sábado, 28 de enero de 2012
No corras, que es peor
Cuando de niños nos cazaban en alguna travesura esa era la advertencia que solía preceder al cachete. Hoy no corremos delante de una zapatilla sino detrás de casi todo.
El apresuramiento parece un ingrediente imprescindible en nuestra vida, en la que demostrarnos a nosotros mismos, y a los demás, lo ocupados que estamos se ha convertido casi en una obligación social, en un gesto de buen tono. La consecuencia es que los minutos se nos escurren entre las manecillas del reloj como agua entre los dedos.
Hace un mes corríamos para comprar los regalos navideños y ahora corremos a ver el saldo de la tarjeta con el que pagarlos. Nos apresuramos en acudir a las rebajas antes de que se terminen las oportunidades y nos desazona no haber encontrado tiempo de aprovecharlas el mismo día en que empezaron, pero otras urgencias nos lo impidieron entonces.
Sin embargo, cuando lo urgente entra por la puerta lo importante suele saltar por la ventana. Ahí se nos va el tiempo para nuestros amigos, para nuestros padres o para nuestros hijos que aunque no parecen tener prisa, sí necesitan más atención de la que nos concede la tiranía de la prisa. La carrera cotidiana nos roba el rato para nuestras parejas que así nos sorprenden a veces con un alejamiento que no sospechábamos, y la obligación de llenar cada momento nos impide, sobre todo, estar con nosotros mismos, escucharnos y conocernos, como sabiamente recomendaba el antiguo templo de Apolo, en Delfos, y como actualmente recomiendan no solo los siquiatras sino también los cardiólogos.
Hoy lo que resulta urgente es disponer de tiempo para "nada", que al fin resulta ser el tiempo que usamos para lo realmente valioso. "No corras, que es peor" sigue siendo un buen consejo, aunque hayamos superado la edad de las trastadas.
Publicado en Danok Bizkaia el 27 de enero e 2012
domingo, 22 de enero de 2012
El doctor que no se resignó
Como sin duda ya sabrán ustedes el pasado viernes 13, mientras este nuevo periódico nacía, falleció en Bilbao el Dr. Juan Antonio Usparitza, conocido sobre todo por ser el fundador de la asociación de ayuda en carretera DYA.
En el año 1966 Usparitza, un médico ya entonces reconocido y respetado en Bilbao, optó por no resignarse y meterse en líos. Y así lo hizo. Decidió no aceptar que las personas que sufrían un accidente en carretera muriesen en las cunetas o a causa de traslados precipitados y erróneos, como desgraciadamente ocurría demasiadas veces.
Aquella labor pionera abrió los ojos a la sociedad y las sirenas de aquellas primeras ambulancias amarillas, que a veces conducía él mismo, empezaron a despertar en todos la conciencia de que no era aceptable la muerte de miles de personas; que el automóvil no podía cobrarnos ese peaje de muerte y de dolor en nombre de ningún progreso. Abrimos los ojos y empezamos a parar poco a poco aquella sangría.
Por fin, en la última década se han reducido en más de la mitad los accidentes de tráfico y también los fallecidos. Hoy hay 13.500 personas vivas en España que hubiesen muerto en los últimos 10 años de mantenerse las cifras de 2001.
Sin embargo la lección más esencial que nos dio este hombre fue su determinación a no dejarse llevar, a no aceptar lo inaceptable, a señalar con osadía lo que otros desdeñaban. Ni se acomodó ni se conformó ni se acostumbró. Vio entonces lo que quería cambiar y lo cambió. Con esfuerzo y tesón abrió el camino que luego ha seguido una sociedad que hoy es mejor.
Todos tenemos cosas que quisiéramos cambiar, sea en el mundo entero, en nuestro circulo privado o -las más difíciles- dentro de nosotros mismos. Las personas que mejoran su mundo también transforman inevitablemente su propia vida. Pero para hacerlo hace falta tener los ojos bien abiertos para ver lo que no deseamos y la determinación y coraje para no conformarnos con ello.
La rebelión de Usparitza fue la atención a las personas accidentadas ¿Cuál será la mía? ¿Y la de usted? Hoy es un buen día para pensarlo, y para empezar a no resignarse.
Publicado en DANOK Bizkaia el 20 de enero de 2012
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Foto Luis Calabor El Correo |
En el año 1966 Usparitza, un médico ya entonces reconocido y respetado en Bilbao, optó por no resignarse y meterse en líos. Y así lo hizo. Decidió no aceptar que las personas que sufrían un accidente en carretera muriesen en las cunetas o a causa de traslados precipitados y erróneos, como desgraciadamente ocurría demasiadas veces.
Aquella labor pionera abrió los ojos a la sociedad y las sirenas de aquellas primeras ambulancias amarillas, que a veces conducía él mismo, empezaron a despertar en todos la conciencia de que no era aceptable la muerte de miles de personas; que el automóvil no podía cobrarnos ese peaje de muerte y de dolor en nombre de ningún progreso. Abrimos los ojos y empezamos a parar poco a poco aquella sangría.
Por fin, en la última década se han reducido en más de la mitad los accidentes de tráfico y también los fallecidos. Hoy hay 13.500 personas vivas en España que hubiesen muerto en los últimos 10 años de mantenerse las cifras de 2001.
Sin embargo la lección más esencial que nos dio este hombre fue su determinación a no dejarse llevar, a no aceptar lo inaceptable, a señalar con osadía lo que otros desdeñaban. Ni se acomodó ni se conformó ni se acostumbró. Vio entonces lo que quería cambiar y lo cambió. Con esfuerzo y tesón abrió el camino que luego ha seguido una sociedad que hoy es mejor.
Todos tenemos cosas que quisiéramos cambiar, sea en el mundo entero, en nuestro circulo privado o -las más difíciles- dentro de nosotros mismos. Las personas que mejoran su mundo también transforman inevitablemente su propia vida. Pero para hacerlo hace falta tener los ojos bien abiertos para ver lo que no deseamos y la determinación y coraje para no conformarnos con ello.
La rebelión de Usparitza fue la atención a las personas accidentadas ¿Cuál será la mía? ¿Y la de usted? Hoy es un buen día para pensarlo, y para empezar a no resignarse.
