Convertir en una noticia extraordinaria que se hagan públicos los ingresos y patrimonios de los políticos y altos cargos no sirve a la transparencia sino que, en realidad, solo alimenta la sospecha pública de su indignidad.
Por mucho que se hagan gráficos y comparaciones, salvo que se sepa que hay un lucro ilegítimo detrás (y entonces hay que decirlo), sigue sin ser noticia que un político tenga más o menos dinero que otro. El paparazzismo económico no se diferencia en nada del original.
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