destripada en sus programas no son los más adecuados para protestar ahora, cuando sobre ellos recaen sospechas sobre si tenían o no previsto pasarse de la raya también esta vez.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Barakaldo desaparece


Tenemos menos hijos. Los jóvenes dejan de serlo sin conseguir la casa que todo casado quiere. El arroz se les va pasando mientras su confianza en el futuro se acompasa con sus salarios -es decir- cae. O tal vez solo sea que las series de TV terminan demasiado tarde. ¡Vaya usted a saber! Por si fuera poco la crisis golpea con dureza a los fértiles inmigrantes, que se nos van. Algún idiota se alegrará de ello.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó hace días un estudio en el que se confirma la tendencia: De seguir el camino que llevamos, y nada apunta a que cambie, Euskadi habrá perdido en sólo diez años la población actual de Barakaldo y de Basauri juntas (unas 143.800 personas).

En su inolvidable canción “Mayo”, Imanol cantaba “ha muerto ya Barakaldo” pero se refería a la contaminación, no a la población. Ni él ni nadie podía imaginar entonces que llegase a ser casi cierto. De hecho nunca se había dado tal situación, salvo en la Guerra Civil o en la epidemia de gripe de 1918, 1919.

En toda España la población disminuirá en 2.600.000 personas y la tendencia no podrá ser ya revertida por los nuevos nacimientos puesto que se prevé también una dramática disminución de las personas entre 20 y 49 años. Imagine, por ejemplo, que Euskadi y la Rioja fuesen un desierto, o tal vez un bonito parque natural, pero en todo caso sin vida humana. Uff.

Obviamente la caída de población estará repartida pero asusta imaginar por un momento el silencio, los cristales rotos, los coches abandonados, los árboles colonizando fachadas y edificios, el polvo que ya nadie barre levantado por el viento en calles desiertas y oscuras.

No será una peli catastrófica de ciencia-ficción pero tampoco ningún cuento de hadas. Menos gente son menos bocas pero también menos manos, menos cerebros, menos imaginación, menos cultura, menos riqueza. Siempre hemos dado por hecho que seguiríamos creciendo, estábamos a otros problemas pero no a éste. Sin embargo ahora sabemos que a las muchas incertidumbres que nos asaltan deberemos añadir otra que nunca creímos posible pero con la que tendremos que apañarnos. Solo una recuperación económica que vuelva a traernos rápidamente nuevos inmigrantes podrá parar esta caída.

Me pregunto por qué esta noticia tan importante ha pasado por los medios con tan poco ruido. Que si, como cantaba el tango: 20 años no es nada, 10 son aún menos.