miércoles, 21 de diciembre de 2022

Un villancico de hace cinco siglos

La ciudad sueca de Upsala está curiosamente vinculada a la música renacentista española. La razón es que a principios del siglo XX apareció en la biblioteca de su universidad el único ejemplar conocido de un libro editado en Valencia en 1566 que es una recopilación de villancicos españoles. Aquel conjunto de "Villancicos de diversos autores, a dos, y a tres, y a quatro, y a cinco bozes, agora nuevamente corregidos”, como dice el título del libro, pasó a conocerse como “El cancionero de Upsala”.

Como cada Navidad, traigo una pieza de música antigua y esta vez vuelvo a tirar del cancionero de Upsala con este Riu Riu, una canción que cantaban gentes de hace más de 500 años, con vidas y sueños difíciles de imaginar para nosotros pero que seguramente en el fondo no eran tan diferentes. Hacían música.


Felices Navidades



viernes, 2 de diciembre de 2022

La crispación vende

 Tiempo de lectura 2:10 min

Claro que sí. Y se trata precisamente de vender o, mejor dicho, de venderse, de tener éxito en uno de los mercados más difíciles y exigentes: el durísimo mercado de la atención.

Que tenemos más información que nunca es tan cierto como que nunca hay tanta agua disponible como cuando una inundación se lleva el pueblo. De hecho, se ha fabricado el término “infoxicación” justamente para significar la toxicidad que produce la abundancia extrema de información. 
En medio del barullo que nos rodea tratar de lograr un poco del preciado y escaso tiempo de atención de cualquier público requiere posiciones rápidas y sobre todo notorias. El motivo por el que sean notorias da igual, lo importante es que lo sean. 

Cuando los periodistas de opinión reprochan el espectáculo que ha dado tal o cual persona en el hemiciclo del Congreso, la critican y se lamentan durante un buen rato del deterioro de la calidad que suponen los exabruptos de ese diputado o diputada para la vida parlamentaria y hasta para la democracia, seguramente tienen razón pero no hacen otra cosa que haberle comprado el producto informativamente irresistible que les ofreció y colocarle durante unos minutos de oro en el centro de la atención del lector o espectador. Todo un éxito para el criticado, que puede incluso librarse así del crudelísimo anonimato, que es el auténtico infierno para un cargo político.

Si, además, las brutalidades sirven para cohesionar a los propios y molestar a los ajenos, mejor que mejor, porque esa polarización alimentará nuevas crispaciones en un juego en el que el protagonista se habrá convertido en actor relevante. A partir de ahí solo queda echarle imaginación para que la próxima burrada sea más gorda aún, las críticas en los medios de comunicación más acervas, más generalizadas y, sobre todo, más largas. Que duren muchos minutos porque cada segundo de atención cuenta, y cuesta.

“Hay que conseguir que hablen de uno, aunque sea bien”, era un antiguo y cínico aforismo que retrata con sorna la nula importancia que tiene en realidad el motivo por el que un personaje público se hace famoso en relación con el inmenso valor de su pura presencia en el candelero público. Por eso la crispación sirve y se usa, porque vende.

sábado, 26 de noviembre de 2022

Odio a Pedro Sánchez

 Tiempo de lectura 2:10 min


Feijóo ya tiene su slogan para las campañas electorales del año próximo. Si a Ayuso le bastó una sola palabra: LIBERTAD para lograr convertir en votos la mala leche que todos teníamos por no poder salir a la calle por la pandemia, el moderado Feijóo va a necesitar tres: ODIO-A-SÁNCHEZ. El resto del folleto puede estar tan en blanco como lo estuvo el de la Presidenta de la Comunidad de Madrid.

Tras sus intervenciones en el Senado, que pusieron de manifiesto una sorprendente poca preparación en asuntos de economía, crecimiento e inflación y visto que no manda tanto en el PP como para poder tomar decisiones propias sobre el Consejo General del Poder Judicial, Feijóo ha decidido plegarse, dejarse llevar por la toxicidad del ambiente de la derecha de Madrid y apartar cualquier mensaje que no sea el de odio a su contrincante: “convertiremos la indignación en votos” -ha dicho- “sanchismo o libertad”, “Entre Sánchez y España… España”. Ya tiene hecha la campaña.

Es habilidad de un político saber surfear la ola popular, subirse a un sentimiento colectivo que le empuje hacia el éxito, pero también debe tener la capacidad de liderar a la propia sociedad, de transmitir mensajes, propuestas, opciones y alternativas para mejorar la vida. Ganar las elecciones para hacer, no solo para deshacer.

Si Feijóo se olvida de liderar y todo el esfuerzo lo dedica a acrecentar las olas de indignación de los suyos necesitará mucha munición para hacerlo y los combustibles de la rabia son siempre la exageración, el insulto, la mentira y el desprecio por el diferente que, convenientemente alimentado deviene en odio. Ha dicho Feijóo: "¿Os imagináis qué podría ser aguantar cuatro años más?" [A Pedro Sánchez en la Moncloa] Un mensaje muy peligroso porque la alarma artificialmente inflada termina presentando como una catástrofe intolerable que pueda gobernar quien gana las elecciones o quien obtiene más apoyos en una democracia.  Lo vimos en el Capitolio o sea que no es política-ficción. Si el único mensaje de la derecha moderada en España va a ser el del odio a Sánchez, como parece, nuestra democracia tiene un problema muy serio. 


sábado, 19 de noviembre de 2022

¿De qué sirve saber dónde está España?

Hace unos días me pasaron un vídeo de esos pretendidamente simpáticos en el que las víctimas del entrevistador eran jóvenes que ignoraban, entre risas, conceptos fundamentales de geografía y de otras materias. Como el objetivo evidente era burlarse de los chicos y chicas, la pieza había sido sin duda editada y seleccionadas las respuestas erróneas más espectaculares y divertidas, claro está. 

Pero yendo un poco más allá pensé si esos conocimientos que los mayores damos por indiscutibles lo son de verdad en un mundo que ya es tan distinto al nuestro.

Hoy parece que no es ningún problema viajar a México y no saber situarlo en el mapa. Tener orígenes familiares en otro país, pero ignorar dónde está este e incluso dónde está España o estar a punto de entrar en la universidad y no saber señalar Japón en un mapa. Nada debe estar lejos si se puede volar a Marruecos por 10 euros, a Sicilia por 15 o al Báltico por 33 (comprobado ahora mismo) por lo que es natural que viajar no tenga para esos jóvenes el significado casi de aventura que podía suponer para nosotros.

Décadas cuestionando si tales o cuales conocimientos servían o no para algo útil parece que han desembocado, por fin, en un mundo realmente muy distinto al de las generaciones anteriores. Tras la mezcla de sorpresa, hilaridad e indignación que nos causa ese video, conviene preguntarnos ¿y si el universo de estos jóvenes fuese así de diferente? ¿Y si los estándares de conocimiento de hoy fuesen otros?