Publicado en DANOK Bizkaia el 20 de enero de 2012
viernes, 13 de enero de 2012
La ropa la compraban las madres
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que las tareas “propias” de hombres y de mujeres estaban muy bien definidas: Los hombres no cuidaban de los bebés, ni entraban en la cocina mientras que las mujeres no pisaban los bares, ni trabajaban fuera de casa una vez casadas. Conviene recordar que hasta avanzados los años 70 en España una mujer casada, aunque tuviese ingresos propios, necesitaba legalmente el permiso de su marido para disponer de su propia cuenta bancaria o para viajar al extranjero. Era así y lo era para desgracia de todas y de todos.
Precisamente una de las tareas propias de la mujer casada, que salvo rarísimas excepciones no trabajaba fuera de su hogar, eran las compras. Con lo que su economía familiar les permitía compraban la ropa para los hijos varones y para el marido y si alguien les acompañaba en la búsqueda y selección eran las hijas o los chicos cuando éramos pequeños.
Aquello no solo tuvo como consecuencia generaciones de hombres perfectamente ineptos para el mundo del textil, que afortunadamente ya vamos remontando, sino que creó unos estándares en los sistemas y en los horarios de venta que han saltado por los aires con la incorporación de la mujer a la educación y a la vida laboral. La auténtica revolución de fondo que nos trajo el final del siglo XX.
Ahora que tanto hombres como mujeres, casados o solteros, trabajan (cuando pueden hacerlo) los horarios comerciales de antaño ya no sirven porque ya pocos y pocas disponen de los días laborables para comprar, como sí pasaba antes. Estos días asistimos en Bilbao a una polémica muy lamentable sobre la apertura en festivos en la que los gritos, improperios y amenazas no dejan que se oigan voces partidarias de que se pueda llegar a un acuerdo que regule cabalmente una realidad que nos viene imparable. Tan imparable y profunda como esa misma revolución que ha venido de la mano de las mujeres y que, entre otras muchísimas cosas, ha hecho que comprar la ropa ya no sea tarea “propia” de las madres, afortunadamente para todas y para todos.
Reconocer la realidad y adaptarse a ella siempre será mejor que negarla hasta el momento final en que inevitablemente nos pase por encima, porque entonces lo hará arrasando con todo.
Publicado en Danok Bizkaia el 13 de enero de 2012
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Imagen de: |
Precisamente una de las tareas propias de la mujer casada, que salvo rarísimas excepciones no trabajaba fuera de su hogar, eran las compras. Con lo que su economía familiar les permitía compraban la ropa para los hijos varones y para el marido y si alguien les acompañaba en la búsqueda y selección eran las hijas o los chicos cuando éramos pequeños.
Aquello no solo tuvo como consecuencia generaciones de hombres perfectamente ineptos para el mundo del textil, que afortunadamente ya vamos remontando, sino que creó unos estándares en los sistemas y en los horarios de venta que han saltado por los aires con la incorporación de la mujer a la educación y a la vida laboral. La auténtica revolución de fondo que nos trajo el final del siglo XX.
Ahora que tanto hombres como mujeres, casados o solteros, trabajan (cuando pueden hacerlo) los horarios comerciales de antaño ya no sirven porque ya pocos y pocas disponen de los días laborables para comprar, como sí pasaba antes. Estos días asistimos en Bilbao a una polémica muy lamentable sobre la apertura en festivos en la que los gritos, improperios y amenazas no dejan que se oigan voces partidarias de que se pueda llegar a un acuerdo que regule cabalmente una realidad que nos viene imparable. Tan imparable y profunda como esa misma revolución que ha venido de la mano de las mujeres y que, entre otras muchísimas cosas, ha hecho que comprar la ropa ya no sea tarea “propia” de las madres, afortunadamente para todas y para todos.
Reconocer la realidad y adaptarse a ella siempre será mejor que negarla hasta el momento final en que inevitablemente nos pase por encima, porque entonces lo hará arrasando con todo.
Publicado en Danok Bizkaia el 13 de enero de 2012
lunes, 2 de enero de 2012
Un paseo por la noche de Madrid
Después de estos días de cenas, comidas y otros festejos culinarios, hoy mi cuñado y yo hemos tenido la necesidad imperiosa de darnos un paseo nocturno por las calles de Madrid (que puede ilustrarse con la obra de Luigi Boccherini, de similar nombre, que adjunto).
Hablábamos de las dificultades que atraviesan ahora muchas empresas y me remarcaba que eso es especialmente cierto en aquellas que creyeron antes de la crisis que lo que importaba era trabajar y producir, las que mantenían sus activos económicos y humanos y reinvertían sus beneficios en ellas mismas en lugar de repartirlos entre sus dueños. Esas son las que peor lo están pasando -me decía-.
Todo lo contrario de aquellas empresas que hicieron caso a los consultores empresariales más diligentes y modernos, que les recomendaban esconder los beneficios, hacer un poquito de ingeniería contable, poner testaferros por medio, pensar en el beneficio y no en el trabajo ni en el cliente, convertir sus activos reales en créditos seguramente impagables pero siempre más ventajosos fiscalmente, mantener en definitiva sus empresas en “la nube”.
Me decía Rafa que los responsables de estas últimas empresas siguen siendo ricos, que siguen disponiendo de dinero y de oportunidades y que la crisis les ha cogido con sus beneficios privados a buen recaudo. Quienes hicieron caso a los asesores financieros han salido muy bien parados de ésta. El único problema fue que sus empresas quebraron, por supuesto, pero los únicos desamparados han sido quienes trabajaban en ellas, nunca ellos mismos.
Definitivamente Rafa y yo somos unos antiguos. (Yo incluso para la música, como se puede ver)
Hablábamos de las dificultades que atraviesan ahora muchas empresas y me remarcaba que eso es especialmente cierto en aquellas que creyeron antes de la crisis que lo que importaba era trabajar y producir, las que mantenían sus activos económicos y humanos y reinvertían sus beneficios en ellas mismas en lugar de repartirlos entre sus dueños. Esas son las que peor lo están pasando -me decía-.
Todo lo contrario de aquellas empresas que hicieron caso a los consultores empresariales más diligentes y modernos, que les recomendaban esconder los beneficios, hacer un poquito de ingeniería contable, poner testaferros por medio, pensar en el beneficio y no en el trabajo ni en el cliente, convertir sus activos reales en créditos seguramente impagables pero siempre más ventajosos fiscalmente, mantener en definitiva sus empresas en “la nube”.
Me decía Rafa que los responsables de estas últimas empresas siguen siendo ricos, que siguen disponiendo de dinero y de oportunidades y que la crisis les ha cogido con sus beneficios privados a buen recaudo. Quienes hicieron caso a los asesores financieros han salido muy bien parados de ésta. El único problema fue que sus empresas quebraron, por supuesto, pero los únicos desamparados han sido quienes trabajaban en ellas, nunca ellos mismos.
