5 minutos directos al corazón
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viernes, 23 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
Diglosia política

La autodenominada izquierda abertzale se supera en el lenguaje críptico al que nos tiene acostumbrados. He de confesar que no he leído los 36 folios que dicen que contienen las profundas reflexiones en las que andan metidos ahora pero lo que su propia prensa destaca muestra la endogamia mental absoluta a la que está sometido este sector de la sociedad vasca.
Sólo desde la más absoluta negación de la realidad efectiva de lo que pasa en el País Vasco (y que todo el mundo conoce) es posible alguien que apoya la amenaza y el asesinato pueda escribir que apuesta por "un proceso democrático que tenga como base la palabra y la decisión de la ciudadanía vasca" y que debería llegar a desarrollarse "sin ninguna violencia ni injerencia externa".
Pues no contentos con ello, la apuesta esa la sustancian en pasos, entre ellos: Construir un "muro popular" lo más amplio posible frente a las agresiones y la injerencia estatal, y a favor del propio proceso democrático y la excarcelación de presos” .
Es tal el delirio en el que están que parece que vaticinan que será la izquierda abertzale la que se beneficiará del paso del tiempo, de modo que el Estado español aparezca con claridad en su papel de "verdugo" y los independentistas se reflejen como víctimas….Toma ya.
Hay de todo en el resumen de lo publicado. Bueno, casi de todo porque no hay nada de lo único que debería haber. Falta esa comunicación clara, efectiva y rotunda de que ETA debe desaparecer para siempre. Una línea hubiera bastado. Falta el reconocimiento expreso y valiente de que este pueblo tiene derecho, por fin, a liberarse de la amenaza real, de la injerencia real, de los verdugos reales y de que debe ser respetada su voluntad democrática real expresada año tras año por todos los vascos que ni siquiera entienden ese lenguaje torturado y "orwelliano" que fuerza a las palabra a significar lo contrario de lo que significan.
En contraste ayer le estuve escuchando a Maite Pagazaurtundua palabras que sí se entendían. Que expresaban ideas en lugar de intentar ocultarlas. Y le escuché avisos claros a una sociedad acobardada, temerosa y sumisa, que ha llegado a admitir cosas inadmisibles.
Maite Pagazaurtundua nos avisaba de la necesidad de una “alfabetización” de los jóvenes a favor de la deslegitimación de la violencia como herramienta. Nos dijo que era urgente terminar con el ambiente que pretende prestigiar al terrorismo y reescribir un pasado glorioso a la medida de los ex asesinos.
Dijo muchas cosas pero también a ella le faltó algo. Le faltó el odio. Nos hablo como quien propone una solución a un problema grave y urgente pero sin prevalerse de su condición. Maite habló con toda la legitimidad pero sin ningún reproche. Menuda diferencia.
m
Foto diario El País
lunes, 19 de octubre de 2009
El miedo es libre pero el odio se cultiva
Un poco largo para postear pero no me he resistido a incluir este texto de la Fundación Fernando Buesa, en respuesta a quienes han dicho que no desean "llevar el odio de las víctimas a las aulas"
"LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NO ODIAN, SUFREN"
“No sentimos odio, lo que sentimos es un enorme vacio”. Estas palabras fueron pronunciadas por Marta Buesa, la hija de Fernando Buesa en una rueda de prensa junto a sus hermanos Carlos y Sara cuatro días después del asesinato a manos de ETA de su padre, junto a su escolta Jorge Díez Elorza. Y a nuestro juicio resumen perfectamente el sentir de las víctimas del terrorismo. Porque las víctimas no odia, sufren.
Nuestra Fundación ha venido recopilando, junto con otras asociaciones, fundaciones e instituciones, testimonios de víctimas del terrorismo. Y en ninguno de ellos aparece ni el odio ni la venganza. Y cuando se cita la venganza es precisamente para negarla. Algunos de estos testimonios formaron parte de la exposición que sobre las víctimas organizó el Parlamento Vasco. Nos permitimos sugerir a quienes pudieran albergar dudas que repasen dichos testimonios. Testimonios por cierto, que también constan en el informe del Ararteko sobre atención institucional a las víctimas del terrorismo.
El odio es el caldo de cultivo de la venganza, y como decíamos, las víctimas del terrorismo no han empleado la venganza; siempre han confiado y siguen confiando en el Estado de Derecho a la hora de reclamar justicia por el daño injustamente recibido. Y confían singularmente en la Audiencia Nacional causándoles estupor que pueda afirmarse que sus jueces no quieran acabar con ETA.
El odio no es solamente el caldo de cultivo de la venganza sino que constituye un elemento sustancial del fanatismo. Los fanatismos no sólo proclaman su fe ciega en una idea, sino que con la misma fuerza odian todo aquello que consideran contrario a ella. Y donde realmente anida el odio es en el corazón de los asesinos de Fernando, Jorge, Miguel Ángel, de Gregorio y del resto de víctimas del terrorismo etarra. Y el odio unido a la “cosificación” de la víctima, a la transformación de un ciudadano en un enemigo sin nombre, sin cara, en algo que eliminar, ha generado centenares de asesinatos.
Pero el odio no es exclusivo de los terroristas. En ellos alcanza sus máximas cotas. También existe mucho odio en una parte de la sociedad vasca, concretamente en el nacionalismo radical. Odio que lleva a justificar asesinatos, extorsiones, secuestros y amenazas. Amenazas más o menos veladas que ha llevado a una buena parte de la sociedad vasca a “mirar para otro lado”, no vaya a ser que ese odio le salpique.
Y uno de los mejores antídotos contra ese odio es precisamente la presencia y el testimonio de las víctimas. Y lo es, porque no odian a pesar de sufrir enormemente. Y de sufrir en muchas ocasiones doble dolor: el del asesinato de su familiar y el de la indiferencia, cuando no el insulto, de sus convecinos. La presencia y el testimonio de la víctimas es una de las mejores vías de deslegitimación de terrorismo. Porque la víctimas inocentes y carentes de odio convierten al activista en lo que realmente es: un asesino vil y cobarde.
Y hace falta mucha pedagogía democrática en el País Vasco, mucha educación en valores de paz, de libertad, de convivencia y de tolerancia. Porque ese odio que pretende generar desistimiento y genera indiferencia se da tanto a nivel familiar, como educativo y en el conjunto de la vida social, medios de comunicación incluidos. Por eso es necesaria la presencia y el testimonio de las víctimas.
Decíamos que existe aun mucho odio y mucho fanatismo en nuestro País Vasco. Pero que nadie busque ese odio en las víctimas del terrorismo porque no lo encontrará. El odio es patrimonio de los victimarios y de los que los apoyan.
Fundación Fernando Buesa Blanco
"LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO NO ODIAN, SUFREN"
“No sentimos odio, lo que sentimos es un enorme vacio”. Estas palabras fueron pronunciadas por Marta Buesa, la hija de Fernando Buesa en una rueda de prensa junto a sus hermanos Carlos y Sara cuatro días después del asesinato a manos de ETA de su padre, junto a su escolta Jorge Díez Elorza. Y a nuestro juicio resumen perfectamente el sentir de las víctimas del terrorismo. Porque las víctimas no odia, sufren.
Nuestra Fundación ha venido recopilando, junto con otras asociaciones, fundaciones e instituciones, testimonios de víctimas del terrorismo. Y en ninguno de ellos aparece ni el odio ni la venganza. Y cuando se cita la venganza es precisamente para negarla. Algunos de estos testimonios formaron parte de la exposición que sobre las víctimas organizó el Parlamento Vasco. Nos permitimos sugerir a quienes pudieran albergar dudas que repasen dichos testimonios. Testimonios por cierto, que también constan en el informe del Ararteko sobre atención institucional a las víctimas del terrorismo.