Yo confieso que no sé editar un video para TikTok, no soy capaz de crear hashtags, he tardado años en saber que se podía mencionar a alguien en WhatsApp y aún me cuesta entender que un avatar es un personaje ficticio y no una anécdota real. Si me preguntasen en la calle por estas destrezas, tal vez la víctima del cachondeo general sería yo.



miércoles, 16 de noviembre de 2022

Ayuso está en su pleno derecho a gobernar la Sanidad de Madrid

   Tiempo de lectura 2:30 min


Al construir el Estado democrático y constitucional los españoles decidimos que muchos e importantes servicios públicos, entre ellos la Sanidad, se gestionarían desde los Gobiernos autonómicos y que, por lo tanto, serían responsabilidad de sus dirigentes a los que -recordemos- elegimos nosotros en las urnas.

Cuando la Presidenta de la Comunidad de Madrid toma una decisión lo hace, por tanto, respaldada por toda la legitimidad democrática que le ha puesto en su cargo. Precisamente en uso de su autoridad, de su competencia y de su libertad, Ayuso y su equipo decidieron reducir la inversión en Sanidad pública cuanto pudieron. Lo hicieron conscientemente y como resultado de una ideología política concreta y con un proyecto político que los madrileños, por cierto, votaron masivamente.

Tener una Sanidad Pública universal y gratuita o tener otro tipo de Sanidad es una decisión plenamente política. No se puede, por tanto, hablar de “despolitizar” la Sanidad cuando se ven las consecuencias no deseadas de las medidas absolutamente políticas (y absolutamente legítimas) que se tomaron por parte del Gobierno de Ayuso. 

Es una trampa evidente pretender que otras instituciones serían responsables del funcionamiento de la Sanidad Pública en Madrid o en otras comunidades autónomas. El objetivo inocultable de quienes tal cosa sostienen estos días en tertulias y artículos es tratar de diluir la responsabilidad de la presidenta que tomó unas decisiones políticas concretas, pudiendo haber tomado otras.

Se puede protestar, por supuesto, de hecho así lo hicieron muchos miles de personas el domingo. Pero nadie puede negar a Ayuso su derecho a hacer lo que ha hecho, porque, además, ella nunca ha engañado; siempre se ha mostrado abiertamente recelosa hacia lo público y firme partidaria de lo privado, que para los de su ideología es lo que funciona mejor.

Así que no vale ahora, cuando las consecuencias de lo decidido le estallan a una en la cara (y a los pacientes en su salud) pretender esconder las responsabilidades inherentes al cargo señalando la obviedad de que en otros territorios también hay problemas, pero ignorando cuidadosamente que en otras comunidades las decisiones sobre la Sanidad han sido otras, muy diferentes, y que Madrid es la autonomía que ha tomado la decisión política de ser la que menos invierta de España en su sistema sanitario, siendo la más rica. La decisión es, por tanto, plenamente suya: de la Presidenta y las consecuencias son también responsabilidad suya.


jueves, 10 de noviembre de 2022

La heroica militancia socialista de Madrid

  Tiempo de lectura 2:30 min


Tras la última debacle electoral del PSOE en la Comunidad de Madrid parecía que el partido había caído al fin en la cuenta de que el coaching de candidatos no funcionaba y, no solo eso, sino que también bloqueaba los procesos internos de liderazgo dentro del PSOE de Madrid, que otras federaciones territoriales del partido desarrollan con normalidad. Una normalidad siembre conflictiva por supuesto ya que se trata del poder, pero normalidad al fin.

Al PSOE de Madrid, en cambio, se le mantenía encerrado en un bucle vicioso en el que la irrupción de figuras impuestas por la dirección nacional impedía la aparición de sólidos líderes locales y justamente esa misma falta obligaba a inventar para cada elección candidatos y candidatas a golpe de imagen mediática y de encuestas.

Todo esto parecía que llevaba camino de reconducirse y en parte así ha sido con el liderazgo de Juan Lobato en el ámbito de la Comunidad y la creación del PSOE de Madrid Ciudad, como un órgano unitario de acción política que pudiera presentarse ante la sociedad como algo más que las 22 agrupaciones socialistas de los distritos de la capital.

Pero no ha podido ser. Los procesos de generación de liderazgo son siempre complejos, casi nunca pacíficos y desesperadamente lentos, más en una sociedad tan acelerada y tan poco afecta a la paciencia como la actual. Y, claro, los nervios electorales han vuelto a hacer mella en la dirección del PSOE. Las encuestas que tengan quienes las tengan, parece que apuntan a que el indudable tirón del partido en Madrid se podría “desperdiciar” y ante tal “peligro” -vuelta la burra a los trigos- de nuevo se va a hacer lo de siempre. Quizás con la única diferencia de que esta vez el proceso ha resultado tan largo y tan notorio que hasta ha contado con algunas notas ridículas.

La candidata, que mujer parece que va a ser la tapada, seguramente tendrá formación y méritos más que suficientes, ni merecerá ni tendrá críticas internas y contará seguro con la lealtad de los militantes socialistas de la capital que tratarán de auparla a la alcaldía con la fuerza que tiene el partido con la estructura más potente de España y de Madrid. Pero alguna vez tendrá que desaparecer la maldición de que la indudable importancia política de la capital del reino condene a sus militantes socialistas a subordinarse a unas expectativas tan exigentes como las que muchas familias imponían tradicionalmente a sus hijos primogénitos y que tan infelices les hacían.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Un desfile estupendo

 Tiempo de lectura 1:30 min


Acabo de ver enterito el desfile de la fiesta nacional por la televisión. Como un niño, claro que sí, como un niño. Admirado por esos tipos que se han lanzado desde un avión para caer justo donde lo tenían previsto, llevando una bandera de 50 metros cuadrados, (como mi piso, incluida la terraza) que le resistía al principio al paracaidista a desplegarse. Que apuro.

He reconocido los modelos de aviones que me aprendí en mis viejos tiempos de soldado raso en la base aérea y me he dado cuenta, otra vez, de la fuerza que tienen los ritos y los símbolos para los seres humanos, yo incluido.

Por supuesto que no han faltado los taconazos, los sables, la cabra de la legión, los vivas al Rey y los gritos contra el presidente del Gobierno, que cuando es socialista forman ya parte del propio rito, como ha recordado oportunamente el locutor.

Ahora que los Estados se asemejan sobre todo a máquinas burocráticas de ofrecernos servicios y seguridades (lo que no deja de ser su obligación) ver a tanta gente joven y no tan joven desfilando con uniformes actuales y de época, algunos hasta con sombreros napoleónicos y otros con viejos Mauser, me ha parecido que realmente es un derecho de los militares, que un día puedan exhibirse a la antigua manera, con sus correajes, su música y sus tradiciones a la vista, ya que el resto del año a esos mismos soldados les mandamos por el mundo con uniformes mucho más discretos, a jugarse la vida en trabajos arriesgados, difíciles y de los que la mayoría de españoles prefiere saber poco.

