miércoles, 22 de abril de 2009

Monte Mirugain



El sábado un grupo de amigos subimos al monte Mirugain, muy cerca de Ochandiano, el pueblo de mi abuelo. Es un paraje de postal, típico de esta tierra. Entre hayas centenarias el camino nos llevó hasta una cumbre en la que el 4 de abril de 1937 murieron más de 350 milicianos y gudaris defendiendo el gobierno legítimo de España y, sobre todo, defendiendo la libertad.

Fue una excursión campestre, alegre como todas, en la que no faltaron la bota de vino y los bocadillos de tortilla, pero también fue un homenaje sincero y sentido a aquellos hombres que perdieron su vida en unas trincheras cuyas marcas aún son visibles a pocos metros de la cumbre.

Mientras los niños jugaban y reían en aquellas zanjas que un día fueron lugares de muerte, Toni, que es un manantial de entusiasmo y de pasión, nos contó a todos cómo fue la batalla: nos hablo de los batallones Salsamendi, Meabe 1, Rebelión de la Sal, Fermín Galán y Loyola. Nos contó cómo otros españoles cercaron a estos y del triste desenlace final. Terminó diciendo “nos pasaron por encima pero hemos regresado”. Así lo dijo. Como si en lugar de hablarnos a nosotros, lo hiciese a quienes allí murieron agarrados a su fusil. Y en aquel mismo momento sentí una punzada de emoción en el pecho y en los ojos.

Al final me quedé con la imagen de la alegría de los niños, que correteaban a nuestro alrededor y a los que nosotros sí hemos podido entregar el mundo más justo y más libre que aquellos soldados soñaron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, por ser hombre, por darte cuenta y por hacer esta reflesión...
Idoia de Durango.

dicky del hoyo dijo...

Hola Carlos, me gustó compartir un rato contigo en el curso de verano. Si tienes un rato, te sugiero que veas un vídeo que está muy relacionado con el contenido de tu post. Abrazos

http://turanzas.wordpress.com/2008/07/28/julian-del-hoyo-nino-de-la-guerra-in-memoriam/