El odio es el caldo de cultivo de la venganza, y como decíamos, las víctimas del terrorismo no han empleado la venganza; siempre han confiado y siguen confiando en el Estado de Derecho a la hora de reclamar justicia por el daño injustamente recibido. Y confían singularmente en la Audiencia Nacional causándoles estupor que pueda afirmarse que sus jueces no quieran acabar con ETA.
El odio no es solamente el caldo de cultivo de la venganza sino que constituye un elemento sustancial del fanatismo. Los fanatismos no sólo proclaman su fe ciega en una idea, sino que con la misma fuerza odian todo aquello que consideran contrario a ella. Y donde realmente anida el odio es en el corazón de los asesinos de Fernando, Jorge, Miguel Ángel, de Gregorio y del resto de víctimas del terrorismo etarra. Y el odio unido a la “cosificación” de la víctima, a la transformación de un ciudadano en un enemigo sin nombre, sin cara, en algo que eliminar, ha generado centenares de asesinatos.
Pero el odio no es exclusivo de los terroristas. En ellos alcanza sus máximas cotas. También existe mucho odio en una parte de la sociedad vasca, concretamente en el nacionalismo radical. Odio que lleva a justificar asesinatos, extorsiones, secuestros y amenazas. Amenazas más o menos veladas que ha llevado a una buena parte de la sociedad vasca a “mirar para otro lado”, no vaya a ser que ese odio le salpique.
Y uno de los mejores antídotos contra ese odio es precisamente la presencia y el testimonio de las víctimas. Y lo es, porque no odian a pesar de sufrir enormemente. Y de sufrir en muchas ocasiones doble dolor: el del asesinato de su familiar y el de la indiferencia, cuando no el insulto, de sus convecinos. La presencia y el testimonio de la víctimas es una de las mejores vías de deslegitimación de terrorismo. Porque la víctimas inocentes y carentes de odio convierten al activista en lo que realmente es: un asesino vil y cobarde.
Y hace falta mucha pedagogía democrática en el País Vasco, mucha educación en valores de paz, de libertad, de convivencia y de tolerancia. Porque ese odio que pretende generar desistimiento y genera indiferencia se da tanto a nivel familiar, como educativo y en el conjunto de la vida social, medios de comunicación incluidos. Por eso es necesaria la presencia y el testimonio de las víctimas.
Decíamos que existe aun mucho odio y mucho fanatismo en nuestro País Vasco. Pero que nadie busque ese odio en las víctimas del terrorismo porque no lo encontrará. El odio es patrimonio de los victimarios y de los que los apoyan.
Fundación Fernando Buesa Blanco
miércoles, 14 de octubre de 2009
Recuerdos de Daimiel
Es posible que en poco tiempo tengamos el dudoso honor de retirar la calificación de parque natural a las Tablas de Daimiel. 
A la sequía -esta sí- pertinaz, causada no por la voluble naturaleza sino por la mano del hombre hay que añadir ahora la repetición de un fenómeno que no deja de ser dramáticamente curioso; la combustión de la turba que forma el inmediato subsuelo de las tablas.
Un desastre en toda regla. Posiblemente el final definitivo del primer parque humedal de España.
La primera vez que oí hablar de la turba fue de joven en aquel bachillerato en el que creo que aprendí algunas de las cosas más importantes que aún sé. Mi libro lo describía como un tipo de carbón que se forma en zonas inundadas. Más tarde supe que se usa también para filtrar el agua del whisky en la highlands escocesas, lo que tiene su aquel.
Han pasado décadas pero aún recuerdo vivamente un viaje a Daimiel con un grupo de amigos aficionados a la ecología, en plena Semana Santa. Recorrimos entonces las lagunas en unas barcas planas y alargadas como las que hoy descansan sobre la tierra seca. Vimos patos, fochas, garzas y aún puedo ver a una cigüeñuela que, rebuscando en el limo, parecía posar orgullosa ante nuestros binoculares y nuestras cámaras.
Me duele imaginar aquella laguna hoy seca y ardiendo en sus entrañas. Y también yo me quemo un poco por dentro.
No sé si comprenderemos alguna vez los ciclos de nuestro mundo ni tampoco si seremos capaces de asumir nuestra responsabilidad como seres inteligentes que dicen que somos pero en las Tablas de Daimiel algo se ha hecho mal, muy mal.
Foto publicada en http://apudepa.blogia.com/

A la sequía -esta sí- pertinaz, causada no por la voluble naturaleza sino por la mano del hombre hay que añadir ahora la repetición de un fenómeno que no deja de ser dramáticamente curioso; la combustión de la turba que forma el inmediato subsuelo de las tablas.
Un desastre en toda regla. Posiblemente el final definitivo del primer parque humedal de España.
La primera vez que oí hablar de la turba fue de joven en aquel bachillerato en el que creo que aprendí algunas de las cosas más importantes que aún sé. Mi libro lo describía como un tipo de carbón que se forma en zonas inundadas. Más tarde supe que se usa también para filtrar el agua del whisky en la highlands escocesas, lo que tiene su aquel.
Han pasado décadas pero aún recuerdo vivamente un viaje a Daimiel con un grupo de amigos aficionados a la ecología, en plena Semana Santa. Recorrimos entonces las lagunas en unas barcas planas y alargadas como las que hoy descansan sobre la tierra seca. Vimos patos, fochas, garzas y aún puedo ver a una cigüeñuela que, rebuscando en el limo, parecía posar orgullosa ante nuestros binoculares y nuestras cámaras.
Me duele imaginar aquella laguna hoy seca y ardiendo en sus entrañas. Y también yo me quemo un poco por dentro.
No sé si comprenderemos alguna vez los ciclos de nuestro mundo ni tampoco si seremos capaces de asumir nuestra responsabilidad como seres inteligentes que dicen que somos pero en las Tablas de Daimiel algo se ha hecho mal, muy mal.
Foto publicada en http://apudepa.blogia.com/
lunes, 12 de octubre de 2009
La maldición del ejército de España
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Un año más, el desfile de las Fuerzas Armadas del 12 de octubre en Madrid, ha sido escenario de gritos e insultos contra el Presidente del Gobierno.
Parece que Rodriguez Zapatero se lo ha tomado como parte del espectáculo. Y puede que tenga razón. Es parte del espectáculo de las Fuerzas Armadas españolas que los nostálgicos de la dictadura las tomen como algo suyo.
Hoy, como todos los años, ese reducto de antiguos fascistas, ha hecho su papel en el espectáculo del desfile. Han ido a vitorear a un ejército que no es el que ellos recuerdan y añoran. Pero que tiene que soportar cada año esa maldición.
Bien es cierto que nadie en la historia ha sido capaz de interiorizar la simbología militar como lo hicieron los fascistas, fueran españoles, alemanes o italianos. Y esa imagen tan particular de lo castrense pervive aún en las capas, los pendones, los tanques, la caballería, el paso marcial y -como no- en la cabra de la Legión. Pero el ejército cuyos soldados han desfilado hoy, aunque lleve la cabra que tanto entusiasmo concita en los corazones de ese tipo de público, no es en absoluto aquel que acogotó las libertades en España.
Qué más quisieran. Por eso se han congregado para desahogarse faltando al Presidente a la Vicepresidenta y a cualquier demócrata que hubiesen tenido a mano. Algunos incluso al Rey. Es lo que hay.
Lo que no he entendido bien es por qué se molesta el alcalde de Madrid. No me gusta que se haga el tonto porque Ruiz Gallarón tiene que saber que esa gente considerará siempre ilegítimo y usurpador a cualquier Gobierno que no sea el partido del Alcalde, o alguno peor.
Esperanza Aguirre ha estado prudentemente callada, seguramente porque aún recuerda cuando el PP empujaba a ese tipo de gente a deslegitimar al Gobierno con esos mismos gritos en la misma calle. Yo también me acuerdo.

Parece que Rodriguez Zapatero se lo ha tomado como parte del espectáculo. Y puede que tenga razón. Es parte del espectáculo de las Fuerzas Armadas españolas que los nostálgicos de la dictadura las tomen como algo suyo.