Hoy era especialmente su día y han hecho un desfile estupendo.






domingo, 2 de octubre de 2022

El Banco de Inglaterra, una banda de rojos

  Tiempo de lectura 2 min

Y la London Stock Exchange también, y casi toda la City. ¿Pues no resulta que los recortes fiscales históricos de la nueva Primera Ministra, Liz Truss, han desencadenado el pánico en los mercados del Reino Unido? 

Allí donde la líder conservadora debería haber encontrado el aplauso más enardecedor y una explosión de entusiasmo inversor sin precedentes, resulta que se topa con caídas de la libra a mínimos históricos, huidas atropelladas de los fondos, retiradas histéricas de productos hipotecarios, ventas masivas de bonos del Estado y nada menos que una intervención del Banco de Inglaterra, comprando enloquecidamente deuda para evitar el colapso inflacionario. 

Resulta asombroso que ante una bajada de impuestos histórica, la mayor desde 1972, que además favorece justamente a los más ricos, éstos se alarmen ahora y salgan corriendo agitando las manos en el aire ¿Dónde están los genuinos inversores de derechas? ¿Quién ha infectado al establishment británico?

Habíamos quedado en que cuantos menos impuestos se cobren, más aumenta la recaudación (que lo he leído yo en una servilleta que está en un museo en Washington) así que parece mentira que estos tipos duden de que al Gobierno de su Majestad Carlos III le vaya a sobrar la pasta para cubrir los 115.000 millones de euros previstos en ayudas que, simultáneamente a la bajada de impuestos, también tiene prevista la líder del partido al que votan. ¿cómo iba a haber déficit entonces? Si el ingenio británico de los Monty Python pudo crear la cofradía de la chancla sagrada en la inolvidable `La Vida de Brian´ ¿cómo no hay una devoción más firme en las islas a la Santa Servilleta de Laffer?

Porque solo una cosa podría ser peor; que no estuviéramos ante una banda de rojos sino ante una caterva de mentirosos pero ¡qué va! si son todos gentes de orden, educados en las inaccesibles Public Schools y algunos hasta van con paraguas y bombín ¿cómo va a ser eso?





miércoles, 24 de agosto de 2022

Las mujeres tendrán los hijos que decidan. Punto

  Tiempo de lectura 3 min

Foto Unicef
Los que decidan, no los que dicen querer cuando se les pregunta, porque todos solemos responder con mucha alegría a las encuestas y con más cabeza cuando de verdad tenemos que tomar las decisiones. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó hace poco los datos y se vio que España tiene la cifra de nacimientos más baja desde hace 82 años (desde que hay registros fiables). Que la pandemia nos tuviese encerrados en casa, incluidas a las parejas, solo sirvió para constatar nueve meses después, que la cosa no es por casualidad sino por decisión consciente.

Así que mejor será que nos vayamos adaptando porque son las mujeres quienes van a tomar esa enorme decisión; ni los gobiernos, ni las empresas, ni las iglesias. Y no es un asunto nacional sino de todo el planeta. En Estados Unidos y en China las tasas de crecimiento de población son las más bajas en décadas (por debajo de nivel de 2,1 hijos por mujer que se supone que garantiza la reposición de los que fallecen). Incluso países como India y México, tradicionalmente con tasas muy altas, están por debajo de esa cifra del 2,1. Hasta en África empiezan a verse síntomas de descenso, obviamente de momento en los países menos castigados por la pobreza, pero todo les llegará, como ha llegado a Europa, América y Asia.

Estamos ante una marea imparable, que tiene múltiples facetas pero muy especialmente una: la libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre su vida y su fertilidad, algo que históricamente no fue así. A lo largo de miles de años y con civilizaciones de todo tipo, las mujeres nunca pudieron elegir y ahora que pueden vamos a comprobar que la continuidad de nuestras sociedades depende de ellas por completo. Así de simple ¿Así de inesperado tal vez?

Se hartan las noticas de señalar el problema del envejecimiento pero, tranquilos, que se solucionará por sí solo puesto que es imposible que si hoy nacen pocos niños en el mundo haya muchos ancianos dentro de 75 años. A no ser que se refieran -claro está- a unos ancianos concretos: a nosotros, pero ese es nuestro problema, ni el de ellas ni el del mundo.

Por supuesto que cuando, además, les ponemos a las mujeres dificultades laborales, económicas, de conciliación, precariedad y otras, aún se lo hacemos más difícil, pero -no nos engañemos- es una decisión suya, que no se arregla con un cheque, que es compleja pero que es solo suya. A algunos les parecerá lógico, a otros, egoísta y a algunos incluso antipatriótico. No se cansen. Da lo mismo lo que hablemos los hombres, ellas serán quienes decidan. Mejor dicho, son ellas las que ya están decidiendo cada día, en todos los continentes, con cualquier religión, raza, cultura o clima.

Esa es la verdadera revolución, el gran cambio mundial que ya está aquí. Mejor que nos vayamos acostumbrando sin tanto aspaviento y adaptándonos porque es lo que han decidido ellas, que son las que, ahora sí, pueden hacerlo. 

Más datos de interés en Crónica de Naciones Unidas





martes, 2 de agosto de 2022

Una opción ganadora

 Tiempo de lectura 2:20 min

De entre las muchas expresiones de moda esta de “opción ganadora” es una de las que más me desazona siempre escuchar, sobre todo porque se usa para designar iniciativas, estrategias o soluciones antes de que estas se enfrenten a la realidad y no después.

Llamar ganador a quien ha ganado no tendría nada de particular pero designar así a lo que aún no ha pasado la prueba es lo novedoso. Al escucharlo me resulta inevitable pensar que, por muy modernos que nos creamos, volvemos a recuperar el concepto del destino de la tragedia griega o como cantaba más recientemente Rubén Blades “si naciste pa’ martillo, del cielo te caen los clavos”. Recuperamos la suposición de que hay personas o grupos que por naturaleza son distintos a los demás, que no es que ganen como podrían perder, sino que son en origen ganadores, sin necesidad de pasar por el incómodo trámite de enfrentar la realidad. Se restablece así el orden primordial, ajeno y por completo superior a la mísera voluntad de los humanos.

Con o sin corbatas, pero ninguna diferencia con los tiempos medievales en que las personas se dividían por estamentos de los que no podían salir porque ese era el orden instaurado por Dios. Ahora que hemos sustituido a Dios por el mercado como hemos hecho con todo lo demás, el orden de las cosas lo ponen el triunfo y el dinero, pero lo mismo que cuando era la divinidad quien se ocupaba, se trata de anular el poder de la voluntad a la hora de ganar o de perder y, por el contrario, designar ganadores previos que ganarán siempre que las cosas se hagan como es debido y “losers” que siempre perderán si todo va como debe ser. Volvemos a las castas, pero avaladas ahora por las escuelas de negocios.