Definitivamente Rafa y yo somos unos antiguos. (Yo incluso para la música, como se puede ver)
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Euskadi. La taifa fiscal
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Fiesta de Moros y Cristianos en Caudete |
Cuando en Europa se está hablando nada menos que de armonización fiscal para toda la Unión, resulta que aquí, en un pequeño territorio, con los mismos habitantes que algunos barrios de metrópolis europeas, dicen que ellos que no.
No que no quieran ser Europeos, ni tampoco que amenacen con quedarse fuera de esa armonización, aún lejana, pero que se apunta como herramienta de lucha contra la crisis. Nada de eso. Esa aldea resistente, se resiste sobre todo a ponerse de acuerdo consigo misma, y retuerce sus propias leyes en defensa de una concepción completamente anacrónica del territorio, de la política y sobre todo…ay!...de la fiscalidad.
Ese pequeño país, tiene él sólo tres haciendas que se llaman forales, para apelar a la tradición (además de otra invitada). Tres haciendas que no se ponen de acuerdo en casi nada: ni pagan lo mismo los ciudadanos con iguales ingresos ni los tres Gobernadores dejan que nadie les coordine, incluso aunque lo digan sus propias leyes.
Allí los trabajadores por cuenta ajena aportan el 80% de la recaudación y de entre ellos los mejor pagados, que son el 10%, ponen solos la mitad del total. Pero los que parece que lo pasan peor son los profesionales, los autónomos y quienes no cobran una nómina, que declaran -fíjese- un 40% menos de ingresos que los trabajadores, a muchos de los cuales les pagan ellos mismos. Sabido es que hay casos de sueldos altos y casos de negocios, despachos y bufetes ruinosos pero no falta quien piensa que hay algo que chirría aquí.
Gente malpensada, sin duda, que dice cosas como que el volumen del fraude en Euskadi, que así se llama el país, puede llegar a 2.500 millones, lo mismito que les cuesta a los vascos todo su sistema educativo.
Pero el celo foral que hunde sus argumentos en las tradiciones más rancias y antiguas hasta hacerlos dogma no consiente ni coordinarse ni que nadie acceda a los datos fiscales de los contribuyentes de cada cual. Especialmente celoso en esto es el responsable del Gobierno Vizcaíno.
Si que hay tradiciones bonitas y sólidas ¿verdad? que aguantan siglo tras siglo. ¿será eso o será otra cosa?. Eso sí…qué oferta gastronómica tienen, oiga!
domingo, 18 de diciembre de 2011
Un villancico algo especial
Del mismo modo que ocurre hoy, y con no poca polémica, alguien ha tenido que pagar siempre a los músicos. En otros tiempos fueron los poderosos y dentro de ellos la Iglesia era de los más, si no la más poderosa. Por eso la música religiosa fue, durante siglos, la única música culta, que se componía, ejecutaba y "cifraba".
Los villancicos, que hoy asociamos exclusivamente a la música religiosa, fueron en su inicio (Siglo XV en adelante) simples canciones profanas con estribillo, lo que contribuía a su memorización y consiguiente éxito. Sin embargo pronto entraron también en los templos y adoptaron letras de sentido religioso hasta el punto de que hoy los asociamos a la música navideña católica.
Hoy pongo aquí uno de mis favoritos: el Villancico a Santa Bárbara, de José Cascante (1640-1702) a cargo de la Camerata Renacentista de Caracas dirigida por Isabel Palacios, que tengo en un álbum titulado Musique à la Cathédrale Santa Fé de Bogotá (así, en Francés). A ver si os gusta.
Los villancicos, que hoy asociamos exclusivamente a la música religiosa, fueron en su inicio (Siglo XV en adelante) simples canciones profanas con estribillo, lo que contribuía a su memorización y consiguiente éxito. Sin embargo pronto entraron también en los templos y adoptaron letras de sentido religioso hasta el punto de que hoy los asociamos a la música navideña católica.
Hoy pongo aquí uno de mis favoritos: el Villancico a Santa Bárbara, de José Cascante (1640-1702) a cargo de la Camerata Renacentista de Caracas dirigida por Isabel Palacios, que tengo en un álbum titulado Musique à la Cathédrale Santa Fé de Bogotá (así, en Francés). A ver si os gusta.
Candidato a premio al peor anuncio
Y ya puestos a hablar de anuncios he visto en un diario el peor anuncio en muchos años, y mira que los hay malos.
Hay personas que parecen creer que todo el “mundo mundial” piensa todo el rato y se preocupa por lo que ellas hacen, que su tarea es tan transcendente que nadie osará ignorarla jamás, que matrimonios y solteros nos levantamos cada mañana pensando en eso a lo que ellas se dedican y que no dormimos a gusto hasta no tener la información que nos facilitan, que devoramos -faltaría más- con lógica avidez.
El anuncio adjunto es una demostración de que estas gentes existen de verdad y que, imbuidos de tan onanista convencimiento, ni se les ocurre pensar que deban captar una atención con la que parecen convencidos de que ya cuentan de entrada -estaría bueno-.
No se rebajarán, no, a contratar a un profesional de la publicidad que les podría hacer ver -insultante- que no son el ombligo del mundo y que en consecuencia les recomendaría “humillarse” a tener que interesar y convencer a los lectores. Nada de eso ¡hasta ahí podíamos llegar!
Lo peor de todo es que el anuncio es de la Fundación Vasca para la Excelencia e “informa” de la entrega de Premio Vasco a la Calidad y Excelencia en la gestión (sic). Tela.
El público progresista
Ayer, en una importante reunión de mi partido pude escuchar a algunos participantes hablar con pasión del sector social que “auténticamente” corresponde atender a la izquierda, que es siempre el de los más desfavorecidos.
No discuto sino que afirmo la implicación solidaria y moral que la izquierda ha tenido siempre -y que sigue teniendo- pero no pude evitar la sensación de que, frente a las dificultades, estábamos ante la peligrosa tentación de refugiarnos en el confortable calor de lo conocido, en donde nunca falta la afable compañía de los propios ni tampoco las apelaciones a la mitología del santoral laico del socialismo español (…desde Pablo Iglesias a Ramón Rubial…-se dijo-). El cariño y el respeto que desde hace tantos años tengo por algunos de los compañeros que así hablaron no fue suficiente para disipar las muchas dudas concretas que en mí siempre acompañan a las pocas certezas genéricas.