Hoy, como todos los años, ese reducto de antiguos fascistas, ha hecho su papel en el espectáculo del desfile. Han ido a vitorear a un ejército que no es el que ellos recuerdan y añoran. Pero que tiene que soportar cada año esa maldición.
Bien es cierto que nadie en la historia ha sido capaz de interiorizar la simbología militar como lo hicieron los fascistas, fueran españoles, alemanes o italianos. Y esa imagen tan particular de lo castrense pervive aún en las capas, los pendones, los tanques, la caballería, el paso marcial y -como no- en la cabra de la Legión. Pero el ejército cuyos soldados han desfilado hoy, aunque lleve la cabra que tanto entusiasmo concita en los corazones de ese tipo de público, no es en absoluto aquel que acogotó las libertades en España.
Qué más quisieran. Por eso se han congregado para desahogarse faltando al Presidente a la Vicepresidenta y a cualquier demócrata que hubiesen tenido a mano. Algunos incluso al Rey. Es lo que hay.
Lo que no he entendido bien es por qué se molesta el alcalde de Madrid. No me gusta que se haga el tonto porque Ruiz Gallarón tiene que saber que esa gente considerará siempre ilegítimo y usurpador a cualquier Gobierno que no sea el partido del Alcalde, o alguno peor.
Esperanza Aguirre ha estado prudentemente callada, seguramente porque aún recuerda cuando el PP empujaba a ese tipo de gente a deslegitimar al Gobierno con esos mismos gritos en la misma calle. Yo también me acuerdo.
miércoles, 7 de octubre de 2009
Atuneros al tun tun
Si no fuese un drama el que están viviendo los pescadores y sus familias de Bermeo, Galicia, Insonesia, Seychelles, etc. la verdad es que toda esta polémica tendría algo de chusco.
Suena a broma que ahora salgan de debajo de las piedras expertos en derecho marítimo, en seguridad y en escolta de buques y hasta defensores del "impuesto" ecológico que cobran los somalíes por la "esquilmación" de sus aguas. No tengo palabras...
No sé que han hecho el comandante de la fragata "Canarias" o el de la francesa "Germinal" para alcanzar sus grados militares pero al parecer, cualquiera en la barra de un bar se ve con más preparación que ellos para poner fin a esa situación.
Las soluciones taumatúrgicas a las que tan aficionados somos en España o en el Estado Español (pongan a su gusto) se centran ahora en el embarque de infantes de marina. Auténtica piedra filosofal, bálsamo de Fierabras o ungüento amarillo contra la piratería. A problemas complejos soluciones simples, parece que es la consigna.
Pero de toda la fauna opinadora y solucionadora -de una vez por todas- de este asunto tan triste el que más me gusta es el portavoz nacionalista vasco en el Congreso Sr. Erkoreka, que reclama airado la presencia de infantes de marina a bordo de los atuneros pero cuyo partido hizo una peregrinación hace unos meses al monte Gorbea para "exorcizarlo" de la presencia de militares españoles que osaron hacerse una foto con la bandera roja y gualda enganchada a la cruz de amor que hay en lo más alto de aquel monte. No solo eso sino que su partido pretende prohibir la presencia de uniformados españoles en la casa de Juntas de Gernika, indignado también al ver que habían sido invitados en su día a la toma de posesión del Lehendakari.
Al Sr.. Erkoreka le dedico el video que sigue, porque ....él sí que vale...
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Suena a broma que ahora salgan de debajo de las piedras expertos en derecho marítimo, en seguridad y en escolta de buques y hasta defensores del "impuesto" ecológico que cobran los somalíes por la "esquilmación" de sus aguas. No tengo palabras...
No sé que han hecho el comandante de la fragata "Canarias" o el de la francesa "Germinal" para alcanzar sus grados militares pero al parecer, cualquiera en la barra de un bar se ve con más preparación que ellos para poner fin a esa situación.
Las soluciones taumatúrgicas a las que tan aficionados somos en España o en el Estado Español (pongan a su gusto) se centran ahora en el embarque de infantes de marina. Auténtica piedra filosofal, bálsamo de Fierabras o ungüento amarillo contra la piratería. A problemas complejos soluciones simples, parece que es la consigna.
Pero de toda la fauna opinadora y solucionadora -de una vez por todas- de este asunto tan triste el que más me gusta es el portavoz nacionalista vasco en el Congreso Sr. Erkoreka, que reclama airado la presencia de infantes de marina a bordo de los atuneros pero cuyo partido hizo una peregrinación hace unos meses al monte Gorbea para "exorcizarlo" de la presencia de militares españoles que osaron hacerse una foto con la bandera roja y gualda enganchada a la cruz de amor que hay en lo más alto de aquel monte. No solo eso sino que su partido pretende prohibir la presencia de uniformados españoles en la casa de Juntas de Gernika, indignado también al ver que habían sido invitados en su día a la toma de posesión del Lehendakari.
Al Sr.. Erkoreka le dedico el video que sigue, porque ....él sí que vale...
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viernes, 25 de septiembre de 2009
De las vacas flacas a las cabras gordas
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Ayer comí junto a mis compañeros Bixen y Javier. Bixen había tenido que intervenir en el pleno en relación con temas de empleo y en la comida estuvimos hablando de cómo la estructura empresarial y el modelo productivo se han visto afectados por la crisis. Está pasando en Euskadi, en el resto de España y en todo el mundo.
Reflexionamos acerca de que el mundo nunca sale de crisis como ésta para volver a ser lo que era. Sale modificando las formas de producción y creando nuevos modos de aprovechar el conocimiento y el trabajo de las personas.
Empresas más pequeñas, más austeras, más versátiles y más capaces de aprovechar oportunidades de negocio que resultan inalcanzables para las empresas tradicionales.
Lo más probable es que después de las vacas flacas lo que venga sean las cabras gordas.

Reflexionamos acerca de que el mundo nunca sale de crisis como ésta para volver a ser lo que era. Sale modificando las formas de producción y creando nuevos modos de aprovechar el conocimiento y el trabajo de las personas.
Empresas más pequeñas, más austeras, más versátiles y más capaces de aprovechar oportunidades de negocio que resultan inalcanzables para las empresas tradicionales.
Lo más probable es que después de las vacas flacas lo que venga sean las cabras gordas.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Litrar
Esta semana estaba hablando con mi hijo adolescente de sus cosas cuando de pronto pronunció una palabra que interrumpió la conversación: “litrar”. Al oírla contesté algo así como ¿qué has dicho? ¿litrar? ¡Un nuevo verbo!...¡y de la primera conjugación!... ¡¡Litrar!!. Los dos estallamos en una carcajada. Les había oído decir “hacer litros” como descripción de esa actividad lúdica típica de los jóvenes que no pueden beber alcohol pero que aún así lo beben. Sin embargo la creación de un nuevo verbo me pareció que era la certificación definitiva -la consolidación- de una forma de ocio que ha arrasado incontestablemente entre los adolescentes.
Él sabe, porque se lo he dicho, que me parece mal que lo haga y yo también sé que me hace caso a veces y otras veces no. El deporte, que practica con asiduidad y pasión, resulta una disuasión más efectiva que su padre pero tampoco es infalible, las cosas como son.
Transitar por la línea fronteriza entre las buenas y las malas costumbres, entre la rebeldía y la aceptación de la autoridad, me temo que ha sido parte inherente del comportamiento de los jóvenes de todos los tiempos. A veces esas conductas tienen consecuencias terribles y otras veces –afortunadamente- queda en sustos y poco más.
No voy a decir que me parezca bien que los jóvenes beban. No me lo parece. Y tampoco negaré los problemas que crea la práctica del botellón en los espacios públicos pero antes de descolgar la espada flamígera de la condenación eterna de los adolescentes prefiero reflexionar sobre el modelo de ocio que hemos creado en esta sociedad que es el que es y ha pasado siempre por el consumo colectivo de alcohol.