No crean que esta neolengua es cosa menor porque aporta considerables ventajas. Como en la antigüedad, quien señala al indiscutible ganador es el poder, que blinda así su infalibilidad puesto que cuando una opción ganadora resulta que pierde el resultado negativo no podrá achacarse a quien brillantemente la pensó, ya que su idea era ganadora previamente, sino que la culpa será de la torpeza de quien la aplicó, quedando intacto el valor del estratega.

Tal vez detrás de todo esto lo que esté sea el puro miedo, el de siempre, el miedo del ser humano a la incertidumbre, el mismo que tuvieron los griegos, otros muchos antes que ellos y que tenemos nosotros mismos intacto. Va a ser eso.

lunes, 11 de julio de 2022

La mano invisible y la mano escondida de las constructoras

 Tiempo de lectura 4:15 min


«Ya es bien extraño que gente del mismo oficio se encuentre reunida, con tal de disfrutar o de distraerse, sin que la conversación acabe con alguna conspiración contra el público, o para hacer cualquier maquinación para elevar los precios»:
Adam Smith (1723-1790)
Viene esta cita del considerado padre fundador de le economía moderna y faro del liberalismo a cuenta de la multa de más de 200 millones de euros que la autoridad de la competencia ha impuesto a seis de las mayores constructoras de España por pactar precios y condiciones durante más de 25 años en miles de licitaciones públicas.

En efecto, la CNMC considera -como el sabio escocés- que aquellas reuniones semanales que desde 1982 mantenían los responsables de estas empresas, aparte del legitimo disfrute y distracción mutua, servían para intercambiar información sobre su estrategia de presentación: “decidían los contratos públicos en que iban a compartir trabajos técnicos de sus ofertas” con “efectos particularmente dañinos para la sociedad” que era quien licitaba los hospitales, puertos, aeropuertos y carreteras para los que estas empresas presentaban sus ofertas acordadas mutuamente.

Es evidente que a Smith, creador de la mano invisible como metáfora de las virtudes automáticas de un mercado sin intervención pública, tampoco le pasaba desapercibida la “mano escondida” como forma de manipulación encubierta por parte de sus agentes más poderosos.

Las cuatro estaciones del libre mercado

Los ultraliberales del dinero (por lo común muy conservadores en todo lo demás) tratan de vendernos cada día que el libre mercado lo único que precisa para generar prosperidad es la desregulación y el máximo adelgazamiento del Estado y de sus controles. Dicen admirar mucho a Adam Smith al que han leído en diagonal, y defienden las dos primeras fases del libre mercado, pero se cuidan de mirar siguiera las siguientes.

Estaciones virtuosas:
Primavera. Libre acceso al mercado. “Libertad”
Cualquier agente que sea capaz de asumir el riesgo de ofrecer un servicio o un producto que atienda una demanda y le permita obtener beneficios debe poder acceder al mercado sin más barreras que la dificultad propia de su negocio. En esta fase la democracia política, la libertad informativa y una Administración eficiente son requisitos básicos. 

Verano. Equilibrio en competencia. “Competencia es calidad y prosperidad”
En mercados bien desarrollados la cantidad y variedad de oferta genera abundancia, segmentos distintos de calidad y precio, además de promover la innovación y la prosperidad general. En esta fase importa que la sociedad sea dinámica, innovadora y con capacidad de compra.

(NOTA: Los ultraliberales dejan de leer aquí y pasan directamente a concluir que menos impuestos)

Estaciones viciosas:
Otoño. Cartelización. “Entre bomberos no nos pisamos la manguera”
Proceso discreto de acuerdos entre competidores ya instalados para repartir segmentos de mercado, evitar una competencia real entre sí, subir precios e impedir el acceso de nuevos agentes, blindando la posición de los existentes. Llegada esta fase extractiva empieza a importar sobre todo que la inversión pública sea alta y haya para repartirse.

Invierno. Secuestro del regulador. “Lo que es bueno para la GM, es bueno para los EEUU”
Una vez alcanzada una posición de dominio y apoyándose en su indiscutible importancia económica, los siempre pocos y grandes agentes, casi siempre de sectores estratégicos tratan, sin disimulo alguno, de que el Estado les facilite terminar con el mercado libre e instalar sus monopolios u oligopolios. A partir de aquí muere la innovación, si acaso la compran según entiendan que conviene en cada momento. En esta fase la democracia es ya prescindible y a veces incluso incómoda.

No se engañe, como pasa con las estaciones climáticas, tras cada una de estas viene inevitablemente la siguiente, aunque sus periodos sean más largos y aunque veamos a sectores y empresas en momentos distintos de esta evolución, la única forma de detener esta deriva es que el maldito Estado, en este caso la CNMC, ejerza su autoridad, aunque sea 25 años más tarde.

Va por usted, Mr. Smith.


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lunes, 6 de junio de 2022

El CIS recupera su prestigio

 Tiempo de lectura 2 min


Por fin vemos buenas noticias para un organismo del Estado. Después del daño infligido al CNI por las escuchas de Pegasus, al INE, por los las dudas sobre sus mediciones del IPC y del PIB o al SEPE, por los que tildan de maquillados buenos datos de empleo, resulta que el CIS, nada menos que el Centro de Investigaciones Sociológicas que dirige el hasta ahora infame Tezanos, ha hecho público su primer estudio electoral sobre los resultados previsibles en Andalucía y todo se ha vuelto de pronto un remanso de tranquilidad, reconocimiento y hasta de estimación por las amplísimas muestras con las que trabaja siempre el centro, incomparables a las de cualquier otro instituto privado de investigación.

¡Mano de santo, oiga! a Tezanos casi ni se le cita en esta ocasión. En general se habla del CIS -como debe ser- y si hay alguna referencia a su nombre es solo para referirse a él como director del Centro, sin ninguno de los calificativos despreciativos y hasta insultantes que le han acompañado siempre que se han hecho públicos los estudios anteriores.

Qué diferencia la de ahora con las críticas encendidas a diestro y siniestro (sobre todo a diestro) que Vox hasta le interpuso una querella criminal por el sondeo de las elecciones Castellano-Leonesas acusándole de una praxis que “no corresponde a los estándares profesionales admitidos, y que deriva en una desviación insoportable e inadmisible”. Obviamente la querella fue archivada, pero el objetivo calumniador estaba ya cumplido.

El estudio sobre Andalucía es soportable, admisible y hasta profesional. Bien está que sea así porque el CIS es una herramienta del Estado muy importante y útil, que no merece los desprecios que se le hacían. Supongo que a José Félix Tezanos todo esto no le pillará de sorpresa y que ya imaginaba lo fácil que sería que sus más críticos le sacaran del pozo; facilísimo, tan solo hacía falta que el CIS les diera por ganadores. Al instante las lanzas se tornarían cañas y las bombas, confeti. Así ha sido ¡Albricias!


lunes, 16 de mayo de 2022

Escucha Yolanda!

  Tiempo de lectura 2 min

© Biblioteca Nacional

Desde que el PCE, tu partido, admitió no ser hegemónico en la izquierda ha hecho muchos intentos por buscar “compañeros de viaje” entre grupos, colectivos y movimientos sociales, hasta ahora con poco éxito. Convendría que tu iniciativa no recordase a las anteriores, algunas de las cuales tuvieron como consecuencia obvia el refuerzo de la derecha.

