jueves, 27 de abril de 2017

Cucarachas aisladas. El gran fracaso de los partidos

Cada caso de corrupción es un fracaso notorio de los partidos políticos, por aislado y excepcional que sea. No sirve apelar a que la mayoría de los políticos son honrados, por lo mismo que no funcionaría que la empresa láctea destacara que la inmensa mayoría de los yogures que suministra vienen sin cucaracha. Basta con una sola para que deban saltar las alarmas.




El rechazo moral es tan grande que nos distrae de otras consecuencias no pequeñas. De eso hablo en mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli.

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miércoles, 19 de abril de 2017

El miedo es tendencia

Ese miedo saltimbanqui, que pasa de una amenaza a otra sin quedarse en ninguna tiene mucho que ver con el desprecio por la ciencia. Tantas alarmas, alimentarias o no, son síntoma de que el pensamiento mágico avanza, a despecho del que creímos un sistema educativo que universalizaría la afición por la ciencia y el conocimiento.




El miedo irreal nos distrae de lo que deberíamos temer, pero de verdad. Lo puedes leer en mi columna semanal en Vozpópuli.

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miércoles, 12 de abril de 2017

Se empezó aplaudiendo en las Cortes


Una vez rasgado el telón de la cortesía parlamentaria con los aplausos y abucheos es muy difícil regresar a la sensatez y, por el contrario, muy fácil que aparezcan profesionales del show.



Siempre me ha molestado que en los parlamentos se aplauda, como si estuviésemos en un show. Esta vez he desarrollado un poco más ese sentimiento. Lo puedes leer en mi columna semanal en Vozpópuli.

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miércoles, 5 de abril de 2017

Madrid tendrá aire limpio. Seguro



La limpieza del aire de Madrid se convertirá en una tarea ineludible, indiscutida y cotidiana, gobierne quien gobierne en el Palacio de Cibeles

Foto EFE

Mi amigo Jon solía decir ¡A Noé le vas a hablar tú de lluvia!. Esa es la sensación que un bilbaíno de mi generación tiene cuando escucha hablar en la Villa y Corte de la contaminación del aire de Madrid. Así que esta vez la columna me ha salido optimista.

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miércoles, 29 de marzo de 2017

Los dos espejismos de las primarias del PSOE


Para no perdernos en los tópicos, mejor que no olvidemos que esta no es una campaña electoral dirigida a la ciudadanía y que la simpática modernidad de uno contra la orgullosa tradición de la otra tienen mucho de decisión de marketing interno.

Foto EFE

Mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli alerta de interpretaciones facilonas respecto a las primarias del PSOE.
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miércoles, 22 de marzo de 2017

ETA quiere una foto



ETA, o lo que quede de ella, necesita una imagen de cierre urgentemente, antes de que caduque la escasa atención que aún concita. Y necesita que esa foto no sea como la que le hicieron al peruano Abimael Guzmán, vestido con un traje a rayas y tras las rejas de la prisión.
EFE

Mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli vuelve sobre un viejo tema vasco. Puedes seguir leyéndola aquí

domingo, 19 de marzo de 2017

Y esos militantes ¿quiénes son?



Los militantes, una figura que teníamos algo orillada y sobre la que nadie había reflexionado demasiado se han convertido en el nuevo factor de incertidumbre que se añade a los muchos otros que adornan la política española.

EFE

Con un poco de retraso subo mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli. Puedes seguir leyéndola aquí

miércoles, 8 de marzo de 2017

ETB. Fuera de contexto



Tienen razón sus responsables cuando deploran que el programa de marras haya sido sacado de contexto. Claro que sí, ha sido sacado de ETB1, que es el contexto para el que se creó y realizó. Nadie pensó que esa telebasurilla pensada para consumo de los propios fuera a salir del circulito pequeño, cerrado y confortable, donde “hacer unas risas” contra los españoles sería un divertimento.


