martes, 21 de julio de 2009

Jibraltar Espania da


El ministro Moratinos está levantando una polvareda considerable con sus últimos viajes diplomáticos. Primero se fue a Guinea Ecuatorial en una visita que algunos interpretaron como el espaldarazo a un régimen dictatorial. Fue gorda. Pero es que ahora se la ha ocurrido nada menos que ir a Gibraltar. 300 urte eta gero hau.


Moratinos va a Guinea Ecuatorial, el único país africano donde se habla español pero ni mucho menos el único país africano gobernado por un dictador. Moratinos va también a Gibraltar y en ambos casos rompe una tradición de negación de una realidad que existe. Tanto si nos gusta como si no. ¿Un ministro que reconoce la realidad?..¡Hasta dónde vamos a llegar!.

Gibraltar es lo que es porque el 8 de octubre de 1711 empezó una historia de separación del peñón respecto al resto de los reinos de España. Digo Reinos de España porque España como estado nacional no existía en absoluto. Tan no existía que quien firmó los acuerdos con la reina Ana de Inglaterra por los que se le cedía Gibraltar (y Menorca y otras prebendas*) fue el rey de Francia Luis XIV que firmaba legítimamente en nombre de su familia, en concreto en nombre y con autorización expresa de su nieto. ¿Y quién era su nieto?... acertasteis… el rey de España Felipe V.

Por lo tanto fue un pacto entre familias y no entre naciones, porque nada de eso existía como tal en 1711, ni tampoco en 1713, cuando el pacto se ratificó en Madrid y en Utrech. Por ese pacto y no por otra cosa Felipe V fue reconocido como rey de España y de sus Indias.

El mundo entonces era así y no de otra manera. Y después de casi 300 años es estúpido hacer como si Gibraltar fuese algo así como una provincia arrancada de la “Madre Patria”. Gibraltar está en manos inglesas antes de que existieran el Estado Español, el Estado Francés y el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Antes de que fuese inventada” Madre Patria” alguna.

Bien por Moratinos, que reconoce y administra una realidad que puede que no nos guste pero sobre la que él sabe que tiene que tomar decisiones porque lo que importa es la gente que vive hoy no la que firmó un papel hace tres siglos.
No sé por qué pero todas estas cosas tan tremendas a mí me suenan a conocido. ¿A ustedes no?



* Entre ellas figuraba el “asiento de negros”, es decir el monopolio sobre la caza de esclavos de la América Hispana y África (posiblemente también en lo que hoy es el territorio de la oprobiosa dictadura de Obiang). El texto no tiene desperdicio: “que por cada negro, pieza de Indias, de la medida regular de siete cuartas, no siendo viejos ni con defectos, según lo practicado y establecido hasta aquí en las Indias, pagarán los asentistas treinta y tres pesos escudos de plata y un tercio de otro,…”

martes, 14 de julio de 2009

Malditos corruptos. Benditos corruptos

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Malditos corruptos que destruyen la reputación de miles y miles de alcaldes, concejales y políticos honrados. Que roban cuanto pueden del dinero que los ciudadanos les confiamos. Malditos corruptos que dan alas a los enemigos de la democracia. Que traicionan la buena fe de sus votantes y de sus partidos. Malditos corruptos que aun siendo pocos, como si se tratase de conductores temerarios, convierten la carretera de la política en un espacio de riesgo para los demás.

Benditos corruptos que me facilitan la coartada para la insolidaridad. Que permiten justificar mi absoluto desprecio por cualquier compromiso que la sociedad me pida. Que justifican que evada impuestos y que convierten mis pequeños engaños casi en actos honorables. Benditos corruptos que me dan portadas. Que mantienen abierta mi esperanza de que un día yo también pueda dar el pelotazo con la huerta abandonada del abuelo o con el piso de la playa.

Asusta que la corrupción política en España tenga tan poco castigo social. Es asombroso que quienes han robado a todos puedan contar, como sucede tan a menudo, con el arma del apoyo popular.

Si no hubiese políticos corruptos tendían que inventarlos para tranquilizar las conciencias de demasiados ciudadanos quejicas, reivindicadores airados de lo mucho que creen suyo y, a la vez, profundamente insolidarios y egoístas con la mínima cosa que necesite su vecino.



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sábado, 11 de julio de 2009

¿Consumidor versus ciudadano?

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Hace muchos años, en pleno franquismo, existió un programa en LA TELEVISIÓN (la única que había) que supuso una auténtica revolución en un país en el que el NO-DO era casi un informativo.

El programa de marras se llamaba "35 millones de españoles". Lo presentaban brillantemente Alfredo Amestoy y José Antonio Plaza (que hablaba inglés porque había sido corresponsal en Londres). Los viejos lo recordarán bien.





En aquel programa se inició la defensa de los consumidores en España y, más aún, creo que se despertó la propia conciencia de serlo en un país que se la gente se estaba estrenando como compradora tras décadas de pobreza en las que se pagaba por lo que había y a callar. Hasta las panaderías se llamaban entonces "despachos de pan" que es un nombre que lo dice todo.

El régimen admitió aquel programa porque sin duda prefería gobernar a consumidores que a ciudadanos. El consumidor exige ser bien tratado, y que aquello por lo que paga sea lo acordado y no lo concedido. Defiende sus derechos evidentes, pero su responsabilidad no va mas allá de su cartera. El consumidor forma parte de la cadena productiva y económica pero no de la cadena del poder. Con Franco podías quejarte de la leche pero no del patrón. Podías exigir que el pan tuviera su peso pero no podías exigir democracia.

Han pasado más de treinta años y aun hay muchos que viven más cómodos en el papel de consumidor que en el de ciudadano. No me refiero a tantas personas que desde asociaciones consumeristas pelean con mucho esfuerzo y mérito para defender a los demás.

Hablo de las muchísimas personas instaladas en la queja y aun en la exigencia, pero que no quieren ni oír hablar de de ninguna responsabilidad, de ningún compromiso incómodo: Quieren pagar pocos impuestos o mejor ninguno (como todos)...pero no admiten ni una sola rebaja en los servicios públicos que les atienden a ellos. Exigen energía barata...pero sin nucleares, ni térmicas, ni presas, ni grandes gaseros, ni plantas de ciclo combinado, ni refinerías, ni tampoco molinos. Quieren cobertura de móvil en todo momento y lugar...pero sin antenas.

Han extendido, en definitiva, su cómoda condición de consumidores a todos los ámbitos de la vida, incluso a la política, especialmente a la política. Su lema es "puesto que pago...tengo derecho" y no se sienten concernidos por las decisiones que sus exigencias implican. De eso que se ocupen otros -piensan-.

No me extraña que el régimen los prefiriese a los ciudadanos.

martes, 7 de julio de 2009

Egibar sí que sabe

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El portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, está demostrando ser uno de los dirigentes del PNV que mejor están comprendiendo lo que significa el nuevo Gobierno de cambio de Patxi López. Ya en su momento, mientras sus correligionarios de deshacían en desprecios por el nuevo Gobierno y alguno hasta apostaba por su breve duración, Egibar fue el primer nacionalista en darse cuenta de que el Lehendakari Patxi López se sustentaba en un acuerdo sólido y dijo que estaba pensado para durar 4 años…por lo menos.

Ahora ha vuelto a mostrar la claridad con el que es capaz de ver las cosas como son. Y de decirlo. En un acto en Zegama ha “denunciado” a Patxi López por emplear el término “ciudadanía” con la intención – según él- de “orillar” el termino Pueblo y “presentar así al Estado como garante de los derechos de todos los ciudadanos” sin ninguna “realidad intermedia” ¡nada menos!. Tan mal le ha parecido al nacionalista Sr. Egibar el uso esos conceptos que los ha tildado de “jerga”.

En un país como este en el que tan acostumbrados estamos al retruécano a la simulación y a la ocultación de los verdaderos significados del discurso político se agradece la claridad y nitidez con que dirigentes como Egibar hablan de las cosas.

Efectivamente. Tiene toda la razón. Se trata de la ciudadanía. De eso precisamente, del Estado como garante de los derechos de todos. No quisiera ofender con ninguna palabra pero se trata de la nación cívica, la nación, pero en su significado liberal y no esencialista. El cambio en los conceptos políticos que supone el Gobierno de Patxi López puede que moleste a los nacionalistas, como en su momento molestó la aconfesionalidad del Estado a la jerarquía católica, pero para otros muchos vascos es una de las cosas más apreciables y refrescantes de estos meses que estamos viviendo.


(Foto EAJ-PNV)

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martes, 30 de junio de 2009

Un ejercicio mental de sokatira

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Vivimos en una sociedad cuyo bienestar se ha construido a partir de la energía barata. Ya sé que decir energía barata choca contra la percepción que todos tenemos de lo cara que nos resulta la factura de la luz o llenar el depósito el coche pero la realidad es que a partir del uso de combustibles fósiles nuestra sociedad se ha acostumbrado a disponer de enormes cantidades de energía a precios bajos.

Nunca en la historia de la humanidad hubiese sido posible que alguien dispusiese de la energía suficiente para moverse a 120 km por hora, por ejemplo. Algo que nos parece completamente normal ahora. Lo hemos conseguido porque disponemos de inventos que son capaces de aprovechar en minutos la energía que durante miles de años quedó confinada en los combustibles fósiles.

Pero esa facilidad de acceso nos impide recordar las leyes de la termodinámica que estudiamos en bachillerato, según las cuales la energía que necesitamos para desplazarnos de, por ejemplo Bilbao a Donosti en poco más de una hora será como mínimo siempre la misma, independientemente de cómo la consigamos. Pues bien esa energía se puede medir y es muchísima. ¿Cuánta? Para saberlo podemos apoyarnos en cálculos como los de Kjell Alelkett, de la Universidad de Uppsala.

