Al saber que Twitter, Facebook, Instagram, YouTube y otras redes cancelaron, por fin, las cuentas de Donald Trump es difícil evitar la sospecha de si no estarán preservando a su principal activo, a su primer pura sangre mundial, hasta que pase la tormenta política. Trump genera un tráfico inmenso y, “qui prodest”, las redes viven del tráfico.
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