Una de esas pocas certezas es que la izquierda es mucho más que la mera solidaridad colectiva con los más desfavorecidos y que, por el contrario, siempre ha avanzado claramente hacia el diseño, implantación y gobierno de una sociedad más justa y solidaria y, por consiguiente, inevitablemente más rica y próspera.
Ni vivimos en los tiempos de Pablo Iglesias (muy criticado por cierto en su tiempo) ni nuestro espectro sociológico es ya el del proletariado tradicional. Y es así precisamente porque las alternativas de la izquierda han transformado exitosamente nuestra sociedad, convirtiéndose en auténticos estándares y generando -como digo- no solo más justicia sino también más riqueza.
Sé perfectamente de dónde vengo y cuál es la historia del socialismo español pero ni quiero olvidar lo muchísimo conseguido ni me gusta nada la melancolía, porque nos hace perder las energías que necesitamos para caminar y pasar "frío ideológico" ahí fuera, que es donde está la realidad.
Hoy, mientras leía los suplementos de los periódicos, he visto hasta qué punto se ha transformado la sociología de las personas, incluso de las que compran prensa de innegable tendencia progresista. Los anunciantes, que viven de eso, lo saben perfectamente. No hay más que ver las primeras páginas. Ahí están...
No discuto sino que afirmo la implicación solidaria y moral que la izquierda ha tenido siempre -y que sigue teniendo- pero no pude evitar la sensación de que, frente a las dificultades, estábamos ante la peligrosa tentación de refugiarnos en el confortable calor de lo conocido, en donde nunca falta la afable compañía de los propios ni tampoco las apelaciones a la mitología del santoral laico del socialismo español (…desde Pablo Iglesias a Ramón Rubial…-se dijo-). El cariño y el respeto que desde hace tantos años tengo por algunos de los compañeros que así hablaron no fue suficiente para disipar las muchas dudas concretas que en mí siempre acompañan a las pocas certezas genéricas.
Una de esas pocas certezas es que la izquierda es mucho más que la mera solidaridad colectiva con los más desfavorecidos y que, por el contrario, siempre ha avanzado claramente hacia el diseño, implantación y gobierno de una sociedad más justa y solidaria y, por consiguiente, inevitablemente más rica y próspera.
Ni vivimos en los tiempos de Pablo Iglesias (muy criticado por cierto en su tiempo) ni nuestro espectro sociológico es ya el del proletariado tradicional. Y es así precisamente porque las alternativas de la izquierda han transformado exitosamente nuestra sociedad, convirtiéndose en auténticos estándares y generando -como digo- no solo más justicia sino también más riqueza.
Sé perfectamente de dónde vengo y cuál es la historia del socialismo español pero ni quiero olvidar lo muchísimo conseguido ni me gusta nada la melancolía, porque nos hace perder las energías que necesitamos para caminar y pasar "frío ideológico" ahí fuera, que es donde está la realidad.
Hoy, mientras leía los suplementos de los periódicos, he visto hasta qué punto se ha transformado la sociología de las personas, incluso de las que compran prensa de innegable tendencia progresista. Los anunciantes, que viven de eso, lo saben perfectamente. No hay más que ver las primeras páginas. Ahí están...
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Fíjate tú!, 2ª parte (Más gráficos interesantes)
Cuando se habla de los impuestos y de la riqueza es habitual tener que escuchar como argumentos solidísimos algunas grandes bobadas. Hace tiempo que publiqué un gráfico interesante sobre la presión fiscal en España, que reproduzco abajo a la derecha, y hoy he visto éste otro, a la izquierda, sobre la renta per cápita. Se confirma no solo que los países más ricos son aquellos en los que más impuestos se pagan (paraísos fiscales aparte) sino que en España la presión fiscal está muy por debajo en relación con su riqueza. Para que la próxima vez no os hablen "de oídas".
Ambos gráficos los he extraído del diario El Correo, Bilbao.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Capitalismo estúpido
En defensa de una educación plenamente vocacional mi mujer y mi cuñada afirman que “es mejor estudiar en la universidad lo que te gusta y te motiva aunque termines fregando en un supermercado, que estudiar con enorme sacrificio lo que todo el mundo recomienda para acabar fregando en un supermercado”.
Ya ven que no muy lejos de las expectativas laborales que la mayoría de los jóvenes tiene en este momento. Cierto es que estamos en una crisis muy profunda pero también lo es que el empobrecimiento de los trabajadores, incluso de los que cuentan con formación superior, lleva lustros creciendo, especialmente en los tiempos de plena bonanza (que nadie llamaba bonanza entonces).
Y ya no son sólo los jóvenes quienes sufren esa miserización sino que se ha convertido en el paisaje contractual y salarial normal para un inmenso número de personas, incrementando la bolsa de los denominados “trabajadores pobres”.
Disponer de trabajadores baratos y sin derechos es estupendo para la cuenta de resultados a muy corto plazo de las empresas (que es la única visión con la que se gestionan ahora casi todas) ya que facilita que sus productos o servicios se presenten en el mercado en condiciones de precio (solo de precio) muy ventajosas. Sin embargo para que exista un “mercado” es imprescindible que a él acudan no solo los que venden sino también los que compran y ahí está el problema.
La fábrica de Volkswagen de Navarra no vende coches porque la gente no tiene dinero para pagarlos y tira con el viejo. Casi la mitad de los beneficiarios vascos de viviendas de protección oficial, renuncia a lo que antes se consideró “un chollo” porque su banco o caja no les concede ahora el crédito para poder pagar la parte del precio que tienen que afrontar. Los expertos hablan ahora preocupados de una “compra defensiva” en alimentación plagada de marcas blancas y hasta los expertos sanitarios nos previenen de un previsible deterioro de las condiciones de salud derivadas de una dieta de crisis, menos saludable, porque “una hamburguesa cuesta menos que dos manzanas”.
Veo que el Presidente de la Bilbao Bizkaia Kutxa, Mario Fernández, se ha dado cuenta ahora y ha comprado el discurso que Alfredo Pérez Rubalcaba explicaba en la reciente campaña electoral: Que una austeridad a ultranza no nos permitirá salir de la crisis.