Si una actividad ha adquirido tanta solidez y extensión social como para que de lugar incluso a la creación de nuevos verbos como ese asombroso “litrar” convendría que reconociésemos que estamos ante un fenómeno que merece una atención más profunda que la de la pura y simple condena sin matices. A esa reflexión podría ayudarnos recordar cómo utilizábamos nuestro tiempo cuando teníamos su edad.
Él sabe, porque se lo he dicho, que me parece mal que lo haga y yo también sé que me hace caso a veces y otras veces no. El deporte, que practica con asiduidad y pasión, resulta una disuasión más efectiva que su padre pero tampoco es infalible, las cosas como son.
Transitar por la línea fronteriza entre las buenas y las malas costumbres, entre la rebeldía y la aceptación de la autoridad, me temo que ha sido parte inherente del comportamiento de los jóvenes de todos los tiempos. A veces esas conductas tienen consecuencias terribles y otras veces –afortunadamente- queda en sustos y poco más.
No voy a decir que me parezca bien que los jóvenes beban. No me lo parece. Y tampoco negaré los problemas que crea la práctica del botellón en los espacios públicos pero antes de descolgar la espada flamígera de la condenación eterna de los adolescentes prefiero reflexionar sobre el modelo de ocio que hemos creado en esta sociedad que es el que es y ha pasado siempre por el consumo colectivo de alcohol.
Si una actividad ha adquirido tanta solidez y extensión social como para que de lugar incluso a la creación de nuevos verbos como ese asombroso “litrar” convendría que reconociésemos que estamos ante un fenómeno que merece una atención más profunda que la de la pura y simple condena sin matices. A esa reflexión podría ayudarnos recordar cómo utilizábamos nuestro tiempo cuando teníamos su edad.
lunes, 14 de septiembre de 2009
¿Salir de la crisis?

m
Últimamente cada vez que se oye o se lee acerca de alguna medida tomada por los poderes públicos su descripción va siempre acompañada por alguna frase o admonición acerca de que esta o aquella medida es “para salir de la crisis”. Por supuesto quienes piensan que se debería optar por medidas distintas o contrarias incluso a las propuestas, dicen que con esas medidas no saldremos de la crisis mientras que con las que ellos proponen sí lo haremos.
Últimamente cada vez que se oye o se lee acerca de alguna medida tomada por los poderes públicos su descripción va siempre acompañada por alguna frase o admonición acerca de que esta o aquella medida es “para salir de la crisis”. Por supuesto quienes piensan que se debería optar por medidas distintas o contrarias incluso a las propuestas, dicen que con esas medidas no saldremos de la crisis mientras que con las que ellos proponen sí lo haremos.
He buscado una imagen que me parece bien ilustrativa de lo que significan las medidas que se están adoptando, sea desde el Gobierno de España, desde el Gobierno Vasco, desde cualquier gobierno autonómico e incluso desde otros gobiernos europeos y hasta de los Estados Unidos. Es, como ven, la imagen de un chaleco salvavidas. Podremos discutir el tamaño, forma o idoneidad del chaleco, incluso si debemos dárselos primero a “las mujeres y los niños” de la economía o, por el contrario, a “los más preparados” pero tengamos claro que se ha hundido el barco de una economía desregulada ideal para quien quisiera ganar más y hacerlo antes. Se ha ido a pique el tiempo de la irresponsabilidad financiera, de las remuneraciones a directivos ajenas por completo a su capacidad de generar riqueza. Ha pinchado el globo de una especulación permanente en la que los precios siempre subirían y jamás bajarían (que era lo que decían en nuestros modélicos bancos a los solicitantes de hipotecas).
Insisto. El estilo económico que hoy hace un año se derrumbó con la simbólica quiebra de Lehman Brothers no va a volver. Se ha hecho mucho por ayudar a bancos y entidades financieras de todo el mundo. Ya llegará el día –espero- en que toque revisar si toda aquella inmensa ayuda de emergencia que todos pagamos era o no moralmente justa, aunque seguramente fuese estratégicamente imprescindible para evitar el colapso definitivo de la economía mundial. Ya veremos.
Algunos ganaron muchísimo dinero, otros bastante menos, la mayoría de la humanidad quedó, como siempre, al margen, y los Estados recaudaron -todo hay que decirlo- jugosos ingresos a todos los niveles, desde las haciendas estatales hasta los pequeños ayuntamientos.
Salvo una casta de "preparadísimos intocables" que demostró tener en su seno el mismo porcentaje de estúpidos, ineptos y codiciosos que cualquier otro colectivo humano pero mucho más dañinos en razón de su inmenso poder, no es fácil señalar culpables (por tranquilizador que sin duda resultaría). No fueron los trabajadores, ni las empresas productivas, ni tampoco las administraciones públicas las que generaron la crisis, pero conviene que seamos conscientes de que ningún gobierno está ahora en condiciones de reflotar el barco hundido si es eso lo que se entiende por “salir de crisis”.
De momento conviene que nos pongamos a construir con cuidado el barco al que nos subiremos la próxima vez y mientras tanto repartamos salvavidas. Es lo que se puede hacer.
m
jueves, 6 de agosto de 2009
SUPerdemagogia
Leo con disgusto y decepción un comunicado del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en el que se acusa a “unos cuantos privilegiados” de tener escolta «por una cuestión de distinción social o por disponer de un vehículo 'gratis total'» en contraposición al riesgo efectivo que corren las casas cuartel de la Guardia Civil.

Comprendo y comparto la indignación que han causado los últimos atentados contra la Guardia Civil que han costado la vida a Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá y que pretendían también matar a guardias, maridos, esposas e hijos de éstos en Burgos. Pero me parece que aprovechar estos momentos de indignación para criticar a otras víctimas menos cercanas al cuerpo es demagógico, innoble e indigno de ninguno de los sindicalistas que a lo largo de mi vida he conocido hasta ahora. Alguno de ellos policía también.
Los que habéis leído mis opiniones en este blog habréis deducido enseguida que soy uno de esos “privilegiados” a los que se refiere el comunicado. No era así hace unos meses pero la vida da vueltas y nos pone ante nuevos retos y responsabilidades.
Los firmantes del comunicado del SUP saben muy bien lo que significa tener que vivir siempre escoltado, claro que lo saben. Y saben también perfectamente que no faltan personas que piensan -en efecto- que tener escolta es un chollo. Porque lo saben y porque saben que decirlo tendrá su público es por lo que han utilizado deliberadamente un argumento tan injusto como hiriente.
Si el SUP o algunos de sus dirigentes supiera, como se deduce de su comunicado, dónde está la línea de seguridad que separa a los “privilegiados” con escolta de los verdaderamente amenazados, deberían hacerla pública. Yo espero y deseo estar en el lado de los innecesariamente protegidos, se lo aseguro, pero la información que indecentemente insinúan tener pero que no facilitan podría haber salvado otras vidas, como la de mi compañero Isaías Carrasco, que renunció a su escolta cuando abandonó la concejalía de Mondragón y quiso así dejar de ser un “privilegiado”. Una pena que los firmantes de ignominioso comunicado del SUP no hubiesen estado allí entonces para decirle que se equivocaba, que él seguía en el lado malo de esa raya que aparentan conocer.