Isla de Izaro. Frente a Bermeo 

Mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli. Puedes seguir leyéndola aquí

viernes, 3 de marzo de 2017

El PSOE tiene que empezar a hablar de cómo crear riqueza





Un partido que quiera ser alternativa tiene que decirnos no solo cómo va a establecer la redistribución de lo que se genere sino cuál es la estrategia que nos propone para que el país que quiere gobernar prospere y genere esa riqueza que luego se repartirá.





Mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli señala una asignatura pendiente de la socialdemocracia. Puedes seguir leyéndola aquí


miércoles, 22 de febrero de 2017

Monarquía anacrónica


Precisamente en ese anacronismo, en esa desincronización con el tiempo que le rodea tiene la Corona su principal fortaleza. Cuando los tiempos que se viven son de barullo, incertidumbre y ruido, estar desacompasado con ellos se convierte en virtud y no en defecto.

Foto EFE
 Mi columna de esta semana en el diario Voz Populi va del anacronismo como virtud.

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viernes, 17 de febrero de 2017

Cataluña. El fracaso de qué política


Un adulto que se expresa con tanta claridad como lo han hecho una y otra vez tiene tanto derecho a que se le respete como obligación de entender que no se le tiene por qué dar la razón y que, si opta por saltarse la Ley a la torera presumiendo, además, de hacerlo, por muy en nombre del destino histórico de un pueblo que diga hablar, lo normal es que actúe la justicia.

 Mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli va del innegable fracaso de "la política" en Cataluña

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jueves, 9 de febrero de 2017

Los tiranos simpáticos


No se deje engañar, al principio todos son muy simpáticos y razón tienen cuando señalan lo mucho malo que hay pero no se crea nunca que su intención es renovar y reparar las estructuras de poder que funcionan tan mal como dicen, ni siquiera suelen tratar de controlarlas, como hicieron quienes sí las deterioraron. Ellos lo que buscan es sencillamente suprimirlas.

 Mi columna de esta semana en el diario Vozpópuli es una pequeña guía para desenmascarar tiranos

Chaplin en el papel del dictador Adenoid Hynkel. Trailer screenshot


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Puesto que parece haber un problema con la página del periódico, añado a continuación el texto del artículo.



No se equivoque usted pensando que un tirano es un militar malencarado y lleno de ridículo orgullo. Los dictadores no se caracterizan por sus medallas o sus bandas brillantes cruzándoles el pecho. Si quiere reconocerlos no se fije en las gafas de sol, ni en su aspecto físico, ni siquiera en su orientación ideológica y menos aún en su campechanía o en la genialidad de sus ideas. Atienda mejor a otras actitudes que todos ellos comparten y que le ayudarán a verlos venir en cuando inicien su carrera. No es difícil. Basta con no dejarse llevar y fijarse sobre todo en las tres cosas que les definen: el gusto por mandar, la apelación a grandes conceptos inasequibles y la deslegitimación del oponente. Casi todos los políticos caen a menudo en alguno de estos defectos pero si ve alguno que concita simultáneamente los tres, póngase en guardia.

 

A los tiranos les gusta mandar, no gobernar sino mandar, que no es lo mismo. Gobiernan al principio, mientras no les queda más remedio. Es decir mientras tienen que lidiar laboriosamente con el resto de estructuras y contrapoderes que todo grupo o país democrático tiene establecidos. Pero su objetivo siempre es terminar, poco a poco o rápidamente, con esos contrapoderes y frenos que podrían amargarles el disfrute completo del poder. Porque mandar no es solo gobernar. Mandar es que el dirigente no se vea obligado a dar explicaciones, pedir permisos o negociar nada con nadie. Admiten críticas de amigos y colaboradores, incluso de aparente buen grado, pero siempre que estas no vengan de ninguna estructura que les dispute el poder. Consejos sí pero contraórdenes, jamás.

 

Toda organización democrática, y por supuesto un país, se ha de dotar de instituciones en las que se exprese la diversidad de intereses y de puntos de vista. Hay espacios reglados y otros que no lo son pero, unos más y otros menos, todos esos contrapoderes, en conjunto, contribuyen a la calidad democrática. Y son la pesadilla del tirano.

