lunes, 25 de mayo de 2015

Lo peor de todo es que será verdad

Foto EFE

Aparte de que pronto tendremos nuevo alcalde hay más noticias en Bilbao, como que el año que viene seremos sede del Campeonato Mundial Juvenil de Bádminton.

El bádminton lo conocemos todos. ¿A quién no le regalaron de niño las dos raquetas y el volador que estrenamos un día de playa y arrinconamos ese mismo día al volver a casa? Fue muchos años después cuando supimos que aquello incluso tenía un nombre. Pues eso.

Reunida en China, en la ciudad de Dongguan, la Federación Mundial de ese deporte designó a nuestra villa como sede de la competición, en dura pelea con Yogyakarta, en Indonesia que, no obstante, ha conseguido acoger el campeonato en 2017, por lo que aquí paz y después gloria.

La estrategia de atracción de eventos desplegada por nuestros responsables municipales se apunta así un nuevo tanto, esta vez con una actividad que suena bastante exótica, lo mismo que nos suenan también los propios nombres de Dongguan (8 millones de habitantes) y Yogyakarta, capital de una región con 3 millones de almas. A la vista de tales cifras, y la de 200 millones de practicantes que dicen que tiene ese deporte, tal vez los exóticos seamos nosotros, los escasos 2,1 millones de vascos, arracimados y mal avenidos en un pequeño territorio que se asoma al mar Cantábrico.

El torneo nos traerá mil participantes de cincuenta países, dicen que doce mil pernoctaciones y unos ingresos aproximados de millón y medio de euros para los servicios, la hostelería y el comercio de la ciudad. Además, los asiáticos parece que no solo no arrinconaron nunca las raquetas sino que tienen una gran afición, de forma que los partidos se emitirán en directo en China. Excelente promoción para Bilbao en mercados lejanos pero enormes. Un éxito sin la menor duda.

Lo chusco de este asunto ha sido saber que la primer ciudad vasca a la que se dirigieron los responsables para proponerle el asunto fue San Sebastián, cuyas instituciones -dicen- acogieron con “frialdad” la propuesta, pese a ser la única capital de Euskadi en la que el bádminton se practica con cierto fundamento. Y leo por ahí que la razón de tanto desapego fue que en la competición está previsto que participe la selección Española.

Con toda lógica el sector turístico donostiarra ha considerado algo “inaudito” que su Ayuntamiento y Diputación despreciasen un evento tan importante. A mí lo que me asombra es que el motivo del rechazo sea tan pacato y que los motivos de la secta se pongan tan sin pudor por encima de la conveniencia evidente de la ciudad. Pero lo peor de todo es que no me resulta en absoluto increíble; asombroso y desconcertante sí, pero increíble no.

Así que no me queda más remedio que darle algo de razón a Teo Uriarte, uno de los condenados en el Proceso de Burgos que hace unos días declaraba en una entrevista que “Euskadi ha llegado políticamente a donde se merece, a la mediocridad más estúpida”, mejor no generalizar pero algo de eso sí que hay.

lunes, 18 de mayo de 2015

Yo, siempre con los buenos

La diligencia. John Ford

Recuerdo que cuando éramos niños y nos sentábamos a ver una película ya empezada, lo primero era preguntar “¿quiénes son los buenos?” Una vez informados, ya estábamos por entero preparados para seguir el hilo de la narración, cuyo final nunca defraudaba.

En Bilbao también se está desarrollando estos días una interesante película en torno al comercio local. El éxito de la ciudad y su notoriedad internacional, de la que en general estamos tan orgullosos, está atrayendo a importantes inversores en el ramo inmobiliario y comercial, que dicen que Bilbao es uno de los mercados con “mayor potencial” de España. ¡Albricias!

Compañías de moda se pelean por comprar edificios completos y el run run de estas informaciones hace pensar que los motores económicos más punteros rugen ya en la parrilla de salida a la espera de que se apaguen las luces rojas de la crisis.

Supongo que se trata de buenas noticias para la ciudad, pero de lo que estoy bien seguro es de que son estupendas para los propietarios de locales comerciales en las zonas más céntricas (entre los que lamento profundamente no encontrarme) que están oyendo hablar de inminentes y espectaculares incrementos en los precios de los alquileres, fruto de una demanda intensísima.

En este contexto no resulta extraño que los propietarios de locales en nuestro también muy comercial Casco Viejo, también se estén “animando” y, aunque no lleguen a la estratosfera económica del Ensanche y la “milla de oro”, también quieran ampliar su parte del pastel. Así lo ha denunciado estos días la plataforma Alde Zaharra Bizirik, que defiende a los comerciantes de nuestra parte vieja preocupados por los súbitos incrementos en las nuevas rentas de los locales que ocupan. Dicen, con razón, que el Casco Viejo puede perder su carácter tradicional en favor de las mismas grandes cadenas de franquicias y reclaman medidas al Ayuntamiento que salga de las urnas el próximo domingo.