Nunca he creído que para ser policía haya que ser de derechas pero comprendo que mucha gente lo piense, sobre todo al ver a un sindicato cuyos dirigentes han estallado en críticas al Gobierno solo cuando éste ha sido de izquierdas mientras estuvieron bien callados ante los gobiernos anteriores, que mantuvieron a sus afiliados incluso en peores condiciones de las que ahora denuncian como intolerables.
lunes, 3 de agosto de 2009
Ellos tenían razón y yo no

El pasado jueves asistí a la comisión permanente del Parlamento, en la que escuchamos las comparecencias de los consejeros de sanidad actual y anterior. Entre la intervención del Sr. Bengoa y la del Sr. Inclán, la presidenta, nos propuso una declaración institucional de condena del atentado contra la casa cuartel de Burgos. En ese momento se montó un pequeño rifirrafe con el representante de Aralar, Sr. Maeztu, que criticó el procedimiento seguido para la condena. La cosa quedó en poco y al cabo salimos todos a la entrada del Parlamento para manifestarnos contra la –entonces- última salvajada de ETA.
En medio de la discusión entre la presidenta y el parlamentario se dijo que…“para la próxima vez”…se vería de hacer un procedimiento diferente. Me chocó que se hablase con tanta naturalidad de “la próxima vez”. Al fin y al cabo un atentado es una intromisión intolerable en la vida democrática y no me gustó que se diese por hecho que debiéramos tener un procedimiento reglado para su condena.
Siempre me he resistido a darle al terrorismo ninguna carta de naturalidad, ni siquiera en los más mínimos detalles porque creo que hacerlo ha sido uno de los síntomas del deterioro moral de la sociedad vasca.
Cuando ya quedaba poco para terminar la sesión empezamos a recibir noticias del atentado de Palma. “La próxima vez” se había producido durante la misma sesión. Mi pequeña rebeldía había quedado en nada.
martes, 21 de julio de 2009
Jibraltar Espania da
El ministro Moratinos está levantando una polvareda considerable con sus últimos viajes diplomáticos. Primero se fue a Guinea Ecuatorial en una visita que algunos interpretaron como el espaldarazo a un régimen dictatorial. Fue gorda. Pero es que ahora se la ha ocurrido nada menos que ir a Gibraltar. 300 urte eta gero hau.

Moratinos va a Guinea Ecuatorial, el único país africano donde se habla español pero ni mucho menos el único país africano gobernado por un dictador. Moratinos va también a Gibraltar y en ambos casos rompe una tradición de negación de una realidad que existe. Tanto si nos gusta como si no. ¿Un ministro que reconoce la realidad?..¡Hasta dónde vamos a llegar!.
Gibraltar es lo que es porque el 8 de octubre de 1711 empezó una historia de separación del peñón respecto al resto de los reinos de España. Digo Reinos de España porque España como estado nacional no existía en absoluto. Tan no existía que quien firmó los acuerdos con la reina Ana de Inglaterra por los que se le cedía Gibraltar (y Menorca y otras prebendas*) fue el rey de Francia Luis XIV que firmaba legítimamente en nombre de su familia, en concreto en nombre y con autorización expresa de su nieto. ¿Y quién era su nieto?... acertasteis… el rey de España Felipe V.
Por lo tanto fue un pacto entre familias y no entre naciones, porque nada de eso existía como tal en 1711, ni tampoco en 1713, cuando el pacto se ratificó en Madrid y en Utrech. Por ese pacto y no por otra cosa Felipe V fue reconocido como rey de España y de sus Indias.
El mundo entonces era así y no de otra manera. Y después de casi 300 años es estúpido hacer como si Gibraltar fuese algo así como una provincia arrancada de la “Madre Patria”. Gibraltar está en manos inglesas antes de que existieran el Estado Español, el Estado Francés y el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Antes de que fuese inventada” Madre Patria” alguna.
Bien por Moratinos, que reconoce y administra una realidad que puede que no nos guste pero sobre la que él sabe que tiene que tomar decisiones porque lo que importa es la gente que vive hoy no la que firmó un papel hace tres siglos.
No sé por qué pero todas estas cosas tan tremendas a mí me suenan a conocido. ¿A ustedes no?
* Entre ellas figuraba el “asiento de negros”, es decir el monopolio sobre la caza de esclavos de la América Hispana y África (posiblemente también en lo que hoy es el territorio de la oprobiosa dictadura de Obiang). El texto no tiene desperdicio: “que por cada negro, pieza de Indias, de la medida regular de siete cuartas, no siendo viejos ni con defectos, según lo practicado y establecido hasta aquí en las Indias, pagarán los asentistas treinta y tres pesos escudos de plata y un tercio de otro,…”
martes, 14 de julio de 2009
Malditos corruptos. Benditos corruptos
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Malditos corruptos que destruyen la reputación de miles y miles de alcaldes, concejales y políticos honrados. Que roban cuanto pueden del dinero que los ciudadanos les confiamos. Malditos corruptos que dan alas a los enemigos de la democracia. Que traicionan la buena fe de sus votantes y de sus partidos. Malditos corruptos que aun siendo pocos, como si se tratase de conductores temerarios, convierten la carretera de la política en un espacio de riesgo para los demás.
Benditos corruptos que me facilitan la coartada para la insolidaridad. Que permiten justificar mi absoluto desprecio por cualquier compromiso que la sociedad me pida. Que justifican que evada impuestos y que convierten mis pequeños engaños casi en actos honorables. Benditos corruptos que me dan portadas. Que mantienen abierta mi esperanza de que un día yo también pueda dar el pelotazo con la huerta abandonada del abuelo o con el piso de la playa.
Asusta que la corrupción política en España tenga tan poco castigo social. Es asombroso que quienes han robado a todos puedan contar, como sucede tan a menudo, con el arma del apoyo popular.
Si no hubiese políticos corruptos tendían que inventarlos para tranquilizar las conciencias de demasiados ciudadanos quejicas, reivindicadores airados de lo mucho que creen suyo y, a la vez, profundamente insolidarios y egoístas con la mínima cosa que necesite su vecino.
Benditos corruptos que me facilitan la coartada para la insolidaridad. Que permiten justificar mi absoluto desprecio por cualquier compromiso que la sociedad me pida. Que justifican que evada impuestos y que convierten mis pequeños engaños casi en actos honorables. Benditos corruptos que me dan portadas. Que mantienen abierta mi esperanza de que un día yo también pueda dar el pelotazo con la huerta abandonada del abuelo o con el piso de la playa.
Asusta que la corrupción política en España tenga tan poco castigo social. Es asombroso que quienes han robado a todos puedan contar, como sucede tan a menudo, con el arma del apoyo popular.
Si no hubiese políticos corruptos tendían que inventarlos para tranquilizar las conciencias de demasiados ciudadanos quejicas, reivindicadores airados de lo mucho que creen suyo y, a la vez, profundamente insolidarios y egoístas con la mínima cosa que necesite su vecino.
Imagen tomada de http://contrabandodeideales.blogspot.com/
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sábado, 11 de julio de 2009
¿Consumidor versus ciudadano?
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Hace muchos años, en pleno franquismo, existió un programa en LA TELEVISIÓN (la única que había) que supuso una auténtica revolución en un país en el que el NO-DO era casi un informativo.
El programa de marras se llamaba "35 millones de españoles". Lo presentaban brillantemente Alfredo Amestoy y José Antonio Plaza (que hablaba inglés porque había sido corresponsal en Londres). Los viejos lo recordarán bien.
En aquel programa se inició la defensa de los consumidores en España y, más aún, creo que se despertó la propia conciencia de serlo en un país que se la gente se estaba estrenando como compradora tras décadas de pobreza en las que se pagaba por lo que había y a callar. Hasta las panaderías se llamaban entonces "despachos de pan" que es un nombre que lo dice todo.
El régimen admitió aquel programa porque sin duda prefería gobernar a consumidores que a ciudadanos. El consumidor exige ser bien tratado, y que aquello por lo que paga sea lo acordado y no lo concedido. Defiende sus derechos evidentes, pero su responsabilidad no va mas allá de su cartera. El consumidor forma parte de la cadena productiva y económica pero no de la cadena del poder. Con Franco podías quejarte de la leche pero no del patrón. Podías exigir que el pan tuviera su peso pero no podías exigir democracia.