Un litro de gasolina equivale a 10 kWh de energía, una cifra equivalente al esfuerzo que tendríamos que realizar para subir diez coches de 1.200 Kg al último piso de la Torre Eiffel con una polea.

Si gasto 7 litros en el viaje Bilbao – Donosti, habré utilizado la energía necesaria para que X personas tirando de una cuerda subieran a pulso 70 coches hasta una altura de 300 metros, ¡en una sola hora! ¿Cuánta energía es esa? ¿Cuánta gente hace falta que esté tirando de la cuerda durante esa hora? Asusta pensarlo ¿verdad?. Bueno pues ese es el ritmo de consumo energético que nosotros consideramos “normal”.

Ahora vuelvo al principio. Pagar 8 euros aproximadamente por esa inmensa cantidad de energía ¿Es caro o es barato? ¿Puede nuestra sociedad continuar basándose en un nivel de consumo energético de ese pelo y a esos precios? Sí puede, mientras dispongamos de las reservas de energía que se concentraron en el petróleo, el gas y el carbón durante la historia de la tierra.

Pero tal vez convenga que vayamos haciendo un par de cositas:

1.- Moderar –muchísimo- nuestras expectativas de cuánta energía es normal consumir en las actividades cotidianas.

2.- Ir buscando sistemas que nos permitan aprovechar las energías renovables, que son las únicas capaces de concentrar la energía que el planeta produce en tiempo real y no a lo largo de millones de años.

Ahí queda.

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miércoles, 24 de junio de 2009

Me acordé de Puelles


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Cuando el viernes supe que habían asesinado al Inspector Eduardo Puelles, recordé a un amigo del Instituto que tenía el mismo apellido. Me vino a la cabeza pese a que han pasado treinta años desde que nos conocimos y de que al terminar en aquel centro nunca volvimos a vernos.

La conmoción en el parlamento era enorme. El Lehendakari y el Consejero de Interior parecían concentrar en su cara la angustia que vivíamos todos. Suspendimos el pleno después de un homenaje en silencio.

Cuando salí del Parlamento me llamó un amigo del instituto para decirme que la víctima era nuestro Puelles. Que aquel chaval con el que hacíamos bromas y preparábamos exámenes estaba ahora carbonizado. Que la mafia vasca había acabado con su vida.

Pocos minutos después hable con otra persona que nos conocía a los tres antiguos alumnos y me dijo que hacía unos días Puelles, (así nos llamábamos en el Insti, por el apellido) le había dicho que estudió con nosotros y que quería quedar algún día para volver a vernos después de los años. Aquella cita no podrá ser ya nunca más.
Puelles era, como dijo Patxi López, uno de los nuestros pero también era uno de los míos.

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martes, 16 de junio de 2009

La Frontera Dorada

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La sala de plenos del Parlamento Vasco no es muy grande. En las fotografías de prensa parece mayor de lo que en realidad es. La tribuna de oradores queda, de hecho, más o menos a la altura de una persona, nada que ver con esas tribunas altas con indisimulada vocación de púlpitos.


Tal vez por eso alguien ha decidido que cuando los parlamentarios entran o salen en mitad de una intervención, conviene que eviten pasar por delante del orador. Muy lógico. Para conseguirlo se ha dispuesto perpendicularmente al estrado un elegante cordón sostenido por postes dorados. El resultado es que, en efecto, no se puede cruzar delante de la tribuna, salvo que uno se atreva a retirar la barrera o, peor aún, a hacer demostraciones de saltos en mitad del debate. Sin duda quien está en el uso de la palabra, y también las cámaras de televisión, lo agradecen.

Pero en política y en farmacopea todo tiene efectos secundarios y en la cámara vasca este efecto ha sido el de crear una frontera evidente e infranqueable entre ambos lados de la sala. No es posible que un parlamentario pueda cruzar al otro lado, atravesando el pequeño “patio”. Quien quiera hablar con el adversario político tiene que moverse por los pasillos que hay entre los escaños o salir del plenario por la puerta que le corresponde a su zona y entrar por la de los adversarios. Casi un castigo.

No se yo si esa separación resulta la más conveniente para estimular el acuerdo y la concordia en un parlamento pero así están las cosas.

Reflexiones como esta la encontrarán ustedes en esta nueva sección de mi blog, hija menor de la bitácora a la que por eso voy a llamar “mirando desde mi escaño” y que estreno hoy, pocos días después de tomar posesión como miembro del Parlamento Vasco.

Espero que esta nueva etapa con responsabilidades y preocupaciones nuevas para mí dé de sí para un montoncito de cavilaciones interesantes. Ya lo veremos.
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lunes, 15 de junio de 2009

…O matamos a tu hijo

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Hace algunos años, mientras comentaba con un amigo la constante evolución de ETA hacia una mayor crueldad y la asombrosa capacidad de gran parte de la sociedad vasca para aceptar atentados que poco antes le parecían intolerables, le pregunté ¿Qué pensarás cuando le peguen un tiro en la nuca a un niño? Mi amigo se sobresaltó y soltó un exabrupto.

Lo he recordado hoy al leer que ETA pensaba secuestrar a la familia de un piloto de helicóptero para utilizarla como rehén y obligar al padre a ayudarles en un espectacular plan de fuga.

Los medios y los analistas se han apresurado a comentar las intenciones del grupo terrorista y su intento de elevar la moral de sus “tropas” con una acción espectacular, que demostrase que aún mantiene capacidad “operativa” o sea, de matar. Incluso se han hecho revisiones de otras fugas y otros intentos frustrados.

Sin embargo nadie se ha apercibido, al parecer, de lo que supone que la acción requiriese amenazar al padre con matar a su hijo.

Aquella idea -deliberadamente escandalosa- que un día expresé para denunciar la anestesia moral vasca formaba parte hoy de los planes reales de ETA. Y lo peor es que no he visto u oído una reflexión sobre la profundidad de lo que significa: Que ETA es capaz de amenazar con matar a un niño cualquiera, solo porque su padre (o su madre) sepan manejar un helicóptero. Así. Fríamente. Con premeditación, después de secuestrarlo y de esperar, como hicieron con Miguel Ángel Blanco.

Igual pero con un niño anónimo. Hasta aquí hemos llegado, de momento.
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miércoles, 3 de junio de 2009

Calentar y listo. La creación de opinión en los medios


En algún lugar he leído que los medios de comunicación no pueden cambiar la opinión de la gente sobre un tema - no tienen tanto poder- pero sí que pueden determinar qué temas son materia opinable y cuáles no. No cambian la opción del ciudadano (al menos no a corto plazo) pero determinan totalmente la agenda de los políticos y de los líderes.

Desde que McLuhan se adelantó con aquello de que “el medio es el mensaje” la reflexión, discusión o bronca (que de todo ha habido) sobre el papel de los medios en la sociedad no ha cesado.

A los altos responsables de las grandes cadenas (ya apenas hay medios importantes que no formen parte de algún emporio de comunicación) les gusta seguirnos haciendo creer que su incursión en la realidad es un acto cuasi-notarial. Que ellos se limitan a reflejar la realidad tal y como es y que el lector, televidente o radioescucha es libre de crearse su propia opinión. Los medios se limitarían a suministrarle material sobre el que reflexionar.

Obviamente no sucede nada de eso. Puesto que todos los medios se ocupan exhaustivamente de los mismos temas en los mismos días, los matices de cada línea editorial no son suficientes para que una persona se forme una opinión propia “cocinada” por ella misma. El resultado es que el mismo lector agradece (no me atreveré a decir que reclama) que le expliquen cuál es la opinión del medio o del comentarista o –digámoslo- del divo. Y no la quiere para añadirla a su bagaje reflexivo como un ingrediente más sino para hacerla suya tal cual se la han explicado.

Prueba de que esto es así son los incontestables éxitos de público que obtienen comentaristas, tertulianos y opinadores de lengua incendiaria. Pero si ellos son la caricatura del sabio: “el enterao”, no es menos cierto que los medios más serios también entran a ese juego difuminando demasiado a menudo la frontera entre la línea editorial y la opinión de la empresa.

Cierto es que quien quiera guisarse una buena opinión propia debe recoger ingredientes variados de orígenes también diversos pero tanto monocultivo empobrece las páginas y los programas de muchos medios que no hace tanto presentaban un panorama más interesante por variado.

Internet y las redes sociales están socavando, no obstante, el poder de los grandes medios; no tanto como creadores de opinión, que también, sino sobre todo dificultando mucho que los grupos empresariales puedan captar las inmensas audiencias que necesitan para hacer caja con la publicidad.

Está por ver si este nuevo “agente” que es la red, o las redes, traerá más variedad de opinión y más herramientas para que cada cual se forme la suya o, por el contrario, será fagocitado por el liderazgo de los medios y nos encontraremos con lo mismo pero con menos calidad y más basura.

No sabría decirles.
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lunes, 11 de mayo de 2009

¿Traducciones automáticas? ¿Spanglish?

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He recibido hoy un correo electrónico en el que se me anima a adquirir algo por Internet. No sé muy bien qué pero verán que el texto con el que pretenden convencerme no tiene desperdicio:

Regalos CarosPara que pueda vivir de nuevo!
Visitenos y convencer a ti mismo - estos relojes y bolsos, le encantara.


Su exito se mostrara mas rapido de lo que piensa!
Orden de nosotros y sera sorpresa!
Marcas garantizado barato comprar. Relojes, joyas,
prendas de vestir ... Aqui usted consigue todo que usted necesita.Convenzase usted mismo!