 

Su oportunidad le llega cuando esos contrapoderes han perdido calidad: cuando la prensa es sectaria, cuando los comités de tu partido son una jaula de grillos, cuando la Judicatura se desprestigia, cuando el Legislativo se hace inoperante. En general cuando los problemas no se solucionan y todo se ve en la calle como pegas y excusas de esta o aquella “casta” o del “establishment”. Ahí es cuando llega el momento de los tiranos. Es entonces cuando pueden señalar, normalmente con razón, las viejas estructuras anquilosadas, la decadencia de todo lo que les rodea y que les dificulta sus movimientos. “Hay que limpiar”, “hay que acabar con los frenos que nos impiden avanzar”, “hay que abrir una etapa nueva”, suelen ser los mantras que todos comparten. 

 

Como aquí somos muy de buscar culpables se podría decir, y es verdad, que la culpa de que estos salvadores tengan tan terrible ocasión es de todos aquellos que, con esfuerzo y tesón, fueron degradando las estructuras de poder intermedias, copándolas y poniéndolas al servicio de sus intereses privados e inmediatos, mientras desconocían o desdeñaban su importante y a veces no demasiado visible función equilibradora.

 

Unas estructuras intermedias de poder eficientes, dinámicas, honestas y conscientes de su verdadera importancia resultan invencibles, pero cuando se debilitan es cuando se hacen vulnerables a la crítica y abren la puerta a la demagogia.

 

Así que no se deje engañar, al principio todos son muy simpáticos y razón tienen cuando señalan lo mucho malo que hay pero no se crea nunca que su intención es renovar y reparar las estructuras de poder que funcionan tan mal como dicen, ni siquiera suelen tratar de controlarlas, como hicieron quienes sí las deterioraron. Ellos lo que buscan es sencillamente suprimirlas.

 

La otra gran característica del tirano es, precisamente, la apelación a altísimos principios y conceptos, inatacables por definición, de los que se dicen representantes privilegiados y -si cuela- únicos. La Patria, la Grandeur, Dios, el Pueblo, la Militancia, el Partido, la Identidad, La Verdadera Democracia, La Revolución, la Raza, la Nación (todo con mayúsculas, por supuesto) son algunos de los grandes conceptos que han servido a lo largo de la historia para llenar de entusiasmo los pulmones y vaciar de reflexión los cerebros de sus seguidores. Esa  vinculación personal inseparable del líder con el concepto que encarna le permite, además, convertir cualquier crítica hacia él en un ataque a la causa misma.

 

Y por último, la tercera pata de su discurso es la expulsión a las tinieblas públicas de los desafectos. La negación de legitimidad a todo aquel que no se avenga a aceptar los grandes principios indiscutibles que representa. Su seguridad de tener de su parte la verdad y la razón no admite matices ni componendas por lo que nadie tiene derecho a argüirles si no quiere quedar excluido de la enorme y decisiva misión en la que todo el mundo está implicado menos tú, ¡pringao!.

 

Así que ya sabe. Mire por ahí a ver cuántos encuentra. Y, sobre todo, no se deje llevar por su simpatía, mire mejor las tres patas del tirano: mandar solo, apelar a cosas enormes y arrinconar a los ajenos. Las tres juntas no fallan.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Tampoco hace falta que los banqueros canten


Quien hoy se hace el tonto para ver si le reintegran una inversión fallida es porque sabe que muchos responsables bancarios se hicieron antes los tontos para vender productos complejos a personas que ni los entendían ni los podían entender.

 Mi columna del diario Vozpópuli va esta vez de banqueros y de Mary Poppins


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jueves, 26 de enero de 2017

Ahí la tienes: quitándole el pan a un padre de familia



A un país que pierde población primero le sobran columpios y plazas de guardería, pronto los estudiantes se encuentran más anchos en las aulas que aún quedan abiertas, pero antes de lo que se piensa empiezan a faltar trabajadores, consumidores, contribuyentes y, sobre todo cerebros que lo sigan impulsando y haciéndolo avanzar.