Lo cierto es que el capitalismo sin control contiene en sí mismo las semillas venenosas de su propia destrucción:
Y aquí todavía hay quien dice que el problema es el Estado. Ya que no escuchan a Rubalcaba, dígales usted algo Sr. Fernandez a ver si a usted le hacen algun caso. Ya que obviamente no son partidarios de aplicar criterios de justicia, que al menos sea por la pasta
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Foto El Mundo Today |
Ya ven que no muy lejos de las expectativas laborales que la mayoría de los jóvenes tiene en este momento. Cierto es que estamos en una crisis muy profunda pero también lo es que el empobrecimiento de los trabajadores, incluso de los que cuentan con formación superior, lleva lustros creciendo, especialmente en los tiempos de plena bonanza (que nadie llamaba bonanza entonces).
Y ya no son sólo los jóvenes quienes sufren esa miserización sino que se ha convertido en el paisaje contractual y salarial normal para un inmenso número de personas, incrementando la bolsa de los denominados “trabajadores pobres”.
Disponer de trabajadores baratos y sin derechos es estupendo para la cuenta de resultados a muy corto plazo de las empresas (que es la única visión con la que se gestionan ahora casi todas) ya que facilita que sus productos o servicios se presenten en el mercado en condiciones de precio (solo de precio) muy ventajosas. Sin embargo para que exista un “mercado” es imprescindible que a él acudan no solo los que venden sino también los que compran y ahí está el problema.
La fábrica de Volkswagen de Navarra no vende coches porque la gente no tiene dinero para pagarlos y tira con el viejo. Casi la mitad de los beneficiarios vascos de viviendas de protección oficial, renuncia a lo que antes se consideró “un chollo” porque su banco o caja no les concede ahora el crédito para poder pagar la parte del precio que tienen que afrontar. Los expertos hablan ahora preocupados de una “compra defensiva” en alimentación plagada de marcas blancas y hasta los expertos sanitarios nos previenen de un previsible deterioro de las condiciones de salud derivadas de una dieta de crisis, menos saludable, porque “una hamburguesa cuesta menos que dos manzanas”.
Veo que el Presidente de la Bilbao Bizkaia Kutxa, Mario Fernández, se ha dado cuenta ahora y ha comprado el discurso que Alfredo Pérez Rubalcaba explicaba en la reciente campaña electoral: Que una austeridad a ultranza no nos permitirá salir de la crisis.
Lo cierto es que el capitalismo sin control contiene en sí mismo las semillas venenosas de su propia destrucción:
- Ningún competidor fue nunca partidario de la libre competencia, solo que no podía evitarla. Ahora las grandes corporaciones industriales y financieras se saben capaces de acabar con la libertad de mercado. Y lo han hecho.
- Toda empresa prefiere el mínimo costo salarial posible pero, sin embargo, necesita que el resto de empresas no hagan lo mismo para que los empleados de las demás puedan comprar lo que ella produce.
- La búsqueda del beneficio inmediato a toda costa de unos pocos irresponsables obliga a sus competidores cabales a subirse a esa rueda, que saben de locura, simplemente para poder sobrevivir.
- La concentración de la riqueza en muy pocas manos aumenta la pobreza del conjunto de la sociedad.
Y aquí todavía hay quien dice que el problema es el Estado. Ya que no escuchan a Rubalcaba, dígales usted algo Sr. Fernandez a ver si a usted le hacen algun caso. Ya que obviamente no son partidarios de aplicar criterios de justicia, que al menos sea por la pasta
domingo, 13 de noviembre de 2011
¿Fin de la garantía?
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El malecón se ve bajo el agua. Foto MARM |
Un viejo amigo arquitecto me dijo una vez que los romanos eran los peores ingenieros del mundo. Probaba su afirmación apelando a la extremada longevidad de sus construcciones y a su capacidad de soportar usos que jamás pudieron siquiera imaginar sus constructores, como por ejemplo el paso de camiones de motor y gran tonelaje. Le parecía a mi amigo que hacer algo capaz de soportar lo imaginable y también lo inimaginable no era una demostración de eficiencia. Y posiblemente tenía razón.
Pero Esteban hacía esta afirmación con ánimo provocador y no ignoraba que los latinos trabajaban pensando que su mundo duraría para siempre. Cayo Julio Lacer, maestro constructor del puente ahora llamado de Alcántara, en plena Vía de la Plata extremeña, dejó escrito en su obra: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI (El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo).
Hoy leo que en la maravillosa villa de Lekeitio tienen problemas con el malecón de Lazunarri, construido para proteger la zona portuaria de la acumulación de los sedimentos que arrastra el río Lea en su desembocadura. El malecón es un muro submarino que une la costa con la isla de Garraitz. En marea baja muchos lo hemos recorrido andando para llegar a la isla y muchísimos han descubierto sorprendidos que cuando el agua sube no hay más remedio que nadar para volver.
Todo sería normal si no fuese porque también he leído que ese malecón cuya rotura está creando ahora problemas a la flota pesquera fue construido nada menos que en el siglo XVIII.
Me llama la atención que hoy, quienes vivimos tantos años depreciemos el valor de lo que hacemos y lo consideremos tan provisional mientras que hombres y mujeres cuya esperanza de vida era de pocas décadas viviesen como si su mundo fuera a ser eterno. Y así construían las cosas, no solo los romanos. Tal vez Obelix se equivocaba y los locos seamos nosotros
Recomiendo el excelente documental “Obsolescencia programada. Comprar, tirar, comprar”. ¿Tendrá la crisis algo que ver también con esto?
lunes, 7 de noviembre de 2011
Contra el debate
Faltan varias horas para el debate televisivo entre Rajoy y Rubalcaba y voy a aprovecharlas para escribir estas líneas ahora, antes de su celebración, para que nadie pueda pensar que lo escrito esté motivado por un supuesto mal papel que haya podido hacer mi candidato (que es el socialista, por supuesto) y al que dan por “ganador” las apuestas.
Como ya he escrito en este blog, no me gustan los debates políticos televisivos. Debo ser “rara avis” pero es así. Creo firmemente que el deterioro de la calidad de la política tiene mucho que ver con su conversión en un espectáculo y con el consiguiente abandono de la reflexión serena y responsable. Un deterioro que me parece ya alarmante y que ese debate que emitirán las televisiones esta noche sólo va a contribuir a incrementar.
La televisión es un medio perfectamente inadecuado para que se manifieste en ella la reflexión responsable, atrevida y (cuando haga falta) impopular. Todo lo contrario, allí lo que vende y lo que gusta es la bronca, el ingenio hueco, la pose superficial y las técnicas de telegenia. Nada que a mí me importe a la hora de escoger a quien vaya a conducir mi país.