Ahora no debe ocultar! Aqui esta todo lo que lo que usted necesita! Material muy caro, pero barato.

El propio título “Regalos caros” parecería disuasorio para una acción de marketing. Menos mal que al final del “anuncio” se nos tranquiliza explicándonos que se trata de "Material muy caro, pero barato". Parece que se trata de bolsos, ropa y relojes realmente excepcionales, al punto de permitirnos nada menos que “vivir de nuevo”.

Al leer el texto las preguntas que me han surgido han sido: ¿qué es lo que dirá este anuncio en su idioma original? y ¿Qué idioma será ese? De entrada ya sabemos que en ese idioma no existen las tildes. Algo es algo. Puede ser inglés pero mis pocos conocimientos me impiden reconocerlo. ¿Alguien de ustedes podría traducir este texto al inglés (o a lo que sea) para saciar mi curiosidad?
¿Nos tendremos que acostumbrar a que la globalización sean cosas como ésta? Me da un poco de miedo, no crean.
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viernes, 8 de mayo de 2009

Un día normal, pero no un día más

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Ayer fue un día normal en el País Vasco. La gente se ocupó de su trabajo y de sus problemas, los niños fueron a la escuela, las industrias funcionaron, los mercados y los comercios vendieron la mercancía que pudieron y cada uno estuvo a lo suyo.


También ayer un grupo considerable de personas estuvimos en Gernika viendo cómo se traspasaba el poder político de Juan José Ibarretxe a Patxi López.

A algunos nos hizo más gracia que a otros y las demostraciones de afecto o de distancia lo certificaron. El cambio es, sin duda, importante y traerá consecuencias políticas. Sin embargo mientras ese cambio se materializaba bajo el simbólico roble de la Casa de Juntas, la vida cotidiana seguía su curso normal, su inercia de cada día, su rutina.

La democracia es una gran cosa porque los ciudadanos que viven en ella saben que el cambio más trascendente y hasta el que pudiera ser más traumático para los políticos, no les va a afectar en su libertad y en su derecho. Quien mejor lo expresó fue Winston Churchill diciendo: Si alguien llama a tu puerta a las 5 de la madrugada y sabes que sólo puede ser el lechero es que vives en una democracia.

Ayer estuvo nublado. Fue un día normal en Euskadi, aunque no fuese un día más.

Foto de El Correo

martes, 28 de abril de 2009

La cumbre franco española ha ido de culo

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De culo o mejor dicho de culos. ¿A ustedes les parece normal que la foto de portada que ha ilustrado la información sobre la cumbre Francia España sea ésta imagen de la agencia EFE?.


Y ojo que no hablo de medios “del corazón” sino de diarios prestigiosos, de esos que en el interior se ocupan de explicar cabalmente los acuerdos, importantes acuerdos, que los dos países han alcanzado: Desde la colaboración antiterrorista hasta el apoyo a la presencia de España en foros internacionales, entre otros.

No suelo comulgar con algunos excesos habituales de los grupos feministas y, por supuesto, ambas mujeres me parece que son muy guapas, pero esa foto no creo que tenga interés informativo como para el despliegue que se le ha dado

Ya se apuntaba que la esposa del Presidente francés concitaba un interés desmedido. En fin, es de comprender pero de verdad me ha parecido increíble que las fotos de la señora Bruni y de la princesa Letizia y especialmente esta foto sea recogida por toda la prensa y hasta que ocupe, ella sola, la portada de algún periódico serio como El País.

Esos mismos medios que dice sostener firmemente el derecho a la igualdad entre sexos (suelen utilizar el palabro “género” que es más políticamente correcto) resulta que a la primera oportunidad que tienen, se deshacen de gusto -y de morbo- cuando se les presenta la ocasión de hacer una portada de revista frívola.

Y no es verdad que no tenga importancia. Sí la tiene, sobre todo porque apunta a que mucho del discurso de la igualdad, incluso en entornos cultos y pretendidamente progresistas, quizás sea solo un barniz que oculta un fondo de consideración de las mujeres como objetos bonitos.

Mal, muy mal esa portada. De culo.
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miércoles, 22 de abril de 2009

Monte Mirugain



El sábado un grupo de amigos subimos al monte Mirugain, muy cerca de Ochandiano, el pueblo de mi abuelo. Es un paraje de postal, típico de esta tierra. Entre hayas centenarias el camino nos llevó hasta una cumbre en la que el 4 de abril de 1937 murieron más de 350 milicianos y gudaris defendiendo el gobierno legítimo de España y, sobre todo, defendiendo la libertad.

Fue una excursión campestre, alegre como todas, en la que no faltaron la bota de vino y los bocadillos de tortilla, pero también fue un homenaje sincero y sentido a aquellos hombres que perdieron su vida en unas trincheras cuyas marcas aún son visibles a pocos metros de la cumbre.

Mientras los niños jugaban y reían en aquellas zanjas que un día fueron lugares de muerte, Toni, que es un manantial de entusiasmo y de pasión, nos contó a todos cómo fue la batalla: nos hablo de los batallones Salsamendi, Meabe 1, Rebelión de la Sal, Fermín Galán y Loyola. Nos contó cómo otros españoles cercaron a estos y del triste desenlace final. Terminó diciendo “nos pasaron por encima pero hemos regresado”. Así lo dijo. Como si en lugar de hablarnos a nosotros, lo hiciese a quienes allí murieron agarrados a su fusil. Y en aquel mismo momento sentí una punzada de emoción en el pecho y en los ojos.

Al final me quedé con la imagen de la alegría de los niños, que correteaban a nuestro alrededor y a los que nosotros sí hemos podido entregar el mundo más justo y más libre que aquellos soldados soñaron.

jueves, 16 de abril de 2009

De perdices y salsas

.Hay un viejo aforismo castellano que reza: “cuesta más la salsa que la perdiz” y que sirve para señalar la paradoja de que a veces lo accesorio pueda resultar más gravoso que lo fundamental. Parece, en efecto, una estrategia bien poco inteligente y que choca claramente con el sentido común. Sin embargo, inteligente o no es una circunstancia que cada día resulta más habitual en nuestro entorno. Lo he recordado hoy al ver a los ganaderos manifestarse, otra vez, contra los bajísimos precios que les pagan sus clientes por la leche.

Vivimos en una sociedad tan opulenta, con tantas opciones de consumo, que tenemos por normal poder disponer en todo momento y lugar de cualquier producto, sea el que sea. Ni se nos pasa por la cabeza que el supermercado pueda no tener naranjas en el mes de julio o fresas en cualquier momento del año y los más exigentes preferimos los kiwis de Nueva Zelanda a los de cualquier otro origen.

Las baldas de los grandes centros comerciales les hubiesen parecido a nuestras abuelas (que eran las que hacían la compra) una auténtica orgía de cantidad y variedad, un cuerno de la abundancia del tamaño de una fábrica.

La leche misma, que tanto inquieta a los ganaderos, se nos presenta en los lineales con una variedad de envases, marcas y presentaciones que marea: entera, desnatada, semidesnatada, con grasa vegetal, con vitaminas, con calcio, en batidos de diferentes sabores…De las frutas y hortalizas ni hablo.

Sin embargo, para que todo esto sea posible no sólo se ha tenido que abaratar enormemente el transporte sino que se ha tenido que desarrollar una enorme red logística de manufactura, tratamiento y distribución de ámbito mundial. El resultado es que esa red, que solemos simplificar denominándola “los intermediarios”, ha monopolizado absolutamente el espacio entre el productor original y el consumidor final acabando de hecho con cualquier posibilidad de conexión directa entre ellos.

Cualquier fabricante, ganadero, agricultor, incluso el más cercano a sus clientes, tiene que subir sus productos a la inmensa rueda de la distribución comercial y, lo que es peor, atenerse a las reglas de juego con las que trabaja ese monstruo.

Las antiguas tiendas tradicionales, aunque vendiesen solo productos de su zona, gustaban de llamarse “Ultramarinos” lo que ya apuntaba una vocación de alcanzar lo lejano, lo raro, lo exótico. Aquel sueño de abundancia se ha convertido ahora en una realidad de pesadilla para quienes están en el primer eslabón de la larga cadena que une el campo con el carro de supermercado.

Conviene que los consumidores reflexionemos sobre algunas obviedades: Chile está lejos de España; pero de allí traemos manzanas. No hay nada que esté más lejos de España que Nueva Zelanda; pero comemos kiwis cultivados en ese lado del planeta. Las hortalizas, que ni sabemos de dónde son, las compramos lavadas, clasificadas por tamaños, envasadas en bandejas y, por supuesto, desechamos cualquier envase que tenga el más leve roce. En esta locura los consumidores somos un poco reyes o niños tiranos que decidimos a nuestro capricho lo que queremos, cuándo y cómo lo queremos. Con esa regla premiamos o castigamos a nuestro proveedor en su cuenta de resultados pero no queremos o no sabemos ver que la salsa de nuestras perdices cuesta muchísimo más que la perdiz misma. Y esa "ignorancia" la pagan los más débiles.
Nota: La imagen es del diario “la Región”.

miércoles, 15 de abril de 2009

Corolario final a la guía de comportamiento intersexual

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Muchos amigos, y amigas, llevan tiempo reclamándome nuevas entregas de esto que he venido en llamar “guía de comportamiento intersexual”. Parece que ha hecho reír a bastantes y creo que también ha hecho pensar a algunos. Todo un éxito.

El caso es que, aunque he procurado localizar otros comportamientos femeninos o masculinos que merecieran reflexiones similares a las 25 entregas ya publicadas, la verdad es que no he sido capaz de hilar nuevas ideas que me convenciesen y me parece, por tanto, que es el momento de dar por terminada la serie. Puede que sea culpa del tiempo transcurrido, de mi natural pereza o de que no doy para más, pero el hecho es que, a riesgo de decepcionar a algún incondicional, prefiero terminar de una vez esta “guía” sin esperar a una inspiración que ya no llega.