Hoy comienzo una colaboración con el diario Vozpópuli con este primer artículo. Espero que te interese.
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viernes, 13 de enero de 2017

El PSOE tiene suerte


Y, por supuesto no me refiero a los números de la lotería, que le han supuesto otro aluvión de pulgas al perro flaco. Lo digo porque cuando el Partido Socialista se encuentra más debilitado, sin líder, sin saber de firme quién podría serlo a la vuelta de primavera, con un segmento de su militancia aún encendido por lo sucedido con Pedro Sánchez y con todo el partido sumido de hecho en la incertidumbre, justo ahora en que se encuentra en la posición más vulnerable, sus adversarios y competidores van a distraerse y le dejarán algún tiempo para reponerse.

Podemos, que ha constituido su principal enemigo electoral, no solo se dispone a celebrar el mes que viene en Carabanchel una asamblea reconstituyente de hecho, sino que va a hacerlo a tortas y eso no va a haber ya quien lo pare. La pelea entre las esencias quicememeras, la deseada y al mismo tiempo despreciada transversalidad, el hiperliderazgo de Iglesias y los tradicionales tics depuradores de las izquierdas revolucionarias terminarán seguramente mal. Por si fuera poco todo ello irá aderezado con el imprescindible ingrediente de la bronca en twitter, de forma que la alternativa más visible al PSOE se debilitará, tanto entre los votantes que esperaban algún resultado concreto, inexistente por ahora, como entre los más comprometidos con la causa.

Mientras Monedero, más tradicional, lo achaca todo al intento impenitente del sistema por acabar como sea con ellos, Miguel Urbán, el anticapitalista, borda el motivo de la desafección: "El problema es que la gente no entiende el debate que estamos teniendo porque no lo entendemos ni nosotros mismos". Ole!

Por ese lado el PSOE ganará un rato de tranquilidad que, si sabe aprovechar, puede que tacita a tacita parlamentaria le reporte una cierta recuperación de su imagen de izquierda útil. Todo sea que los socialistas sean capaces de aprovechar esa tregua evitando hacer de su congreso un auto de fe con hogueras y capirotes. Está por ver que lo consigan, pero oportunidad tienen.

Por el lado contrario el PSOE tiene un PP cuyo único propósito es mantener a Rajoy a toda costa, 12 años o los que sean, porque de otro modo tendría que afrontar un debate sobre sí mismo que no quiere acometer, como bien ha visto Aznar, y también a levantar alfombras que mejor sería ni tocar. El poder es el asidero que permitirá a los populares aplazar cualquier discusión y, precisamente por eso, no lo soltarán, aunque corran el riesgo de tener que apoyarse tanto en el grupo parlamentario socialista que desdibujen su propio proyecto, como atinadamente ha señalado Gabriel Elorriaga.

El PSOE es un partido grande al que, por eso mismo, le costará levantarse de la lona pero con el inicio de la legislatura ha sonado la campana salvadora. Si es capaz de aprovechar esa pausa para ponerse en pie, aun tambaleante, será difícil que vuelvan a derribarlo. Veremos.
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martes, 20 de diciembre de 2016

Felices fiestas


Un año más, no me resisto a repetir esta parte que me encanta del Concierto para Navidad de Arcangelo Corelli (1653-1713)

Tres minutos de belleza. Que los disfrutes.



martes, 6 de diciembre de 2016

Un punto para McDonald’s


Hace unos días utilizaba el término “gorilización” para referirme al proceso de deterioro de la modernidad por el que la tan aplaudida como temida robotización se queda a medias.

Consiste en que una vez automatizados los procesos, en lugar de sustituir a trabajadores normales por máquinas, se les sustituye por otros trabajadores simplemente peor pagados y con menos derechos, ya que la preparación de los nuevos solo precisa que sepan cumplir el manual.

