viernes, 27 de febrero de 2009

Imágenes de otros mundos




Tengo un amigo que es psiquiatra pero no lo sabe. O quizás sea un poeta pero tampoco lo sepa. Da lo mismo porque él, ignorante como es de tales facultades, se dedica a hacer fotos.


Bueno, no exactamente a hacer fotos. En realidad se dedica a sacar de dentro de las personas lo que son y también otras vidas que esas mismas personas no sabían que llevaban dentro de ellas. Y cuando esas otras vidas salen a la luz y se muestran; entonces y solo entonces Lucho Rengifo tira una fotografía. Una o muchas; todas las que pueda mientras el momento mágico se muestre presente, mientras lo que estaba oculto pueda ser captado por un objetivo.

Si no me creéis, mirad su canal en YouTube. http://www.youtube.com/luchorengifotografo

viernes, 20 de febrero de 2009

Violencia irracional

El Lehendakari Ibarretxe dijo ayer en Televisión Española que la violencia terrorista hace “un daño enorme a la sociedad vasca”, dijo también que es parte del “lado irracional” de la vida para reiterar después que su ejercicio “es una irracionalidad supina, completa, total”.

No puedo estar de acuerdo. La violencia que ejerce ETA está dirigida, eso sí, a dañar a toda la sociedad vasca pero tiene unos destinatarios “privilegiados” que no son en general los miembros del partido de Ibarretxe.

El terrorismo nacionalista trata de amenazar a todos, efectivamente, pero empieza por los no nacionalistas y deja en paz, de momento, a los nacionalistas. Se persigue y se mata a líderes importantes, como Fernando Buesa, pero también a militantes de base sin significación, como Isaías Carrasco.

El resultado es que toda la oposición a Ibarretxe, desde su líder Patxi López, hasta el último concejal socialista del pueblo más perdido de la Euskadi profunda, tienen que tumbarse en el suelo a mirar bajo el coche y vivir cada día de su vida acompañados de dos personas armadas y vigilantes.

Todo esto le parece a Ibarretxe irracional. A mí, por el contrario, me parece totalmente racional, incluso me parece que es una estrategia excelente: muy bien pensada, muy bien ejecutada y que sin duda tiene muchas e importantes consecuencias. Ahí van unas pocas

- Disuade a muchas personas de acercarse a los partidos constitucionalistas, debilitándolos.

- Expulsa del país, y por tanto del censo electoral, a votantes no nacionalistas que se hartan de llevar una existencia tan incómoda.

- Genera miedo suficiente para que la gente procure evitar la cercanía con personas que se significan como no nacionalistas.

- Impide que los políticos no nacionalistas puedan ejercer normalmente tareas de relación y captación de voto.

- Sirve de aviso a votantes nacionalistas que pudieran tener la tentación de solidarizarse con sus vecinos amenazados.

- Contamina la ideología nacionalista en general, fagocitándola e hipnotizando a sus partidarios más superficiales con la engañosa eficacia de la violencia.

ETA no es, contra lo que dice Ibarretxe, un signo de irracionalidad, sino un grupo inteligente, que tiene como objetivo estratégico alcanzar el poder, a poder ser en un país aislado, y que se dedica a extender el miedo entre sus adversarios de forma extraordinariamente eficiente.

Creo que Ibarretxe confunde irracionalidad con inmoralidad. Las dos palabras son negativas pero significan distintas cosas. Inmoral es lo que se hace ejerciendo el mal y despreciando del bien. Irracional es lo que se hace sin reflexión y, normalmente, con pocas posibilidades de éxito. La diferencia ineludible es que el principio moral es previo, es básico, es de donde debe partir cualquier actividad humana, por eso se dice “principio” y su valor no puede equipararse jamás al de ninguna estrategia, buena o mala, eficaz o inútil, racional o irracional.

Confío en que Ibarretxe condene el método de ETA para conseguir sus fines políticos nacionalistas por inmoral y no por irracional.

domingo, 1 de febrero de 2009

Charles Darwin

El próximo día 12 se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin (1809-1882). Un científico y por lo tanto un hombre con más preguntas que certezas. Como todos los científicos, Darwin quiso conocer el mundo y no se conformó con lo que le habían contado.

Charles Darwin por un lado y Alfred Russell Wallace (1823-1913) por otro, llegaron a la misma respuesta a una pregunta muy importante: ¿Por qué las especies son tan diferentes y están tan bien adaptadas a su entorno y a su modo de vida?

La pregunta era importante pero la respuesta que ambos presentaron ante la Sociedad Linneana de Londres en 1858 fue más importante aún: Existía algo que llamaron selección natural. Las especies no eran, por lo tanto arquetipos fijos sino el resultado puntual, en un momento concreto de un proceso de cambio constante, imparable y muy lento en términos de nuestra percepción humana.

La que se había liado. El ser humano, al que Copérnico (1473-1543) ya había quitado la ilusión de vivir en el centro del universo, perdía ahora también el privilegio de ser el árbitro de la naturaleza para convertirse en una especie más. Resulta que el hombre tenía pasado.

Pero el aspecto más demoledor de la selección natural fue saber que no tiene objetivo. Tendemos a pensar que la evolución de las especies tiene como cumbre el Homo sapiens, que somos la cúspide de un proceso de millones de años.

Es bonito pero es mentira.

La evolución no es un cambio a mejor, casual o dirigido, sino solo un cambio. Las especies que existen, incluidos nosotros, somos lo que existe hoy como resultado de la supervivencia, en unas condiciones concretas, de los más adaptados (no de los mejores) y de la extinción de los otros. No hay meta sino casualidad, no hay dirección sino intentos que salieron mal e intentos que salieron bien…por el momento.

No me extraña que las iglesias, todas, hayan querido tergiversar el descubrimiento de la evolución y que, según dicen, una marca española de anís castigase en su día a Darwin caricaturizándole en su etiqueta.

Hoy toca brindar con una copita a su salud y a la de Wallace. ¡Chin chin!