lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Salir de la crisis?


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Últimamente cada vez que se oye o se lee acerca de alguna medida tomada por los poderes públicos su descripción va siempre acompañada por alguna frase o admonición acerca de que esta o aquella medida es “para salir de la crisis”. Por supuesto quienes piensan que se debería optar por medidas distintas o contrarias incluso a las propuestas, dicen que con esas medidas no saldremos de la crisis mientras que con las que ellos proponen sí lo haremos.

He buscado una imagen que me parece bien ilustrativa de lo que significan las medidas que se están adoptando, sea desde el Gobierno de España, desde el Gobierno Vasco, desde cualquier gobierno autonómico e incluso desde otros gobiernos europeos y hasta de los Estados Unidos. Es, como ven, la imagen de un chaleco salvavidas. Podremos discutir el tamaño, forma o idoneidad del chaleco, incluso si debemos dárselos primero a “las mujeres y los niños” de la economía o, por el contrario, a “los más preparados” pero tengamos claro que se ha hundido el barco de una economía desregulada ideal para quien quisiera ganar más y hacerlo antes. Se ha ido a pique el tiempo de la irresponsabilidad financiera, de las remuneraciones a directivos ajenas por completo a su capacidad de generar riqueza. Ha pinchado el globo de una especulación permanente en la que los precios siempre subirían y jamás bajarían (que era lo que decían en nuestros modélicos bancos a los solicitantes de hipotecas).

Insisto. El estilo económico que hoy hace un año se derrumbó con la simbólica quiebra de Lehman Brothers no va a volver. Se ha hecho mucho por ayudar a bancos y entidades financieras de todo el mundo. Ya llegará el día –espero- en que toque revisar si toda aquella inmensa ayuda de emergencia que todos pagamos era o no moralmente justa, aunque seguramente fuese estratégicamente imprescindible para evitar el colapso definitivo de la economía mundial. Ya veremos.

Algunos ganaron muchísimo dinero, otros bastante menos, la mayoría de la humanidad quedó, como siempre, al margen, y los Estados recaudaron -todo hay que decirlo- jugosos ingresos a todos los niveles, desde las haciendas estatales hasta los pequeños ayuntamientos.

Salvo una casta de "preparadísimos intocables" que demostró tener en su seno el mismo porcentaje de estúpidos, ineptos y codiciosos que cualquier otro colectivo humano pero mucho más dañinos en razón de su inmenso poder, no es fácil señalar culpables (por tranquilizador que sin duda resultaría). No fueron los trabajadores, ni las empresas productivas, ni tampoco las administraciones públicas las que generaron la crisis, pero conviene que seamos conscientes de que ningún gobierno está ahora en condiciones de reflotar el barco hundido si es eso lo que se entiende por “salir de crisis”.

De momento conviene que nos pongamos a construir con cuidado el barco al que nos subiremos la próxima vez y mientras tanto repartamos salvavidas. Es lo que se puede hacer.
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1 comentario:

faidit dijo...

Esta claro que la peor política es no hacer nada y que no existe ninguna formula científica e infalible para "salir de la crisis". También parece claro que todos y cada uno de nosotros hemos sido en parte culpables de lo que está pasando. Hemos vividos años buenos sin mirar más allá, disfrutando del momento. Pero es deber de un gobierno, y más cuando se dice progresista, velar por que el sistema funcione y en ningún caso delegar (más o menos conscientemente) la política económica en multinacionales y grandes entidades financieras. Desgraciadamente, los trabajadores vuelven a pagar los errores de los que han llenado sus bolsillos a manos llenas durante años (y en muchisimos casos, continuan haciéndolo).Espero que seamos capaces de aprender de nuestros errores.
Un saludo
P.D.: Ya te vi el domingo por Páganos, espero que lo disfrutases