La voz de los nacionalistas es prácticamente la única que se escucha. Su intensa y larga estrategia de hacerse con todos los resortes del poder y de la comunicación ha logrado que su discurso sea el único aceptable en la calle.
En mi artículo de esta semana hablo de los catalanes a quienes ahora todo el mundo apela pero a los que se ha tenido siempre olvidados. Puedes seguir leyéndolo
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