martes, 15 de octubre de 2024

Qué pasará el día que Txapote salga

 Tiempo de lectura: 3 min


Un día las campanadas de la Puerta del Sol anunciarán la llegada del año 2031, en que el asesino García Gaztelu saldrá definitivamente a la calle, con toda su condena cumplida.

Finalmente, el preso de ETA García Gaztelu, famoso tanto por sus asesinatos como por la utilización electoral que otros hicieron de su apodo, “Txapote”, no se beneficiará de la trasposición de la directiva europea que obliga a contar como cumplido el tiempo que pasaron los presos, etarras o no, en cárceles extranjeras.

Lo cierto es que al tipo le daba igual porque a él ya se le aplicó en 2014 ese recuento de los años cumplidos en Francia que algunos han querido hacer pasar por una supuesta reducción de penas. Fue por un auto dictado por la Audiencia Nacional, basado en la misma directiva ahora traspasada a la Ley española. Los jueces determinaron en aquel momento que permanecerá en prisión hasta 2031 y así va a ser. El silencio mediático de entonces -gobernaba Rajoy- cuando la noticia sí era cierta, contrasta desmesuradamente con el estruendo que se ha montado estos días, cuando resulta falsa.

El sistema penal de la democracia tiene como objetivo la reinserción del delincuente en la sociedad. No siempre se consigue, por supuesto que no, pero eso no invalida que el preso salga de la cárcel cuando haya cumplido su condena; la máxima posible en este caso.

Es conocido que García Gaztelu no ha cambiado de opinión. Sus simpatías siguen del lado del terrorismo nacionalista vasco y dudo que si no ha evolucionado en 23 años de prisión vaya a hacerlo en los próximos 7. Es decir, que no solo tendrá derecho a salir en libertad, sino que podrá seguir pensando lo mismo que cuando ejercía de asesino y sintiendo que tenía razón e hizo bien en matar.

Por mucho que dure una sentencia es evidente que, al menos en una democracia, antes o después un asesino pisará las calles que sus víctimas no pueden. Sin duda esto es muy tremendo y doloroso, pero es la ley que nos hemos dado. La que nos hace moralmente superiores a él.

El tiempo corre y un día las campanadas de la Puerta del Sol anunciarán la llegada del año 2031, en que el asesino García Gaztelu saldrá definitivamente a la calle, con toda su condena cumplida.

No nos queda mucho por hacer para que tiremos la democracia a la basura de la demagogia, la exageración y la mentira así que prefiero pensar que en ese tiempo los españoles habremos sido capaces de corregir el rumbo y alejarnos del ruido y del odio feroz al adversario/enemigo y que ese día la salida a la calle de un preso sea una más, como las que se producen todos los días, un trámite legal en estricto cumplimiento de lo que la ley dice.

Sin embargo, visto el nivel de escándalo montado estos días, se me hace cuesta arriba creer que no vayan a retornar entonces los discursos de alarma, los soponcios morales y las indignaciones mediáticas más aulladoras. Lo que no se me ocurre es cuál será el motivo que puedan esgrimir públicamente para el escándalo porque se haya cumplido la ley, aunque tampoco dudo de la gran imaginación y de la aún mayor desvergüenza de los que viven del odio y el grito, que seguro que algo inventarán. Salvo, por supuesto, que gobiernen, como pasó en 2014.

miércoles, 2 de octubre de 2024

El salario: “tralará tralará”

 Tiempo de lectura: 2:45 min


Foto: Filippo Monteforte/AFP
El pavor a mentar la bicha que más se teme: el sexo para las monjitas  y el salario para las empresas, a veces mueve al ridículo.

Mi difunta madre me contó cómo en su niñez las monjitas les enseñaban a recitar musicalmente los mandamientos y que cuando llegaban al sexto debían decir “el sexto: tralará tralará”. Lo recuerdo bien porque me moría de risa cuando me lo contó.

Era tal el pavor de aquellas religiosas a simplemente citar el pecado que más temían, que evitaban siquiera evocarlo en la mente de aquellas tiernas infantas, incluso al precio del ridículo que tanta gracia me haría a mí décadas después.

Algo parecido me pasa ahora, aunque no tenga ninguna gracia, cuando leo declaraciones de responsables empresariales sobre todas esas cosas adicionales al propio salario que las empresas deberían ofrecer si quieren mantener el talento y el compromiso de las personas jóvenes: propósitos éticos, compromiso social, responsabilidad medioambiental, comportamientos sostenibles, ambiente dinámico y estimulante, promoción personal, apoyo a acciones solidarias…la lista sería interminable.

Es sabido que en una frase en la que aparezca la palabra “pero” todo lo que figure antes de ella no tiene valor alguno y solo cuenta lo que hay detrás de ese pero: “no soy racista, pero…”, “estoy a favor de los derechos de las mujeres, pero…”, “necesitamos inmigrantes, pero…”, “las muchachas deben poder salir de noche como quieran, pero…”, “estoy a favor de limitar los coches en la ciudad, pero…”. Y, desde luego la frase: “Para retener el talento es importante que los jóvenes tengan salarios dignos, pero también buscan otras cosas como…” no es una excepción a la regla.

Más bien parece que el pavor a mentar la bicha que más se teme: el sexo para las monjitas de mi madre y el salario para las empresas, es lo que mueve a estos juegos semánticos que tratan de sepultar lo mollar bajo un montón de aspectos circunstanciales, con valor PERO secundarios y que así se desvíe la atención de lo que tanto se teme abordar. El salario.

Según en INE, el salario medio bruto anual en España es de 26.948,87, algo menos para las mujeres y algo más para los varones, PERO (de nuevo el famoso pero) tenemos un salario modal (el más frecuente) de en torno a los 18.500 euros al año, y otro (el siguiente en frecuencia) de 16.487 euros brutos.

Así que, si queremos entender lo que los jóvenes con talento buscan en su trabajo igual tendríamos que darle vuelta a la frase y decir que les gusta el buen ambiente, la responsabilidad social de la compañía, el crecimiento personal y el cuidado medioambiental PERO…que esperan salarios mayores, esos que hoy no tienen, para poder sustentar sus proyectos de vida, esos que hoy no pueden tener.

Eso, o aplicamos la divertida cantinela de las monjitas: El salario: tralará, tralará.

NOTA:
Días después de publicar este texto veo un interesante trabajo de El Diario.es en el que, a partir de datos de INE, se puede comparar de forma gráfica el salario concreto de cada uno y que da una visión general de la situación salarial en España muy rompedora.