jueves, 2 de diciembre de 2010

WikiLeaks y el Botox de Gadafi


“Esto va a dar para meses y años”. Así se referían esta semana algunos opinadores a las revelaciones que Wikileaks ha destapado suministrando miles de documentos a algunos periódicos “serios” de todo el mundo.

De momento esos “meses” o esos “años” de grandes revelaciones empezaron por las informaciones más cotillas. Parece que quienes han tenido en sus manos tan magro material han considerado que, de entrada, lo más importante eran las fiestas de Berlusconi o la afición del líder libio a aplicarse antiarrugas cuando está en esas jaimas con las que recorre el mundo.

Dicen los responsables de los grandes periódicos que han sido seleccionados por Wikileaks para recibir tan importante información que están revisando cuidadosamente su contenido para valorar con responsabilidad el equilibrio entre interés informativo y seguridad. Me alegro de que así sea porque la información valiosa requiere tiempo y esfuerzo para comprobarla y para aportarle valor.

Sin embargo, o los cotilleos que hemos visto rebotar en todos los medios estaban todos en las primeras páginas de lo filtrado o fueron lo que más gustó a los primeros redactores. Tengo que decir que en las horas siguientes otras revelaciones empiezan a surgir pero también diré que lo hacen con menos fuerza y con impacto más dudoso.

La propia Casa Blanca ha dicho que se trata de opiniones subjetivas, que no representan la posición del Estado norteamericano. Sea esto muy cierto o sea menos cierto, lo innegable es que esas declaraciones introducen grandes dudas sobre si lo publicado es realidad, es opinión o es certificación de los que se intentó y no de lo que se consiguió. Llegados a este punto buena parte de lo que tenemos son grandes titulares imposibles de comprobar o directamente desmentidos.

Eso aparte de las obviedades: Decir que los espías consideraban que el presidente Zapatero es persona “de visión cortoplacista” y que “se supedita a las necesidades electorales” solo certifica que los agentes americanos leían en España los mismos periódicos que leemos todos. La cosa no puede ir más allá, salvo que esta vez queramos atribuir a los servicios de inteligencia americanos el valor de un oráculo infalible. Algo que casa mal con la asentada tradición de nuestro país de pensar que “los americanos no se enteran de nada”.
Lo que me parece más relevante es que un “espía civil” sea quien, a su gusto, provea de información a los periódicos de más prestigio. Algo que debería hacer reflexionar a estos medios, salvo que solo les importe su titular de mañana, que todo podría ser.

Además, que esa “garganta abisal” nos avise ya de que tiene preparadas nuevas revelaciones sobre bancos americanos en forma de miles de documentos de los que nos proveerá en enero me recuerda a El Corte Inglés cuando publicita sus inminentes rebajas ¡qué quieren que les diga!

El gran cambio de nuestro tiempo es que no importa tanto quién tiene la información, porque la realidad es que cualquiera puede acceder a ella (incluso a la clasificada). Hoy lo decisivo es la capacidad inevitablemente humana de discernir lo que es importante de lo banal dentro de montañas de datos. La destreza y la inteligencia para dar valor a la inmensa información accesible en la web o en WikiLeaks o donde sea. De momento lo más notable ha sido el Botox de Gadafi. Veremos hasta dónde se llega en los próximos “meses” y “años”.

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2 comentarios:

AlberYesto dijo...

No estoy muy de acuerdo con la visión frívola y (en parte) desmiticadora que das de lo publicado por EL PAÍS. He seguido estos días las (númerosas) páginas dedicadas al tema cada día por el periódico (no hablo de otras repercusiones secundarias)y no veo esa frivolidad ni en titulares, ni en ladillos ni en los textos de los artículos. Reconozco que no tengo claro el bien "moral" último de estas filtraciones, pero lo que parece fuera de duda es que son documentos auténticos y que dan una visión, si quieres periférica, del (triste)estado de la cuestión. La verdad es que da bastante miedo ver cómo valoran las grandes potencias a sus aliados más estrechos y el cúmulo de miserias y maquinaciones que se dan a todos los niveles. ¿Sorpresa?: En realidad ninguna, pero, la verdad, a nadie nos gustó que el vecinito cabroncete nos dijera que, como ya intuíamos, los Reyes Magos eran los padres.

Josito dijo...

A partir de ahora vamos a tener cuidado. Los Estados empezarán a utilizar a Wikileaks para sus intereses...
Saludos