Por si fuera poco, emisoras de radio y otros medios de comunicación, ya están dando la matraca con el tema. Ni una reflexión he leído o escuchado que no tenga que ver con frases redondas de otros debates, con algunas afortunadas tonterías que se dijeron o con desgraciados argumentos que se emplearon. Cuando no con corbatas, peinados o gestos. La banalidad idolatrada.
De hecho si algo se ha criticado es la supuesta “rigidez” de las normas de respeto a los tiempos y a los turnos que se imponen en estos debates, ya que lo que gusta a la grada es la interrupción constante, la pelotera, la descalificación personal y todas esas tácticas de los debates con los que nos fustigan en los programas de la tarde, esos sí plenamente ajustados al medio televisivo, y que tanto gustan a la audiencia.
Pero lo peor de todo, lo más irritante es la tontería que se hartan de proclamar los opinadores de que el debate sería algo así como una prueba de calidad democrática, una herramienta imprescindible para la creación de opinión y una vía de refresco y regeneración que nuestra democracia necesitaría. Por el contrario, esta noche, como en todos los casos anteriores será la destreza en la dialéctica vacía, la agresividad medida hacia el contrincante, o la buena imagen física de los actores de esta pura comedia lo que contará. En mi modesta opinión, justamente lo que menos necesita nuestra democracia para recuperar el prestigio y el valor que ha perdido ante la ciudadanía.
No obstante, esta noche haré un esfuerzo, como en otras ocasiones, y lo seguiré hasta que no pueda soportar más ver cómo me toman por idiota, cosa que suele ocurrir a los pocos minutos del comienzo. Completaré este post a la noche informando de cuántos aguanté.
(lo puse en los comentarios)
viernes, 4 de noviembre de 2011
Política y felicidad
Escuchadas algunas de las quejas y reivindicaciones que menudearon con el movimiento de los indignados pensé que el evidente malestar social que expresaban tenía mucho que ver con la forma de comunicar la política.
Se ha convertido en algo general obviar, cuando no ocultar, las dificultades y problemas inherentes a cualquier acción o decisión política y sustituir esa incómoda complejidad por la simulación, contraria a toda realidad, de que se trata de decisiones sencillas, evidentes, indiscutibles y, sobre todo, sin otras consecuencias que las benéficas que se pretenden al proponerlas o adoptarlas. Nunca hay, ni puede haber, efectos secundarios. Todo es fácil y en consecuencia, sólo hay que acertar votando a quien propone que eso tan factible sea también lo que a uno le conviene que se haga.
Debo admitir que esta trampa resulta tentadoramente rentable desde el punto de vista electoral y muy del gusto, además, de la mayoría de los medios de comunicación, a los que la banalidad atrae como la miel a las moscas. Pero no por eso deja de ser una intolerable infantilización de la ciudadanía y una irresponsabilidad en quienes nos dedicamos a esto de la política. Una irresponsabilidad con consecuencias, por cierto.
Otro aspecto aún más venenoso de las tácticas de marketing político en uso es pretender inflar la importancia de la acción política, presentándola no como lo que es: reguladora de la convivencia, de los servicios y de los conflictos económicos y sociales, sino como nada menos que la causante y responsable de todo lo bueno y de todo lo malo que le pueda suceder a cada uno de los ciudadanos.
Esta pretensión, que seguramente sería exagerada incluso en un régimen totalitario de aquellos en los que el Estado anulaba por completo al individuo y sus opciones, deviene en quimera insostenible en una sociedad de libertades y de derecho. Sin embargo quimera delirante o irresponsable exageración, tal absurdo encuentra una asombrosa aceptación social.
Agobiados por la urgencia electoral, hemos hecho creer a la gente no que éramos responsables de las leyes y del Gobierno de la cosa pública sino que éramos responsables directos de su propia felicidad. Ahí es nada. Puede, como digo, que tal cosa resultase atractiva para captar un votante impulsivo en plena campaña pero resulta evidente que colocaba el listón del éxito político a una altura metafísicamente inalcanzable. Nadie puede garantizarme mi felicidad, ni yo mismo, ni mucho menos mis representantes políticos.
La combinación de ambas tácticas: banalizar las decisiones políticas y sus consecuencias mientras simultáneamente se las elevaba a una categoría de cuasi-milagrosas en cuanto a sus resultados, ha tenido como consecuencia que los ciudadanos viene ahora a reclamar los mágicos resultados prometidos y a protestar por las consecuencias negativas de las que nadie les habló. Y, claro, el resultado no podía ser otro que el fracaso y la desafección. Y así ha sido.
Cuando escuché a Mariano Rajoy prometer que va a devolver la felicidad a España, me acordé de esta reflexión y pensé que ese es precisamente el camino equivocado, tanto para el PP como para el PSOE como para cualquier otro político.
He vivido profesionalmente del marketing antes de esto a lo que me dedico ahora y creo que es una técnica que ayuda muy adecuadamente a casar demanda y oferta. No tengo, por tanto, nada en contra de que se utilicen técnicas de marketing en política pero sin olvidar nunca que la política es algo muy profundo y los ciudadanos son mucho más que consumidores de eslóganes.
Se ha convertido en algo general obviar, cuando no ocultar, las dificultades y problemas inherentes a cualquier acción o decisión política y sustituir esa incómoda complejidad por la simulación, contraria a toda realidad, de que se trata de decisiones sencillas, evidentes, indiscutibles y, sobre todo, sin otras consecuencias que las benéficas que se pretenden al proponerlas o adoptarlas. Nunca hay, ni puede haber, efectos secundarios. Todo es fácil y en consecuencia, sólo hay que acertar votando a quien propone que eso tan factible sea también lo que a uno le conviene que se haga.
Debo admitir que esta trampa resulta tentadoramente rentable desde el punto de vista electoral y muy del gusto, además, de la mayoría de los medios de comunicación, a los que la banalidad atrae como la miel a las moscas. Pero no por eso deja de ser una intolerable infantilización de la ciudadanía y una irresponsabilidad en quienes nos dedicamos a esto de la política. Una irresponsabilidad con consecuencias, por cierto.
Otro aspecto aún más venenoso de las tácticas de marketing político en uso es pretender inflar la importancia de la acción política, presentándola no como lo que es: reguladora de la convivencia, de los servicios y de los conflictos económicos y sociales, sino como nada menos que la causante y responsable de todo lo bueno y de todo lo malo que le pueda suceder a cada uno de los ciudadanos.
Esta pretensión, que seguramente sería exagerada incluso en un régimen totalitario de aquellos en los que el Estado anulaba por completo al individuo y sus opciones, deviene en quimera insostenible en una sociedad de libertades y de derecho. Sin embargo quimera delirante o irresponsable exageración, tal absurdo encuentra una asombrosa aceptación social.