Supongo que eres consciente de la responsabilidad que asumes para movilizar a muchos izquierdistas a los que si no convences de que te voten, se quedarán en su casa porque antes muertos que votar a la vil socialdemocracia. La misma a la que echarán la culpa -nunca a sí mismos- si finalmente tenemos un gobierno no de derechas sino muy de derechas.

Tienes toda la razón cuando dices que lo que ha pasado en Andalucía es lo que aleja a la gente de la política, solo que esta vez es inocultable que ha sido tu gente la que ha dado un auténtico espectáculo...mejor no hacer sangre con calificativos. Has de reconocer que ha sido un obstáculo que te será difícil superar diciendo que no tenía nada que ver con tu iniciativa, porque sí lo tenía.

Algún día tendrás que bajar de la celestial política buena y feliz para decir lo que de verdad propones. Lamentablemente la gestión pública consiste en tomar decisiones complicadas en las que algunos siempre saldrán perdiendo más que otros. Cuentas con el aval de haberlo hecho bien dentro del Gobierno de Pedro Sánchez pero no podrás hacer campaña si no bajas algún día de las nubecillas ideológicas en que te mantienes ahora al suelo de la realidad y empiezas a decir algo.

El éxito de todo en la vida depende no tanto del resultado como de las expectativas. Tantos anuncios y aplazamientos de tu “proceso de escucha” y de tu frente amplio hacen recordar la antiquísima fábula de Esopo “El parto de los montes”, que Samaniego versionó en el siglo XVIII y que no juega en tu favor.

lunes, 9 de mayo de 2022

Votar en Amazon

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Foto Danny Caminal. El periódico
Cuando el bipartidismo era el paisaje político aparentemente natural, en los círculos de enterados triunfaba el lamento porque la gente votase atendiendo a su ideología, identidad política, clase social o sentimientos personales o familiares, en lugar de hacerlo según sus intereses inmediatos, que era lo que se consideraba en tales foros como moderno, cabal y signo de madurez democrática. Ser de este o de aquel partido era visto como un residuo de tiempos pasados que retardaba la renovación política de España.

Aquellos visionarios fallaron a la hora de desdeñar el peso que la identidad tendría en el futuro; no hay más que ver la polarización extrema de la política actual, donde solo hablar con el del otro bloque ya es sospechoso y se califica al adversario como ilegítimo, susceptible de ser no ya vencido sino, si se pudiera, ilegalizado.

Sin embargo, en algo acertaron. Una parte sustancial de la sociedad ha abandonado, en efecto, su cercanía personal o su apego a unas siglas u otras y mira el escaparate político como el lineal de un supermercado, tal vez incluso como una página de compra por internet. Uno entra en la “tienda” de la política, deambula por ahí, si tiene tiempo mira los comentarios y finalmente compra esta o esta otra papeleta sin más pasión que la que pone al comprar un bote de mayonesa o unos calcetines de topos, tal vez porque le gustó el envase o le pareció gracioso el diseño. Sospecho que no es esto lo que esperaban aquellos partidarios del voto desapegado pero es lo que hay. 

Que el 35% de los electores decida su voto la última semana y un 11% el último día, no solo dificulta las previsiones electorales a las empresas demoscópicas sino que es síntoma de que tanto presentar la política con los métodos de la mercadotecnia la han convertido en un producto más y así se comportan muchos ciudadanos, como compradores de algo efímero, no como partidarios de una visión política que importe.

lunes, 25 de abril de 2022

La pequeña dimisión

  Tiempo de lectura 2 min


Puede que hayan leído algo sobre “la Gran Dimisión” que en los Estados Unidos llaman The Great Resignation, por la que 40 millones de trabajadores han decidido dejar de trabajar, poniendo en aprietos a las empresas que no encuentran sustitutos. No es casualidad que la mayoría de ellos fueran en empleos precarios y mal pagados. Por eso una solución que apuntó el Presidente Joe Biden fue “pay them more” (páguenles más).

La semana pasada conocimos por un informe de la empresa de trabajo temporal Randstad que en España tenemos 109.000 empleos sin cubrir, faltan tecnólogos, sanitarios, analistas, pero también camareros, fresadores, encofradores, carpinteros, gruistas, camioneros, etc. El presidente de la patronal CEPYME se quejaba de ello y nos avisaba, con razón, de que esa carencia de trabajadores “ralentiza la recuperación y pone en peligro el tejido productivo”. La Confederación Nacional de la Construcción (CNC), por su parte, dice que en los próximos años precisará de 700.000 trabajadores, y apunta que pagan de media “un 30% por encima del salario mínimo”.

Que un sector con alta siniestralidad y físicamente duro pueda presumir de pagar 1.300 euros brutos, incluida la antigüedad, da una idea de cómo estarán los demás y que una Empresa de Trabajo Temporal, que son el paradigma del deterioro y la precarización del empleo, se asuste ahora de las consecuencias de ello me resultó sonrojante cuando lo leí.

Es posible que, en efecto, las empresas no puedan pagar más porque también son víctimas de esta locura, pero entonces todos tendremos que asumir que años de escasa remuneración y enorme inseguridad ha derivado, por fin, en que muchísimos trabajos ya solo son esfuerzo sin esperanza lo que, desde luego, no anima a nadie a formarse y sí a pensar que tal vez mejor sobrevivir, bien o mal, con todo tu tiempo disponible que trabajar con la lengua fuera para sobrevivir solo un poco mejor.

lunes, 18 de abril de 2022

Vox entra en el primer Gobierno que no quiere que exista

 Tiempo de lectura 2 min 10 seg


El Vicepresidente de la Junta de Castilla y León lo ha dejado perfectamente claro: el objetivo de su partido es derogar el título VIII de la Constitución Española, el que sustenta la España Autonómica. Una posición que es legítima, que todo se decida desde Madrid. Legítima sí, pero constitucionalista desde luego que no. Sin embargo, desde que ser constitucionalista es sinónimo de ser de derechas, se nos pretende hacer ver que quienes quieren borrar media Constitución (también quieren prohibir los partidos nacionalistas no españoles) son sus más valiosos defensores. Serán los hechos alternativos esos.

Además de claridad, Vox aporta al PP mucho más que la imprescindible mayoría que necesitará para gobernar, le da algo de lo que están muy faltos: ideología. Cuando Juan García-Gallardo propuso suprimir las autonomías desde la vicepresidencia de una de ellas, no hacía más que expresar abiertamente el desdén con que la derecha española ha visto siempre el sistema autonómico: a lo sumo como una forma de tener poder para compensar el que realmente les importa, el único que debería existir: el del Gobierno de la Nación. Solo que los de Vox, no solo lo piensan, sino que lo dicen.