La idea original surgió tras leer un artículo de Carmen Posadas en un semanario en el que la escritora manifestaba su asombro al haber descubierto la capacidad de los varones para no pensar “en nada”. Aquello me sobresaltó, porque lo que a la señora Posadas tanto le extrañaba formaba parte evidente de mi propia realidad cotidiana, y de la de mis amigos varones. Aquella chispa encendió unas reflexiones que han dado de sí lo que han dado.

Habréis visto que en todos estos textos he huido de cualquier alusión a comportamientos y aspectos relacionados directamente con la sexualidad. No se trata de ningún olvido. Mi intención era evitar deliberadamente entrar en este aspecto y encaminar mis reflexiones por otro sendero menos obvio y más interesante.

Es evidente que, a lo largo de la historia, la cultura o, mejor dicho, las culturas nos han obligado a cada sexo a elegir unos determinados roles y a desechar otros. Quien no se atuviese a esos comportamientos socialmente aprobados, fuese hombre o mujer, tenía problemas. Problemas que iban desde la simple desaprobación callada de sus vecinos hasta la misma hoguera, pasando por un abanico de castigos tan amplio y variado como solo el ser humano es capaz de imaginar.

Precisamente esa inmensa capacidad creativa del ser humano, que se manifiesta para lo malo pero también para lo bueno, perdía muchas posibilidades por culpa de una determinación social tan estricta sobre el papel de cada sexo. Toda capacidad o sensibilidad que no fuese de las que "correspondían" al sexo concreto de cada persona era olvidada, se abandonada su cultivo o era mantenida en silencio.

Era tan evidente que la vida de cada ser humano venía determinada por el rol que socialmente le correspondía en función de su sexo que muchas personas llegaron a pensar -yo mismo- que todo comportamiento era resultado únicamente del entorno social y cultural. La deducción era obvia: hombres y mujeres actuaríamos igual si no estuviésemos influidos, marcados, por el entorno. Seguramente es parte de la verdad.

Ocurre, sin embargo, que viendo a las mujeres más libres de la historia (las occidentales por supuesto) y viéndonos los varones reflejados en ellas y en su libertad, algunos hemos llegado a pensar que esa estructura o ese funcionamiento cerebral distintos de los que hablan los científicos, conllevan de verdad una serie de actitudes, modos de ver y capacidades distintas y características de cada sexo. He intentado buscar algunas y explicarlas.

Cierto es que la “programación” que cada cultura ha impuesto en hombres y en mujeres ha sido enormemente distinta y decisiva en la vida de cada persona pero sospecho que la base –el sistema operativo, podríamos decir- también es distinto. De esa sospecha es de donde nacieron esta serie de entregas.

Ha sido mi forma de reflexionar sobre la otra mitad del mundo, la femenina, y de paso, sobre mi propia mitad, la masculina. Como creo también que las cosas más serias se ven mejor desde la atalaya del humor he procurado poner unas gotas de él en cada entrega.

A todos y todas las que me habéis sugerido ideas para desarrollar: muchas gracias. Y a quienes me habéis seguido sin conocerme espero que hayáis pasado algún buen rato.

jueves, 2 de abril de 2009

El ascensor “McDonald’s”

Atentos que viene la modernidad. Vosotros –incautos- creíais que la innovación era cosa de las empresas y del lenguaje de los políticos pero no. Está arrasando en las cosas más cotidianas. Ya no es solo mi portero automático.

Este fin de semana estuve en un edificio (emblemático por supuesto) en el que para tomar el ascensor primero tienes que indicarle a qué planta vas tocando una pantalla interactiva en la que, con varias pulsaciones, vas acotando los pisos hasta llegar al deseado.

Una vez hecha la selección, el sistema te dice cual de los varios ascensores deberás tomar. Dentro de la cabina no hay botonera.

Me recordó la impresión que tuve cuando entré por primera vez en una de esas hamburgueserías en las que pagas antes de que te sirvan.
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miércoles, 1 de abril de 2009

Tecnología para una vida más difícil

Hace un año aproximadamente sustituyeron el portero automático de mi casa por un flamante videoportero. En el portal hay ahora un teclado numérico parecido al de un teléfono en el que debes marcar (si la sabes) la clave de cada piso que, por supuesto, no aparece en ningún lugar visible.

Es más, las brevísimas e ininteligibles instrucciones de la micropantallita aparecen en inglés y encima alternando cada pocos segundos con el nombre y dirección del instalador, por lo que no es posible leerlas de corrido ni siquiera para los que conocen el idioma.

Cuando lo estaban instalando pregunté por su funcionamiento al operario que me explicó lo fácil que era: Solo había que conocer la clave o bien teclear repetidamente el botón de la flechita hasta que apareciese en pantalla el piso deseado y entonces pulsar la tecla de campanilla: El orden de los pisos es 11 = 1ºA; 12 = 1ºB; 13 = 1ºC; 21 = 2ºA; 22 = 2ºB; 23 = 2ºC... y así sucesivamente. Yo le pregunté ¿Me estas diciendo que para llamar a mi casa en el 7ºB, tendrán que pulsar 20 veces y luego campanilla? y él me miró como a un reaccionario enemigo del progreso.

Por supuesto quienes vienen a visitar a mis padres llaman desde el móvil cuando están en la puerta.
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lunes, 30 de marzo de 2009

Diapositivas, presentaciones y gurús

Hace ya muchos años que las conferencias, charlas y presentaciones no utilizan aquellos antiguos proyectores de diapositivas y tampoco los proyectores de transparencias que eran parte del equipo habitual de cualquier sala académica o profesional.

Si alguien de menos de 35 años lee este texto es posible incluso que nunca haya conocido tales artilugios, pero les juro que existían. El ordenador es ahora la herramienta y el programa de presentaciones más común es Power Point que, aunque tiene grandes posibilidades que la mayoría desconocemos, en su uso básico es extremadamente sencillo, lo que no es poca virtud. Casi cualquiera puede preparar una presentación sencilla rápidamente pero una vez preparada proyectarla es ciertamente un juego de niños. Su comodidad y sencillez de manejo lo han convertido en la opción más habitual en conferencias y presentaciones.

Sorprende sin embargo que tan a menudo personas de enorme competencia profesional en sus áreas tengan dificultades para manejar las presentaciones que nos muestran como ilustración de su saber.

Es asombroso que habiendo hecho lo muy difícil, que es seleccionar e interpretar la información relevante, se atasquen una y otra vez con el ratón o con las pantallas a la hora de iniciar el trámite de exposición de las “diapositivas”.

El cuadro es siempre muy parecido: el experto, que ya ha empezado su comentario, tiene dificultades para saber dónde debe pinchar para que se abra el documento o para hacer cualquier otra cosa; en la pantalla aparece el escritorio o cualquier otra imagen no buscada, el acto se interrumpe, el gurú empieza a disculparse y a hacer bromas sobre su torpeza; mientras un joven colaborador se acerca solícito a ayudarle haciendo uso de su enorme conocimiento informático que le permite saber, por ejemplo, que debe hacer doble clic en el icono del documento o bien seleccionar la opción “presentación de diapositivas”. Cosas así.

Un amigo me explicó que cuando esto ocurre no es porque que falten conocimientos informáticos sino porque falta humildad. Una vez alcanzado el prestigio merecido por su saber, pocos de los grandes popes del conocimiento se rebajarán a admitir que un jovenzuelo les explique nada, ni siquiera cómo funciona un programa que les resultaría tan útil y que es tan sencillo. Ellos son los que saben y no se rebajan a recibir lecciones de nadie que no vean como su igual. Prefieren que alguien se ocupe de preparar las presentaciones, como en tiempos hacían con las diapositivas, y limitares ellos a la función de decir “la siguiente” cuando correspondía que el ayudante cambiase de imagen.

Ya nos prevenía Ortega de aquellos “sabios ignorantes” que llegan a “proclamar como una virtud el no enterarse de cuanto quede fuera del angosto paisaje que especialmente cultivan”(1).

Me temo que en esto también tenía razón.

(1) José Ortega y Gasset. La rebelión de las masas. 1930
Nota: Para los que no lo conocieron, esta imagen es la de un proyector de transparencias.
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miércoles, 4 de marzo de 2009

Eusquebec

Patxi López va a ser el próximo lehendakari, cada minuto que pasa está más claro que será así y tal vez por eso la reacción de una gran parte del nacionalismo vasco está rayando en la histeria.

Como un púgil noqueado, el PNV balbucea su asombro por la evidencia de que en Ajuria Enea no va a vivir uno de los suyos. Todos y cada uno de los argumentos que salen de sus dirigentes:… “debe gobernar el más votado”… “no valen pactos contra natura”… “sería un golpe institucional” y otros aún peores chocan con la evidente realidad de que todo eso que se denuncia, absolutamente todo, lo ha hecho antes o lo está haciendo el PNV ahora mismo. Gobierna tranquilamente instituciones en las que no es mayoritario, Ibarretxe pactó con los abertzales proetarras sus investiduras y sus planes, pactó con el PP en ayuntamientos y fue con Aznar con quien se estrenó votando por primera vez a un presidente del Gobierno de España. Una lista interminable.

Un PNV fuera del Gobierno Vasco, fuera de su misma razón de ser como partido “nacional”, puede verse envuelto en grandes dificultades, externas e internas, de ejecutoria política y de cohesión. Dificultades que solo podrá afrontar con enorme inteligencia y habilidad. Y desde luego con la cabeza fría.

