miércoles, 13 de octubre de 2010

Voluntarios y forzosos

Foto web RTVE
Como ya es costumbre, el desfile de las Fuerzas Armadas ha sido ayer el escenario en el que un grupo de energúmenos patrioteros se ha explayado con gritos e insultos al Presidente del Gobierno de España. Lo de siempre, solo que este año parece que la pitada ha debido resultar tan brutal que no ha podido ser gentilmente ignorada por lo que algunos de los asistentes, incluido el Rey, han manifestado públicamente su disgusto.

Cada 12 de octubre nos encontramos con que “hay que hacer” un acto típico castrense en el que un céntrico paseo de la capital acoge un desfile militar al uso: con sus uniformes, sus cañones, sus tanques, los siempre vistosos caballos, la cabra de la legión y todo eso.

Al desfile asiste, como es lógico, lo más granado de la clase política en el palco y el público que quiere en las aceras. Ese es el problema: que mientras la clase política que sigue el acto desde el palco pertenece a la generación que no se ha sentido en general vinculada al mundo de la milicia, a la que durante gran parte de su vida vieron (con razón) como columna vertebral de la dictadura, buena parte del público que quiere asistir sí se siente vinculado -y de qué forma- precisamente con aquella imagen de ejército represor y antidemocrático que si bien no corresponde con la realidad de la actual milicia española, se mantiene viva en la conciencia de todos los asistentes, los del palco (los forzosos) y los de la acera (los voluntarios).

La desafección emocional de unos y la impostada pasión chusquera de los otros ejercen el mismo efecto que la gasolina y las cerillas. Y claro, cada año es lo mismo. Sea de forma espontánea u organizada, que me da igual, un grupo de personas que asisten -esos sí entregados-, se dedica a abuchear a pitar y a escandalizar. Y en medio de esa batalla incruenta (por ahora) desfilan uniformados unos jóvenes para los que el ejército es algo completamente  diferente a lo que significó para la generación de los abucheadores y abucheados. ¿Qué pensarán los soldados?

De entre las tareas que el ejército de España tiene por delante la de cambiar su propia imagen no es de las más fáciles. Lo que está claro es que no faltarán quienes quieran impedírselo.

3 comentarios:

Javier dijo...

Gran análisis Carlos. Claro y certero. Hay grupos que se adueñan de la idea de la "patria",la unen a las armas y se convierten en proto-dictadores.
Este asunto tiene una dificil solución que sólo puede pasar por que la derecha "democrática" decida en que lado esta, si en uno o en otro y deje a esos grupúsculos desnudos y aislados.
No es de recibo que un Presidente del gobierno sea tratado de ese modo en un acto de esa envergadura. Y tu sabes muy bien que ni el uno ni lo otro son santos de mi devoción. Pero él es el presidente elegido por los ciudadanos y los abucheadores no son nada más que una masa infame que les gustaria que los que estaban presidiendo el desfile, los escogiesen sólo ellos. Y por ahí si que no paso.
El camino, creo yo, está por dejar en evidencia, en todos los campos, a los nostálgicos de la dictadura y a los que les bailan el agua con el "no soy como ellos pero les entiendo". Oir que las frases que se oyeron "entra dentro del campo de la libertad de expresión", es un insulto a la inteligencia. Aunque cada uno, ya se sabe, escoge sus compañeros de viaje.

Anónimo dijo...

Un debate muy interesante que podría dar para más que una simple discusión sobre modificaciones para evitar los abucheos. Podríamos hablar de la tenue frontera entre libertad de expresión y delito. Podríamos hablar del eterno cainismo de este país...

Tengo que sentir mucho el pacto entre el PNV y el PSOE en Madrid. Siempre he dicho que el ejercicio del poder para el PSE-EE en Euskadi sería muy complicado, pero no pensaba que sería tan complicado. Os están haciendo la cama, y si esto sigue así el PSE.EE se puede dar un trastazo muy duro... Parece mentira que haya costado tanto llegar al poder y, una vez en él, sea todo tan difícil...

Qué bien que se complete el estatuto. Qué mal que sea de esta manera, con el PSE-EE orillado a pesar de tener el poder, con el PNV crecido y cumpliendo su máxima de "gobernar desde la oposición" (a veces tengo la impresión, y esto lo digo con el máximo afecto al PSE, de que el PNV es el único partido capaz de tener los mejores gestores y la mejor inteligencia de Euskadi) y encima con la eterna amenaza del nacionalismo por romper todo, estatuto de Gernika incluido.

Se cumple tristemente la eterna sensación que el nacionalismo ha deseado siempre: ser nacionalista es lo lógico en Euskadi. Los demás, son convidados de piedra. Y todo ello con Madrid bendiendo esto. A veces pareciera que Euskadi y lo que Euskadi es quedan muy lejos de la Corte y Villa...

Carlos Gorostiza dijo...

No está siendo fácil, ciertamente, pero la calma es buena consejera. No te dejes tampoco llevar por la espuma mediática de cada día. Ten en cuenta que lo que hoy los medios presentan como algo indiscutible y trascendental, en una semana lo tratarán como algo ya amortizado. Y no hay que desechar que siempre es preferible un PNV negociador al PNV en marcha que lideraba el profeta de Llodio.

Tampoco hace falta memoria histórica para recordar lo que decían hace solo dos años.
De todas formas en una cosa tienes toda la puñetera razón y es en eso de la España cainita, en la que parece que “arreglar las cosas de una vez” tiene que pasar siempre por acabar con el otro. No sé por qué todo tiene que ser siempre tan tremendo.