Nuestra derecha es más callada, por muy conservadora, por muy poco liberal y porque eso vende tan mal que mejor no decir. Vox sí lo hace, de ahí su éxito entre los votantes del PP, a quienes les habla de lo que piensan. Su programa es muy reconocible para ellos y para quienes tuvimos el adoctrinamiento ideológico que era entonces obligatorio en la escuela pública. Ya se sabe que adoctrinar en lo suyo, sea religión católica o nacionalismo iliberal español, no es adoctrinar sino “lo normal”.

A partir de ahora el PP y Vox gobernarán sin dudas, sin titubeos y “sin complejos” todas las instituciones en que consigan mayoría. Mejor que Feijoo vaya olvidando eso de gobierno del más votado. Lo que sí convendría que recuerde él y recordemos todos son las palabras del católico liberal francés, Charles de Montalembert: Cuando soy débil os reclamo la libertad en nombre de vuestros principios; cuando soy fuerte os la niego en nombre de los míos.




lunes, 11 de abril de 2022

Contra el calentamiento global y, de paso, contra la democracia

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La semana pasada conocimos el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático y, como otras veces, es pesimista sobre el calentamiento global. Solo que esta vez la advertencia suena a ultimátum, porque estos informes se emiten cada bastantes años, con lo que el próximo puede no ser ya una advertencia sino un informe de daños.

En Madrid un grupo consciente denominado “Rebelión Científica” quiso llamar la atención sobre la gravedad del hecho con un hecho de cuya gravedad posiblemente no fueron conscientes mientras pringaban de rojo las columnas y las escalinatas del Congreso de los Diputados.

En democracia siempre es difícil tomar decisiones impopulares a corto para obtener beneficios a largo, porque los políticos a los que votamos lo que se juegan cada 4 años no son las siguientes generaciones sino las siguientes elecciones, pero atacar un símbolo de la democracia por la ansiedad que causa la premiosidad con que se avanza es muy peligroso.

El ataque fue simbólico pero el Congreso es también un símbolo: el de la democracia. Que la pintura fuese biodegradable no le quita gravedad. También son reparables los agujeros que los disparos de Tejero dejaron en el artesonado del hemiciclo.

¿Dónde estará la frontera que estos activistas no admitirían contra el “lento y desesperante” sistema democrático? Un “experto” dijo en la radio ese día que harán falta medidas tan duras que -textualmente- “deberán ser dictatoriales”. ¿Es ese el límite? Me asombra que científicos, siempre enfrentados a problemas complejos, puedan pensar que para el del cambio climático sí hay una solución simple: el desprecio a la democracia y a sus símbolos. Un mal camino en el que, eso sí, no les faltarán aliados.

Yo, desde luego, prefiero dejar a mis hijos un planeta sobrecalentado en democracia que una tiranía en un planeta aún más sobrecalentado, porque ¡almas de cántaro! ¿cuántas dictaduras ha habido que se hayan ocupado del bien común?





lunes, 28 de marzo de 2022

Autónomos prisioneros

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La persuasión más exitosa es aquella que consigue que alguien haga algo en tu beneficio sin darse cuenta de que lo está haciendo. La huelga de los transportistas autónomos está siendo un estupendo ejemplo.

A base de una constante persuasión social y mediática los transportistas han asumido como un principio indiscutible que no pueden negociar los precios de sus portes. Una vez cegados para que sientan que las tarifas bajísimas son una realidad “natural” parte del paisaje y, por eso mismo, sin responsables, a los angustiados camioneros solo les queda pedir subvenciones y ayudas que suplan con dinero público lo que sus cargadores privados se niegan a pagarles.

Este mensaje nunca se expresa y por eso quienes están ganando la batalla de la huelga son sus clientes. Su éxito se hizo carne cuando el portavoz de los huelguistas manifestaba la semana pasada que “nosotros no tenemos que hablar con las empresas sino con el Gobierno” y que “la solución pasa por un descuento en precio del gasóleo”.

Este hombre, agobiado por su situación, ha comprado la mentira de que “no te puedo pagar más, búscate la vida y pídele dinero a Sánchez”. Engañado o auto engañado, que da lo mismo, señalaba como “migajas y propinas” las ayudas públicas, temeroso de asignarle esos mismos calificativos, bien merecidos, a la miseria que le pagan sus clientes. 

Bonificar el litro de gasoil no mejorará el precio al que cobra los portes, pero sí desviará la atención el asunto hacia el Gobierno o hacia los impuestos, lo que permitirá a sus contratadores seguir actuando en la sombra sin que nadie se fije en sus abusos.

Tal vez la ayuda que necesitan los camioneros sí venga del Gobierno, pero no facilitándoles dinero público sino poder real para enfrentarse a sus verdaderos adversarios, que temen que se prohíba comprar el servicio a pérdidas, como hace la muy reciente Ley de la cadena alimentaria pero, sobre todo, que temen ser visibles.

lunes, 21 de marzo de 2022

No entiendo lo del CIS

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Siempre me asombra lo que sucede con las encuestas del CIS. Cuando se publica una aparecen tres tipos de personas: Los que no tenemos ni idea de sociología pero nos gustaría aprender algo, los que tampoco tienen idea pero ni les importa ni lo necesitan para ir por ahí dando lecciones de barra de bar (o de portada) y los únicos interesantes: los sociólogos profesionales, que suelen criticar también con gran dureza el trabajo de Tezanos “el infame”.

Mis pocos conocimientos sobre el tema me alcanzan para saber que lo caro de una encuesta es el trabajo de campo, lo de ir por ahí buscando gentes a quienes preguntar. Luego viene lo que no dudo que será difícil, pero mucho más barato, que es revisar las respuestas, diseccionarlas, compararlas, aplicarles la experiencia de cada profesional y sacar conclusiones. Lo que se llama con ignominia “la cocina”.

Es a esa “cocina” del CIS a la que se dirigen siempre los dardos, los tiros y aun los misiles mediáticos y políticos. Nunca se critican los datos mismos sino la interpretación que el centro público hace de ellos.

Sin embargo, los profesionales de la investigación sociológica no ignoran que los datos con los que el CIS hace su “cocina” son públicos y accesibles. Que se los pueden descargar y con las respuestas originales establecer sus propias interpretaciones que estarían libres de los sesgos ideológicos que atribuyen al gurú.

No entiendo que se usen los datos públicos del Banco de España, del INE, de la seguridad Social, del SEPE… que para eso están, pero no los del CIS. Nunca he visto una interpretación “libre” de los datos del CIS a cargo de alguno de esos profesionales que abominan del chef Tezanos. Insisto, no entiendo por qué. 

He mirado algunas encuestas de las últimas elecciones en que se pudo verificar el resultado final, que son las de Castilla y León y no me parece para tanto escándalo. 





lunes, 14 de marzo de 2022

El PP pacta con su escisión

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En la derecha española siempre hubo un sector al que la democracia le resultaba como mínimo incómoda. En el inicio de la Transición ese segmento era bien visible y notorio. Hablaban claro, acostumbrados a la libertad de expresión que siempre habían disfrutado (y que habían negado a los demás) y se les entendía todo fenomenal.