Los “caseros” no han hablado pero me imagino que pensarán también ¿por qué tengo yo que cobrar menos de lo que vale mi local en el mercado? ¿Acaso mi inquilino cobra los pinchos más baratos para hacer del Casco Viejo un lugar más tradicional?

El peligro de que las Siete Calles se conviertan en otro centro comercial al uso, con las mismas marcas, los mismos maniquíes y los mismos bocadillos que en los demás es real pero la solución no es ni fácil ni obvia. No solo no lo es sino que tiene que ver mucho con la política.

Podemos dejar que la corriente de la oferta y la demanda siga su curso sin trabas, y que sea lo que el mercado quiera. Podemos reglamentar con normas y prohibiciones exhaustivas lo que cada cual puede hacer con su local o su comercio, y que sea los que los jueces digan al final, o podemos enfrentarnos a un dilema complejo y difícil, como todos los que tiene que ver con la acción política.

Nos hemos acostumbrado tanto a la política de titulares y no a la de soluciones, a que se defiendan a muerte los más altos e inamovibles principios, a que todo el mundo esté siempre inequívocamente de parte de “los buenos”, que nos cuesta mucho bajar al vil acuerdo, a la vergonzante negociación y a la incomodísima complejidad que presentan siempre los problemas reales.

Paradójicamente remontar la crisis, con todas las enormes dificultades que nos está suponiendo, puede resultar en el Casco Viejo más fácil que responder a aquella pregunta infantil de “¿quiénes son los buenos?”.

Publicado en eldiarionorte.es el 18 de mayo de 2015

lunes, 11 de mayo de 2015

TAV. En picos, palas y azadones, cien millones

La monumental estación de Canfranc, en su tiempo la segunda
más grande de Europa, cerrada desde 1970.
Hoy recibe algunos trenes regionales desde Zaragoza. 
En picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo, cien millones de ducados, en limosnas para que frailes y monjas rezasen por los soldados del Rey caídos, ciento cincuenta mil, en guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de los cadáveres… en reponer las campanas rotas de tanto repicar a victoria… y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del Rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados.

Las cuentas del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, suelen ponerse como ejemplo de chulería, mala administración y de un reprochable poco cuidado en el gasto por parte de quien administra dinero ajeno, auténtico “pecado nefando” de nuestros días.

A mí, por el contrario, me gusta la actitud a contrapelo de aquel militar que con un ejército menor que el de sus enemigos, peor abastecido y armado, fue capaz de vencer a quienes recibían de sus monarcas suministros mucho más generosos. Pero lo más admirable fue su valentía de decirle al soberano a la cara lo que sus economistas no sabían o -peor- no se les había ocurrido calcular: el valor del Reino de Nápoles.

Algo parecido está pasando ahora con el Tren de Alta Velocidad, al que no le han faltado nunca detractores. Estos días hemos sabido que a ellos se han sumado destacados economistas que, como es su obligación, hacen las cuentas y las previsiones a largo plazo y apuntan cosas que, al menos a mí, me resultan incomprensibles como por ejemplo que las líneas del AVE nunca serán rentables. Siempre me pregunto ¿rentables en comparación con qué?

Los economistas de Fernando el Católico no respondieron a la pregunta de cuánto valía el reino recién ganado y los de hoy se dejan también muchas preguntas sin responder. Ahí van algunas. Ojo que, tal y como dicen hacer ellos, las formulo pensando a largo plazo:
  • ¿Y si el que hoy llamamos TAV dentro de unos años es simplemente “el tren” porque nadie aceptará entonces tiempos de viaje más largos? ¿Cuál sería el precio de no tener tren?
  • El transporte aéreo es ahora excelente y bien barato, lo que hace dudar de la conveniencia del tren ¿alguien puede asegurarme que siempre será sostenible un transporte aéreo tan barato? 
  • Cuando se habla de retorno económico ¿Por qué nadie hace la cuenta entre el retorno económico por uso (que es cero) y los costos de construcción, ampliación y mantenimiento de las autovías? ¿No será que nos gusta mucho conducir?
  • Hablando de autopistas y autovías, tan caras ellas (en el sentido de queridas y demandadas) ¿No generan el mismo efecto túnel con el que se señala acusadoramente al tren? Yo aún recuerdo los viajes de 7 horas y pico a Madrid, tan largos que te daban para el amaiketako de morcilla en Burgos y el cordero en Sepúlveda o Aranda. Es una pena pero yo ya casi no paro, y no consumo ¿y usted?
  • Ya metidos en este oscuro y maléfico efecto túnel que comparten el AVE y las autopistas, se denuncia la injusticia de que las zonas no servidas por el AVE quedarán fuera de la dinámica económica y, por tanto, empobrecidas. Ciertamente. ¿Queremos formar parte de ellas?
Me alegro de que se hagan cuentas y que se hagan bien. Los propios economistas reconocen que hacer previsiones siempre es difícil, “sobre todo si se refieren al futuro”, así que agradezco el esfuerzo pero cuando las decisiones tienen tanta trascendencia, y sobre todo cuando se dice pensar a largo plazo, me gustaría que también se incluyesen en las cuentas conceptos como los que planteo.