Han pasado muy pocas horas y todavía se puede entender que el impacto tenga al PNV esforzándose por explicarse qué hace tumbado en la lona después de tan buen resultado como el que ha obtenido. Es de admitir, durante unos días, que sigan con la cantinela deslegitimadora contra Patxi López, pero hay que esperar que más pronto que tarde empiecen a reaccionar con normalidad y sin arrebatos. Porque, además del descrédito que les supondría mantenerse indefinidamente en tal posición, su principal tarea va a ser la que haga dentro de su propia casa, revisando las propuestas que ha hecho a la sociedad vasca y repensándose a sí mismo, como hizo el PSOE en aquel congreso de 1979 y la derecha española en su congreso de refundación como Partido Popular diez años después. Sin aquellas revisiones profundas y claro que sí, también traumáticas, acaso hubiese sido imposible que unos y otros hubiesen alcanzado el Gobierno.

El PNV nunca ha necesitado hacer esa tarea para estar en el poder pero el domingo pasado se le terminó la cuerda y tendrá que ponerse a ello, con la terrible diferencia de que lo que otros hicieron desde la esperanza en la victoria, ellos lo va a hacer desde la amargura de la derrota. Lo han retrasado demasiado pero el PNV es un partido grande y sólido. Si no fuese así tal vez ni siquiera le sería posible intentarlo a estas alturas.

Si algún amigo nacionalista está en condiciones de pensar le recomiendo el interesante y oportuno artículo que, sobre el caso de Quebec, publicó en El Correo Alberto López Basaguren, Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco y conocido por sus aportaciones al debate sobre bilingüismo en Euskadi.

viernes, 27 de febrero de 2009

Imágenes de otros mundos




Tengo un amigo que es psiquiatra pero no lo sabe. O quizás sea un poeta pero tampoco lo sepa. Da lo mismo porque él, ignorante como es de tales facultades, se dedica a hacer fotos.


Bueno, no exactamente a hacer fotos. En realidad se dedica a sacar de dentro de las personas lo que son y también otras vidas que esas mismas personas no sabían que llevaban dentro de ellas. Y cuando esas otras vidas salen a la luz y se muestran; entonces y solo entonces Lucho Rengifo tira una fotografía. Una o muchas; todas las que pueda mientras el momento mágico se muestre presente, mientras lo que estaba oculto pueda ser captado por un objetivo.

Si no me creéis, mirad su canal en YouTube. http://www.youtube.com/luchorengifotografo

viernes, 20 de febrero de 2009

Violencia irracional

El Lehendakari Ibarretxe dijo ayer en Televisión Española que la violencia terrorista hace “un daño enorme a la sociedad vasca”, dijo también que es parte del “lado irracional” de la vida para reiterar después que su ejercicio “es una irracionalidad supina, completa, total”.

No puedo estar de acuerdo. La violencia que ejerce ETA está dirigida, eso sí, a dañar a toda la sociedad vasca pero tiene unos destinatarios “privilegiados” que no son en general los miembros del partido de Ibarretxe.

El terrorismo nacionalista trata de amenazar a todos, efectivamente, pero empieza por los no nacionalistas y deja en paz, de momento, a los nacionalistas. Se persigue y se mata a líderes importantes, como Fernando Buesa, pero también a militantes de base sin significación, como Isaías Carrasco.

El resultado es que toda la oposición a Ibarretxe, desde su líder Patxi López, hasta el último concejal socialista del pueblo más perdido de la Euskadi profunda, tienen que tumbarse en el suelo a mirar bajo el coche y vivir cada día de su vida acompañados de dos personas armadas y vigilantes.

Todo esto le parece a Ibarretxe irracional. A mí, por el contrario, me parece totalmente racional, incluso me parece que es una estrategia excelente: muy bien pensada, muy bien ejecutada y que sin duda tiene muchas e importantes consecuencias. Ahí van unas pocas

- Disuade a muchas personas de acercarse a los partidos constitucionalistas, debilitándolos.

- Expulsa del país, y por tanto del censo electoral, a votantes no nacionalistas que se hartan de llevar una existencia tan incómoda.

- Genera miedo suficiente para que la gente procure evitar la cercanía con personas que se significan como no nacionalistas.

- Impide que los políticos no nacionalistas puedan ejercer normalmente tareas de relación y captación de voto.

- Sirve de aviso a votantes nacionalistas que pudieran tener la tentación de solidarizarse con sus vecinos amenazados.

- Contamina la ideología nacionalista en general, fagocitándola e hipnotizando a sus partidarios más superficiales con la engañosa eficacia de la violencia.

ETA no es, contra lo que dice Ibarretxe, un signo de irracionalidad, sino un grupo inteligente, que tiene como objetivo estratégico alcanzar el poder, a poder ser en un país aislado, y que se dedica a extender el miedo entre sus adversarios de forma extraordinariamente eficiente.

Creo que Ibarretxe confunde irracionalidad con inmoralidad. Las dos palabras son negativas pero significan distintas cosas. Inmoral es lo que se hace ejerciendo el mal y despreciando del bien. Irracional es lo que se hace sin reflexión y, normalmente, con pocas posibilidades de éxito. La diferencia ineludible es que el principio moral es previo, es básico, es de donde debe partir cualquier actividad humana, por eso se dice “principio” y su valor no puede equipararse jamás al de ninguna estrategia, buena o mala, eficaz o inútil, racional o irracional.

Confío en que Ibarretxe condene el método de ETA para conseguir sus fines políticos nacionalistas por inmoral y no por irracional.

domingo, 1 de febrero de 2009

Charles Darwin

El próximo día 12 se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin (1809-1882). Un científico y por lo tanto un hombre con más preguntas que certezas. Como todos los científicos, Darwin quiso conocer el mundo y no se conformó con lo que le habían contado.

Charles Darwin por un lado y Alfred Russell Wallace (1823-1913) por otro, llegaron a la misma respuesta a una pregunta muy importante: ¿Por qué las especies son tan diferentes y están tan bien adaptadas a su entorno y a su modo de vida?

La pregunta era importante pero la respuesta que ambos presentaron ante la Sociedad Linneana de Londres en 1858 fue más importante aún: Existía algo que llamaron selección natural. Las especies no eran, por lo tanto arquetipos fijos sino el resultado puntual, en un momento concreto de un proceso de cambio constante, imparable y muy lento en términos de nuestra percepción humana.

La que se había liado. El ser humano, al que Copérnico (1473-1543) ya había quitado la ilusión de vivir en el centro del universo, perdía ahora también el privilegio de ser el árbitro de la naturaleza para convertirse en una especie más. Resulta que el hombre tenía pasado.

Pero el aspecto más demoledor de la selección natural fue saber que no tiene objetivo. Tendemos a pensar que la evolución de las especies tiene como cumbre el Homo sapiens, que somos la cúspide de un proceso de millones de años.

Es bonito pero es mentira.

La evolución no es un cambio a mejor, casual o dirigido, sino solo un cambio. Las especies que existen, incluidos nosotros, somos lo que existe hoy como resultado de la supervivencia, en unas condiciones concretas, de los más adaptados (no de los mejores) y de la extinción de los otros. No hay meta sino casualidad, no hay dirección sino intentos que salieron mal e intentos que salieron bien…por el momento.

No me extraña que las iglesias, todas, hayan querido tergiversar el descubrimiento de la evolución y que, según dicen, una marca española de anís castigase en su día a Darwin caricaturizándole en su etiqueta.

Hoy toca brindar con una copita a su salud y a la de Wallace. ¡Chin chin!

viernes, 30 de enero de 2009

Anorexia democrática

La anorexia es una enfermedad de la opulencia. En los países pobres la desnutrición no va de la mano de la moda sino del hambre.

En las personas que sufren anorexia nerviosa lo más evidente es su extrema delgadez y algunos comportamientos autodestructivos, pero lo que constituye el núcleo de su dolencia y lo que más nos inquieta a los demás es la pérdida total de su capacidad de ver lo que es obvio.

Seducidas por una idea errónea de belleza o de autorrealización, pierden la capacidad para darse cuenta del deterioro grave de su propio organismo que es, sin embargo, perfectamente visible para cualquiera. Por eso no vacilan en someterse a castigos crueles, incomprensibles para los demás, pero que para esas personas constituyen actos heroicos de libertad.

A la sociedad vasca me temo que le pasa algo parecido pero no con las barrigas, que en general están bien dotadas, sino con la forma de entender la política. Los vascos (y las vascas) pese a vivir en una sociedad abundante en libertad, padecemos una suerte de anorexia democrática que nos impide ver la delgadez extrema de nuestro cuerpo político y su preocupante falta de músculo cívico.

También nos hemos acostumbrado a algunas conductas destructivas, difíciles de entender para quien no está infectado:

- Vemos sin la menor inquietud que miles de nuestros vecinos vivan amenazados.

- Cuando en fiestas un visitante se muestra extrañado de ver fotos de terroristas en lugar preeminente de algún ayuntamiento nos defendemos diciendo que “es que no lo entendéis”, igual que haría una adolescente que quisiera escapar de una opinión incómoda sobre sus extrañas costumbres alimentarias.

- Hemos sido testigos de cómo las personas que estaban a frente de instituciones democráticas con un poder de autogobierno que causa envidia en cualquier otro lugar del mundo despreciaban, paradójicamente, aquello que los ciudadanos habíamos puesto en sus manos.

- Damos por bueno que miles y miles de personas decentes deban mantener su opinión silenciada en la calle mientras otras, partidarias confesas de la violencia, pueden proclamar la suya sin que nadie les arguya. De hecho durante años hemos ignorado y hasta reprochado su condición a las víctimas del terrorismo mientras nuestras policías municipales cortaban las calles sin titubear en cuanto la izquierda abertzale convocaba un acto público.