Agobiados por la urgencia electoral, hemos hecho creer a la gente no que éramos responsables de las leyes y del Gobierno de la cosa pública sino que éramos responsables directos de su propia felicidad. Ahí es nada. Puede, como digo, que tal cosa resultase atractiva para captar un votante impulsivo en plena campaña pero resulta evidente que colocaba el listón del éxito político a una altura metafísicamente inalcanzable. Nadie puede garantizarme mi felicidad, ni yo mismo, ni mucho menos mis representantes políticos.
La combinación de ambas tácticas: banalizar las decisiones políticas y sus consecuencias mientras simultáneamente se las elevaba a una categoría de cuasi-milagrosas en cuanto a sus resultados, ha tenido como consecuencia que los ciudadanos viene ahora a reclamar los mágicos resultados prometidos y a protestar por las consecuencias negativas de las que nadie les habló. Y, claro, el resultado no podía ser otro que el fracaso y la desafección. Y así ha sido.
Cuando escuché a Mariano Rajoy prometer que va a devolver la felicidad a España, me acordé de esta reflexión y pensé que ese es precisamente el camino equivocado, tanto para el PP como para el PSOE como para cualquier otro político.
He vivido profesionalmente del marketing antes de esto a lo que me dedico ahora y creo que es una técnica que ayuda muy adecuadamente a casar demanda y oferta. No tengo, por tanto, nada en contra de que se utilicen técnicas de marketing en política pero sin olvidar nunca que la política es algo muy profundo y los ciudadanos son mucho más que consumidores de eslóganes.
domingo, 23 de octubre de 2011
¿Dónde estuviste tú?

En el emotivo mitin de Donostia de ayer se abrieron muchos corazones y al hacerlo salieron a la luz algunas cosas de esas a las que me he referido como la mala resaca del terrorismo. Odón Elorza abrió refiriéndose al diferente trato que durante estas décadas dimos a los uniformados respecto a las demás víctimas, cosa que es cierta. El Lehendakari recordó también la soledad que pasaron tantos socialistas vascos, amenazados y solos en medio de una muchedumbre acobardada, cosa que también es cierta.
No hay prisa. Esto no ha hecho más que empezar y quedan muchas más cosas por sentir y por decir pero, como pasa siempre, los que menos tenemos de qué avergonzarnos somos los primeros en mirarnos al espejo y encontrarnos las faltas.
Seguramente los que cargan con toneladas de indignidad y de vergüenza necesitarán más tiempo. Mientras espero les refiero unas frases del comunicado de Gesto por la Paz de ayer.
...Un destacado lugar deben ocupar las personas que rompieron con el miedo, que se comprometieron con esta sociedad, con los mejores valores que pueden inspirar una convivencia normalizada, que se solidarizaron con cada víctima, que se atrevieron a dejar de ser invisibles e indiferentes y se convirtieron en un punto de resistencia a la barbarie. A todas esas personas anónimas que desnudaron su conciencia en medio de su entorno hostil con un coraje cívico digno de alabar, a todas ellas, muchas gracias de todo corazón...
jueves, 20 de octubre de 2011
Nuevo tiempo y nueva foto
NOTA PREVIA
Sé que a muchos les ha gustado siempre la foto de mi perfil con esas gafas de aviador y ese casco de "la hormiga atómica" pero lo que nunca dije era que detrás de la aparente broma se ocultaba una recomendación de seguridad, que ya no tiene sentido. Cambio, por tanto la foto por una normal, la página pierde gracia pero yo gano libertad.
DECLARACIÓN
Tal y como hice con el texto que leyó Jesús Eguiguren en la conferencia de Donostia, reproduzco unos fragmentos de la declaración del Lehendakari y el texto completo a continuación.
Por fin hemos conquistado la paz y la libertad. Y lo hemos conseguido gracias a la resistencia de miles de ciudadanos y ciudadanas vascas que se han negado a renunciar a su propia libertad; a la firmeza del Estado de Derecho; a la acción judicial y policial; a la tolerancia cero frente a las posiciones totalitarias justificadoras de la violencia. Nada les debíamos, nada les debemos y nada vamos a pagarles. Ya hemos pagado un alto precio.
No vamos a permitir que el final de terrorismo sea excusa para crear división y enfrentamiento.
Hemos tenido que soportar mucho dolor y sufrimiento, pero hemos derrotado al terrorismo y ahora vamos a construir juntos la convivencia.
Texto completo
Por fin hemos conquistado la paz y la libertad. Y lo hemos conseguido gracias a la resistencia de miles de ciudadanos y ciudadanas vascas que se han negado a renunciar a su propia libertad; a la firmeza del Estado de Derecho; a la acción judicial y policial; a la tolerancia cero frente a las posiciones totalitarias justificadoras de la violencia.
La sociedad vasca ha sufrido, acumulando dolor; ha resistido apretando los dientes, pero nunca se ha resignado y se ha levantado y luchado para conseguir su sueño de libertad. Y hoy el sueño se ha cumplido.
La última de todas las últimas
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Yanko design |
Ya tienen la percha. Su gente se la ha preparado cuidadosamente.
- Que cuelguen el comunicado de una vez.
- Que lo cuelguen y que lo cuelguen ya.
lunes, 17 de octubre de 2011
Cincuenta años en tres minutos
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Jesús Eguiguren Foto El Correo |
...se están cerrando las puertas al terrorismo en nuestro país...como consecuencia de la firmeza del Estado Derecho, de la acción policial y judicial, de la posición de tolerancia cero…de la resistencia cívica de la ciudadanía, del ejemplo de las víctimas, de la colaboración internacional, y de la deslegitimación ética y política…
…en nuestro país no ha existido un conflicto violento con dos bandos...sino … el ataque deliberado y sistemático de una banda terrorista… a la convivencia democrática y a la pluralidad.
…los asesinatos no han sido aleatorios, tenían objetivos concretos: silenciar las voces de los que no compartían el proyecto totalitario.
… tenemos que hacer frente a nuestro pasado sin fraudes ni ocultamientos.
… la democracia y el Estado de Derecho han ganado.
… hemos venido a pedir a todos los participantes en esta conferencia que reclamemos a ETA de forma clara, inequívoca y contundente que abandone todas las actividades terroristas sin ninguna contrapartida.