Estoy muy dispuesto a ser convencido pero, por favor, no nos olvidemos una vez más de incluir “el valor del Reino de Nápoles” (en este caso todo lo que el tren comporta). Porque es seguro que a quien no le salió nada rentable la guerra y en particular la batalla del río Garellano (un nombre tan bilbaíno) fue a los franceses, que la perdieron.

Publicado en eldiarionorte.es el 11 de mayo de 2015

jueves, 7 de mayo de 2015

A portagayola

Foto realizada por Manu Fernández. El Correo

Antonio Fernández Casado es un señor de Bilbao experto en hostelería, a la que siempre ha aportado conocimiento, dinamismo y valor añadido. En tiempos, su activísimo trabajo en uno de los más clásicos hoteles de la ciudad llegó a convertirlo en sorprendente centro de la vida social. Vamos que lo de Antonio ha sido siempre un no parar.

El año pasado aceptó hacerse cargo de la Presidencia del “Club Cocherito”, que es uno de los 2 clubes 2 que los amantes de la tauromaquia tienen en Bilbao, y muy antiguo además.

Recuerdo que la noticia de su llegada a la presidencia me hizo pensar algo así como “seguro que a partir de ahora sabremos más de ese club, ¡bueno es Antonio!”. Ya empezamos a saber. De entrada 6 candidatos 6 para las próximas elecciones fueron convocados esta semana a un debate sobre los toros. Algunos mandaron a buenos gregarios pero todos los grupos políticos comparecieron. Allí estuvieron el socialista Alfonso Gil, Luis Eguiluz, del PP, Andoni Rekagorri, por el PNV, Rodrigo Vilallonga, de Vox, Helena Gartzia, de Bildu y Asun Merinero que es candidata de Podemos.

Ahora que toda actividad pública que se presuma polémica es evitada o preparada con todo cuidado y la mayor de las prevenciones -que no hay papel de fumar bastante en los estancos de la villa- le pega todo a Antonio afrontar este debate a portagayola, con seriedad pero sin asomo de miedo.

Una vez en el ruedo público, los intervinientes mansearon en torno a aspectos económicos como el importante impacto de las corridas generales de agosto para la hostelería bilbaína y a las primeras de cambio escapaban buscando el cómodo olivo del relevo generacional de la fiesta o de la composición más o menos adecuada de la Junta Administrativa de Vista Alegre, tal y como era de esperar del frágil encaste que presentan nuestros políticos de ahora.

La faena discurría sin entrar al trapo de la auténtica brega para la que habían sido convocados y que presentaba el indudable peligro de que una palabra mal colocada supusiera alguna banderilla de castigo por parte de un sector u otro de un electorado respetable pero siempre frágil.

Un político de raza es el que resulta capaz de transmitir un criterio moral firme y claro, que sirva a sus electores e incluso a sus adversarios para adivinar por sus hechuras la que será su reacción ante el castigo que sin duda encontrará cuando se haga cargo de las responsabilidades a las que quiere acceder.

Quien pretendiera tal cosa pinchó en hueso. Los intervinientes salieron corretones y evitaron manifestarse con rotundidad, salvo para cargar la suerte contra la representante de Bildu, que trataba de armonizar su rotunda postura contraria a las corridas de toros, así en general, con el mantenimiento y apoyo local a la fiesta en algunas localidades guipuzcoanas de gran tradición taurina en las que su partido gobierna.

Como la corrupción y sus derivados no puede faltar nunca, no ya en un debate político sino incluso cuando se entrevista a un actor o a una folclórica (y si no fíjense en las secciones de ocio y TV) la lidia pronto derivó hacia el abuso de las entradas de la feria por parte de los concejales, que las reciben en razón de su cargo, y de si se debe o no destinar dinero público a actividades lúdicas que al fin resultan privadas, por más que supongan brillo y animación para la ciudad. Un debate que a mí me resulta tan interesante que me gustaría que se realizase no en el Club Cocherito sino en el campo de San Mamés. Lo digo para que quepamos todos y todas.

Finalmente, viendo que irrumpían en el debate las violencias (término que tomo prestado de la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del Gobierno Vasco) el Presidente optó por el aviso, dando por terminado el festejo.

Silencio.

Publicado en eldiarionorte.es el 27 de abril de 2015