Seguimos empeñados en convertir simples reveses en inaceptables causas de honor, algo que queda muy de Fuenteovejuna, pero que no nos lleva a ningún sitio.
En mi artículo de esta semana en VozPópuli señalo el absurdo de que así como, por muchos problemas que tengan, nunca dudamos de las democracias que nos rodean, a la mínima contrariedad damos la nuestra por fallida. Puedes leerlo aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario