viernes, 28 de diciembre de 2012

Políticos y bicis


Las muertes de Victor Cabedo e Iñaki Lejarreta han puesto de nuevo de actualidad los accidentes de ciclistas. Así hemos sabido que en España en 9 años la siniestralidad en bicicleta bajó nada menos que un 39 por ciento. Pese a todo, en 2010 murieron 67 ciclistas. Demasiados, por supuesto, pero muchos menos de los más de 100 anuales que fallecían en los noventa. 

El caso de Lejarreta ha tenido gran impacto y hasta hubo una multitudinaria manifestación de bicicletas en homenaje al corredor y en justa defensa de los derechos de los ciclistas. Se ha reivindicado mayor respeto hacia quienes nos movemos en bici y se ha apuntado ¿como no? a la responsabilidad de "la clase política”. Parece que, al fin, los políticos nos resultasen al menos tan incómodos como útiles. De otra forma ¿cómo hubiéramos conseguido soslayar que los ciclistas también somos conductores (el 85% de los siniestrados tiene carnet) y que por fuerza entre los manifestantes tenía que haber muchos que algunas veces, o muchas, han pensado antes en su propia prisa que en el ciclista que les retardaba? Tal vez para no reconocer esa inquietante realidad es por lo que en seguida se apuntó hacia tan cómodos culpables ajenos.

A riesgo de ser impopular diré que la solución a este problema no va a venir de la Ley, del control o del castigo que se imponga sino que la traerá nuestro propio comportamiento.

Soy peatón, ciclista urbano, motero, conductor y viajero de transporte público, lo soy todo. Depende del día y como yo, millones de personas. Lo malo es que demasiadas veces supeditamos los derechos de los demás al vehículo que utilizamos en ese instante: queremos coches lentos cuando vamos en bici pero que no haya ciclistas que nos hagan esperar cuando conducimos. Queremos carreteras libres para apurar las trazadas en la moto (o incluso en la bici) pero despotricamos contra los moteros cuando éstos nos "achuchan" en las carreteras secundarias. Tampoco faltan ciclistas que protestan airados cuando un peatón (el débil) les obliga a frenar a ellos (los fuertes) en un carril bici urbano, con limitación a 10 km/h y obligación de timbre. Me alegra poder decir que no estoy entre esos.

A más ciclistas, menos accidentes. Cuando la bicicleta se consolida como un elemento más de la movilidad la velocidad de los coches tiende a ser menor y los accidentes disminuyen. O sea que lo que obra el milagro de la civilidad es la costumbre y nuestra propia actitud cotidiana, no nuestra policía.

Seguiré pateando mi ciudad, usando la bici, la moto o el coche pero pensando siempre que tengo los mismos derechos que los demás, sea al volante, pedaleando, asido al puño de mi “burra” o gastando la suela de mis zapatos. Respetar la ley pero también la cortesía es la vía que conviene tomar siempre, mucho mejor esa que descargar sobre otros nuestra propia responsabilidad como ciudadanos.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Triste época

Foto Diario de Navarra

La mitad de los inmigrantes que viven en Euskadi tiene entre 25 y 44 años, por tanto son personas jóvenes, normalmente sanas y obviamente dinámicas, puesto que asumieron riesgos al abandonar alguno de los 160 países de los que provienen. Al ser jóvenes y sanos utilizan los servicios de salud menos que los autóctonos, entre los que hay más gente mayor.

Se estima que en la época de bonanza pagaron en toda España al año unos 5000 millones de euros en impuestos y en torno a 3000 millones ahora que la crisis está expulsando a muchos de ellos. Es decir que pagan más que de sobra la atención sanitaria y los servicios sociales que ocasionalmente utilizan, con todo derecho.

Son datos de un estudio del Gobierno Vasco publicado el año pasado pero aún de plena actualidad y desmienten a quienes dicen que los inmigrantes son caros para nuestros servicios públicos y que abusan de ellos. Todo lo contrario.

Si no hubiera tantas personas inmigrantes necesitaríamos un sistema de atención pública muchísimo mayor y también más caro porque nos faltaría la ayuda de tantas mujeres y también el IVA que ellas mismas pagan cada vez que compran algo. Eso sin olvidar que la posibilidad de trabajar de muchas mujeres autóctonas depende de sus asistentas domésticas. No es un asunto solo de mujeres pero son ellas las principales protagonistas en ambos lados de esa importantísima realidad.

En 2011 eran un 6,6% de la población vasca, la inmensa mayoría está en situación legal (el 77%). Sin embargo los aborígenes tendemos a pensar que son el triple de los que realmente son y que su situación es de generalizada ilegalidad. Cosas ambas que no son ciertas.

Cuando los empleos se pierden, van a la calle como los demás, tal vez antes. Tienen menos red de apoyo familiar, claro está, y suelen acogerse a ayudas públicas, pero no se instalan en ellas a largo plazo. Los datos apuntan a que quienes así lo hacen suelen ser habitualmente ciudadanos de aquí de toda la vida.

Dicen que tener prejuicios es estar absolutamente seguro de algo que se ignora y las personas inmigrantes suelen ser víctimas de esa actitud así que hoy he querido repasar unos pocos datos para que usted se forme la opinión que quiera pero con algo más de información.

