Parece que Ruiz Mateos no se ha enterado de que vivimos en una época diferente a aquella en que empezó con sus chanchullos. Su inveterada afición por los tarjetones le ha jugado una mala pasada y ha puesto al descubierto que era plenamente consciente del engaño al que estaba sometiendo a los inversores a los que pedía dinero.
Esto le escribía, de su puño y letra al presidente del Banco Santander:
"Quiero también que sepas que mucha de la publicidad y comentarios que de vez en cuando salen en los medios de comunicación, sobre inversiones y puestos de trabajo, forman parte del "marketing" de cara a la opinión pública, pues a la hora de la verdad, si lo analizas bien, cuando llevamos a efecto alguna operación mercantil, es porque recibimos más de lo que invertimos..."
"Los tiempos no están para invertir, sino para recoger... a veces es bueno aparentar de cara a sostener un clima de confianza y seguridad ante nuestros proveedores y clientes".
Lo que más me molesta es que a la mentira consciente, directa y pensada para engañar, en lugar de llamarla “pecado”, que es lo que le pega a este personaje, la llame “marketing. Me molesta a mí y seguramente a tantos otros profesionales que viven honestamente de eso que Ruiz Mateos utiliza para esconder sus intenciones.
A partir de ahora voy a sustituir el término estafar por “rumasear”.
Yo rumaseo, tu rumaseas, José Mª rumasea…
-Madoff está en la cárcel por el mayor rumaseo de la historia-
-Denuncian una oleada de rumaseos de la estampita-
-Alertan de la existencia de rumaseadores de los billetes tintados-…¡Tendrá cara dura el tío!
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