Cuando leí el titular de que un 70% de vascos (y vascas) no habían oído hablar del Debate de Política General que celebramos en el Parlamento el pasado jueves, me extrañé. Como tengo costumbre de leer los titulares al derecho y al revés me pareció raro que nada menos que un 30% se hubiesen interesado por el debate. Me parecían muchísimos.
Así que me molesté en revisar el contenido del estudio, que es fácilmente accesible en la página Irekia del Gobierno, y ya con los datos en la mano comprobé que de entre ese 30% que “habían oído hablar del debate” solo el 5% se había interesado mucho, un 23% bastante, un 48% poco y un 24% nada. No me fue difícil calcular que, puesto que se habían realizado 1000 entrevistas telefónicas las personas que habían manifestado mucho interés fueron 15 (quince), 69 dijeron haberse informado bastante y 216 se informaron poco o nada.
Sin embargo, tan magros números no disuadieron a los entrevistadores de seguir interrogando a los escasos individuos y que supuestamente podían decir algo, que según los propios datos difícilmente pudieron ser más de 84 personas. Con esa muestra la encuesta se explaya en porcentajes muy detallados. Al parecer se les pidió a los entrevistados que valoraran cuidadosamente la intervención de cada uno de los 8 líderes (ahí es nada), que se pronunciasen sobre 6 aspectos concretos de la intervención del Lehendakari, que dijesen si hubo propuestas o solo críticas. etc… Y de esos porcentajes, se extrajeron, por supuesto, los correspondientes segmentos de edad, sexo, simpatía política, territorio,… en fin.
Yo mismo, que por supuesto asistí al debate desde mi escaño, hubiese tenido dificultades para poder contestar con tanto detalle, a no ser que hubiese tomado apuntes sabiendo que iba a ser interrogado después. Alabo la transparencia de este Gobierno pero sinceramente creo que esa encuesta tiene poco valor.
El Parlamento tiene sus propios ritmos y así debe ser. Las intervenciones: largas, ordenadas y medidas tienen por objeto dar la oportunidad a todos los grupos de manifestar su opinión y hacerlo desde el más escrupuloso respeto a todas las opciones. Pero esos ritmos no están pensados para que la ciudadanía esté pegada a la televisión siguiendo las horas y horas de debate. El interés por la política es otra cosa muy distinta -creo yo- a tragarse debates parlamentarios armado de papel y boli para tomar apuntes sobre las intervenciones de tirios y troyanos como parece desprenderse de las opiniones en prensa a las que ha dado lugar este estudio.
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