Se atribuye a Albert Einstein la frase "¡Triste época la nuestra! en la que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Puede que la atribución sea falsa pero la frase es muy acertada.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Millonarios nacionales



Corre por la red un vídeo de un conocido empresario y millonario norteamericano, Nick Hanauer, que contrasta vivamente con el discurso al que nos quieren acostumbrar aquí. Hanauer dice en su charla que “la gente rica, como yo, no crea empleo” que lo hace “la retroalimentación entre clientes y negocios”. Y dice, además, cosas como que “subir impuestos a los ricos es lo mejor para la clase media, para los pobres y también para los ricos”. Es muy interesante el vídeo, véanlo. Está también aquí.

No sé si los millonarios vienen con denominación de origen como pasa con los vinos, pero lo que es claro es que los grandes empresarios típicos de aquí no se parecen en nada a este señor. Estamos ahora siguiendo en los medios las andanzas de Díaz Ferrán y sus colegas, de sus trampas, de los pagos a políticos “cojonudos”, de sus evasiones fiscales, del uso de influencias públicas para hacer negocios privados, etc.

Y lo peor es que este señor no era un empresario más, sino que ha sido mucho tiempo el presidente de los empresarios de España, que le eligieron y le reeligieron para el cargo. Demasiados de su misma calaña hemos tenido y sus nombres le vendrán a usted a la mente fácilmente.

Hasta la asociación de empresarios de Euskadi CONFEBASK ha salido al paso para defender el buen nombre de sus miembros y denunciar el “injusto menoscabo” para su imagen que supone este caso.

Seguro que tienen razón, nunca he sido partidario del “todos son iguales”: ni para los empresarios, ni para los políticos, ni para los periodistas, ni para los hombres, ni para las mujeres tampoco, así que no tengo duda de que en España habrá empresarios que se parecerán mucho más a Hanauer que a Díaz Ferrán, como en Estados Unidos los habrá sinvergüenzas como éste, pero a uno le tienta pensar que los países tienen las dificultades que sus sociedades se merecen. Que, por ejemplo, allí donde los ricos respetan la Ley y piensan más a largo plazo, les va a todos mejor, incluso a ellos mismos. Y que, por el contrario, allí donde están dispuestos a todo para quedarse con todo y para conseguirlo ahora, el precio que se paga es enorme, y no me refiero a su encarcelamiento -claro- sino al futuro de un país entero y a su confianza en sí mismo. De entrada la confianza de los mercados en nosotros ya ha vuelto a caer, pero dicen que es por Italia y por su gran millonario nacional: Berlusconi. Eso será.

Publicado en Danok Bizkaia el 14 de diciembre de 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Decepciones

Cotillas. Maite Benet

La cosa prometía. Unas chicas y algún chico mayores de edad pero jóvenes se habían hecho fotos “subidas de tono” (así lo decía la prensa). Y luego -castigo del destino por procaces- tales fotos habían acabado corriendo sin tasa en las redes sociales. Naturalmente que tan inmensa difusión resultaba reprobable pero, ya se sabe…el morbillo, las masas que diría Ortega…Además, al fin y al cabo el pecado del mirón anónimo resultaba venial en comparación con el cometido por los y las exhibicionistas.

Enseguida saltaron las alarmas. Los responsables universitarios, el Gobierno y la ertzaintza, se alarmaron, desmintieron, investigaron. La prensa y los medios se ocuparon con profusión y hasta surgió espontánea una manifestación de solidaridad con el derecho a la intimidad de aquellas chicas y chicos que nadie conocía directamente pero que todos tenían alguien cercano que los conocía de fijo.

Parecía que se quería llegar hasta el final y así ha sido. Todo era mentira, no hubo tales estudiantes atrevidos, todo era un montaje jugoso y atractivo, pero falso. El final ha resultado ser que esta sociedad tan moderna, tan descreída, tan tecnológicamente avanzada como nos gusta creernos, es igual de cotilla, ingenua, crédula y frágil que las de nuestras abuelos y bisabuelas, solo que entonces los bulos crecían más lentos.

Pero las ganas de creer en el pecado ajeno son hoy las mismas. La bola que crece imparable en cada boca-oreja, igual. La confidencia privada que no sale de Eurasia, idéntica. Solo la tecnología ha cambiado, pero para acelerar el proceso e incrementar, de paso, el bochorno social.

Como en todos los bulos de éxito, una vez pinchados queda ahora la incómoda sensación de tener que regresar avergonzados desde allí donde se llegó. Cuesta renunciar a aquello tan sabroso que se dio por cierto y más aún asumir el ridículo. Así que no crean, la cosa coleará y no les quepa duda de que se guardará más tiempo en la memoria la mentira estupenda que el humillante desmentido.

Me llegan malas noticias sobre Islandia, donde parece que los banqueros y políticos no están en la cárcel, como se decía, los bancos no han sido salvados pero por falta de dinero y no de ganas, la Constitución sigue congelada donde estaba y se comenta que el humorista que ganó la alcaldía de la capital empieza a perder la gracia.

Pero no tengo hoy ni más papel ni más ganas de causarles nuevas decepciones a ustedes, así que lo dejo ahí.

Publicado en Danok Bizkaia el 5 de diciembre de 2012