martes, 15 de enero de 2019

Política de extrema irritación

Los mensajes ya no se crean para ser leídos sino simplemente reenviados. Y, por supuesto, jamás para ser recordados más allá de unas pocas horas. Expulsados los profesionales de la información que podrían rechistar o repreguntar, ha decaído casi cualquier atisbo de prudencia, contraste y reflexión, sustituidos ahora por el grito incondicional de apoyo a “los míos”.

El hooliganismo político militante y el destierro de periodistas que valoraban y enriquecían la información, ha promovido esta política de alto voltaje y extrema banalidad.



En mi artículo de esta semana en VozPópuli hablo de cómo la enorme extensión mediática y en redes de la polémica política ha traído más espectáculo pero menos respuestas. Puedes leerlo aquí.

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