Para defender las políticas sociales que apoyan a personas con especiales dificultades no sirve decir que son muy pocos los abusos porque el problema es que cada uno de esos pocos cae como una bomba contra la solidaridad colectiva y, como aquella, destruye en un instante todo lo que a su alrededor costó tanto esfuerzo construir. Las políticas contra la pobreza y contra la violencia hacia las mujeres son especialmente vulnerables.
En mi artículo de esta semana en Vozpópuli hablo del daño que hacen los fraudes a las políticas de solidaridad, porque quienes abusan de ellas se prevalen de nuestra generosidad y buena fe. Puedes leerlo entero aquí.