viernes, 5 de julio de 2024

Fenómenos PIMTI (Promesas Imposibles Mantenidas en el Tiempo)

 Tiempo de lectura: 4:30 min


Los fenómenos PIMTI
comparten estas fases

Impulsado por una importante obra prevista en el entorno de mi casa, he reverdecido algunas experiencias vividas a lo largo de mi vida profesional con un tipo de obras públicas de especial complejidad. Las he llamado Promesas Imposibles Mantenidas en el Tiempo (PIMTI) y hasta les he puesto siglas, como hacen los anglosajones.

Estas son las 10 fases que creo que describen la evolución de este tipo de fenómenos:

Fase 1.- LA PROMESA
Ante un problema real y complejo se hace una promesa de solución radical pero imposible por su enorme dificultad. Por supuesto se lanza sin estudiar ni las consecuencias ni el costo, basándose casi únicamente en el deseo de agradar a quienes la escuchan.

Fase 2.- LA ILUSIÓN
Los afectados, lógicamente satisfechos con tan atractiva promesa, convierten paulatinamente la solución prometida no en la mejor posible sino en la única aceptable, cerrándose a cualquier otra que, por más simple, podría resultar plausible pero que será presentada como una rendición humillante.

Fase 3.- EL ABANDONO
La enorme complejidad de lo prometido, junto con la escasa seriedad con la que se propuso en su momento hace que el proyecto pronto sea aparcado indefinidamente en las prioridades públicas, no así en la memoria de los afectados.

Fase 4.- EL RECUERDO
Periódicamente el recuerdo de la promesa incumplida reaparece en el cuerpo social con virulencia creciente a medida que pasan los años (o las décadas) y con resentimiento hacia las administraciones que no han avanzado en su ejecución y contra las que se ejerce presión. Esta fase puede tener oleadas de mayor o menor intensidad.

Fase 5.- LA REVISIÓN
En algún momento de especial sensibilidad electoral o de mayor presión, los responsables públicos retoman el proyecto con algo más de seriedad y compromiso, poniendo en marcha nuevos estudios que descubren, solo entonces, el nivel real de dificultad que nunca se había valorado correctamente.

Fase 6.- LAS ALTERNATIVAS
Comprobada la desmesura de la promesa original se plantean otras soluciones técnicas alternativas más asequibles, rápidas y, en ocasiones, también válidas a la hora de solucionar el problema original. Sin embargo, la resistencia a cualquier modificación sobre la promesa original, que ya quedó instalada en la fase 2 (la Ilusión) se habrá ido solidificando definitivamente a lo largo del mucho tiempo transcurrido, por lo que cualquier alternativa causa un rechazo tan intenso que deviene ya imposible.

Fase 7.- EL INICIO
Sin otra posibilidad, el proyecto original termina iniciándose por fin con un presupuesto mucho mayor que el que con tanta alegría y tan escasa profundidad se le atribuyó en la fase 1, pero, eso sí, ahora con un callado convencimiento por parte de los responsables de la obra de que el costo y el tiempo de ejecución superarán de lejos las previsiones con las que se inicia.

Fase 8.- LA EJECUCIÓN
La satisfacción porque finalmente la obra comience refuerza el convencimiento vecinal de haber logrado una victoria colectiva que pronto queda eclipsada por las molestias inevitables que causa la obra en el entorno inmediato, por la casi segura prolongación de los trabajos mucho más allá del tiempo prometido y, en menor medida, por el forzoso incremento de los costes.

Fase 9.- LA CULMINACIÓN
Cuando, por fin, la obra concluye, el cansancio y las dificultades sufridas por los vecinos impiden que ese momento sea visto como de alegría sino más bien como el final de un agotador viacrucis que todos hubieran querido haber terminado muchísimo antes. El premio que los responsables políticos imaginaron que recibirían no suele hacerse efectivo porque la indignación por el abandono inicial y por las posteriores dificultades, retrasos y molestias son demasiado recientes e intensas.

Fase 10.- EL USO REAL
Suele ocurrir que los vecinos que reciben la obra son la generación siguiente a la que la impulsó en su origen y que, por tanto, la propia sociedad ha cambiado, de manera que el uso de los nuevos espacios resulta imprevisible y tanto puede ser un éxito (incluso mayor que el esperado) como un fracaso, al no responder ya a las necesidades y usos del momento que pueden ser muy diferentes a los del tiempo que se pensó aquella promesa tan largamente retrasada. 

Le invito a, si conoce algún caso parecido, juegue a detectar en cuál de las fases se encuentra, sospecho que todos los fenómenos PIMTI las comparten.