Estaban furiosamente en contra de que España fuese un Estado autonómico. No ocultaban su inquina contra Juan Carlos I, el Rey traidor. No les gustaba nada la laicidad del Estado, ni el divorcio, ni la reforma fiscal y unos votaron la Constitución con la nariz tapada mientras otros la rechazaron.

Afortunadamente el esfuerzo de los derechistas más inteligentes fue integrando a aquellos sectores ultras en la corriente de una democracia que se iba construyendo, lo que no fue mal servicio a España. El éxito fue tal que hasta hubo una refundación que dio a luz un partido de derechas normal, que incluso integró la palabra liberal en su ideario.

La cosa funcionó durante mucho tiempo. Pero la debilidad que supuso para el PP la pérdida del poder en 2018, junto con la efervescencia de partidos nacional-populistas en Europa y los EEUU, hizo que para esos sectores, siempre renuentes a la democracia, empezase a resultar mucho más atractivo estar fuera de la casa común de la derecha, diciendo abiertamente lo que siempre pensaron, que resignarse a estar arropados, pero callados, dentro de ella. 

Y así ha sido que no es que haya aparecido ahora una extrema derecha nueva en España, sino que un sector que siempre estuvo vivo dentro del partido “de orden”, ahora está en la calle, con su propio logo, sus mensajes y sus exitosas papeletas de voto. Con ellos es con quien han pactado Mañueco, y antes Bonilla y Ayuso; con los que hasta ayer eran de los suyos, aunque ni ellos ni nadie imaginaba que fueran tantos.

viernes, 4 de marzo de 2022

Ucrania y nuestro espejismo

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Es sabido que en cualquier guerra la primera víctima es siempre la verdad. La que tenemos en Ucrania no es una excepción. Saber lo que realmente está pasando allí es muy difícil para cualquiera.

Todos entendemos la dificultad de estar informados para los ciudadanos de la Rusia controlada por Putin. Es obvio que cuando hay una censura estricta y general conocer la verdad se hace imposible. Tan claro como que la ignorancia de su población es el objetivo mismo de un tirano que está utilizando las herramientas clásicas de desinformación, perfectamente visibles para quienes estamos fuera de su poder, pero muy eficaces hacia los rusos, prisioneros de su cárcel informativa.

Más complicado es entender que nosotros también estamos sometidos a una desinformación más sutil, pero desinformación al fin. Desde luego que no son situaciones equiparables porque aquí disponemos de una libertad de prensa que los idiotas desprecian y que en Rusia ha muerto, pero nuestro acceso a la información real también está mediatizado. Por un lado, por la lógica dificultad de obtener datos fiables en medio de la confusión de cualquier guerra, pero por otro lado por una irreprimible tendencia de nuestros medios a trasladarnos un relato heroico y sentimental que nos pegue a las pantallas, mostrando un pueblo ciertamente valiente y resistente que se defiende contra el abuso. El presidente Zelenski está aprovechando esa ventana de visibilidad que otros líderes agredidos nunca tuvieron y ojalá eso le salve la vida, pero en algún momento habrá que contar con el incomodísimo pero muy probable final de que Ucrania sea fagocitada por Rusia, como lo fueron Georgia o Crimea. Todos deseamos que no sea así, pero si ocurre no debería pillarnos enganchados al brillante espejismo y a su correlativa decepción, sino preparados anímicamente para los tiempos que vendrán después, que serán largos y difíciles. Pase lo que pase, eso seguro que es verdad.


lunes, 28 de febrero de 2022

Sobredosis de momentos históricos

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Me gusta la historia, pero en los libros: los clásicos latinos, de los que nos diferenciamos tan poco; el medievo, apasionante pero estúpidamente despreciado o la Ilustración, con sus grandes descubrimientos científicos y geográficos que ampliaron la mente y achicaron el mundo.

Me tocó vivir la muerte de Franco (nos dieron libre) y la Transición que hoy se desprecia hablando del “régimen del 78” como si hubiera habido uno mejor. He visto en directo dos golpes de Estado, uno en el Congreso y otro en el Capitolio.

He vivido el final de terrorismo vasco pero padecí demasiado cerca todo el horror que vino antes de aquella rueda de prensa de hace una ya década (en efecto, no fue ayer por la tarde). Las torres gemelas las vi caer en la tele de un bar de Bilbao y los trenes de Atocha reventados en otra de una ciudad del sur de Francia.

Recuerdo algunas guerras, no todas. La de Vietnam la escuchaba de chaval en “el parte” antes de verla en Apocalipse Now. No olvido la de antigua Yugoslavia y los horrores inimaginables que nos relataron. Recuerdo también los pozos de Irak ardiendo y el hundimiento del General Belgrano con cientos de soldados argentinos muertos en el mar helado de las Malvinas.

Después de miles de años tranquilo, va un volcán y erupciona. Hoy todavía salgo con mascarilla por culpa de una maldita pandemia que cambió el planeta entero y ahora resulta que voy a asistir, espantado, a otra guerra en Europa, muy cerca de Chernóbil, en la que se puede jugar con armas nucleares.

Estoy cansado de vivir tantos momentos históricos. Preferiría quedarme con el día (histórico solo para mí) en que mandé mi primer correo electrónico o aquel en el que un amigo me mandó un mensaje que apareció mágica y sorprendentemente en mi Nokia.

Supongo que no me puedo quejar, comparando con lo que vivieron mis padres y mis abuelos, pero siento que tengo sobredosis de historia. Que ya está bien.





lunes, 21 de febrero de 2022

El extraño caso extremeño

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En medio de una bronca política permanente, que estos días vive un episodio especialmente vergonzoso con la erupción explosiva del volcán de odios y e inquinas dentro del PP, cuando la opinión pública ya toma como normal que lo que importe en política sea cualquier cosa menos la vida y las necesidades de los ciudadanos resulta que, en Extremadura, políticos y ciudadanos de dos municipios separados por siglos, y por 4 km, han decidido en referéndum que van a unirse para ser un solo pueblo. Bueno, una ciudad, la tercera en población de la Comunidad a partir de ahora.

La cosa es tan asombrosa que hasta encargaron un estudio a la Universidad de Extremadura sobre la viabilidad económica de la fusión ¿cuándo se ha visto que la fría razón analizada por una institución académica se imponga a la cálida identidad del clan propio? Ni nombre tienen para la nueva ciudad y hasta para eso han llamado a expertos cronistas, a la Universidad (qué manía) y a la pérfida Real Academia Española. ¡Una locura!

Pero, agárrense que hay más: los dos alcaldes que decidieron impulsar la iniciativa han acordado que ninguno de ellos será alcalde del nuevo municipio. Increíble, una auténtica rareza política: gente honrada renunciando al cargo solo porque piensen que es mejor para sus vecinos. Prodigioso, una utopía, un oasis de cordura en medio del desierto de esa contienda constante que nos asola. 