Dado que las máquinas requieren una considerable inversión y que la legislación laboral actual convierte a los seres humanos en elementos fácilmente desechables, muchas empresas están aprovechando esas condiciones tan tentadoras para apuntarse a la gorilización, ya que, establecidas las rutinas, el valor añadido de las personas es perfectamente irrelevante y solo cuenta su precio laboral, cuanto más bajo, mejor. ¿Para qué gastar en máquinas caras habiendo trabajadores baratos?

Sin embargo nada menos que McDonald’s me ha causado una grata sorpresa. En algunos de sus establecimientos han optado por suprimir el mostrador de pedidos, donde una persona realizaba el trámite de teclear tu comanda y han instalado unos paneles automáticos donde el propio cliente hace su pedido y simplemente se sienta a la mesa después.

Las personas no han desparecido, siempre hay un camarero ayudando a los torpes como yo a teclear mi pedido en la máquina y, además, otras personas se ocupan de llevarlo a las mesas.

Un trabajo que podía ser robotizado (el de teclear el pedido) lo ha sido efectivamente y el trabajo de atender a los clientes personalmente (que antes no existía) se reserva para personas de carne y hueso, que te hablan y te ayudan si has olvidado algo. Con mucha amabilidad, por cierto.

El ambiente ha cambiado, los centros están más limpios, el trabajo de quien te atiende seguirá siendo duro -supongo- pero no es tan inhumano como estar con un micro detrás del mostrador. No hay colas y los patosos no corremos el riesgo de volcar la bandeja.

Lo que podía hacer el robot lo hace el robot y yo me siento a ser atendido por una persona que mejora el servicio. Quedarán muchas cosas por cambiar pero al menos he encontrado un ejemplo de una empresa que, pudiendo hacerlo, no apuesta por la gorilización sino por crear un servicio nuevo y mejor apoyándose en el valor que pueden aportar las personas. Un punto para McDonald’s.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Los iluminados reivindican su inhumanidad


Lo que distingue a los iluminados de los ilustrados es la certeza. Mientras estos buscan la verdad en medio de un mundo que saben lleno de sombras, de ignorancias, de desconocimiento y lleno también de errores propios y ajenos, aquellos simplemente saben cómo son las cosas. No pierden su tiempo ni su esfuerzo en buscar la verdad puesto que ya la tienen y no necesitan buscar más.

Las explicaciones de los ilustrados tratan de elevarse desde la ignorancia para llegar al conocimiento y aún así siempre van cargadas de incómodas dudas. Nada que ver con los argumentos de los iluminados que descienden rápidos y ágiles desde LA VERDAD para adoctrinar sobre las miserias de una realidad que no tiene, ni puede tener, secretos para ellos.

Pero la certeza es un arma tan poderosa como exigente: no permite titubeos, no acepta el matiz, gusta de la simplicidad y exige fidelidad total. Si LA VERDAD es más valiosa que la propia vida de quienes la poseen no digamos de la de aquellos que, tercos, se niegan a abrazarla.

Los ideólogos de LA VERDAD no solo pueden sino que deben manifestarse inflexibles y no perder ni una sola ocasión de remarcar públicamente su valor auténtico, su fuerza y su frescura frente a los despreciables y blandos ignorantes que aún dudan, que aún creen legítimo el punto de vista del otro, que entienden sus motivos, sus debilidades o simplemente su humanidad.

Por eso, cuando fallece una persona que se sentaba a su lado, fuera cercana o adversaria, los imperfectos y titubeantes ilustrados manifiestan dolor, mientras los iluminados perfectos aprovechan para no hacerlo.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Ya no basta con preguntar


Los historiadores no pueden entrevistar a los muertos así que tienen que apañárselas mediante fórmulas diferentes para investigar y descubrir cómo eran las sociedades objeto de su estudio, sus costumbres, modos de vida y hasta sus sentimientos.

Uno de ellos, el neoyorkino Allan Lichtman, es profesor de la American University y ha desarrollado un método para predecir los resultados electorales de su país mediante un cuestionario de 13 sencillas preguntas que hace no a la gente sino a la realidad, como buen historiador.