Han pasado más de treinta años y aun hay muchos que viven más cómodos en el papel de consumidor que en el de ciudadano. No me refiero a tantas personas que desde asociaciones consumeristas pelean con mucho esfuerzo y mérito para defender a los demás.
Hablo de las muchísimas personas instaladas en la queja y aun en la exigencia, pero que no quieren ni oír hablar de de ninguna responsabilidad, de ningún compromiso incómodo: Quieren pagar pocos impuestos o mejor ninguno (como todos)...pero no admiten ni una sola rebaja en los servicios públicos que les atienden a ellos. Exigen energía barata...pero sin nucleares, ni térmicas, ni presas, ni grandes gaseros, ni plantas de ciclo combinado, ni refinerías, ni tampoco molinos. Quieren cobertura de móvil en todo momento y lugar...pero sin antenas.
Han extendido, en definitiva, su cómoda condición de consumidores a todos los ámbitos de la vida, incluso a la política, especialmente a la política. Su lema es "puesto que pago...tengo derecho" y no se sienten concernidos por las decisiones que sus exigencias implican. De eso que se ocupen otros -piensan-.
No me extraña que el régimen los prefiriese a los ciudadanos.
Hace muchos años, en pleno franquismo, existió un programa en LA TELEVISIÓN (la única que había) que supuso una auténtica revolución en un país en el que el NO-DO era casi un informativo.
El programa de marras se llamaba "35 millones de españoles". Lo presentaban brillantemente Alfredo Amestoy y José Antonio Plaza (que hablaba inglés porque había sido corresponsal en Londres). Los viejos lo recordarán bien.
En aquel programa se inició la defensa de los consumidores en España y, más aún, creo que se despertó la propia conciencia de serlo en un país que se la gente se estaba estrenando como compradora tras décadas de pobreza en las que se pagaba por lo que había y a callar. Hasta las panaderías se llamaban entonces "despachos de pan" que es un nombre que lo dice todo.
El régimen admitió aquel programa porque sin duda prefería gobernar a consumidores que a ciudadanos. El consumidor exige ser bien tratado, y que aquello por lo que paga sea lo acordado y no lo concedido. Defiende sus derechos evidentes, pero su responsabilidad no va mas allá de su cartera. El consumidor forma parte de la cadena productiva y económica pero no de la cadena del poder. Con Franco podías quejarte de la leche pero no del patrón. Podías exigir que el pan tuviera su peso pero no podías exigir democracia.
Han pasado más de treinta años y aun hay muchos que viven más cómodos en el papel de consumidor que en el de ciudadano. No me refiero a tantas personas que desde asociaciones consumeristas pelean con mucho esfuerzo y mérito para defender a los demás.
Hablo de las muchísimas personas instaladas en la queja y aun en la exigencia, pero que no quieren ni oír hablar de de ninguna responsabilidad, de ningún compromiso incómodo: Quieren pagar pocos impuestos o mejor ninguno (como todos)...pero no admiten ni una sola rebaja en los servicios públicos que les atienden a ellos. Exigen energía barata...pero sin nucleares, ni térmicas, ni presas, ni grandes gaseros, ni plantas de ciclo combinado, ni refinerías, ni tampoco molinos. Quieren cobertura de móvil en todo momento y lugar...pero sin antenas.
Han extendido, en definitiva, su cómoda condición de consumidores a todos los ámbitos de la vida, incluso a la política, especialmente a la política. Su lema es "puesto que pago...tengo derecho" y no se sienten concernidos por las decisiones que sus exigencias implican. De eso que se ocupen otros -piensan-.
No me extraña que el régimen los prefiriese a los ciudadanos.
martes, 7 de julio de 2009
Egibar sí que sabe
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El portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, está demostrando ser uno de los dirigentes del PNV que mejor están comprendiendo lo que significa el nuevo Gobierno de cambio de Patxi López. Ya en su momento, mientras sus correligionarios de deshacían en desprecios por el nuevo Gobierno y alguno hasta apostaba por su breve duración, Egibar fue el primer nacionalista en darse cuenta de que el Lehendakari Patxi López se sustentaba en un acuerdo sólido y dijo que estaba pensado para durar 4 años…por lo menos.
Ahora ha vuelto a mostrar la claridad con el que es capaz de ver las cosas como son. Y de decirlo. En un acto en Zegama ha “denunciado” a Patxi López por emplear el término “ciudadanía” con la intención – según él- de “orillar” el termino Pueblo y “presentar así al Estado como garante de los derechos de todos los ciudadanos” sin ninguna “realidad intermedia” ¡nada menos!. Tan mal le ha parecido al nacionalista Sr. Egibar el uso esos conceptos que los ha tildado de “jerga”.
En un país como este en el que tan acostumbrados estamos al retruécano a la simulación y a la ocultación de los verdaderos significados del discurso político se agradece la claridad y nitidez con que dirigentes como Egibar hablan de las cosas.
Efectivamente. Tiene toda la razón. Se trata de la ciudadanía. De eso precisamente, del Estado como garante de los derechos de todos. No quisiera ofender con ninguna palabra pero se trata de la nación cívica, la nación, pero en su significado liberal y no esencialista. El cambio en los conceptos políticos que supone el Gobierno de Patxi López puede que moleste a los nacionalistas, como en su momento molestó la aconfesionalidad del Estado a la jerarquía católica, pero para otros muchos vascos es una de las cosas más apreciables y refrescantes de estos meses que estamos viviendo.
(Foto EAJ-PNV)
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El portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, está demostrando ser uno de los dirigentes del PNV que mejor están comprendiendo lo que significa el nuevo Gobierno de cambio de Patxi López. Ya en su momento, mientras sus correligionarios de deshacían en desprecios por el nuevo Gobierno y alguno hasta apostaba por su breve duración, Egibar fue el primer nacionalista en darse cuenta de que el Lehendakari Patxi López se sustentaba en un acuerdo sólido y dijo que estaba pensado para durar 4 años…por lo menos.
Ahora ha vuelto a mostrar la claridad con el que es capaz de ver las cosas como son. Y de decirlo. En un acto en Zegama ha “denunciado” a Patxi López por emplear el término “ciudadanía” con la intención – según él- de “orillar” el termino Pueblo y “presentar así al Estado como garante de los derechos de todos los ciudadanos” sin ninguna “realidad intermedia” ¡nada menos!. Tan mal le ha parecido al nacionalista Sr. Egibar el uso esos conceptos que los ha tildado de “jerga”.
En un país como este en el que tan acostumbrados estamos al retruécano a la simulación y a la ocultación de los verdaderos significados del discurso político se agradece la claridad y nitidez con que dirigentes como Egibar hablan de las cosas.
Efectivamente. Tiene toda la razón. Se trata de la ciudadanía. De eso precisamente, del Estado como garante de los derechos de todos. No quisiera ofender con ninguna palabra pero se trata de la nación cívica, la nación, pero en su significado liberal y no esencialista. El cambio en los conceptos políticos que supone el Gobierno de Patxi López puede que moleste a los nacionalistas, como en su momento molestó la aconfesionalidad del Estado a la jerarquía católica, pero para otros muchos vascos es una de las cosas más apreciables y refrescantes de estos meses que estamos viviendo.
(Foto EAJ-PNV)
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martes, 30 de junio de 2009
Un ejercicio mental de sokatira
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Vivimos en una sociedad cuyo bienestar se ha construido a partir de la energía barata. Ya sé que decir energía barata choca contra la percepción que todos tenemos de lo cara que nos resulta la factura de la luz o llenar el depósito el coche pero la realidad es que a partir del uso de combustibles fósiles nuestra sociedad se ha acostumbrado a disponer de enormes cantidades de energía a precios bajos.
Nunca en la historia de la humanidad hubiese sido posible que alguien dispusiese de la energía suficiente para moverse a 120 km por hora, por ejemplo. Algo que nos parece completamente normal ahora. Lo hemos conseguido porque disponemos de inventos que son capaces de aprovechar en minutos la energía que durante miles de años quedó confinada en los combustibles fósiles.
