lunes, 24 de noviembre de 2014

Funcionarios espinosos


Mi admirado periodista Iñaki Gabilondo suele recordar una parábola de Schopenhauer sobre los puercoespines y la aplica al periodismo y la política. Consiste la cosa en que esos bichos necesitan acercarse para darse calor pero no pueden acercarse tanto que se hieran con sus espinas. Esa distancia indefinida es la que él reivindica que debe haber entre los políticos y los periodistas. Suficientemente cerca para obtener información pero cuidándose de una excesiva cercanía que dañe a los dos y finalmente al ciudadano al servicio del que están ambos.

Por su parte el Doctor Víctor Lapuente Giné recordaba hace unos días las diferencias de cómo salieron los Estados Unidos de su terrible crisis de corrupción en el siglo XIX y cómo salió Italia a finales del XX. Los americanos despolitizaron la Administración, empoderaron a los trabajadores públicos y los convirtieron en un contrapoder profesional que trabajase con el político y no para el político. Con muy pocas regulaciones y más confianza en sus funcionarios consiguieron atacar la corrupción en su base, que no es otra que el poder sin control y con la vista puesta en las próximas elecciones.

Los italianos hicieron todo lo contrario tras el desastre de “tangentopolis”: echaron a los políticos de entonces, establecieron fuertes regulaciones y controles y dieron más poder a la justicia que, controla mucho allí donde puede abarcar y nada donde le es imposible. Berlusconi fue el resultado.

Pues bien, hace unos días se ha sabido que el Ayuntamiento de Leioa, anda enfangado en un gran polideportivo, el de Pinosolo, que no llegó a construirse pero que está costando dinero y disgustos. En una de esas comisiones investigadoras que buscaba irregularidades en los contratos se ha sabido que los técnicos municipales y los funcionarios de Hacienda Foral ya avisaron de que el proyecto llevaría al municipio a un nivel de endeudamiento muy arriesgado. Nadie les hizo e menor caso. Supongo que había obligación de pedir los informes pero no de atenerse a lo que en ellos se decía. No sé si encontrarán o no alguna irregularidad, posiblemente, pero la auténtica irregularidad es que los informes técnicos puedan ser simplemente ignorados.

Lo más llamativo es que los técnicos municipales y de la Hacienda Foral que firmaron los disuasorios documentos que acabaron en las papeleras del equipo de gobierno, no solo prevenían contra un endeudamiento peligroso sino que alertaban incluso de que se avecinaba un fuerte retroceso en el sector de la construcción, con la consiguiente caída de ingresos, de que la financiación foral iba a descender respecto a las anteriores e incluso dijeron que la crisis en los Estados Unidos podría extenderse a Europa. Como ven, disponemos de trabajadores públicos cabales y bastante bien informados. Afortunadamente no todo van a ser funcionarios de los de los chistes.

Comprendo que no es nada popular reivindicar un mayor poder de control para los funcionarios a los que es muy popular ver como un grupo poco eficiente y prescindible pero, como yo no me presento a las elecciones, me puedo permitir reivindicar que hay muchos excelentes trabajadores públicos, y a la vista está que con muy buena preparación, y puedo permitirme también sugerir que políticos y empleados de la Administración harían bien en aplicarse el bonito símil de los puercoespines: trabajar codo con codo, todo lo cerca que precisen para colaborar pero no tanto como para que se pierdan el respeto unos a otros.

Artículo publicado en eldiarionorte.es el 24 de noviembre de 2014

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