- Incluso hemos admitido que vecinos afectados se manifestasen airados para defenderse contra la cercanía de una comisaría o de la sede de un partido democrático que, además, recibían de éstos la reprobación airada por poner en riesgo la tranquilidad conseguida tras largos años de asentimiento silencioso y anónimo al imaginario de los asesinos.

No sé cómo se llama esta enfermedad que no nos ha dejado ver a los vascos lo que cualquier persona podía ver, por eso la he denominado anorexia democrática.

Pero de lo que estoy seguro es de que se trata de una enfermedad. Y también estoy seguro de al igual que las personas enfermas de anorexia nerviosa solo se curan tras pasar por un largo y duro proceso de rehabilitación, a la sociedad vasca también le va a costar un considerable esfuerzo librarse de esta dolencia social. Un esfuerzo que tímidamente ha empezado ya pero que sólo podrá iniciarse en serio cuando ETA desaparezca y el miedo empiece a remitir. No importa si es en un solo día, tras un comunicado de “despedida y cierre” o como resultado de un proceso de extinción paulatina.

El mero final de la violencia no traerá la paz sino que ésta empezará a venir poco a poco a partir de ese momento. Veremos cuánto tarda. Hay muchas heridas por cerrar.
Foto EFE

sábado, 24 de enero de 2009

ETA me mata lo normal


Miguel Lorente tituló uno de sus libros con esa frase de una mujer: Mi marido me pega lo normal. Lo recordé hace unos días cuando un dirigente socialista vasco me dijo que un empresario le había mostrado su contrariedad por tener que vivir escoltado desde que su compañía participa en las obras del tren de Alta Velocidad en Euskadi, que es ahora objetivo de ETA.

Cuando mi amigo le dijo que él y todos los cargos públicos socialistas de Euskadi llevan escolta hace años la respuesta que recibió fue aproximadamente ésta “pero es que vosotros sois políticos”. Ahí fue cuando me acordé de la frase que Lorente recogió de la confidencia de una mujer maltratada.

No me cabe ninguna duda de que aquel empresario está totalmente en contra de ETA, ni asomo de duda. Que siempre lo habrá estado y si la traigo a colación no es para atacarle sino para hacer ver que hay mucha gente en Euskadi, demasiada, acostumbrada a la violencia hasta tal punto que la considera parte de la normalidad, del paisaje y que la siente como un problema sólo cuando le toca directamente.

Esa forma perversa de normalidad tiene muchos partidarios en Euskadi. Partidarios de no pensar en lo que pueda resultarles incómodo y que han asumido la amenaza y el asesinato de algunos políticos (no de todos) del mismo modo que aquella mujer aceptaba como parte del destino los golpes de su marido.

No es imposible que, dentro de un tiempo, alguien de su círculo le diga a ese empresario “al fin y al cabo tú llevas escolta porque eres empresario, ¿pero yo?”. Tal vez entonces ese hombre comprenda lo que sintió la semana pasada mi amigo socialista vasco, aunque lo que espero es que ese momento nunca llegue porque significaría que hemos avanzado un paso más en la barbarie.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Por la retirada del Premio Nobel a Al Gore

Si estás de acuerdo con este texto te sugiero que lo suscribas en el grupo que vamos a crear en Facebook.


Los ciudadanos que suscribimos este escrito, vecinos de la cornisa cantábrica, manifestamos nuestra profunda decepción e íntimo malestar por la escasa credibilidad del mensaje proteccionista que ha encarnado mundialmente el que fue Vicepresidente de los USA, Al Gore, que con enorme éxito mediático ha trasladado por todo el mundo y que ha tenido como consecuencia, entre otras, la concesión del prestigioso galardón de la Academia Sueca.

Hemos de confesar, de entrada, que las informaciones sobre el peligroso cambio climático que nuestro planeta está sufriendo despertaron en nosotros un sentimiento ambivalente. De un lado nos sumamos en general a la preocupación sincera por las consecuencias de tal cambio y sobre el irresponsable comportamiento de la humanidad. Pero también hemos de decir que términos como “calentamiento global” despertaron en nuestros corazones la secreta esperanza de que esta zona de la península, de natural brumosa, gris y húmeda, iniciase un nuevo tiempo en el que el sol, la luz, el calorcito muelle y sobre todo la reducción de las precipitaciones abriese una ventana de esperanza en el sueño tropical que anida en lo más profundo de nuestro ser.

El Sr. Gore hizo crecer en nosotros la ilusión, hasta ahora siempre reprimida por la cruel realidad, de que las calles y parques de nuestras ciudades y pueblos podrían convertirse poco a poco en espacios amables, habitables y lúdicos; que a los paraguas que todos tenemos repartidos por primeras y segundas viviendas, casas de amigos, oficinas y vehículos les llegase, por fin, el momento del abandono y de la herrumbre y, sobre todo, soñamos en que ese carácter triste, mohíno y renuente a la alegría carnal que, no sin razón, se nos achaca le llegase, como a la España de Machado, su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta.

Sin embargo, nuestro sueño caribeño de trasladar las humedades del exterior al interior de nuestra piel, comienza a resquebrajarse de forma dramática tras mes y medio ya de aguas, lluvias, charcos, granizos, frentes, tormentas y toda clase de fenómenos meteorológicos adversos que vuelven a encerrarnos sin piedad en nuestros goretex, nuestros barbours, nuestros horribles sombreros encerados y, sobre todo, en nuestra tristeza del alma, siempre temblorosa por la puñetera humedad que hasta a ella misma llega.

Por este motivo, que esperamos que puedan comprender el resto de los habitantes del planeta proponemos:

Que si en un plazo inmediato, pero inmediato, eh? No se empieza a hacer visible en la costa cantábrica y aledaños ese tan prometido calentamiento global, le sea retirado al Sr. Gore el premio que la Academia Sueca le concedió por motivos que a todas luces están resultando falsos.

Y para que así conste lo hacemos público por este medio y por cuantos están al alcance de nuestra mano y nuestras posibilidades.

¡Que ya está bien hombre!

viernes, 17 de octubre de 2008

La Marquesa de la Igualdad (Grande de España)

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Desde hace un par de años, en concreto desde 2006, la ley española ha reconocido a las mujeres el mismo derecho que los varones a heredar títulos nobiliarios. Se ha terminado así con 501 años de preferencia legal de los hombres sobre sus hermanas a la hora de heredar los títulos de nobleza. A partir de ahora, y también con carácter retroactivo en algunos casos, serán los primogénitos, hombres o mujeres los agraciados o agraciadas con el título que tal vez hace siglos, un Rey o Reina concedió a sus antepasados.

No ha faltado cierta polémica, tanto por los más fervientes partidarios de la tradición como, sobre todo por una disposición transitoria que da la razón con carácter retroactivo a algunas mujeres que pleitearon con sus familiares varones para hacerse con los títulos de nobleza de sus familias. Pero eso es otra historia.

Esta discriminación estaba en vigor desde las Leyes de Toro, promulgadas por una mujer (Juana I de Castilla) y para cambiarla se ha invocado el artículo 14 de la Constitución, que reconoce la igualdad de todos ante la ley “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”

Todo, como ven, muy democrático y muy moderno. De hecho ha habido poca polvareda y a la opinión pública le ha parecido algo así como una reparación indiscutible, propia de los tiempos y obviamente sustentada en nuestra ley fundamental.

A mí, sin embargo, me asalta una duda grave. Se utiliza una legislación igualitaria para dirimir conflictos dentro de un grupo que nació, existió y que solo puede entenderse en base a leyes, tradiciones y “certezas” basadas en que las personas no son iguales en absoluto y que hay unas: los nobles, que están y estarán siempre por encima de los demás: los plebeyos.

Superada mi primera perplejidad sigo adelante para ver que la contradicción se hace firme en la propia norma ya que el artículo constitucional que se invoca para eliminar la prevalencia del varón sobre la mujer es olvidado inmediatamente al reconocer el derecho a quien nació primero y negárselo al más joven. ¿Y eso?

Es la tradición, me dicen, y yo digo: ¿no era esa misma tradición la que hacía herederos a los varones y no a las mujeres?¿Por qué la misma ley que se utiliza para vencer a la tradición cuando de sexo se trata, es ignorada ante otra circunstancia personal como es la edad? Cuando mañana un varón, o tal vez otra mujer, pleitee contra su hermana primogénita por un título y se acoja al artículo 14 de la Constitución ¿Qué va a decir la Vicepresidenta del Gobierno?

Incluso, ya por fastidiar: si los títulos nobiliarios fueron concedidos en base a méritos excepcionales (lo que es admitir muchísimo) ¿Por qué han de heredarlos los descendientes y no se otorgan a otras personas ajenas que demuestren mérito? Sería una buena forma de aplicación del artículo 14 ¿No les parece?

Estas cosas pasan cuando uno se mueve en las circunstancias y se olvida de lo fundamental. Todos los españoles son iguales ante la ley y, por lo tanto, eso de la nobleza puede ser una tradición más o menos entretenida y vistosa pero no solo no puede significar ventaja alguna, que de hecho no lo es, sino que ni siquiera puede ser contemplada como asunto a tratar por las leyes ni por los tribunales de la democracia. Menos aún alegando el derecho a la igualdad.

Entiendo que la prisa y la imagen pública nos hacen más difícil reflexionar y así se cae a veces sin quererlo en actitudes ridículas pero no por eso me parece menos criticable. No me gusta que un Gobierno democrático y progresista gaste nuestro dinero en intentar arreglar estos jardines tan exclusivos, tan privados y tan rancios.

miércoles, 15 de octubre de 2008

“Ya lo decía yo” o la vanidad del pesimista

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Esta crisis que estamos viviendo y los innumerables comentarios y valoraciones que se hacen de ella me está permitiendo comprobar de nuevo la fuerza que entre nosotros tiene el pesimismo.

