Foto: El Pais.com |
Mucho más interesantes que las cosas sobre Sortu que todos sabemos y que los medios han reflejado profusamente, fueron las ideas que Patxi López expresó ayer en Londres sobre la política de la socialdemocracia, que era el título de la conferencia.
Ahí van algunas frases entresacadas de su discurso. Valen la pena. (Las negritas son mías)
La economía ha adoptado el rol que la naturaleza tenía para las sociedades primitivas: algo externo a la voluntad de las personas y que se impone con sus propias leyes.
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Yo quiero, frente a esta especie de fatalismo, reivindicar el triunfo del hombre sobre el estado de naturaleza. La autonomía de las sociedades, sobre las leyes físicas. Quiero reivindicar la economía como una actividad humana, plenamente humana, y, por lo tanto, sujeta a las decisiones colectivas y supeditada a los intereses generales de la sociedad.
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Los que reivindican la total independencia de la economía lo que realmente han conseguido es usurpar la capacidad de decisión de la sociedad en su conjunto, para dejar las decisiones en manos de unos pocos.
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La crisis que estamos sufriendo en la actualidad no es sólo una crisis económica. Sino que es también un fracaso de un modelo social determinado. Es el fracaso de una ideología que ha fraccionado a las sociedades modernas, que ha roto la solidaridad ciudadana y ha dejado al individuo aislado. Es el ejemplo claro de que si dejamos sin ningún tipo de control a los poderes económicos, crean desigualad, división social y terminan poniendo en riesgo todo el sistema.
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Las clases medias que hoy disfrutan de bienestar han decidido, en gran medida, romper con su propio pasado. Han cortado el puente de la movilidad social después de haberlo cruzado. Reivindican su ascenso social como producto, únicamente, de su mérito personal, olvidando que son, también, el producto de la solidaridad del Estado del Bienestar.
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Sin embargo… la situación de las clases medias actuales es el resultado de una larga historia de solidaridad y de construcción de estructuras públicas, para garantizar la igualdad de oportunidades. Son el resultado de los sistemas de pensiones que han permitido, que los hijos, pudieran estudiar en vez de trabajar para mantener a sus padres. Son el resultado de los servicios públicos de enseñanza, que han garantizado a todos igualdad de acceso al conocimiento. Son el resultado de los sistemas de salud universales que han proporcionado seguridad ante la vida, permitiendo poder invertir recursos (no en su salud), sino en su propio proyecto vital.
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El Estado del Bienestar es un modelo social que pone al servicio de la ciudadanía, los recursos públicos y la economía. Y pide a cambio, a todos, colaboración y esfuerzo.
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Estoy planteando una democracia de la gente frente la gestión pública de las cosas.
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Sólo una sociedad solidaria y unas instituciones públicas fuertes, pueden garantizar a todos la posibilidad de progresar. Pero es un pacto de corresponsabilidad en dos direcciones: de todos con todos. Lo que debe definir las relaciones sociales, no es tanto la responsabilidad individual, como la corresponsabilidad de todos.
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Si quitamos el Estado, con su capacidad redistributiva; si renunciamos a los servicios públicos universales; si desmantelamos las prestaciones sociales; no surge, como nuevo amanecer, una sociedad vigorosa: sino que quedan a un lado, (en la penumbra que no queremos ver), los ciudadanos abandonados a su suerte que no consiguen salir de pobreza. En el centro, una contienda sin normas de todos contra todos. Y desde el fondo, surge un nuevo Estado, provisto esta vez, de policías, de jueces y de videocámaras para poner control en el desconcierto.
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Si queremos sostener el Estado del Bienestar, por todo lo que significa, tendremos que adoptar las decisiones necesarias que nos lleven a conseguirlo:
1º) Crecer económicamente.
2º) Tener unas cuentas públicas saneadas.
3º) Unos ciudadanos responsables que no utilicen de forma fraudulenta o abusiva los servicios y las ayudas públicas.
4º) Una administración eficiente y austera.
5º) Una fiscalidad suficiente para garantizar el sistema.
6 comentarios:
Carlos, el análisis del lehendakari es claramente erróneo. Por otra parte, imputar a las clases medias una especie de "traición" a su pasado y a la historia no resulta, electoralmente hablando, muy interesante. A veces una buena estrategia electoral sí se acompasa con el reconocimiento de la verdad. No es este el caso. Abrazo.
A mí también me llamó mucho la atención esa frase. Pero no te entiendo bien. ¿Te parece erroneo el análisis mismo respecto al comportamiento sociológico de las clases medias o lo erróneo es a tu juicio reconocerlo, por el coste electoral que pudiera tener?
Creo que a los políticos nos hace mucha falta atrevernos a decir verdades incómodas. Puede que nos llevemos alguna torta a corto plazo pero a la larga tendría efectos muy beneficiosos para la credibilidad de la política y para su prestigio.
Me parece, por ejemplo, que es bueno recordar que la clase media existe gracias a la fortaleza de los estados solidarios que usaron la recaudación para financiar la sanidad pública, la enseñanza gratuita, las pensiones públicas... porque no faltan quienes prenenden ocultarlo.
Evitar que sus beneficiarios perciban la importancia de esos servicios es el primer paso para después desmantelarlos.
He puesto "perciban" pero debería haber puesto "percibamos", que yo soy uno de ellos.
Hola, Carlos.
Lo primero, bueno, la tardanza en contestar. Un virus invadió el ordenata de casa y se me ha descompuesto un tanto la correspondencia.
Y también disiento de tu idea de que "la clase media existe gracias a la fortaleza de los estados solidarios". La clase media es, sobre todo, fruto del enorme proceso de concentración de capital que se produjo a partir de finales del siglo XVIII en Inglaterra, y más tarde en otras partes, que permitió un gran incremento de la productividad, la extensión de los bienes de consumo, amplió el ámbito de iniciativa privada y las posibilidades de desarrollo social y cultural de mayores contingentes de población. Somos beneficiarios de la extensión del capitalismo. Pero, en fin, es mi humilde opinión. Y siempre es un placer debatir contigo...
No ma gusta nada eso de los anónimos. ¡Carlos, soy Pedro!
Pedro:
A cuenta de todo esto te recomiendo el libro de Gabriel Tortella "los orígenes del siglo XXI", si es que no los has leído ya. Hace un repaso histórico muy interesante, y accesible, de los cambios económicos de los últimos dos siglos y se su relación con la política y el desarrollo social.
Muy interesante, de verdad.
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