Pero esa facilidad de acceso nos impide recordar las leyes de la termodinámica que estudiamos en bachillerato, según las cuales la energía que necesitamos para desplazarnos de, por ejemplo Bilbao a Donosti en poco más de una hora será como mínimo siempre la misma, independientemente de cómo la consigamos. Pues bien esa energía se puede medir y es muchísima. ¿Cuánta? Para saberlo podemos apoyarnos en cálculos como los de Kjell Alelkett, de la Universidad de Uppsala.
Un litro de gasolina equivale a 10 kWh de energía, una cifra equivalente al esfuerzo que tendríamos que realizar para subir diez coches de 1.200 Kg al último piso de la Torre Eiffel con una polea.
Si gasto 7 litros en el viaje Bilbao – Donosti, habré utilizado la energía necesaria para que X personas tirando de una cuerda subieran a pulso 70 coches hasta una altura de 300 metros, ¡en una sola hora! ¿Cuánta energía es esa? ¿Cuánta gente hace falta que esté tirando de la cuerda durante esa hora? Asusta pensarlo ¿verdad?. Bueno pues ese es el ritmo de consumo energético que nosotros consideramos “normal”.
Ahora vuelvo al principio. Pagar 8 euros aproximadamente por esa inmensa cantidad de energía ¿Es caro o es barato? ¿Puede nuestra sociedad continuar basándose en un nivel de consumo energético de ese pelo y a esos precios? Sí puede, mientras dispongamos de las reservas de energía que se concentraron en el petróleo, el gas y el carbón durante la historia de la tierra.
Pero tal vez convenga que vayamos haciendo un par de cositas:
1.- Moderar –muchísimo- nuestras expectativas de cuánta energía es normal consumir en las actividades cotidianas.
2.- Ir buscando sistemas que nos permitan aprovechar las energías renovables, que son las únicas capaces de concentrar la energía que el planeta produce en tiempo real y no a lo largo de millones de años.
Ahí queda.
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Vivimos en una sociedad cuyo bienestar se ha construido a partir de la energía barata. Ya sé que decir energía barata choca contra la percepción que todos tenemos de lo cara que nos resulta la factura de la luz o llenar el depósito el coche pero la realidad es que a partir del uso de combustibles fósiles nuestra sociedad se ha acostumbrado a disponer de enormes cantidades de energía a precios bajos.
Nunca en la historia de la humanidad hubiese sido posible que alguien dispusiese de la energía suficiente para moverse a 120 km por hora, por ejemplo. Algo que nos parece completamente normal ahora. Lo hemos conseguido porque disponemos de inventos que son capaces de aprovechar en minutos la energía que durante miles de años quedó confinada en los combustibles fósiles.
Pero esa facilidad de acceso nos impide recordar las leyes de la termodinámica que estudiamos en bachillerato, según las cuales la energía que necesitamos para desplazarnos de, por ejemplo Bilbao a Donosti en poco más de una hora será como mínimo siempre la misma, independientemente de cómo la consigamos. Pues bien esa energía se puede medir y es muchísima. ¿Cuánta? Para saberlo podemos apoyarnos en cálculos como los de Kjell Alelkett, de la Universidad de Uppsala.
Un litro de gasolina equivale a 10 kWh de energía, una cifra equivalente al esfuerzo que tendríamos que realizar para subir diez coches de 1.200 Kg al último piso de la Torre Eiffel con una polea.
Si gasto 7 litros en el viaje Bilbao – Donosti, habré utilizado la energía necesaria para que X personas tirando de una cuerda subieran a pulso 70 coches hasta una altura de 300 metros, ¡en una sola hora! ¿Cuánta energía es esa? ¿Cuánta gente hace falta que esté tirando de la cuerda durante esa hora? Asusta pensarlo ¿verdad?. Bueno pues ese es el ritmo de consumo energético que nosotros consideramos “normal”.
Ahora vuelvo al principio. Pagar 8 euros aproximadamente por esa inmensa cantidad de energía ¿Es caro o es barato? ¿Puede nuestra sociedad continuar basándose en un nivel de consumo energético de ese pelo y a esos precios? Sí puede, mientras dispongamos de las reservas de energía que se concentraron en el petróleo, el gas y el carbón durante la historia de la tierra.
Pero tal vez convenga que vayamos haciendo un par de cositas:
1.- Moderar –muchísimo- nuestras expectativas de cuánta energía es normal consumir en las actividades cotidianas.
2.- Ir buscando sistemas que nos permitan aprovechar las energías renovables, que son las únicas capaces de concentrar la energía que el planeta produce en tiempo real y no a lo largo de millones de años.
Ahí queda.
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miércoles, 24 de junio de 2009
Me acordé de Puelles

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Cuando el viernes supe que habían asesinado al Inspector Eduardo Puelles, recordé a un amigo del Instituto que tenía el mismo apellido. Me vino a la cabeza pese a que han pasado treinta años desde que nos conocimos y de que al terminar en aquel centro nunca volvimos a vernos.
Cuando el viernes supe que habían asesinado al Inspector Eduardo Puelles, recordé a un amigo del Instituto que tenía el mismo apellido. Me vino a la cabeza pese a que han pasado treinta años desde que nos conocimos y de que al terminar en aquel centro nunca volvimos a vernos.
La conmoción en el parlamento era enorme. El Lehendakari y el Consejero de Interior parecían concentrar en su cara la angustia que vivíamos todos. Suspendimos el pleno después de un homenaje en silencio.
Cuando salí del Parlamento me llamó un amigo del instituto para decirme que la víctima era nuestro Puelles. Que aquel chaval con el que hacíamos bromas y preparábamos exámenes estaba ahora carbonizado. Que la mafia vasca había acabado con su vida.
Pocos minutos después hable con otra persona que nos conocía a los tres antiguos alumnos y me dijo que hacía unos días Puelles, (así nos llamábamos en el Insti, por el apellido) le había dicho que estudió con nosotros y que quería quedar algún día para volver a vernos después de los años. Aquella cita no podrá ser ya nunca más.
Puelles era, como dijo Patxi López, uno de los nuestros pero también era uno de los míos.
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martes, 16 de junio de 2009
La Frontera Dorada
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La sala de plenos del Parlamento Vasco no es muy grande. En las fotografías de prensa parece mayor de lo que en realidad es. La tribuna de oradores queda, de hecho, más o menos a la altura de una persona, nada que ver con esas tribunas altas con indisimulada vocación de púlpitos.

Tal vez por eso alguien ha decidido que cuando los parlamentarios entran o salen en mitad de una intervención, conviene que eviten pasar por delante del orador. Muy lógico. Para conseguirlo se ha dispuesto perpendicularmente al estrado un elegante cordón sostenido por postes dorados. El resultado es que, en efecto, no se puede cruzar delante de la tribuna, salvo que uno se atreva a retirar la barrera o, peor aún, a hacer demostraciones de saltos en mitad del debate. Sin duda quien está en el uso de la palabra, y también las cámaras de televisión, lo agradecen.
Pero en política y en farmacopea todo tiene efectos secundarios y en la cámara vasca este efecto ha sido el de crear una frontera evidente e infranqueable entre ambos lados de la sala. No es posible que un parlamentario pueda cruzar al otro lado, atravesando el pequeño “patio”. Quien quiera hablar con el adversario político tiene que moverse por los pasillos que hay entre los escaños o salir del plenario por la puerta que le corresponde a su zona y entrar por la de los adversarios. Casi un castigo.
No se yo si esa separación resulta la más conveniente para estimular el acuerdo y la concordia en un parlamento pero así están las cosas.
Reflexiones como esta la encontrarán ustedes en esta nueva sección de mi blog, hija menor de la bitácora a la que por eso voy a llamar “mirando desde mi escaño” y que estreno hoy, pocos días después de tomar posesión como miembro del Parlamento Vasco.