El pesimismo tiene, en efecto, un halo de credibilidad del que su contrario, el optimismo, carece por completo. Por alguna razón que no entiendo estamos más dispuestos a creer a quien nos da malas noticias que a quien nos las da buenas. Tal vez sea una derivación del miedo, de ese sentimiento humano que es a un tiempo protector y carcelero. Es posible que prepararnos para lo peor nos sirva para contentarnos con lo que tenemos y que por eso hagamos tanto caso a los agoreros. Quién sabe.

A la persona alegre, que confía en sí misma y en los demás, que siempre encuentra motivos de satisfacción y que afronta el futuro con esperanza la queremos. Nos gustan esas personas y su compañía. Parece natural que así sea. Pero que las apreciemos no impide que las consideremos un poco simples. El optimista es visto por los demás como ingenuo, como incauto e incluso a veces, como irresponsable y algo tontaina.

Nada que ver con el pesimista. El pesimista, para empezar, casi siempre habla muy serio. Muy en su papel de oráculo, lo que ya es un punto a su favor. Además, sus avisos nos conciernen directamente ya que las desgracias suelen ser colectivas. Los muy “profesionales” viven cargados de datos escalofriantes sobre el futuro y todos ellos, en general, manifiestan una opinión tan crítica con el mundo que les rodea que a todos nos parecen personas extraordinariamente informadas y clarividentes, al contrario que nosotros mismos que nos vemos en ese momento como estúpidos adormecidos frente a la realidad que se nos viene encima.

Precisamente su lema favorito es aquel de “un pesimista es un optimista bien informado”. Suena bien y refuerza su prestigio pero lo cierto es que los pesimistas suelen estar tan mal informados como cualquier otra persona, o peor, porque al ser tan reacios a admitir las buenas noticias su visión de la realidad casi siempre está fuertemente sesgada.

Da lo mismo que la realidad les contradiga, que los grandes Apocalipsis o las pequeñas desgracias cotidianas que nos anunciaron nunca se produzcan. Lo que sostiene su discurso es la propia negatividad, a la que tanto oído prestamos. Acertar es lo de menos, lo importante es pronosticar desgracias y proclamar la desconfianza eterna en el ser humano. Nuevos oráculos hacen olvidar los anteriores y una vez olvidados ¿quién los comprobará?

Esa es su mercancía y eso es lo que les compramos. Nada les arredra. Y cuando alguien les planta cara con información positiva reaccionan despreciando a su contrincante y dándose aires de perdonavidas.

También es cierto que los agoreros muy cerriles acaban cansando, pero aquellos que son cuidadosos con la dosis de hiel suelen mantener mucho tiempo la atención y, por supuesto, la autoridad sobre su público.

Los agoreros tienen su Paraíso, su Nirvana, su Walhalla en la desgracia. Cuando ésta se produce la satisfacción que experimentan no tiene parangón. Una sola mala noticia que se confirme les sirve para enterrar bajo ella todas las demás que anunciaron y que jamás se produjeron. Definitivamente ellos tenían razón.

Es evidente que una buena crisis, como la que vivimos, no pueden dejarla escapar. Por eso en periódicos y emisoras se desgañitan insistiendo en que ya lo dijeron. Comentaristas, tertulianos, economistas, periodistas y políticos se lanzan a reivindicar ahora su enorme capacidad de predicción: …todo el mundo lo veía…… el Gobierno negaba la evidencia… se dijo por activa y por pasiva…(no sé quién ni cuando inventó esa frasecita pero funciona de maravilla).

Tampoco sé cuántos de esos sesudos analistas de tertulias vendieron su piso el año pasado y se pusieron de alquiler ante la debacle inmobiliaria que ahora dicen que preveían. Desconozco cuántos de ellos rescataron sus planes de pensiones en 2006 para, aun perdiendo dinero, poder comprar oro, por ejemplo, sabedores como eran del colapso que se nos avecinaba y que el Gobierno se negaba tercamente a admitir. En todo caso a ninguno se lo he oído decir, y es raro porque esos datos avalarían irreprochablemente su posición.

Me indigna que los políticos del PP, tan clarividentes como insolidarios, no tuviesen la decencia de avisar confidencialmente de la llegada de este huracán económico, que tan claramente veían, a sus correligionarios Sr. Bush, Sra. Merkel o Sr. Sarkozi, obligándoles por su desidia a pasar ahora por un trago tan amargo.

Y, sin embargo, lo extraño es que contra toda evidencia seguimos alimentando la vanidad de los tristes. Aunque, como ahora, sepamos que mentían antes cuando anunciaron desgracias que no han llegado y mienten ahora cuando sostienen que dijeron que iba a pasar lo que está pasando.

Con esta crisis todos vamos a ser algo más pobres pero a ellos, a los agoreros, les quedará la satisfacción de decir “yo ya lo dije”, espero que eso les consuele cuando comprueben el saldo de su plan de pensiones.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Las sotas de Bizkaia

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En la villa de Gernika (antes Guernica) hay una antigua ermita llamada, precisamente, Santa María la Antigua. Está justo al lado del histórico roble y en ella se celebran las sesiones plenarias de las Juntas Generales de Bizkaia (antes Vizcaya), que es como el parlamento provincial.

La tradición político-romántica del siglo XIX se empeñó en convertir los fueros en un mito haciendo pasar unas normas que fueron muy generalizadas en la antigüedad como si fuesen algo así como una democracia originaria de los vascos.

No es tema menor puesto que como consecuencia de aquellos polvos jurídicos tenemos ahora unos lodos económicos bien sustanciosos, que los vascos defendemos con fragor y con rara unanimidad.

El árbol de Gernika, que hasta tiene un himno y todo, es el símbolo de aquella democracia originaria en la que “solo existía una clase social: la de vasco” (Sabino Arana dixit). Tal consideración de monumento singular nos obliga -no crean- a considerables desembolsos en su mantenimiento y a tener diseminados por ahí esquejes del Quercus para poder sustituirlo en caso de que muera. Una circunstancia que se ha dado últimamente quizás por la misma consanguinidad (si es que existiera en las plantas) o tal vez porque al roble le sentaban mejor las bostas de caballeriza de los antiguos Señores que los humos de los turbodiesel oficiales de los representantes democráticos actuales. Vaya usted a saber.

Todo el lugar forma un espacio excelente para las visitas de los turistas y, siendo el parlamento territorial, ya imaginará el lector que el edificio está perfectamente conservado y cuidado. Además, los miembros de las Juntas Generales trabajan sobre todo en Bilbao y la actividad parlamentaria en Santa María la Antigua se circunscribe a los actos de mayor protocolo por lo que los visitantes pueden ver el edificio con tiempo y comodidad.

El salón de plenos es un verdadero parque temático de aquella “democracia originaria vasca”. Así lo atestiguan los bancos corridos en los que los junteros, sentados como un cuatro, machacan sus lumbares mientras escuchan los debates sobre carreteras e impuestos. Las paredes y techos acogen textos en euskera y castellano, de hechura impecable y reciente pero con caligrafía de falsa antigüedad, en los que se da cuenta de los Señores de Vizcaya que juraron los fueros cabe el árbol: desde Juan I, en el siglo XIV, hasta el sinvergüenza de Fernando VII, en el XIX. Todo tiene un fuerte tufo kitsch pero lo más de lo más son los cuadros de los antiguos Señores que adornan los muros. Unos con armaduras y yelmos, otros con golas y casacas y los menos con...en fin...vaporosos vestidos, todos asisten impertérritos a los debates sin pizca del cansancio que ablanda a los actuales miembros de las Juntas. He comprobado que los cuadros, todos muy parecidos, los pintaron Sebastián de Galbarriartu y los hermanos Bustrín en el siglo XVII pero a mí, que quieren que les diga, no me hubiese extrañado nada si hubiese leído que los dibujó un tal Heraclio Fournier, de Vitoria, como bocetos para las sotas de sus naipes.

Aunque hay cosas más bonitas para ver entre Gernika y el mar les recomiendo una visita corta a la Casa de Juntas pero, ojo, de esto que han leído ni una palabra. Mantengan el tipo y dejen los sarcasmos para la salida no sea que alguno de los empleados se moleste pensando que se ríen ustedes de la democracia vasca. Hasta ahí podíamos llegar.

Perdon por la calidad de la foto, ya buscaré otra.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Un viejo manifiesto revolucionario

Este texto que adjunto no es mío, pero seguro que Cariátides me permite que lo reproduzca desde su blog. 13 años 13, ha dormido el sueño de los justos este papel entre sus cosas.
Vosotros juzgaréis


Por cada mujer que está cansada de actuar con debilidad, aunque se sabe fuerte, hay un hombre que esta cansadode parecer fuerte cuando se siente vulnerable.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Pedalós y piraguas en la Ría

Mientras participaba ayer en un multitudinario paseo ciclista por Bilbao pude ver en la ría varias piraguas y algo más, unos pedalós de esos que suelen utilizarse en las playas. La imagen me produjo una enorme sorpresa. Pedalear por la ría... ¡en Bilbao!.

Para quienes no conozcáis Bilbao os diré que era una ciudad portuaria e industrial, contaminada, gris y sucia y que cuando yo era joven la ría era una auténtica cloaca tóxica en la que nadaban los desechos de todos los habitantes de sus riberas y también los de las industrias. Como para pedadelar.

