domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Fin de la garantía?

El malecón se ve bajo el agua. Foto MARM

Un viejo amigo arquitecto me dijo una vez que los romanos eran los peores ingenieros del mundo. Probaba su afirmación apelando a la extremada longevidad de sus construcciones y a su capacidad de soportar usos que jamás pudieron siquiera imaginar sus constructores, como por ejemplo el paso de camiones de motor y gran tonelaje. Le parecía a mi amigo que hacer algo capaz de soportar lo imaginable y también lo inimaginable no era una demostración de eficiencia. Y posiblemente tenía razón.

Pero Esteban hacía esta afirmación con ánimo provocador y no ignoraba que los latinos trabajaban pensando que su mundo duraría para siempre. Cayo Julio Lacer, maestro constructor del puente ahora llamado de Alcántara, en plena Vía de la Plata extremeña, dejó escrito en su obra: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI (El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo).

Hoy leo que en la maravillosa villa de Lekeitio tienen problemas con el malecón de Lazunarri, construido para proteger la zona portuaria de la acumulación de los sedimentos que arrastra el río Lea en su desembocadura. El malecón es un muro submarino que une la costa con la isla de Garraitz. En marea baja muchos lo hemos recorrido andando para llegar a la isla y muchísimos han descubierto sorprendidos que cuando el agua sube no hay más remedio que nadar para volver.

Todo sería normal si no fuese porque también he leído que ese malecón cuya rotura está creando ahora problemas a la flota pesquera fue construido nada menos que en el siglo XVIII.

Me llama la atención que hoy, quienes vivimos tantos años depreciemos el valor de lo que hacemos y lo consideremos tan provisional mientras que hombres y mujeres cuya esperanza de vida era de pocas décadas viviesen como si su mundo fuera a ser eterno. Y así construían las cosas, no solo los romanos. Tal vez Obelix se equivocaba y los locos seamos nosotros

Recomiendo el excelente documental “Obsolescencia programada. Comprar, tirar, comprar”. ¿Tendrá la crisis algo que ver también con esto?

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