Lichtman ha analizado detalladamente todas las elecciones americanas desde 1860 y parece que su método, el que se valoran los resultados de elecciones intermedias, si el candidato repite o no y otras cuestiones, funciona bastante bien para predecir el resultado.

Por supuesto acertó en la elección de Trump pero, sobre todo, también lo hizo en todas las elecciones anteriores de los últimos 32 años. Algo tendrá este agua…

En medio del creciente descrédito de los sondeos políticos, el sistema de Litchman mueve a reflexión. No se trataría, claro, de desechar la fórmula de preguntar a las personas vivas pero sí de reflexionar sobre la posibilidad de que el sistema actual de sondeos políticos deba adaptarse a una sociedad desensibilizada por el uso y abuso de encuestas.

Del mismo modo que las autoridades sanitarias se muestran preocupadas por la amenaza de una creciente ineficacia de los antibióticos, tras décadas de uso masivo y útil, tal vez los sociólogos deban empezar a pensar en que para saber lo que piensa la gente ya no basta con ir y preguntar. Porque puede que no les digan toda la verdad, oculten parte de ella, se hagan los distraídos o directamente mientan, que todo puede ser.

No sería extraño que el abuso sea una de las causas de que se nos estén mellando la herramientas demoscópicas. Todos los medios, del más prestigioso al más militante, nos atizan con sondeos a cada poco. Las redes sociales, que todo lo amplifican y aplanan, ayudan a que los rebotemos y les demos difusión cuando nos gustan o nos sirven sus predicciones. Así, de la mano de nuestros amigos y seguidores y ayudados por la tecnología que selecciona en base a nuestros gustos, reforzamos las mismas cosas, las mismas ideas e idénticas concepciones o creencias, llegándonos a creer que nuestro mundillo es “el mundo”. Los twiteros piensan que todo gira en torno al pajarito azul, donde hay millones de personas compartiendo lo que les gusta pero también hay otros muchos millones de personas que… no están.

La prensa seria, que se lee sobre todo a sí misma, también cae en el espejismo de pensar que ocupa el espacio central de la plaza pública, cuando cada vez está más en la periferia; la buena, la fetén, la prestigiosa, pero la periferia al fin.

Un sondeo que no atina no es relevante pero cuando ningún sondeo acierta es la demoscopia la que amenaza con dejar de servir. Quizás se trate de volver a revisar los sistemas de exploración, de entender que vivimos una sociedad compleja, cambiante, muy espectacularizada, en la que las mismas encuestas son a menudo parte del mismo estruendo que no deja escuchar.

El ejemplo de Lichtman puede ser una más de las muchas ventanas nuevas que la sociología tendrá que ir abriendo para mirar una realidad más polifacética que nunca y, de esa forma seguir sirviendo como herramienta para entendernos a nosotros mismos, porque está visto que ya no basta con preguntar.

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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Una economía yonki


Cuando se habla de drogas y adicciones, se apuntan con tanta vehemencia sus efectos adversos que parece olvidarse que el consumo de tóxicos tiene a corto plazo efectos muy interesantes. De otro modo, nadie los utilizaría. La intensa euforia del momento es lo que anima a sus consumidores, que olvidan cuidadosamente las consecuencias de tales usos.

Por eso sorprende tanto que cuando se trata de economía ocurra justo lo contrario: que se ponderan las virtudes de la adicción a conductas peligrosas y se ocultan por completo sus consecuencias a medio y largo plazo, como si no existieran.

Mientras que a nadie se le ocurre alabar la sensación de bienestar del drogadicto recién chutado, no faltan quienes aplauden las medidas económicas, fiscales y las actuaciones empresariales que están haciendo repuntar los datos económicos, que están incrementando la competitividad, que están haciendo que baje el paro…y que nos matarán.