Ahora todo esto ha cambiado, para bien. La ciudad, y también la ría, están más limpias, el cielo se ve más azul y a las grandes industrias se las llevó por delante la crisis de los años 80 (por cierto con gran estruendo económico y social). Incluso tenemos un museo de titanio junto al agua que atrae turistas calzados con sandalias y calcetines de rombos.

Pero cambiar la mentalidad de los bilbaínos era harina de otro costal. Por eso me gustó lo de las piraguas y los pedalós. No sólo porque muestra que la ría está más limpia sino porque veo que –oh cielos- parece que también estamos empezando a perder esa tontuna provinciana que nos impedía disfrutar de cosas nuevas y diferentes. Esas cosas que no se hacían en Bilbao... porque no.

Para que os hagáis una idea yo he tenido que oír recriminaciones de transeúntes por usar la bici en ciudad que me han espetado eso de “ya eres mayorcito”. Así de abierta y vanguardista ha sido la mentalidad de mis vecinos.

Por eso lo de las piraguas me sorprendió tanto. Y lo de los pedalós aún más porque si las primeras podrían pasar por un deporte, los segundos son puros juguetes lúdicos, propios de playas y veraneos y en absoluto admisibles en una ciudad “de fuste” como es Bilbao donde...“ya somos mayorcitos”.

Pero lo que más me complace es ver cómo van cayendo los tabúes inmutables de la ciudad de provincias que siempre hemos sido. Algo que, como todas las que efectivamente lo son, hemos negado con rabiosa vehemencia. No ha habido, ni hay, insulto mayor para un bilbaíno de pro que negarle a su ciudad (metrópoli nos gusta más) la condición de modelo de modernidad y árbitro de la vanguardia internacional.

Desapareció la contaminación de cielo de Bilbao y mientras empieza a disiparse la de los cerebros ahí están los pedalós, las piraguas, las bicicletas y los turistas. Espero que, como la anterior crisis, éstos se lleven por delante nuestro tradicional paletismo con ínfulas.

Yo no voy a la concentración conta ETA

Me ha dicho mi amiga Marta que si quería acompañarla a la concentración de repulsa por los últimos atentados de ETA, que han costado la vida a un hombre en Santoña.

Le he dicho que no, que no me da la gana de ir. No porque me parezcan bien los atentados, claro, sino porque hace tiempo que he perdido toda esperanza de que estos fanáticos hagan caso de nada. Es más, siento que manifestarme prolonga la idea falsa pero bien grata a algunos, de que ETA es una organización que, aunque lo hace de forma equivocada, se ocupa de “defender” los que considera intereses o “derechos” de los vascos.

Nadie se manifiesta jamás para decirle al virus del Sida que deje de complicarnos la vida ¿verdad? Tampoco nos concentramos en los ayuntamientos para que los mosquitos anofeles se den por enterados de nuestra repulsa por su actitud de contagio de la malaria, ¿A que no?

Por qué, entonces, nos manifestamos contra ETA? Supongo que por dos razones, de las que no comparto ninguna:

Porque aún hay incautos que pueden pensar que ETA escucha en algún momento algo de lo que le dicen los vascos. Como si esos asesinos tuviesen un criterio moral algo superior al del virus o al de los mosquitos. No me encuentro entre quienes así piensan.

Como fórmula de catarsis colectiva que permita expresar el duelo de las personas de bien y la cercanía con las víctimas. Esta actitud me merece todo el respeto pero no logra superar en mi interior el rechazo y la sensación de ser unos panolis que se me queda cuando me he visto en alguna ocasión rodeado en silencio de los ingenuos que aún creen en la primera de las dos opciones. No lo soporto y por eso no voy.

Hace ya mucho tiempo que no queda otro camino útil para que ETA desaparezca que la policía. Y no parece que lo estén haciendo mal.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Qué bien escribe Pedro Ugarte

Pedro Ugarte, brillante como siempre, me hace mirar con pena unas notas que tenía apuntadas sobre lo que podríamos llamar "culpabilidad social". Después de leer su artículo titulado "la muerte exige culpables" no sé si las reharé o simplemente las tiraré a la basura.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El superacelerador de hadrones, los tertulianos y mi amigo Juan Carlos

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El pasado miércoles se inició el que los científicos han denominado como el experimento más grande de la historia de la humanidad. La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) puso en marcha el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) que está ubicado bajo tierra entre Suiza y Francia. Nada menos que 27 kilómetros de túnel, 130 toneladas de helio líquido para enfriar 1.600 enormes imanes hasta los -271º C. 6.000 millones de euros invertidos en una obra en la que han colaborado 10.000 científicos de 80 países, según leo en la prensa. Una pasta y un lío del demonio.

Todo esto es bastante desmesurado, lo reconozco, y también tengo que reconocer que el tema me sobrepasa. Ya me costó un considerable esfuerzo aprobar, hace muchos años, la asignatura de física newtoniana en una época en la que solo te hablaban al final del último curso de que un tal Einstein había empezado a poner en cuestión todo el temario que acababas de estudiar. Ahí me quedé. Tal vez por eso, décadas después tuve dificultades graves para seguir el hilo de la “Historia del tiempo” de Stephen Hawking.

Apenas sé nada y comprendo aún menos sobre mecánica cuántica, teoría de cuerdas, el bosón de Higgs o la inflación cósmica. Pero procuro aliviar la vergüenza de mi ignorancia echando mano del respeto por aquellos que saben más que yo, que son tantos. Pero hay una cosa que sí se, de la que estoy seguro y que me complace defender: la pasión humana por el conocimiento. Esa sí que existe. Y no solo existe sino que es una fuerza imparable, arrolladora, equiparable solo al instinto de supervivencia y al sexo.

El afán de conocimiento es, además, algo de lo que nos podemos sentir orgullosos, porque es una pasión bien humana y bien positiva. Todo lo contrario que el orgullo de la propia ignorancia, que tan a menudo se asoma a los medios de comunicación y que es una de las actitudes humanas que más me irritan.

No voy a reprochar a los tertulianos y comentaristas de radio y televisión que sepan tan poco como yo mismo de lo que se juega en el CERN pero sí que se atrevan a juzgar aquello de lo que nada conocen. Están tan acostumbrados a emitir sentencias y juicios inapelables basados en el único criterio de “sonar bien” al respetable e ignorante público, que no han dudado en lanzarse a despreciar el experimento del acelerador basándose en la pregunta-admonición de ¿Y eso para qué sirve? Los menos imprudentes de ellos (una minoría) manifestaban su asombro con cierta cautela para no meter la pata e incluso ponderaban las muchas cosas que se han inventado o desarrollado tras ese tipo de experiencias científicas. Algo es algo. Pero la mayoría de los que he oído y visto juzgaba y condenaba el experimento (y la inversión) con la alegría y el desparpajo de quien -como decía Machado- “desprecia cuanto ignora”.

La pregunta ¿Y eso para qué sirve? Se pronunciaba no desde el respeto o la curiosidad sino desde el desprecio y la soberbia. Asombra que los experimentos científicos sin los que jamás hubiesen existido la radio y la televisión merezcan tanto desdén de los idiotas a los que estos mismos medios han dado la posibilidad de difundir sus bobadas de forma tan multitudinaria como eficaz.

A mi amigo Juan Carlos, que es un viejo aficionado y un entrañable fan del equipo Ferrari nadie le pregunta “¿Para qué sirve la Fórmula 1? Es evidente: La Fórmula 1, las carreras de caballos, las traineras de mi mar Cantábrico, el Tour de Francia o la final de los 100 metros lisos sirven para saber quién llega primero. Solo para eso. Nada más y nada menos que para eso. Para saber quién es el campeón. Si luego, además, los bólidos que tanto apasionan a Juan Carlos sirven como banco de pruebas para mejorar la seguridad o el funcionamiento de mi coche y del tuyo, mejor que mejor. Pero la Fórmula 1 (en la que también se gasta un dineral) no existe “para” mejorar los coches. Esa es una consecuencia, no un objetivo.

Me pregunto lo siguiente ¿Por qué la pasión por llegar el primero merece una consideración social tan alta que cualquier esfuerzo, incluso económico y aun de vidas humanas, es automáticamente excusado y justificado, mientras que la pasión por el saber (la Ciencia) tiene que justificar su esfuerzo y su inversión para que no se la considere un despilfarro inútil?

Prefiero terminar con un pensamiento positivo. Si tantos países, tantas universidades, tantos científicos y tanto dinero se han podido dedicar a un gran experimento como el del acelerador de hadrones, será porque, aunque la mayoría de los medios de comunicación lo ignoren, en este planeta aún está presente y sano el mismo afán de conocimiento humano que movió a Newton, a Ptolomeo, a Copérnico a Galileo, a Einstein y a tantos otros que incluso pagaron con su vida por ejercer la más noble de las pasiones humanas.

Puede que sea solo que la estulticia es más visible que el conocimiento. Eso espero.

jueves, 12 de junio de 2008

Vigesimoquinta entrega. Los probadores

(Útil para las mujeres)

En una entrega anterior hice referencia a las dificultades que tenemos muchos hombres para manejarnos con la ropa.

Los colores, las texturas, las combinaciones, el corte, el cómo sienta y todo el mundo que rodea al “textil” nos resulta a muchos un universo incómodo. Por eso es tan habitual que demoremos la compra de ropa cuanto podamos. Luego nos pasa, claro, que cuando ya no tenemos qué ponernos nos vemos obligados a salir, pesarosos e inquietos, a comprar ropa en cantidades que atentan gravemente contra nuestra economía.

Resulta lógico que una tarea tan poco gratificante la queramos hacer en el menor tiempo posible, por lo que es habitual que a vosotras os parezca que nos precipitamos y compramos de forma apresurada. Y seguramente tenéis razón.