Si resulta asombroso en general, más lo es -se lo aseguro- para los vascos de mi generación, que hemos visto escindirse municipios pequeños en otros menores aún, apelando a “la libertad de los pueblos” y que hemos llegado a sospechar si la escalera de vecindad no sería el auténtico “marco autónomo de la lucha de clases”.

Estos extremeños están resultando gente tan razonable y cabal que al final se van a merecer que les pongan un tren ¿verdad…pariente?




lunes, 14 de febrero de 2022

¿Por qué fallan tanto las previsiones?

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El resultado de las elecciones en Castilla y León en nada se parece al que tenía previsto inicialmente Mañueco cuando se avino a convocarlas. Cierto que sondeos posteriores ya fueron avisando de cómo iba cambiando la cosa, pero los iniciales, los que despertaron el entusiasmo táctico de los populares, se equivocaron notablemente. 

En Portugal el partido de Antonio Costa obtuvo en enero mayoría absoluta mientras todas las encuestas preveían un empate técnico. No fue un error pequeño. En España ninguna encuesta supo adelantar tampoco el excelente resultado de Vox en Andalucía o el bombazo de Ayuso en Madrid.

Si piensa usted que la razón es que todos son unos sinvergüenzas manipuladores no siga leyendo y quédese con su confortable certeza, no quiero incomodarle. Pero es que no pasa solo en el ámbito electoral, siempre tan cargado de adrenalina y cortisol, sino que el error se extiende a otros estudios a partir de los que se construyen muchas decisiones importantes.

El Banco Central Europeo insistía en enero en que los altos tipos de interés se debían a causas transitorias. Ahora resulta que la inflación, que decían coyuntural ha sorprendido a todos y ya nadie promete nada. Nuestro Banco de España avisaba ante la anterior subida del SMI de una pérdida de 100.000 empleos. Afortunadamente se equivocó y el paro bajó en 800.000 personas en 2021.

No es una buena noticia que nuestros expertos nos tengan tan ciegos, porque sus estudios son herramientas muy valiosas y, por lo que se ve, empiezan a dar signos de desgaste. Puede que todo esté cambiando a tal velocidad que les sobrepase pero algo habrá que hacer para que nuestros sistemas de exploración de la realidad no presenten errores tan constantes y tan graves. Tantos datos como circulan por ahí de nosotros ¿por qué no se usan para algo más que para vendernos cosas? De momento el INE acaba de eliminar los reproductores de DVD del listado de productos que sirve para calcular el IPC. La pregunta es ¿qué hacían ahí a estas alturas?




lunes, 7 de febrero de 2022

Ya no se puede contar con el Congreso

 Tiempo de lectura 1:45 min


Por fin se alcanzó la cumbre de la ineptitud culpable que la política ha venido adoptando desde 2011. Muerto el odiado y ya olvidado bipartidismo, la nueva política que iba a traer transversalidad y frescura lo que ha traído han sido trincheras y desfachatez.

El tema más importante de toda la legislatura, el primer acuerdo en 30 años entre empresarios y trabajadores, vinculado a los fondos europeos que necesitamos como el comer, salió adelante en una votación que da mucha vergüenza ajena. Se trataba de convalidar el enorme esfuerzo hecho por una parte de la sociedad civil a la que la propia Constitución reconoce como agente básico de la democracia (Art. 37), pero no. No fueron capaces de entender que el jueves tocaba reconocer que no toda la política la hacen ellos. 

El purismo inmaculado de unos, los intereses tácticos de otros, la venenosísima idea de ilegitimidad del contrario y el olvido deliberado de que hay una sociedad civil ahí fuera se juntaron para vergüenza de quienes solemos seguir las cosas de la política. De ser cierto que hubo una jugada oculta por debajo del escaño con los diputados de UPN, el espectáculo vergonzoso de la votación quedaría completado con una nueva indignidad de truhanes.

Lo peor del resultado final es que ya sabemos que no podemos contar con el Congreso, porque allí les importa sobre todo su espectáculo, no nuestra vida. Lo han demostrado. El objetivo único de cada declaración y de cada voto es alimentar su adicción por la bronca y para eso todo les vale, todo menos escuchar y atender lo que la ciudadanía necesita. Por eso hasta convocan las elecciones cuando creen que les conviene a ellos, no a nosotros. Y todo lo hacen sin disimulo alguno, como quien ha olvidado para qué estaba ahí. Va a ser eso.



miércoles, 19 de enero de 2022

Invierno laboral y demográfico

Tiempo de lectura 1:22 min


No sé bien a qué viene tanta sorpresa por la baja natalidad en Euskadi, que no es sino la consecuencia de decisiones tomadas en atención a las ventajas que supuestamente nos iban a reportar.

Tener un mercado laboral precario, con sueldos muy bajos, que excluye toda confianza en mantener el empleo, para quienes lo tienen, no es algo así como una inevitable consecuencia de la rotación del planeta sino el resultado de la estrategia consciente que adoptamos para ser más competitivos (entendido casi siempre como más baratos) y así adaptarnos a un mundo globalizado.

Que los jóvenes, que son los que pueden tener hijos, sean a la vez los más perjudicados por esa situación de aseguramiento de la precariedad no podía llevarnos a otro destino que al que hemos llegado ahora. Sin esperanza de un futuro mínimamente estable es absurdo para cualquier persona razonable tomar decisiones y compromisos a largo plazo. 

Dos crisis seguidas han afianzado en la población en edad fértil la certidumbre de que la cosa no va a cambiar en los próximos años, o tal vez nunca, de forma que se empieza por no comprar coches (para alarma de nuestra querida industria) y de ahí queda solo a un paso la decisión de no cargar con una familia que les restaría, sobre todo a las mujeres, competitividad personal en un mercado laboral que no solo es precario, sino también exigente.

Mordor político

 Tiempo de lectura 1:09 min


No se puede hablar de clima político. La política no es ya un clima sino un tren de constantes tormentas que se sustituyen una a otra, cuando no se solapan. No caben claros entre nubarrón y nubarrón, de forma que cada fin del mundo semanal es sustituido por el siguiente mientras esperamos el Apocalipsis de este mes. Todo en medio de una niebla que inunda las redes y demasiados medios. 

Hace unos días la presidenta de la agencia EFE, Gabriela Cañas, abogaba públicamente por lograr una alianza de los medios con las grandes plataformas para acabar con las 'fake news' y los bulos. Tiempo y esfuerzo perdidos.

Deberíamos entender que, del mismo modo que no se puede achicar la niebla con cubos, no es posible desmentir el ambiente que generan los bulos, las noticias fakes, los titulares envenenados y las noticias de odio. No lograrán formar una realidad alternativa (salvo para los muy cafeteros), pero lo que sí consiguen es crear un entorno público desabrido, plomizo e incómodo, que nos genera el cabreo de vivir constantemente en Mordor y que fundamentalmente logra que nos sea imposible ver nada más allá de lo inmediato. Como con la niebla de verdad.