Espero que esta nueva etapa con responsabilidades y preocupaciones nuevas para mí dé de sí para un montoncito de cavilaciones interesantes. Ya lo veremos.
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La sala de plenos del Parlamento Vasco no es muy grande. En las fotografías de prensa parece mayor de lo que en realidad es. La tribuna de oradores queda, de hecho, más o menos a la altura de una persona, nada que ver con esas tribunas altas con indisimulada vocación de púlpitos.

Tal vez por eso alguien ha decidido que cuando los parlamentarios entran o salen en mitad de una intervención, conviene que eviten pasar por delante del orador. Muy lógico. Para conseguirlo se ha dispuesto perpendicularmente al estrado un elegante cordón sostenido por postes dorados. El resultado es que, en efecto, no se puede cruzar delante de la tribuna, salvo que uno se atreva a retirar la barrera o, peor aún, a hacer demostraciones de saltos en mitad del debate. Sin duda quien está en el uso de la palabra, y también las cámaras de televisión, lo agradecen.
Pero en política y en farmacopea todo tiene efectos secundarios y en la cámara vasca este efecto ha sido el de crear una frontera evidente e infranqueable entre ambos lados de la sala. No es posible que un parlamentario pueda cruzar al otro lado, atravesando el pequeño “patio”. Quien quiera hablar con el adversario político tiene que moverse por los pasillos que hay entre los escaños o salir del plenario por la puerta que le corresponde a su zona y entrar por la de los adversarios. Casi un castigo.
No se yo si esa separación resulta la más conveniente para estimular el acuerdo y la concordia en un parlamento pero así están las cosas.
Reflexiones como esta la encontrarán ustedes en esta nueva sección de mi blog, hija menor de la bitácora a la que por eso voy a llamar “mirando desde mi escaño” y que estreno hoy, pocos días después de tomar posesión como miembro del Parlamento Vasco.
Espero que esta nueva etapa con responsabilidades y preocupaciones nuevas para mí dé de sí para un montoncito de cavilaciones interesantes. Ya lo veremos.
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lunes, 15 de junio de 2009
…O matamos a tu hijo
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Hace algunos años, mientras comentaba con un amigo la constante evolución de ETA hacia una mayor crueldad y la asombrosa capacidad de gran parte de la sociedad vasca para aceptar atentados que poco antes le parecían intolerables, le pregunté ¿Qué pensarás cuando le peguen un tiro en la nuca a un niño? Mi amigo se sobresaltó y soltó un exabrupto.

Lo he recordado hoy al leer que ETA pensaba secuestrar a la familia de un piloto de helicóptero para utilizarla como rehén y obligar al padre a ayudarles en un espectacular plan de fuga.
Los medios y los analistas se han apresurado a comentar las intenciones del grupo terrorista y su intento de elevar la moral de sus “tropas” con una acción espectacular, que demostrase que aún mantiene capacidad “operativa” o sea, de matar. Incluso se han hecho revisiones de otras fugas y otros intentos frustrados.
Sin embargo nadie se ha apercibido, al parecer, de lo que supone que la acción requiriese amenazar al padre con matar a su hijo.
Aquella idea -deliberadamente escandalosa- que un día expresé para denunciar la anestesia moral vasca formaba parte hoy de los planes reales de ETA. Y lo peor es que no he visto u oído una reflexión sobre la profundidad de lo que significa: Que ETA es capaz de amenazar con matar a un niño cualquiera, solo porque su padre (o su madre) sepan manejar un helicóptero. Así. Fríamente. Con premeditación, después de secuestrarlo y de esperar, como hicieron con Miguel Ángel Blanco.
Hace algunos años, mientras comentaba con un amigo la constante evolución de ETA hacia una mayor crueldad y la asombrosa capacidad de gran parte de la sociedad vasca para aceptar atentados que poco antes le parecían intolerables, le pregunté ¿Qué pensarás cuando le peguen un tiro en la nuca a un niño? Mi amigo se sobresaltó y soltó un exabrupto.

Lo he recordado hoy al leer que ETA pensaba secuestrar a la familia de un piloto de helicóptero para utilizarla como rehén y obligar al padre a ayudarles en un espectacular plan de fuga.
Los medios y los analistas se han apresurado a comentar las intenciones del grupo terrorista y su intento de elevar la moral de sus “tropas” con una acción espectacular, que demostrase que aún mantiene capacidad “operativa” o sea, de matar. Incluso se han hecho revisiones de otras fugas y otros intentos frustrados.
Sin embargo nadie se ha apercibido, al parecer, de lo que supone que la acción requiriese amenazar al padre con matar a su hijo.
Aquella idea -deliberadamente escandalosa- que un día expresé para denunciar la anestesia moral vasca formaba parte hoy de los planes reales de ETA. Y lo peor es que no he visto u oído una reflexión sobre la profundidad de lo que significa: Que ETA es capaz de amenazar con matar a un niño cualquiera, solo porque su padre (o su madre) sepan manejar un helicóptero. Así. Fríamente. Con premeditación, después de secuestrarlo y de esperar, como hicieron con Miguel Ángel Blanco.
Igual pero con un niño anónimo. Hasta aquí hemos llegado, de momento.
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miércoles, 3 de junio de 2009
Calentar y listo. La creación de opinión en los medios

En algún lugar he leído que los medios de comunicación no pueden cambiar la opinión de la gente sobre un tema - no tienen tanto poder- pero sí que pueden determinar qué temas son materia opinable y cuáles no. No cambian la opción del ciudadano (al menos no a corto plazo) pero determinan totalmente la agenda de los políticos y de los líderes.
Desde que McLuhan se adelantó con aquello de que “el medio es el mensaje” la reflexión, discusión o bronca (que de todo ha habido) sobre el papel de los medios en la sociedad no ha cesado.
A los altos responsables de las grandes cadenas (ya apenas hay medios importantes que no formen parte de algún emporio de comunicación) les gusta seguirnos haciendo creer que su incursión en la realidad es un acto cuasi-notarial. Que ellos se limitan a reflejar la realidad tal y como es y que el lector, televidente o radioescucha es libre de crearse su propia opinión. Los medios se limitarían a suministrarle material sobre el que reflexionar.
Obviamente no sucede nada de eso. Puesto que todos los medios se ocupan exhaustivamente de los mismos temas en los mismos días, los matices de cada línea editorial no son suficientes para que una persona se forme una opinión propia “cocinada” por ella misma. El resultado es que el mismo lector agradece (no me atreveré a decir que reclama) que le expliquen cuál es la opinión del medio o del comentarista o –digámoslo- del divo. Y no la quiere para añadirla a su bagaje reflexivo como un ingrediente más sino para hacerla suya tal cual se la han explicado.
Prueba de que esto es así son los incontestables éxitos de público que obtienen comentaristas, tertulianos y opinadores de lengua incendiaria. Pero si ellos son la caricatura del sabio: “el enterao”, no es menos cierto que los medios más serios también entran a ese juego difuminando demasiado a menudo la frontera entre la línea editorial y la opinión de la empresa.
Cierto es que quien quiera guisarse una buena opinión propia debe recoger ingredientes variados de orígenes también diversos pero tanto monocultivo empobrece las páginas y los programas de muchos medios que no hace tanto presentaban un panorama más interesante por variado.
Internet y las redes sociales están socavando, no obstante, el poder de los grandes medios; no tanto como creadores de opinión, que también, sino sobre todo dificultando mucho que los grupos empresariales puedan captar las inmensas audiencias que necesitan para hacer caja con la publicidad.
Está por ver si este nuevo “agente” que es la red, o las redes, traerá más variedad de opinión y más herramientas para que cada cual se forme la suya o, por el contrario, será fagocitado por el liderazgo de los medios y nos encontraremos con lo mismo pero con menos calidad y más basura.
No sabría decirles.
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