lunes, 25 de abril de 2022

La pequeña dimisión

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Puede que hayan leído algo sobre “la Gran Dimisión” que en los Estados Unidos llaman The Great Resignation, por la que 40 millones de trabajadores han decidido dejar de trabajar, poniendo en aprietos a las empresas que no encuentran sustitutos. No es casualidad que la mayoría de ellos fueran en empleos precarios y mal pagados. Por eso una solución que apuntó el Presidente Joe Biden fue “pay them more” (páguenles más).

La semana pasada conocimos por un informe de la empresa de trabajo temporal Randstad que en España tenemos 109.000 empleos sin cubrir, faltan tecnólogos, sanitarios, analistas, pero también camareros, fresadores, encofradores, carpinteros, gruistas, camioneros, etc. El presidente de la patronal CEPYME se quejaba de ello y nos avisaba, con razón, de que esa carencia de trabajadores “ralentiza la recuperación y pone en peligro el tejido productivo”. La Confederación Nacional de la Construcción (CNC), por su parte, dice que en los próximos años precisará de 700.000 trabajadores, y apunta que pagan de media “un 30% por encima del salario mínimo”.

Que un sector con alta siniestralidad y físicamente duro pueda presumir de pagar 1.300 euros brutos, incluida la antigüedad, da una idea de cómo estarán los demás y que una Empresa de Trabajo Temporal, que son el paradigma del deterioro y la precarización del empleo, se asuste ahora de las consecuencias de ello me resultó sonrojante cuando lo leí.

Es posible que, en efecto, las empresas no puedan pagar más porque también son víctimas de esta locura, pero entonces todos tendremos que asumir que años de escasa remuneración y enorme inseguridad ha derivado, por fin, en que muchísimos trabajos ya solo son esfuerzo sin esperanza lo que, desde luego, no anima a nadie a formarse y sí a pensar que tal vez mejor sobrevivir, bien o mal, con todo tu tiempo disponible que trabajar con la lengua fuera para sobrevivir solo un poco mejor.

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