Cuando se hablan lenguajes diferentes es imposible entenderse. El de la Ley y el de la calle son lenguajes diferentes, por más que utilicen las mismas palabras y los mismos conceptos. Por eso tratar de explicar con lenguaje jurídico las decisiones relativas al caso de La Manada es inútil, porque las palabras no significan lo mismo y la exigencia de castigo de una sociedad justamente indignada nada tiene que ver con lo que diga ninguna Ley.
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