domingo, 7 de marzo de 2010

Hace frío en Mondragón


Tiene razón el Lehendakari cuando dice que ETA "ya nunca va a condicionar el presente y el futuro" de los vascos. Sin duda tiene razón y lo que dice es, además, un gran alivio para la sociedad vasca. Pero esta mañana también le he escuchado otra cosa en la que no le doy menos razón, que Euskadi está llena de huecos, que hay uno cada pocos kilómetros, en cada lugar en donde le quitaron la vida a un vecino y que en la calle Navas de Tolosa está uno de esos huecos.

No condicionarán ya nuestro futuro pero han condicionado tanto y tan profundamente la vida en Euskadi que vamos a tardar mucho en rellenar esos huecos a los que se refería Patxi López. Solo la memoria y el tiempo -ambos- irán llenando las marcas que nos han dejado 40 años de fanatismo. Ya he escrito alguna vez en este blog que estoy convencido de que ese proceso no será nada fácil porque ejercer la memoria nos obligará a abrir puertas que se asoman a los sentimientos más fríos, oscuros e innobles de una sociedad que, sin embargo, tiene un alto concepto de sí misma.

Una vez acabada ETA siempre podremos confiar nuestra tranquilidad colectiva al tiempo y al olvido. Y algo de eso habrá, seguramente. Pero mientras escuchaba hoy a Sandra Carrasco, la hija de Isaías, he pensado que me moriría más tranquilo si los vascos fuésemos capaces de enfrentarnos a nuestros fantasmas: la vanidad colectiva, el miedo, la comodidad cobarde, el desprecio por quien se señala, el egoísmo de la opulencia.

Esta mañana hacía mucho frío en Arrasate (que es el nombre en euskera de la localidad). Espero que los vascos seamos capaces de llenar con calor y no con olvido todos esos huecos que nos han dejado tantas décadas de horror.

La foto es de la Agencia EFE.

1 comentario:

Manoli dijo...

Yo estaba allí, en medio del frío reinante, había calor, calidez ; al lado del dolor del recuerdo por Isaias, había sonrisas de afecto, de amistad, de reconocimiento, de decir:¿Tú también has venido ? Los compis de Bizcaia, los de Gipuzkoa los de Bilbo...era domingo y hacía frío, pero allí estabamos, para que no se olvide, arropándonos unos a otros , orgullosos porque cada vez somos más, y que se nos vea, que no tenemos miedo ni nos avergonzamos. Había gente aplaudiendo en las ventanas...en otro tiempo no muy lejano, las ventanas permanecían cerradas. Algo está cambiando, no ha sido en vano tanto dolor, tanto sufrimiento...tenemos derecho a la alegría, a la esperanza...hacía frío en Arrasate, pero no importaba...