Estas son solo algunas de las conductas tóxicas a las que nos estamos habituando:
  • El empobrecimiento de los trabajadores
Tener ingenieros a precio de administrativos, administrativos a precio de recadistas y becarios gratis es estupendo, mientras te duren. El riesgo es que su compromiso personal con la empresa sea equitativo con el que ésta muestra hacia ellos. Es decir nulo. En tales condiciones tu competencia tal vez únicamente necesite pagarles el abono transporte que tú les niegas para que te dejen, se vayan con un buen conocimiento de tus debilidades y se conviertan en tus enemigos. Ay!
  • La precarización del empleo
Comodísima ventaja, que ayuda a que los costes laborales se ajusten a la facturación con enorme agilidad, a veces hasta en tramos de 60 minutos. Solo que combinada con el empobrecimiento va destruyendo la esperanza de tener algún futuro para las personas jóvenes, que reaccionan ante ello de forma perfectamente lógica y prudente: no iniciando proyectos vitales, no teniendo hijos y consumiendo a corto plazo o incluso al día: Turismo, ocio, vehículos y tecnología sí, pero ni casas, ni inversiones, ni por supuesto ahorro. Cuando llegue el invierno demográfico y de consumo… ya veremos.
  • La movilidad instantánea
Los trabajadores más espabilados aprenden idiomas, viven de alquiler y procuran no tener cargas familiares, de forma que las empresas pueden trasladar fácilmente su mano de obra más valiosa a cualquier lugar del mundo. Menudo chollo. Hasta el día en que, no tu jefe de compras que tiene un contrato excelente, sino la chica que realmente hace su trabajo por 18.000 al año te dice, “el lunes ya no vengo, me voy a Singapur” y todo se va al garete ¡Esa movilidad!
  • La productividad suicida
Recordemos que la productividad es la relación entre lo obtenido y los recursos utilizados para lograrlo. Por tanto puede mejorarse de tres formas:
  1. Creando más valor con el mismo empleo o salario.
  2. Haciendo lo mismo de siempre con menos trabajadores y/o peor pagados
  3. Haciendo las cosas algo peor pero pagando muchísimo menos.
Cuando se habla de productividad se intenta que creamos que solo hablamos de la primera elección, cuando la realidad es que nuestra innegable mejora competitiva como país se asienta sobre todo en la segunda y mucho en la tercera. Las consecuencias a largo son obvias.
  • El microlargo plazo
El plazo es la clave. Como les pasa a todos los yonkis, lo único que importa a nuestro sistema es lo inmediato. La prisa por ganar dinero lleva a muchas empresas a creerse de verdad que uno dos años es hablar a largo plazo. Por tanto es imposible que tomen decisiones estratégicas cabales ya que son incapaces de comprender ciclos que no sean los que les marcan sus accionistas más impacientes.
  • La gorilización
Antes de proceder a la robotización es preciso estandarizar los procesos y no sería esa una mala elección desde el punto de vista competitivo. Lo malo es que nos quedemos a medias, como nos pasa. Con un empleo tan flexible y barato y visto que los robots no los regalan, la robotización se está quedando en simple gorilización: trabajadores baratos sin más formación que la que necesitan para cumplir el manual. El talento deviene así en defecto, por caro y por reacio a ajustarse a los procedimientos, cuyo traslado mimético desde la industria a los demás campos de la economía productiva ha mejorado algunas cosas pero resulta una catástrofe para la creatividad.


Además de estas decisiones y otras conscientes y propias, la economía española ha recibido otro auténtico “chute” de la mano de la política monetaria europea y del buen precio del petróleo. Nuestros indicadores mejoran, sin duda, y el Gobierno los airea orgulloso. El problema es que esta recuperación está trayendo consecuencias muy serias en la vida del cuerpo social y laboral de España y que, de seguir por este camino, para mantener este “colocón competitivo” las dosis de desigualdad y de empobrecimiento que va a hacer falta aplicar a los trabajadores necesariamente habrán de crecer, mientras los resultados serán cada vez menos espectaculares y duraderos ¿les suena?. Pasa siempre. Pregúntele, si no a ese chico tan delgado que parece que duerme en el banco del parque. Él sabe.

Publicado en el diario norte.es el 9 de noviembre de 2016