Texto completo
Queremos agradecer en nombre del Partido Socialista de Euskadi la oportunidad para expresar nuestra posición en esta conferencia y queremos, también, dar la bienvenida a las personalidades que, con buena voluntad, han acudido a Euskadi para colaborar en el objetivo de conseguir que el terrorismo desaparezca definitivamente y consolidar la paz y la libertad.
domingo, 16 de octubre de 2011
¿Seguro que es inevitable?
Se habla mucho de las profundas transformaciones que está experimentando la televisión, yo también lo hago, pero Andrés Rábago en su artículo gráfico de El País de ayer lo resume magistralmente, como es habitual en él.
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El Roto. El País |
viernes, 14 de octubre de 2011
El turista utilizado
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Foto Flickr Lokarri |
El viajero y el turista comparten su vocación de moverse en lugares y entre gentes que les son ajenos. Les diferencia, sin embargo, que mientras el viajero está normalmente dispuesto a someterse al estímulo y a la incomodidad del conocimiento directo y personal de la realidad que visita, el turista se traslada protegido por una burbuja de comodidad dentro de la que se mantienen cuidadosamente el ambiente y las condiciones a las que está acostumbrado allá en su casa.
La protección que exige el turista puede ser mayor o menor, más blindada o más permeable según sean las circunstancias o sus posibilidades económicas, pero el resguardo tiene como consecuencia inevitable que, por lo común, le impide entender la sociedad que visita. Los turistas cabales, que saben que lo son, ni lo intentan y se conforman con disfrutar del exotismo, sin creerse los arriesgados exploradores que no son. Pero son legión quienes piensan que su presencia allí va a ser un episodio más de descubrimiento y de exploración del planeta.
Lo que más cuesta ver a estos Livingstones del Samsonite es la utilización descarada que hace de ellos mismos la sociedad que visitan, acostumbrada de sobra a verlos como bolsas de dinero con patas o como puertas para salir de la miseria en los casos más duros.
Los turistas de la paz que vamos a tener el lunes en San Sebastián no son una excepción. Armados de presuntuosa ignorancia son incapaces de ver la mayor: que están ante la victoria de una democracia y no ante una descolonización. Se marcharán felices tras el cónclave, bien comidos y tratados, pero sin enterarse siquiera de cómo han sido utilizados, tanto por quienes antes de cerrar el chiringito perdedor necesitan hacerse una foto disfrazados de "insurgentes revolucionarios" como también por quienes, vencedores, piensan que París bien vale una misa.
Todos conocemos a provectos varones que regresan del Caribe convencidos del impacto que su porte distinguido y su experiencia tuvieron en aquella joven y fresca mulata. ¡Qué le vamos a hacer!
lunes, 10 de octubre de 2011
En defensa de las TV públicas autonómicas
En medio de la tormenta y de los huracanes privatizadores que soplan con la fuerza siempre impetuosa de la demagogia, conviene tener claras algunas evidencias sobre la importancia que tiene lo público, también en materia de medios de comunicación. Al fin y al cabo hay que hablar no solo del derecho a la libre empresa sino sobre todo del derecho a la información libre y veraz que recoge la Constitución Española ¿O no?.

Estas fueron las conclusiones del seminario Las TV autonomicas y el futuro del sector audiovisual en España, organizado por AEGA los pasados 29 y 30 de setiembre en Santiago de Compostela
Los asistentes al Seminario constatan lo siguiente:
- Que en un entorno de cambio de modelo audiovisual, de fragmentación de canales y de audiencias, de crisis económica generalizada y de incertidumbres, se hace necesario reforzar el papel de las TVs Públicas Autonómicas españolas con el fin de que cumplan las funciones de promoción cultural y lingüística, de cohesión social y mantenimiento del pluralismo, de motor generador del tejido industrial en sus zonas de influencia, con vocación de permanencia. Este papel debe ser adaptado a las circunstancias del nuevo modelo, que viene determinado por el cambio tecnológico y social producido en los años recientes.
- Que en estas circunstancias, se generan tentaciones privatizadoras e incluso de cierre, sin análisis rigurosos sobre un tema de tanta transcendencia social, generalmente basados en discursos demagógicos sobre el déficit y los recursos, además de ataques no disimulados de los lobbies comerciales, no solo para la obtención de las cuotas publicitarias sino para la captación de la audiencia que permanece fiel a los canales públicos autonómicos.
- Las TVs públicas autonómicas deben basar su gestión en prácticas transparentes, de buena gobernanza y financiación sostenible, apostando por la calidad de los contenidos, siendo fieles a la línea editorial, información de proximidad, potenciando su visión comercial y global hasta reconvertir los medios de servicio público en plataformas para la comunicación social abierta.
- El servicio público en la era digital esta avalado por el Protocolo de Amsterdam de la UE y también por el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y la propia Comisión. El Consejo de Regiones, apoya de forma explícita la identidad cultural y la diversidad lingüística en Europa.
- En España, dada la estructura de Estado autonómico que nos hemos dado, las TVs públicas autonómicas desempeñan un papel crucial de servicio público de cohesión social y están llamadas a jugar un papel dinamizador de las nuevas oportunidades de la era digital.
- Entre las fortalezas de las TV autonómicas se identifican su papel como instrumento para la normalización de las lenguas, como elemento de descentralización audiovisual y cultural, elemento de articulación regional, impulsoras de la industria audiovisual, como factor de identificación y proyección de talento, de creación de empleo y de crecimiento económico.
- Entre las debilidades se identifican la inestabilidad en la dirección, la precariedad financiera, el inmovilismo en la estructura organizativa interna y, en general, la no adecuación a la era digital.
- Que las TVs autonómicas tienen que orientarse no solo hacia la emisión de TV de flujo tradicional, sino hacia la puesta a disposición de los espectadores, de contenidos de interés en repositorios de todo tipo: webs, plataformas IPTV y redes sociales, que faciliten el nuevo modelo de consumo basado en el “cuando, donde y lo que“ el espectador desee, en un marco de coexistencia de audiencias masivas, fragmentadas, segmentadas, individualizadas y conectadas.
- Que con el objeto de flexibilizar las estructuras operativas y reducir costes, la externalizacion ordenada de servicios aparece como una de las formulas de viabilidad de futuro para las TVs autonómicas, siempre que esté basada en un mapa específico de capacidades que tenga en cuenta las asimetrías que existan, manteniendo la línea editorial, la estrategia, la dirección y el control del canal de que se trate.
- Que una sociedad moderna que apueste por sectores de futuro, no puede prescindir de un medio de la transcendencia social, cultural, económica, como corresponde a las TVs autonómicas españolas.
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